domingo, 3 de junio de 2012

Por una regeneración institucional de España


Después de una semana en la que La Acequia se ha apartado, voluntariamente, de la actualidad inmediata, necesitaba dar cauce a esta entrada.

España ha llegado al límite. La crisis financiera ha disparado todas las alarmas dentro del país y en Europa, el nivel de paro está en unas cifras insoportables y cada semana se reciben noticias a cada una más preocupante. La corrupción y el desacierto en la gestión de la cosa pública ha salpicado a todas las instituciones, en toda la geografía nacional, sin que los ciudadanos vean que se castiga a los culpables.

Apenas hay obra pública de las últimas décadas sobre la que no haya caído la sospecha. Los políticos son las personalidades peor valoradas por la opinión pública y se muestran incompetentes para arreglar la situación que, en gran medida, ellos han provocado puesto que casi no hay regeneración en las filas de los partidos desde hace años y sus líderes ya ocupaban cargos de decisión hace décadas, tomando decisiones estructurales sobre el equivocado modelo de crecimiento basado en la desaforada urbanización de todo el territorio; participando en proyectos megalómanos en todas las capitales de provincia que tienen un coste de mantenimiento absurdo y que, además, no han contado con una gestión que les haya sacado el rendimiento adecuado a su coste; cometiendo una  irracionalidad tras otra en el planteamiento de los servicios básicos; provocando un derroche presupuestario cuando parecía que el dinero no se iba a agotar nunca; contaminando con los peores vicios del sistema partidista el poder judicial y el sistema financiero a partir del control al que sometieron a las Cajas de Ahorro, que se convirtieron en una herramienta electoral más; demostrando una incapacidad para los grandes pactos de Estado que una nación necesita para estructurar su futuro, etc.

A pesar de eso, los grandes partidos políticos siguen con estructuras internas poco democráticas y favoreciendo la proliferación de políticos profesionales sin gran capacidad como gestores ni ideas renovadoras, que se limitan a seguir las consignas emanadas desde la cúpula, apoyando la toma de decisiones que vienen obligadas por la situación pero nunca antes de que estallen los problemas en una demostrada ceguera sobre cuestiones de las que ellos, mejor que nadie, tiene la información relevante.

En estos momentos no existe, en España, ningún político con la capacidad de ponerse delante de una cámara de televisión para explicar la situación real del país puesto que todos piensan que la ciudadanía no es lo suficientemente madura como tener la información necesaria para comprender lo que está ocurriendo y cada uno de ellos piensan en no perjudicar su carrera política quemándose ante los medios de comunicación. Tampoco tienen la credibilidad necesaria y cuando hacen declaraciones los ciudadanos no los consideran una fuente de información fiable. Ni siquiera se comportan, en las declaraciones públicas, con la necesaria moderación: cada vez son más frecuentes las contestaciones broncas, los ejemplos insultantes para explicar las decisiones o los desaires a los periodistas que les hacen preguntas.

Los políticos se han mostrado, además, insensibles ante la grave situación de millones de españoles y no han tomado medidas que les afecten como clase política: ni se han rebajado sus privilegios y sueldos de una manera ejemplar, ni han controlado el número de políticos que viven a costa de los impuestos de los españoles, ni han reformado las instituciones cerrando aquellas que son innecesarias y solo sirven como estructuras en las que colocarse y aparcar parte del presupuesto sin verdadera rentabilidad social.

Todos los políticos más significados de España, sin excepción, parecen desbordados por una situación que amenaza ya con la intervención del país o de su sistema financiero por las instituciones europeas e internacionales. El sistema judicial se ha visto afectado por escándalos y se ha convertido en una institución desacreditada. El reciente escándalo de Bankia ha afectado de tal manera a la credibilidad del sistema financiero español que será difícil su recuperación a medio plazo. La Casa Real, en los últimos tiempos, se ha visto implicada en gravísimos asuntos que han echado por la borda el prestigio que se había ganado en la Transición y ha roto el pacto no escrito por el que se había convertido en una institución intocable.

