miércoles, 9 de enero de 2013

Corrupción, conseguidores y porcentajes

Según las listas más solventes, España es uno de los países democráticos más corruptos del mundo. No se trata de una corrupción evidente, de esa que ha llegado ya a la superficie del sistema y que percibe hasta el que menos presta atención: no hay que sobornar a un policía para que te quite la multa que te acaba de poner o para que no se la invente; no hay que pagar al guarda de una prisión para que te dé un jergón más limpio; no hay que dejar dinero en la mano del profesor para que mire con benevolencia el examen de tu hijo; no hay que dar dinero a un administrativo para que tu expediente salte unos puestos en la lista de espera; no hay que dar una propina al personal de un hospital para que te dé una medicina. Por suerte, la corrupción no ha llegado a la epidermis del sistema o aún no ha llegado. En esto, España es un ejemplo de buen funcionamiento: hay profesionalidad y buen criterio. Pero esto no significa que España no sea un país corrupto en el que la mayoría de las cosas grandes han funcionado con porcentajes y conseguidores. Hasta tal punto es así, que la corrupción más grave que existe entre los ciudadanos españoles -eso sí, extendida- es la de pagar y cobrar en negro, sin IVA, los servicios de los profesionales, desde un dentista hasta un fontanero. Esta costumbre parece no poder arrancarse del país y haberse instalado en los genes del español. Es posible que el ciudadano español actual sea el menos corrupto de la historia de este país, pero el sistema no ha seguido esta evolución en la misma progresión.

Los conseguidores son personajes típicos de la historia de España, los ha habido siempre, desde la corte de los Austrias. Se habla de que incluso Cervantes llegó a ser uno de ellos. Hoy también existen: algunos escándalos surgidos entorno a la figura del actual Monarca (desde hace décadas, no solo ahora) los han protagonizado este tipo de personajes, pero también otros en el entorno de los principales partidos políticos del país son debidos a personajes con más o menos glamour. Algunos, con ninguno, hasta pasarán a la historia por apelativos de taberna barojiana, como el Bigotes.

Los porcentajes estaban en boca de todos. España ha sido un rumor permanente sobre el porcentaje que debía dar tal o cual constructor para hacerse con un contrato y cómo se podía repartir eso entre el concejal de urbanismo de turno y el partido político al que pertenecía. Hasta el punto de que se juzgara por honesto al concejal que solo pedía porcentaje para el partido y no para él. Y como caso marciano el del político que rechazaba los regalos en especie que solían llegar a las casas de los que tenían responsabilidad en la toma de decisiones que implicaran un buen puñado de billetes, especialmente en Navidad. Algunos abetos parecían sucursales de los grandes almacenes más lujosos del país. En España se ha llegado a hablar de alcaldes que almacenaban el dinero en bolsas de basura, de Directores generales que se llevaban el metálico de libre disposición en bolsas de deporte. Todavía se recuerda la alusión que un político hizo del partido contrario, en sede parlamentaria, hablando del 3% mínimo de cada obra para que se adjudicara. No se le volvió a ocurrir hablar del tema, por supuesto. Fue un desliz. Pero seguro que todo esto no es más que rumores y no tiene nada de verdad.

La justicia ha sido lenta y poco eficaz. Por una parte, por la tradicional inercia de este poder fundamental de un Estado democrático, pero, por otra, porque no se le ha dotado nunca de medios eficaces y personal suficiente. Un proceso de corrupción es muy delicado y largo, lleno de tortuosos meandros y dificultades para probar los hechos y si a la justicia no se le dota de la suficiente capacidad de maniobra, lo tiene muy díficil.

Todo esto viene a cuento porque, por primera vez en España, un partido político, Unió, admite haberse financiado ilegalmente con fondos de la Unión Europea. No es la primera vez que un proceso judicial salpica a las estructuras de un partido español: todos los partidos políticos que han gobernando en España se han visto afectados y no solo con anécdotas locales sino con tramas que parecían instaladas en el mismo funcionamiento como organización. Aunque nunca se ha llegado a probar que se crearan estas tramas para financiar directamente al partido -siempre ha habido un cortafuegos que ha detenido el proceso en un momento determinado o solo se han detectado los casos más toscos en los que había un evidente intento de enriquecimiento personal superior a cualquier ánimo filantrópico de contribuir al bienestar del partido-, son tantos los casos que nadie puede aducir ceguera. Todo ello porque jamás se ha procurado en España una legislación lo suficientemente clara que pusiera negro sobre blanco la financiación de los partidos políticos, sus ingresos y, lo que debería preocuparnos más, sus deudas, aclarando a quiénes se debía el dinero y si este era perdonado o no pasando el tiempo.

