jueves, 27 de diciembre de 2012

Un autor narrador que se oculta y noticias de nuestras lecturas


El recurso técnico más importante de cualquier narración es siempre la figura del narrador. No solo quién nos cuenta la historia sino cómo se relaciona con nosotros, los lectores. Y esta es una de las diferencias notables entre La busca tal y como se publicó en el folletín de El Globo y la versión en libro definitiva. Aquellos que hayáis manejado un texto en su versión definitiva en una edición no crítica no habréis leido la Introducción con la que arrancaba en el folletín y que luego suprimió Baroja para el libro. En ella se nos presenta un personaje, hijo de Silvestre Paradox, como autor de la novela. Su intención es, de forma burlesca, desvelar el verdadero origen de su familia por ciertas desavenencias con su tío, exministro (No hubiera impreso quizá estos apuntes si mi tío el ex ministro no me hubiese jugado una mala pasada, despidiéndome de su casa con el pretexto de que yo hacía el amor a su hija): destruir, desde dentro, la pretendida gloria familiar mostrando el origen humilde y todo el proceso de su ascenso.

Esta introducción es una verdadera joya metaliteraria que cuenta el proceso de escritura y su finalidad y gira entorno a varias claves: además de confesar su intención vengativa, quien se presenta como autor dice no saber escribir bien, hacerlo por no servir para otra cosa y estructurar la obra como proceso de retrato del ascenso social familiar que acompaña con cuadros vivos de la capital de España: En Madrid comenzaré por los golfos, y seguiré hacia arriba, pasando por el obrero, el comerciante pequeño, el comerciante grande, el trepador, hasta llegar al aristócrata. Es decir, actualizar la narrativa galdosiana enfocándola en la realidad contemporánea.

Entre los estudiosos hay quienes no consideran esta pieza introductoria como necesaria para comprender la novela y alaban el acierto de Baroja al suprimirla en su versión como libro. Evidentemente, la idea del autor al repensar la obra para imprimirla como libro había cambiado con respecto a su origen. No tanto la ideología del texto como su construcción literaria. Visto desde este punto de vista, la obra, al prescindir de esta Introducción en la que este fingido autor se presenta, cambia: ya no es un personaje quien nos cuenta la historia, un personaje con una intención personal de venganza, sino un autor que retrata una sociedad con más altas miras. El foco ha crecido y gana con ello. Pero en la Introducción suprimida hay una clave de lectura que conviene tener en cuenta: este proceso de ascenso que se refleja en la novela y su localización en Madrid es una lectura durísima de la España del momento, que crujía entre modernidad y miseria y en la que aun regían muchas de las normas de la picaresca y que no tendría remedio mientras no cambiara:

Un país de saldo, sí. España me da la impresión de un país que compra sus instituciones y su civilización en una prendería. España está a nuestra altura, compra ideas viejas como nosotros compramos capas usadas en casas de préstamos.

No se altere el lector: la fecha de este texto es 1903... 



Noticias de nuestras lecturas



Pancho comenta el inicio de la novela con tantos aciertos que es mejor ir a su entrada: acertado análisis de la forma de entender la posada tan llena de gente diversa que está siempre a la puerta o la ventana, unos encima de otros.

19 comentarios:

Gelu dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

¡Qué interesante la diferencia de lo publicado en 'El Globo' y en libro.
Hoy, día de Los santos inocentes, se cumple el 140 aniversario del nacimiento de Pío Baroja.

Gracias por la recomendación final, en cuanto a lo de no alterarnos...1903-2012.

Saludos.

dafd dijo...

Vaya joyita de introducción al folletín. Gracias por traérnosla.

Merche Pallarés dijo...

Yo hubiese dejado la introducción en el libro, le da un toque más de misterio social. Besotes literarios, M.

Txema dijo...


Querido profesor Ojeda, me complace leerte de nuevo, aunque haya sido yo el ausente por mucho tiempo.

Puede ser, y digo solo que puede, que Baroja creyera que la introdución restara fuerza de crítica social a la Busca. Eviventemente la venganza cobraba un primer plano que podría reducir la credibilidad genenral.

Recuerdo que, al leerlo, me pareció un libro que reflejaba con exactitud la España que dices. Lo imaginé entonces es que, tantos años después, esa España seguiría siendo la misma.

Un abrazo

José María Souza Costa dijo...

Hola, Professor Pedro

estoy acá, para desearte, un ano de 2013, de Salud, y, Paz.
Felicidad siempre y siempre.
Abrazos.

Abejita de la Vega dijo...

Creí que me daría tiempo a acabar la entrada de "La busca" para este jueves; pero me está costando más de lo que pensaba. La terminaré antes del próximo jueves...creo.