La sociedad española, que ha sido partícipe de la irracionalidad de los años de abundancia y es la base sobre la que se ha sostenido toda la corrupción de las estructuras dada la alegría con la que mantuvo con insistencia tanto el camino equivocado del país como a los políticos implicados en escándalos de corrupción, se halla ahora en un estado de parálisis depresiva porque, en su mayoría, quiere volver a los tiempos del espejismo en el que se vivía en un parque temático sin apenas reflexión puesto que no había tiempo más que para la fiesta continua en la que se había convertido el país, trasformado en Jauja.

Si la sociedad no reacciona y las estructuras políticas y sindicales no cambian para hacerse más participativas y democráticas y facilitar la aparición de políticos con ideas renovadoras y sin implicación en la nefasta gestión del país en los últimos veinte años, las instituciones que rigen España no se trasformarán de la manera adecuada y continuarán con la inercia de comportamiento de las pasadas décadas. Evidentemente, antes o después se saldrá de la crisis económica, como de todos los malos ciclos históricos, pero lo que suceda después se deberá a una necesaria regeneración de España. Una regeneración moral. Es importante solucionar los problemas urgentes y actuales, pero tan importante o más es establecer lo que será España dentro de una década. Por desgracia, la mirada de un político es muy chata: apenas va más allá de los meses que restan para las próximas elecciones.

Si no se da esta regeneración, España puede caminar hacia el peligroso populismo o al descrédito del sistema parlamentario, a la fragmentación del territorio y todas las convulsiones que ello provocará, a la pérdida de peso en el contexto internacional hasta desaparecer de la lista de las naciones serias y estables. Nada grave: el mundo seguirá su marcha, los libros de historia escribirán, en el futuro, una descripción de lo que ha pasado y el sol saldrá cada día. Aquellos que se adapten a lo que vengan tendrán unas buenas condiciones de vida y aquellos que no lo hagan serán las víctimas del nuevo sistema que acontezca. Como siempre ha pasado en la historia.

También podemos soñar con una solución milagrosa de la crisis financiera que provoque la inmediata afluencia de capital y facilite que vuelva a inyectarse en el sistema el suficiente dinero con el que vivir la falsedad de los últimos años. Repetiríamos, en ese caso, uno tras otro, los mismos errores que nos han traído a la situación actual.

De nosotros depende.

25 comentarios:

Manolo dijo...

Suscribo, junto a ti, todo lo que escribes, desde la primera hasta la última palabra.
Un abrazo.

lichazul dijo...

"Los políticos son las personalidades peor valoradas por la opinión pública"...

Acá es lo mismo. Es lamentable que las cosas lleguen a este límite
como dices , depende de nosotros, pero organizados, con nuevos líderes manifestados, porque si solo se queda en marcha y protesta, eso es palabra para el viento, de nosotros dependen LAS OBRAS

besos

Campurriana dijo...

"España ha llegado al límite"

Yo creo, Pedro, que a pesar de todo lo que está cayendo, no hemos llegado al límite. El límite, desgraciadamente, es otro que provoca salir a la calle sin tanta "educación"...



"las instituciones que rigen España no se trasformarán de la manera adecuada y continuarán con la inercia de comportamiento de las pasadas décadas"

No creo que puedan continuar así demasiado tiempo. Si no hay dinero, no se puede...Y creo que queda poco en las sacas...



"Evidentemente, antes o después se saldrá de la crisis económica, como de todos los malos ciclos históricos"

Yo pienso que éste no es un ciclo más. Se saldrá, puede ser, pero no de la forma que piensan muchos, sino a costa de perder ese bienestar que tanto nos costó ganar...viviremos peor. Mucho peor. No creo que haya más mentiras...más burbujas...no lo creo pero hay quien dice que sin burbujas futuras el mundo no podrá continuar porque somos demasiados...



Interesantes tus palabras, Pedro. Invitas, como siempre, a meditar.

Felices sueños a pesar de todo.

parce dijo...

Suscribo cada una de tus palabras. La gran diferencia es que yo dejé España -bueno, déjame precisar: España me echó; uno más de esa "generación perdida"- y en unas semanas regresaré de vacaciones. Tengo miedo por ver qué me encontraré. En cualquier caso, un placer leerte.

Gelu dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

"Una regeneración moral".
Tan sencillo y tan difícil.

Saludos.

Txema dijo...