Ni siquiera los ciudadanos que en su día a día son los menos corruptos de la historia de este país pueden aducir ceguera: han seguido votando, con insistencia, a los mismos políticos imputados, a las mismas estructuras de partidos que hacían agua por todas partes y llevaban al país a un gasto superior a sus fuerzas en obras faraónicas y ejercicios financieros disparatados cuyos efectos repercuten ahora donde jamás deberían repercutir, los servicios básicos de educación y sanidad. No son estos servicios los insostenibles: lo insostenible era la corrupción que se los ha llevado por delante. No sé si hemos aprendido la lección de que la fiesta, al final, hay que pagarla y que suelen hacerlo aquellos que no pueden escaparse a la hora de pedir la cuenta.

18 comentarios:

Myriam dijo...

Que triste que sea como dices; pero que bueno que arrojas luz sobre un tema tan espinoso como éste que está carcomiendo los cimientos de la Sociedad. La toma de conciencia, es el primer paso para generar un cambio.

Besos

Spaghetti dijo...

La corrupción del poder esta instalada en su seno desde que existe el poder, es casi inherente a él. Pero en España también se ha trasladado a todos los estratos de la sociedad, no solo en esquivar el IVA con el pretexto de la mala gestión de los impuestos ( pagar para que se lo den a los bancos y cosas zafias por el estilo)...sino que al criticar los casos más escandalosos se dice con la boca pequeña "yo en su lugar hubiera hecho lo mismo y no me habrían pillado"... querido Pedro, aunque quieras exculpar al pueblo, tu mismo lo has apuntado...la corrupción "se ha instalado en los genes del español", pero no ahora, hace siglos que la picaresca forma parte de la cultura popular española y eso crea desconfianza y sinvergüenzas por todas partes y hace que las cosas no funcionen.
Tan corruptos son los políticos como los que los votan sabiendo que lo son.
Lo de Unió es repugnante, máxime cuando lo robado eran fondos públicos para la formación de los parados y el colmo es que se declaren culpables para evitar la prisión.
Este destape descarado de la falta de honradez, de la lentitud de la justicia y sus fallos tendenciosos hacen que cada vez me sienta más lejos de mi querida España.

Merche Pallarés dijo...

Secundo lo que dice SPAGUETTI. No se puede añadir más... Besotes incorruptibles, M.

José Núñez de Cela dijo...

La corrupción es un iceberg. Ya se sabe, aquello de la punta y lo que en realidad esconde.
Lo que me asombra es la capacidad de aguante que mostramos.

Anónimo dijo...

Tengo los pelos como escarpias

Rita.

dafd dijo...

Tenemos un problema serio. Nuestra casta política está encumbrada en una especie de balsa de aceite a donde no llegan los tentáculos de la sociedad. Ellos se creen los buenos de la película y, para ellos, nosotros los ciudadanos somos ese malvado cefalópodo gigante que trata de hundirlos en el profundo piélago de los no privilegiados. Pero es que ellos están gestionándolo todo. Ellos tienen los recursos vía leyes, comisiones, reglamentos, BOE, etc. para seguir lucrándose a discreción.
Están saliendo ahora a la luz trapos sucios de la familia de un famoso político. Me parece muy bien. Pero, me pregunto, por qué no se revelan también los bajos fondos de todos los demás políticos, no solo de los de una región, sino de todas. Nosotros y solo nosotros, como paganos, estamos sosteniendo esos 3% de todos los gestores del país.
Y si sale algo a la justicia, pues que se tire a fondo. Que no se dilate en el tiempo su resolución. Realmente estoy ya bastante seguro de que no se merece mi confianza la actual casta dirigente.

lichazul dijo...

secundo lo de Spaguetti, la corrupción viene en el combo con el Poder , son inseparables siameses


besitos

pd... ningún país NINGUNO está libre de ello, puesto que los hombres hacen y deshacen a su conveniencia siempre, no porque se viva en la ciudad se deja de estar en la Jungla

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

¿"Tradicional inercia"? La Justicia siempre ha sido la cenicienta de los tres poderes del Estado.


