martes, 19 de marzo de 2013

Una décima de segundo


Es curioso cómo se anula el tiempo en el andén de una vieja estación de provincias. En el fondo, sigue válida la metáfora del viaje. Ahora, los modernos trenes de velocidad alta nos depositan con la pulcritud fría y exacta de un cirujano en un futuro al que uno tiene la impresión de haber llegado antes de lo que conviene, una décima de segundo después de que nos hayamos ido a otra parte en la que tampoco nos esperan.

29 comentarios:

Anónimo dijo...

Preciosa entrada, me encanta visitar tu blog.
Un abrazo.

Rita.

Alimontero dijo...

Querido Maestro, una profunda reflexión que remueve....así te pones a veces, RE-MO-VE-DOR, a ver si reaccionamos...

Eres la hostia! ;-)

besos
Ali

Anónimo dijo...

¡¡que placer haberme encontrado con tu blog!!

un cordial saludo

lichazul dijo...

acá murió el tren
todo es un metrotren atestado de sardinas urbanas

besitos

María dijo...

Es una pena ver cómo esas estaciones están en el olvido, ya quedaron atrás, ni siquiera el tren les espera.

Un beso.

andandos dijo...

Casi todo va demasiado deprisa.

Un abrazo

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

No siempre es fácil encajar en el puzzle de la vida.
A veces no es cuestión de tiempo, sino de las piezas componentes o del diseño a completar.

Un abrazo

Anónimo dijo...

todo el romanticismo perdido en los railes con las despedidas.

LA ZARZAMORA dijo...

Pero por los raíles de la memoria, la velocidad se detiene con nombre de viejos recuerdos.
Y eso, no nos lo podrán quitar...

Besos, Pedro.

XuanRata dijo...

Esa estación con chimenea, persianas y antena para la tele es cualquier cosa menos una invitación al viaje: un lugar tal vez para vivir sin temor a perder ningún tren.

Un abrazo.

virgi dijo...

Me encantan los trenes y las estaciones. Y las abandonadas me traen historias a cientos.
Besos

Myriam dijo...

Por eso a la hora de elegir, me monto en mi escoba biónica y ultrasónica.

Besos

Merche Pallarés dijo...

Esas estaciones antiguas tienen mucha alma y mucha historia. Besotes ferroviarios, M.

Natàlia Tàrraco dijo...

Añoro el traqueteo cuando viajo ¿a ninguna parte? Las partes siempre son distintas. Besito.

José Núñez de Cela dijo...

El tiempo puede que viaje en trenes de alta velocidad, pero los relojes permanecen en las estaciones en las que no se detienen esas máquinas autopreñadas de velocidad.

Saludos!

São dijo...

Acabam de fechar a velha estação ferroviária aqui onde vivo e substuiram-na por uma igual a tantas outras...

Querido amigo, recebe um enorme abraço

Magui dijo...

Estas antigas estações representam o que se foi e hoje, niguém se lembra.

pancho dijo...

Siempre hay algo que hace parar los relojes porque se te queda grabado para siempre.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

¡Cuánta magia conservan esos andenes!..preciosa imagen y muy buena reflexión.
Un abrazo.

Isabel Barceló Chico dijo...

Se diría que hoy nada vale nada. Besos, querido amigo.

Joselu dijo...

Solo una vez he viajado en AVE entre Barcelona y Zaragoza un viaje que he hecho infinidad de veces en tren, en autobús, en coche. El trayecto me costó hora y cuarto. Salí desolado del tren. No podían haber reducido la duración del viaje a esa magnitud mínima. Me hicieron sentir triste. Creo que no volveré. No es sentimental. No tuve tiempo de nada.

Anónimo dijo...

Esas estaciones siempre serán el recuerdo de la juventud. En el pueblo donde veraneábamos había, en la misma estación, una pequeña taberna con patio y bajo los árboles tome mi primer porrón de cerveza, surgieron los primeros "tonteos" y las primeras locuras junto a la panda de verano.

Nunca he sentido que ningún tren me deje ni muy pronto ni demasiado tarde; todo depende de saber a tiempo, antes de tomar el tren, que vas a encontrar en la estación de destino.

Anónimo dijo...

Hemos perdido el tren
una mañana de abril
ahora, ajo y perejil,
en un solitario andén
Vuela el ave, ladra el can
y los que eran no están
no han estado y no estarán.


/CODECOLA

mojadopapel dijo...

Concedemos poca importancia a una décima de segundo y, sin embargo,en décimas de segundo dejas de existir, dos labios se besan, o pierdes un tren que ya no volverá a pasar.

matrioska_verde dijo...

estas estaciones "antiguas" son como tristes, al lado de las luces de neón de las modernas, que lo ciegan todo...

¿pero cuáles son más auténticas?

biquiños,

Paco Cuesta dijo...

Vivimos tiempo de urgencia que nos hace perder vida.
Un abrazo

Isabel dijo...

Creo que eres de los que ve el lado pesimista de las cosas casi siempre (sin ánimo de ofender, por favor) Aunque tienes razón muchas veces. El AVE se hizo porque: "llegamos siempre tarde donde nunca pasa nada. Besos Isabel

Estrella dijo...

Esta imagen me trae muchos recuerdos de los veranos de mi infancia. La estación del pueblo era el punto de llegada a la felicidad. El silbido agudo del tren, en mitad del silencio absoluto de la siesta, imposible aquí en la gran ciudad. Después, la partida, y mis tías acompañándonos a la estación, mojándonos la cara de besos y lágrimas a las pequeñas de la familia, y mis primas y nosotras riendo por no llorar.

La foto es preciosa y muy evocadora.

dafd dijo...

A lo mejor no hemos ganado tanto con esos trenes de velocidad alta.