Una de nuestras amigas blogueras dijo que se la ha leído de un tirón, como una purga. Yo me la estoy tomando a cucharaditas, poquito a poco, para ir acostumbrándome a su áspero sabor. Y para ir degustando su lirismo, que lo tiene, qué duda cabe.

Dice Julio Caro que don Pío pensó hacer una obra de observación directa, a la que comparaba con una fotografía retocada. Lo que no sabemos en qué dirección iba el retoque, si más o menos dureza de la que la realidad de la gente pobre de Madrid le mostraba.

Es muy interesante esa introducción, descargando la responsabilidad en un narrador ficticio, a la manera cervantina. A saber qué ideas se le cruzaron a don Pío para eliminarla. En mi libro no viene.

Besos y feliz 2013.

Estrella dijo...

Con la introducción anterior la obra se quedaba en menos. Era más miserable. El simple retrato de una familia en un contexto histórico (hoy ese origen tan humilde del ministro ya no escandalizaría a nadie). Con el cambio, el foco crece, como bien dices. Fíjate, cien años después y España sigue casi tan igual que pone los pelos de punta. Pío Baroja se decidió por lo eterno en lugar de lo anecdótico. Claro, era Pío Baroja, sabía lo que hacía.

pancho dijo...

La novela está narrada en tercera persona, lo que en teoría le otorga una cierta sensación de alejamiento de lo que se narra; sin embargo, pocas cosas son lo que parecen. Es curioso cómo la voz narradora hace referencia al autor poniendo de relieve el acercamiento a los personajes principales: “El autor no llegó a conocer los inquilinos que habitaban los pisos altos; tiene una vaga idea de que había dos o tres patronas, alguna familia que alquilaba cuartos a caballeros estables, pero nada más. Por esta causa el autor no se remonta a las alturas y se detiene en el piso principal”. O la manera de dirigirse al lector: “En este y otros párrafos de la misma calaña tenía yo alguna esperanza […] de llegar algún día a la RAE y sigo con mi cuento en un lenguaje más chabacano”. Con lo cual no diría yo que Pío Baroja sea un novelista tradicional al uso sin evolución en su manera de concebir la narrativa. Más bien diría que ha sido bastante imitado por autores posteriores. Se me ocurren Tiempo de Silencio de Martín Santos, Camilo José Cela, Eduardo Mendoza…

Estos personajes vencidos, degradados y sin ideología que no hacen nada por salir del pozo sombrío en el que se encuentran causa desasosiego. Luchan por malvivir.

Los personajes de la pensión son pobres, pero luchan por vivir. Tienen alguna expectativa de mejorar y se mueven aunque sea para amontonarse...

Hizo bien en aprovecharse de la respuesta que tuvo la publicación en el periódico antes de darle el formato definitivo.

Agradecido por recoger la modesta aportación el día de Los Santos Inocentes. Pocas cosas se le escapan a Gelu.

Pamisola dijo...

En el libro que estoy leyendo yo, lo saqué de la biblioteca, (BIBLIOTECA BÁSICA SALVAT, 1969) si que está la interesante introducción. Estoy por el tercer capítulo, pero todavía no se me ocurre gran cosa que decir después de vuestras acertadas observaciones. Acabo de conocer el ambiente asfixiante y variopinto de la corrala, y la verdad, hay que dar tiempo para la digestión.

Perdona, la semana pasada no te agradecí que incluyeras mi aportación a tu sección "Nuestras lecturas"

Abrazos, y Feliz Año.

Myriam dijo...

Gana, para mi gana con haber quitado ese prólogo en el que mostraba su resentimiento por el tío.

Por supuesto gracias por tu clase, muy interesante todo ésto del narrador y como puede presentarse una obra de distintas maneras, según sea el caso.

Besos

Myriam dijo...

Hay una pregunta que me asalta, después de haber leído La busca completa, y no termino de darle vueltas:

¿Es pobreza sinónimo de fealdad, mugre y deformidad?

Señor De la Vega dijo...

Mi Señor Ojeda,
No sé de donde escanearon el libro digital que me estoy leyendo, salté cualquier introducción, incluso la editorial, para ir al primer capítulo. (Esas introducciones, las repaso siempre al final, para que no condicionen.)

Lo leo con scrolling automático, lento muy lento en mi portátil. (Por ahora, solo terminé la primera parte de -La Busca-) y hete aquí que de cuando en cuando me dormía, y tenía que volver atrás, para retomar el párrafo, y así muchas veces. (Felizmente, la culpa de mis cabezadas, las achaco a leer en la cama, con el solecito cruzando los vidrios y un calentador hongkonés en los pies.)