Claro y meridiano análisis. Lo malo es que en nuestras manos hay pocos elementos para propiciar un cambio.

No nos hagamos ilusiones; esto no es Egipto, ni bastará con manifestaciones más o menos voluminosas en plazas y calles.

saludos

El cuaderno de la mesa camilla dijo...

Quiero suscribir tu análisis de principio a fin. Añadiría algunos matices en orden a analizar a nuestra sociedad y a nosotros, cada uno de nosotros, como parte de ese colectivo, porque creo que entenderíamos mejor lo que está pasando. Lo que sucede acontece porque nosotros lo "permitimos". Y entiéndase el verbo permitir en todas sus acepciones: avalar, consentir, justificar, servir de excusa, facilitar, promover,... Pero diré sólo dos cosas: se corre el riesgo de desprestigiar la política a causa del desprestigio de nuestros políticos. Es urgente reivindicar la política porque sólo a través de la política es posible hablar de futuro y esperanza. Reivindiquemos la política, entre otras cosas, expulsando a estos políticos de la política. Echémoslos de los ayuntamientos, del parlamento, de la vida pública, hagámosles un espacio en cualquier cárcel, pero defendamos la política. Y una segunda cosa: recuerdo que a Fernando VII lo trajimos al grito de vivan las cadenas. Somos un pueblo que ha hecho grandes cosas por la libertad, pero también nos hemos empeñado en acabar con ella. Y ahora corremos el riesgo de permitir que se acabe con ella.

Lola Fontecha dijo...

Me quito el sombrero con tu entrada.... como digo a veces CHAPÓ,..... Besos Pedro

Montserrat Sala dijo...

A esto le llamo yo una lección magistral, profesor:
Pienso absolutamente igual que tú. Habria que regenerar y cambiar a todos los políticos de ahora. Ya nadie cree en ellos. Se necesitan caras nuevas y creibles. Tendria que dimitir hasta la familia real, que como tu bien dices está tan deprestigiada,que no nos sirve para nada. No necesitamos unas personas personas que hasta ahora eran buenos embajadores y relaciones púbicas, pero que en este momento, son el hazme reir de toda Europa.
Pero: ¿Quien le pone el cascabel al gato?
Recibe un fuerta abrazo.

josef dijo...

El dinero no es la solución sino el sistema. En un sentido u otro, má tarde o más temprano, habrá una revolución que rompa con este tremendo desbarajuste.

Un abrazo.

Pluvisca dijo...

¡Nosotros podemos! pero hay que creerlo...

Merche Pallarés dijo...

Tu análisis, como siempre, acertado pero si los CIUDADANOS no hacemos nada, ellos saldrán con la suya y nosotros a tragar polvo y paja. Con lo fácil que sería si TODOS nos negásemos a hacer la declaración de la renta (porque ¿a dónde van a parar nuestros impuestos? ¿a salvar los bancos? ¡Quiá! Yo no estoy dispuesta) y los recibos abusivos de la electricidad, gas, agua, teléfonos, etc. He llegado a la conclusión que las manis no sirven para nada mientras tengan a sus perros guardianes acechándonos y atacándonos. Besotes revolucionarios, M.

antonio aguilera dijo...

Esperaba este análisis tuyo como agua de Mayo: porque siempre das en el centro de la diana; porque llegas al lector con un lenguaje acertado y claro (para nada retorcido, como practican otros "supuestos retóricos ilustrados", tal vez para deslumbrar pero no para ser comprendidos). Es el lenguaje que usan, por ejemplo, los economistas Neocom para que el Pueblo no se entere y al mismo tiempo crear una sensación en el espectador de que asiste a la disertación de un excelso gentleman.

"Regeneración", es la palabra clave:castigar a los culpables. desterrar a los insaciables de dinero y poder. Esos no son políticos, esos son escoria de la sociedad, son basura peor que radioactiva. Es posible que la revolución tenga que pasar por el Hambre, esperemos que no.

Seamos árbitros y Jueces constantes de La Casta. Algo, por suerte, parece que está cambiando....

pancho dijo...

