jueves, 7 de febrero de 2013

Nuevos ámbitos, viejos hábitos y noticias de nuestras lecturas


Manuel se pasea, en Mala hierba, por nuevos ámbitos: espacios y personajes diferentes a los de La busca. Sin embargo, a pesar del mayor refinamiento, lo que sucede es lo mismo que en la primera entrega: escaso amor al trabajo diario y laborioso, inclinación a vivir de lo ajeno, hipocresía y engaños. Como en la primera novela, todos tienen su propia justificación a sus actos y nadie se siente responsable de su accidentado vivir. Desde el mismo Manuel, que se siente sin energías suficientes hasta los artistas bohemios con los que se relaciona. El único que parece desplegar actividad es Roberto, que ahora tiene varios empleos y sigue tras su soñada herencia.

A todos ellos el autor les depara una vida llena de altibajos que, sin embargo, no les lleva a procurarse una vida honesta y una forma más segura de ganarse la vida. Todo lo contrario: un artista bohemio quiere casarse para vivir de su mujer, una mujer de mundo juega siempre con la seducción pero arriesgando demasiado, etc.

Todo parece dar círculos en esta sociedad retratada por Baroja: círculos viciosos de los que nadie puede escapar y en los que los pocos momentos de plenitud son tan frágiles que el lector -estrategia moralizadora del autor que no interviene pero trabaja el argumento- se pregunta si merecen la pena. Mientras tanto, la mala hierba que suponen estos comportamientos, asfixia toda posibilidad de progreso real: bien sea individual, bien colectivo.

Noticias de nuestras lecturas

Mª Ángeles Merino da la clave de interpretación ideológica de esta segunda parte, a raíz del título de esta entrega. Imprescindible entrada para comprender la propuesta de Baroja.

Pancho ilustra y comenta con todo acierto la bohemia artística que conoce Manuel al comienzo de la segunda parte.

Gelu confecciona, como de costumbre, una vibrante antología de citas y música relacionada con el comienzo de Mala hierba.

7 comentarios:

lichazul dijo...

hace tiempo leí una novela llamada Mala Onda de A. Fuguet
puede parecer que nada tiene que ver este comentario, pero creo que la mala hierba y la mala onda se complementan

pues ambos autores a su modo y experiencia intentan mostrar ese mundo menos civilizado y políticamente incorrectos

besitos y me alegré un montón por verte en mi Panteón

hay que salir un rato por el pixel
:D

Merche Pallarés dijo...

Esta "Mala hierba" suena, para mi, más interesante que "La busca" por lo que cuentas tu y los colegas. Besotes barojianos, M.

Myriam dijo...

Algo que encuentro interesante en la Mala Hierba -además de todo lo que dices que es bien esencial- es el humor que Pio Baroja despliega en las acciones o dichos de algunos de sus personajes. Por ejemplo: La baronesa cubana, que es todo un personaje. Otro interesante es Horacio, su primo, que se debate entre sus orígenes africano-bereberes y su influencia inglesa baconiana. Horacio, hace una crítica mordaz de "la amoralidad española", según sus propias palabras, igualmente de su inpuntualidad, pero el pasaje en el que se pelea con Mingote en el cap 7mo de la Primera parte, destila mucho humorismo:

"Mingote se deshizo en insultos, sacó a relucir la madre de Horacio; entonces éste, olvidando a Lord Bacon, se sintió berebere, levantó el pie y dio con la punta de la bota en las nalgas de Mingote".

Besos

Paco Cuesta dijo...

Da la impresión que el sinuoso camino que Baroja hace seguir a Manuel no conduce a ninguna parte. Pero sí.

andandos dijo...

También me había fijado, como dice Myriam, en el humor que hay en esta otra novela, más que en la anterior, que salpica a menudo la acción. Han desaparecido las descripciones de paisajes, al desarrollarse en la ciudad. Cogolludo no me pareció tan feo y seco como dice la Baronesa, cuando estuve allí. Por otra parte Manuel sigue tan indolente como casi siempre, la corriente le arrastra. Aparece un músico, pero no entre los bohemios, al que Baroja no le ahorra el calificativo de "melenudo". Certero como siempre y al grano.

Un abrazo

Abejita de la Vega dijo...

Roberto es trabajador y solidario con Manuel; pero no empatiza, no se da cuenta de que Manuel lo tiene mucho más difícil, incluso si se sacudiera la abulia. El hijo de la Petra carece de formación y de alimentación adecuada, todo contribuye a la astenia y la apatía.

Esa sociedad circular lo conduce irremediablemente a una picaresca peor que la de los randas del cerrillo de San Blas. La mala hierba todo lo asfixia.
Veremos qué tal le va de obrero.

Gracias por tu comentario a mi entrada jardinera.

Besos, disfruta de estos días.

pancho dijo...

En este arranque de la novela sorprende la frenética actividad de Roberto. Debe ser una máquina traduciendo para traducir diez páginas antes de ponerse en marcha por la mañana. Tampoco se debía valorar mucho las traducciones, más o menos como ahora. Buena gente, que entrega la última peseta que le queda a quien tiene menos. Eso es compartir, nada de limosna. ¡Qué lección! Sobre todo a la vista del nido de pícaros que tiene alrededor. No digamos nada de ahora que todo se vuelven estafas al común y cuentas en Suiza. La honradez es moneda falsa en estos momentos, cotiza a la baja. Y la volvemos a poner en valor o esto se va por el sumidero.

Texto soberbio, lleno de simbolismo y paralelismo con la situación actual.