De momento, asumo que la narrativa se centra en una tripulación de un barco, en regata por las calles de aquel Madrid de Mesonero Romanos, que con salvedades seguirá generando historias tan cutres como las que el Señor Baroja nos regala. (A mí al menos, que no pagué ni un duro.)

Pero los arquetipos, me sugieren un Madrid del futuro próximo; de gentes que fueron igualmente venidas a menos, y que tienen recuerdos de un pasado con un bienestar amargamente perdido y que parece, desde lo hondo del pozo, irrecuperable, ya sea por edad o por lo profundo en la caída.

La figura del joven Manuel, seguramente será el hilo conductor de la predicción que nos espera; es decir, la dureza y el buscarse la vida a cualquier costa; para no morder el polvo; me imagino, que esa ascensión será usando la picaresca castiza, en lugar de la honradez y la solidaridad. Algo, que temo ocurrirá también en el siglo XXI.

Seguiré echando cabezadas, con los escritos de Don Pío; que sin tener la narrativa brillante y malvada de Valle Inclán, sin duda engancha y construye su historia con oficio.

Saludos y Suyo,
Z+-----

lichazul dijo...

QUE EL 2013 SEA UN AÑO LLENO DE ALEGRÍAS Y ÉXITOS EN EL QUEHACER CREATIVO PERO SOBRE TODO MUCHO AMOR GERMINE EN EL CORAZÓN Y SE TRADUZCA EN ACCIONES CONCRETAS.
FELIZ FELIZ AÑO NUEVO!!!

María Pilar dijo...

Que el 2013 te sea un año cargado de nuevas oportunidades.

Feliz Año Nuevo!!

Bertha dijo...

¡Feliz Año 2013! que todas tus aspiraciones se cumplan!

Abrazos

Luis Antonio dijo...

Un deseo para el 2013: que sigamos compartiendo entradas donde plasmemos inquietudes, indignaciones... y si sucede algo positivo, mejor que mejor...

Un abrazo, profesor amigo

Anónimo dijo...

querido amigo pedro:
te deseo lo mejor para este 2013 mucho exito mucho trabajo y salud...
deseo que este año nuevo sea maginifico para todo lo que quieras realiar ..mucho cariños para vos y tu hijita....

sauvignona desde argentina...

andandos dijo...

Mi versión no tienen ese prólogo, estoy leyendo la editada por Caro Raggio, comprada al parecer por mi mujer en 1975. Voy por la mitad de la segunda parte, ya que durante las fiestas de Navidad estoy leyendo menos.
Aunque sea una novela sobre el Madrid de entonces también parece serlo sobre la llegada a la adolescencia de Manuel, y de las influencias que va recibiendo, como todo el mundo.
Me ha llamado la atención la publicidad poco refinada, comparada con la de ahora, de las zapaterías que describe el autor, la docilidad con la que Manuel acepta las decisiones de su madre, con cierta indolencia, y su aparente poca personalidad e indecisión. La vida parece decidir por él, mientras callejea con su primo y otros, aunque tiene un trabajo. La degradación general del ambiente en que se mueve es muy grande, tanto en los adultos como en los de su misma edad, y las condiciones de vida son muy pobres, en todos los sentidos. En ese ambiente, si algo estuviera limpio sería bello. El hormiguero de la primera parte se ha transformado en una gusanera, que es la palabra que Baroja usa varias veces. Sucede en la novela algo que también sucede hoy día, y es que el agobio por sobrevivir puede llevar a no formarse una idea clara de la vida, de las aspiraciones y deseos de cada uno. Bastante trabajo hay con sobrevivir, hoy también.
La manera de escribir de Baroja sobre La Corrala y su ambiente y sobre la procesión de mendigos puede parecer cruda, muy cruda. La asimilación de mendicidad y apariencia desagradable parece clara, y la extraordinaria variedad de mendigos, con sus taras físicas, morales, actitudinales, es descrita por Baroja de una manera directa y clara.
No hay muchos personajes, por ahora, que me inspiren verdadera simpatía, pero me gusta mucho leerla.

Un abrazo

andandos dijo...

"¿Es pobreza sinónimo de fealdad, mugre y deformidad?", preguntaba Miriam.
Cuando Manuel comienza a vivir en casa del señor Custodio, Baroja nos hace ver que el orden, cierto orden, tanto en las cosas que contiene la casa, en la casa misma, como en el modo de vida del señor Custodio, producen en Manuel cierta idea de belleza. Estoy de acuerdo. Cada uno de nosotros ordenamos el mundo con nuestros actos, al menos lo ordenamos para nosotros y eso suele producir alguna idea de belleza, aunque hablo, sobre todo por mí, claro está.

Un saludo