¿Cómo van a querer que se investigue el saqueo de las Cajas de Ahorro si es la casta dirigente la que está metida en el asunto hasta el corvejón? Antes de que eso llegue, han hundido al país entero en el pozo de la desesperación de pagar el despilfarro de tanto chupasangre improductivo con los ahorros de toda la vida de una mayoría de ciudadanos.

Los días de futuro amargo no han hecho más que empezar en vista de los aciagos indicadores, que como un castigo, parecen perseguirnos.

También yo comparto tu excelente reflexión. Hay que tener mucha fe para creer que saldremos de ésta sin comernos hunos a hotros.

Estrella dijo...

No se puede explicar mejor, de manera más clara y sencilla.

Pero somos españoles. Somos los de "Vivan las caenas", "Que inventen otros" o "Dame dinero y no consejos". No hay que esperar grandes cosas de nosotros, me temo. Es triste, pero es lo que somos.

Myriam dijo...

De nosotros depende esa regeneración política e institucional pacífica , que suscribo para Argentina, también y para unos cuantos países más.

La alternativa es la defenestración a la checa o la guillotina a la francesa, porque la paciencia del pueblo, por más paciencia que sea, tiene un límite y ésto es algo que los políticos deberían tener en cuenta hoy si en algo estiman sus pellejos.

Besos

Isabel Barceló Chico dijo...

Acertadas palabras, querido amigo. Y duras de encajar, porque durante todos estos años ha habido mucha gente, entre la que me cuento, que veía ese desastre, que se escandalizaba de las corruptelas (muy toleradas socialmente, porque mucha gente quería también beneficiarse de ella), que aguantaba el tipo pese a ir contracorriente, que era vista como una "rara", como una "ceniza" cuando no como una completa tonta. Y ahora sigue apareciendo igual de tonta, nadie le reconoce que tenía razón ni le alaba el que se negara a practicar esas locuras. Si la regeneración no es de toda la sociedad (y no sólo de los políticos) veo muy difícil la salida. Un abrazo.

MIMOSA dijo...

Después de oír las últimas declaraciones de ciertos personajes, me cuestiono una pregunta, ¿existen las duchas de humildad?
Deberían de recetárselas en abundancia con copago incluido.

Un abrazo

Abejita de la Vega dijo...

¿Qué dirán los libros de historia acerca de la crisis del 2012?
¿Cómo saldremos de esta?
El sol sale cada día...

José Núñez de Cela dijo...

Gran análisis sin duda, pero... ¿Regeneración de las instituciones o reconstrucción?. Al fin y al cabo ¿es regenerable la monarquía?

Anónimo dijo...

te dejo besines pedro....

SAU :o

El Deme dijo...

Unamuno, Ortega y Gasset, Machado...¿dónde estais que os estais perdiendo esta España desastrosa?

Asun dijo...

Si ya hace un tiempo que los políticos habían perdido toda credibilidad ante los ciudadanos, con su comportamiento actual no están sino reforzando la animadversión que suscitaban, poniendo en evidencia su ineptitud para dirigir el país.

Besos

dafd dijo...

Recuerdo esas ruedas de prensa en que el político no admite preguntas. Habría que responderles, ¿cómo que no hay preguntas? Pues tampoco rueda de prensa.
O eso de negarle al adversario político toda ayuda, cuando estamos viendo que, al poco, la pide por la misma razón el que la negara. Pero, entonces, ¿por qué antes no la ofreció? O esos cambios, de dorar la píldora a líderes extranjeros se pasa a plantarse.
Posturas solitarias no valen, me parece (y aquí meto también a corruptos que hacen mutis por su cuenta, bueno por cuenta de los demás mejor dicho) ¿Pues no estamos en un brete? Andemos bien acompasados, creo yo, que si no nos salvamos nosotros, no nos lo hará nadie.

matrioska_verde dijo...

Precisamente ayer en la radio, comentaba Julia Otero lo que comentas tú al principio de este artículo: que si se miran los nombres de los que están ahora en puestos importantes, resulta que son los mismos que antes habían estado en otros puestos importantes.

digamos que la ruleta gira pero siempre gira para los mismos, apenas se incorporan nombres nuevos.

A mí me da mucha pena lo que le pasa a este país, te lo digo en serio. Creí que eramos personas más honradas pero a donde quiera que mire, la corrupción campa a sus anchas.

biquiños,