jueves, 25 de octubre de 2012

Pensar por cuenta propia y noticias de nuestras lecturas



El 25 de junio de 1948, Nino madura. Es un niño aún, pero, en aquella España no hay cuartel para nadie. De golpe, todo su mundo se desabarata. Tenía noticias de la crueldad, de las leyendas de los resistentes, había intuido a través de los silencios y la miradas cómplices de los adultos, de las medias palabras escuchadas, de lo filtrado por las paredes. Pero todo aquello no era más que una preparación para la verdadera revelación: su padre, guardia civil, aplicó la ley de fugas a un guerrillero. Almudena Grandes ha ido intensificando sabiamente la tensión hasta llegar a este momento: parecía que la familia más próxima del niño iba a poder escaparse a la crueldad histórica, pero definitivamente su mundo se vuelve del revés cuando la violencia entra en ella. La conversación posterior con Pepe el Portugués le ayuda a comprender que su padre, en el fondo, es un superviviente que debe pagar el haber estado en el lugar equivocado al que le pertenecía. Este es uno de los grandes aciertos de la mirada narrativa de Almudena Grandes como aportación a la literatura sobre la Guerra civil y el primer franquismo: se mira desde dentro de la violencia sin juzgar a los individuos. No solo en el caso del padre de Nino, pero especialmente en él. El azar le hizo estar en territorio franquista y terminó siendo guardia civil. Como tal, para hacer olvidar que su familia y la de su mujer pertenecían al otro bando tuvo que hacer cosas que no quería. No es condición de héroe, sino de superviviente. Curiosamente, a partir de esa conversación reveladora con Pepe el Portugués será Nino el que crezca -física y moralmente- para desarrollarse como individuo y dignificar a su familia, incluido su padre. De aquella experiencia le queda una lección al muchacho: pensar por uno mismo. Aunque eso le cueste el sufrimiento de saberse diferente, el temor a ser descubierto, el abandonar tan pronto la infancia.

Quizá pensar por cuenta propia tenga esa consecuencia, pero libera siempre.


Noticias de nuestra lectura

Gelu amplia la lectura con películas clásicas sobre libros de Verne, tan presentes en la vida del protagonista de la novela de Almudena Grandes, sin duda.

Ele Bergón nos regala una hermosa entrada a partir de otra de Mª Ángeles Merino sobre la soledad de las mujeres en esta novela.

Mª Ángeles Merino comenta e ilustra magistralmente el momento clave en la vida de Nino, que le separa definitivamente de su infancia y le enfrenta a la toma de decisiones.

9 comentarios:

El Gaucho Santillán dijo...

Pensar por cuenta propia, debería ser siempre bueno.

Entonces....por qué tanta gente no lo hace?

Los "criticos de arte", los "arbitros de la elegancia", "los expertos en marketing", etc etc.

Todos esos viven de los que no piensan por sí mismos.

Un abrazo.

LA ZARZAMORA dijo...

Voy a leerlos!

Besos, Pedro.

mj dijo...

El mundo y sus circunstancias que obliga y empuja a sobrevivir en la trastienda un miedo ancestral, heredado y grabado en los genes del útero. La cuna de todas las herencias.
Pensar por uno mismo es nos la otorga libertad, aunque se sufra por ello, es así como dices Pedro.
Un beso

Ele Bergón dijo...

Querido Pedro, esta novela la estoy leyendo a trompicones y creo que no la estoy degustando como tendría que ser. Aún no he llegado al verno del 48, aunque estoy cerquita.

Espero terminarla y así poder hacer un pequeño escrito como he hecho con las otras.

Besos

Luz

lichazul dijo...

feliz fin de semana Pedro
besitos

Abejita de la Vega dijo...

Hay un momento en que Nino piensa que va a tener que abrazar la ideología reinante y considerar gentes de bien a chivatos, cobardes y traidores.

Pepe le traza el camino, ahora ya sabe quién es y quién va a ser.

Esta novela tiene momentos claves muy acertados como la visita inoportuna al cortijo de las Rubias en lo peor del duelo por Paco, caído a manos dela guardia civil. Y acertadísimo lo que viene después: Pepe le cuenta la verdadera situación de Antonino padre.El drama de muchos españoles que se vieron atrapados geográficamente en un bando u otro, independientemente de su ideología.

Enganchar,engancha, creo yo...Aunque el gusto por un determinado libro es muy subjetivo y a mí me puede parecer estupendo lo que otro considera un horror.

Besos, Pedro.

Luis Antonio dijo...

Tengo en cartera esta novela y con tu acertada reseña, con más motivo.

Gelu dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

El libro de Almudena Grandes me ha hecho pensar en las claves que guardan los pequeños detalles, que a veces no se descubren nunca, pero que tienen la explicación de lo que en su momento no comprendíamos y se ve tan claro cuando se analiza en la perspectiva del tiempo.
Tristes esos años que siguieron al disparate de la guerra, con sus correspondientes secuelas de pobreza material y miedos.
Terribles experiencias para los niños y las víctimas que sufrieron las consecuencias en la realidad.
La escritora intercala algunas páginas verdaderamente estupendas y gozosas. ¡Menos mal!

Abrazos.

pancho dijo...

Almudena Grandes traspasa el espejo de las ideologías excesivas, penetra en las entrañas del nido de los fanatismos que engendra serpientes venenosas. En los adentros de aquellos que ni siquiera intuyen que pueda haber algo diferente a sus creencias ahí fuera. Funcionan como autómatas dirigidos por un código de violencia constante que se ha impuesto como única y excluyente manera de convivir. Estorban los disidentes del pensamiento único.

Los mejores momentos de la novela coinciden con la huida de los trillados tópicos guerra-civilistas de buenos y malos. La autora recurre a la vida cotidiana de posguerra en un cuartel de la guardia civil de la montaña de Jaén donde un recio puñado de hombres románticos, bregados en mil batalla se hace fuerte contra el régimen, con la esperanza de que la maquinaria de guerra mejor engrasada y más descomunal de la historia continuara su trabajo al sur de los Pirineos. Ni una semana habrían tardado en empujar al invicto generalísimo a Portugal o al Ampurdán. Pero no hubo acuerdo entre los vientos del Este y del Oeste y allí se quedaron nuestros héroes, solos. De la noche a la mañana convertidos en villanos, en una equivocación estratégica, en un error de cálculo, incluso para los suyos. Las páginas dedicadas al hecho de la lectura en un cuartel de la guardia civil de posguerra son magistrales. La lectura al peso y la que evita pasar por la vida como un zombi que no termina nunca de morir.

Esta reflexión sobre una lectura es de las mejores que te he leído. Y mira que las tienes buenas.

He recomendado la novela y todos lo agradecen. Algo tendrá el agua...