miércoles, 24 de julio de 2013

Antes del anochecer (Before Midnight)


Richard Linklater sorprendió con Antes del amanecer (1995), una película que contaba una historia de amor que a muchos les hubiera gustado protagonizar: Céline (Julie Delpy), una joven francesa, se encuentra en un tren con el norteamericano Jesse (Ethan Hawke). Él viaja por Europa tras romper con su novia, ella va a ver a su abuela, que vive en Budapest. Jesse se siente atraído por Céline nada más verla y le propone bajarse en Viena y pasar una noche con él, cosa que ella acepta. Al amanecer, ella toma el tren para acudir a la cita con su abuela pero antes de despedirse se citan en la misma estación de Viena para seis meses después. La película jugaba con muchos convencionalismos (el primero de ellos, el enamoramiento a primera vista; el segundo, la mirada norteamericana de las grandes ciudades europeas) pero su éxito consistió en tratar la historia de amor de una manera poco habitual basada más en un permanente diálogo que intensifica el proceso de conocimiento mutuo de los dos jóvenes y dejar el final abierto. 

En la segunda entrega de esta historia de amor, Antes del atardecer (2004) se juega de forma muy inteligente con las sensaciones despertadas en los espectadores que necesitaban saber qué había sido de la pareja. Nueve años después, los jóvenes se reencuentran en París porque él acude a presentar el libro en el que cuenta aquella historia que surgió en un tren camino de Viena. Ella no pudo acudir a la cita porque se había muerto su abuela. Céline tiene novio y Jesse está casado con un hijo, pero la historia de amor vuelve a estallarles en las manos. Pasean París y terminan en el piso de ella y aunque él tiene que coger un avión, todo indica que no lo hará. Linklater vuelve a jugar con las mismas estrategias de la primera entrega: diálogo continuo, la ciudad de París como fondo y símbolo en donde se desarrolla la historia de amor y nuevo final abierto. Se añade un elemento nuevo muy interesante para la implicación de los dos actores protagonistas en el proyecto: ambos se convierten en coguionistas junto al director.

Esta tercera entrega, Antes del anocher (2013), reencontramos a Céline y Jesse, ambos con más de cuarenta años, y pronto salimos de dudas: el encuentro en París fue definitivo. Él se separó de su mujer y desde entonces han compartido su vida y han tenido dos gemelas. Se encuentran en Grecia pasando el verano gracias a la invitación de un escritor que les acoge en su casa. Jesse se ha convertido en un escritor consagrado gracias sobre todo a los dos libros en los que narra la historia de amor con Céline. Para todos, estas vacaciones en Grecia han constituido el mejor verano de su vida hasta el momento en el que Jesse plantea que quiere estar más cerca de su hijo y pasar más tiempo con él antes de que se haga mayor. Céline, que pretende progresar en su trabajo, no está dispuesta a mudarse a los Estados Unidos y estalla en continuos reproches que irán creciendo en intensidad ante la perplejidad de Jesse que no comprende bien lo que está pasando.

La tercera entrega -no sería raro que ante el éxito de público y crítica haya cuarta y hasta quinta- prolonga las claves de éxito de la serie: el diálogo continuo, el marco hermoso y simbólico de un nuevo lugar europeo y el final abierto. En este caso parece ser aún mayor la implicación en el guion de los actores protagonistas. Hay diferencias: el tono continuo de reproches provocado por el desgaste que supone la convivencia convierte la historia de amor en una historia de desencuentro. Me parece algo tópica la forma de tratar las diferencias: no veo a Céline como una mujer ama de casa convencional ni a Jesse como un marido y padre ausente.

Reconozco que la primera película de la serie me atrajo porque me pareció diferente a la manera en la que se trataba el tema en el cine; en la segunda no comprendí el entusiasmo de la crítica porque todo me pareció demasiado artificial y pretencioso, como si no solo el director sino hasta los mismos personajes parecían convencidos de vivir la mayor historia de amor del cine. Esta tercera entrega profundiza en estos aspectos negativos. Ni la forma en la que Jesse habla de literatura ni la manera en la que se dialoga sobre las relaciones de pareja me parecen creíbles. Todo es demasiado pretencioso, incluidos los largos planos secuencia y la caracterización de los papeles principales. Por otra parte, los personajes parecen haber evolucionado juntos pero sin haberse visto durante nueve años. Jesse se ha convertido en un perpetuo adolescente y Céline en un ama de casa que ha perdido el atractivo físico, la seguridad en sí misma y se reconoce no ser feliz.

Sin embargo, el juego de Linklater es interesante a pesar de todo: la historia de amor parece funcionar solo cuando ambos personajes no conviven y cuando lo hacen, por muy interesantes que nos parezcan sus vidas a los que los observamos cada nueve años, reproducen todos los errores en los que suelen caer las parejas menos atractivas. Quitando lo pretencioso de esta película y el afán del director por crear postales turísticas y mover la cámara para que alabemos su derroche técnico, este planteamiento sea lo más sugerente de la película. En eso pensaba yo al salir del cine, en las pocas parejas que conozco cuya realidad cotidiana coincide con la imagen que crean de ellas los que las conocen y las envidian. Y que si no es posible llegar, en el mundo actual, a una sana relación en la que el amor sobreviva a los problemas de intendencia cotidiana durante años. Reconozco que, dados los pocos casos que conozco entre los de mi generación, mi respuesta no fue muy optimista.

4 comentarios:

lichazul dijo...

como lo reseñas es interesante propuesta para ver toda la saga
incluidos los desencuentros , pues como en la vida misma, ocurren y se sobrellevan o se superan, todo depende del compromiso que tenga la pareja con esa relación

no existen recetas para que dos continúen caminando juntos en las emociones y vivencias, pero de algo que puedo estar segura, es que si ambos realmente se aman , sabrán encontrar el instante de encuentro y crecer

en esta sociedad donde los individualismos están exacerbados , donde la competencia y el éxito particular obnubila , el amor parece estar en retirada

pero el amor sobrevive en aquellos amantes comprometidos entre sí, más allá de los vaivenes materiales y sociales que les obstaculizan

claro que quedan pocos , pero aún quedan


besitos

Merche Pallarés dijo...

Interesante reseña de una saga que desconocía aunque me gustaría verla a pesar de sus puntos negativos... Besotes cinéfilos, M.

Myriam dijo...

No había visto ninguna de estas tres, ni ninguna otra de Linklater. Me las apunto aunque para "later", que justo ahora tengo mucho por delante y gracias por la reseña.

Besos

Paco Cuesta dijo...

El amor y el tren.¡Tan presentes en tantas vidas!
Un abrazo