Me alegro de leerte de nuevo.

Un abrazo.

andandos dijo...

Estoy de acuerdo contigo, y te agradezco que lo escribas y publiques, eso también.

Un abrazo

andandos dijo...

...seguimiento.

pancho dijo...

Estos políticos corruptos son la carcoma de la democracia por el peligro que representan para la sociedad en peligro de descomposición. Por experiencia sabemos que cuando se deja de creer en la democracia la gente le da por creer en cualquier cosa. Por eso es necesario que los mecanismos de control funcionen, caiga quien caiga, que siempre es mejor que el apaga y vámonos porque, por raro que parezca, aún necesitamos políticos cabales que tomen decisiones correctas, no estrafalarias, que añaden o inventan problemas en lugar de resolverlos, que es para lo que les pagamos su sueldo.

Este texto es un ejemplo de cómo se puede denunciar una situación insostenible razonando y yendo a la raíz de los conflictos, me encanta el tono.

Abejita de la Vega dijo...

Y seguimos con los mismos...

Edurne dijo...

Houston, Houston, tenemos un problemas, un serio problema!

Lo has dicho todo muy clarito, así que no me queda más que unirme a tus planteamientos y avergonzarme (ajenamente)!

Algún día saldrá un sol más limpio por algún lado, da igual que sea por Antequera...

Besos!
;)

Antonio Aguilera dijo...

Tenemos que aprender a ser ciudadanos comprometidos y participativos en lo Publico.
A ejercer la coercion ciudadana. Hemos hecho dejacion de nuestras funciones. Asi no salimos de esta. Asi de cabeza al abismo.
Extraordinario articulo, lo tomo para Espolon.

Antonio Aguilera dijo...

Tenemos que aprender a ser ciudadanos comprometidos y participativos en lo Publico.
A ejercer la coercion ciudadana. Hemos hecho dejacion de nuestras funciones. Asi no salimos de esta. Asi de cabeza al abismo.
Extraordinario articulo, lo tomo para Espolon.

virgi dijo...

Yo me alucino más cada día. Es realmene aluciante los casos que hay. En Canarias aún faltan por salir a la luz unos cuantos.
Besos

Señor De la Vega dijo...

Mi Señor Ojeda,
Lo más difícil como Usted bien sabe es abandonar los círculos viciosos.

Primero, crear verdadera conciencia política (en el sentido de ciudadano partícipe de lo público).

Segundo, abandonar la idea de que porque todos los partidos gobernantes fueron corruptos, no es posible acabar con la hidra; porque la regeneración en el PP y PSOE etc, no llegará nunca, si no se democratizan y extirpan sus gusanos, y eso solo puede ser un exigencia de sus bases, afiliados y votantes.

Tercero, con el voto no se trata de defender colores deportivos, sino de defender el deporte que nos permite estar en forma para jugar la vida comunitaria.

Cuarto, porque es posible crear partidos más honrosos (y no más casposos como UPyD,...)

Quinto, porque la corrupción se combate con ejemplo, y eso funciona en ambas direcciones, del político al ciudadano y del ciudadano hacia las instituciones.

Sexto, porque la justicia, no puede distinguir entre ricos y pobres, y debe ser implacable con los poderosos, porque debe ser proporcional en su castigo y no inversamente proporcional según la renta o clase.

Séptimo, sin el ejemplo de la corona, juzgada y al calabozo si es el caso, que nadie le pida al ladrón de gallinas que ejerza de honrado o que ofrezca sus huevos.

Octavo, porque se lo debemos a nuestros hijos e hijas y de algún modo a nuestros padres.

Suyo, Z+-----

matrioska_verde dijo...

opino lo mismo que muchos de los comentaristas anteriores: parece que la corrupción está en los genes porque todos nos zafamos de estoy y aquello, si tenemos oportunidad.

y admitido ésto hay que tener en cuenta que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, que dice el refrán...

pero ya tropezar más de dos veces es inadmisible.

y si votamos y votamos a los mismos corruptos una y otra vez, debemos hacérnoslo mirar.

biquiños,