viernes, 6 de abril de 2012

De la revista de época a la tragedia de Urtaín y noticias de nuestras lecturas.



La propuesta de Cavestany en el Urtaín de Animalario se estructura en escenas similares a los asaltos de un combate de boxeo, pero la secuencia cronológica camina en orden inverso. Con ello, la exposición del conflicto gana: profundiza en los recuerdos del espectador; profundiza en las verdaderas razones del personaje, en su drama interior, aquel con el que todos cargamos y se suele gestar en las primeras etapas de nuestra vida. En efecto, llega un momento en la obra en el que Urtaín se queda solo con sus monstruos interiores: el espectador lo ha acompañado contemplando el uso que la sociedad hizo del personaje en unos u otros sentidos, se ha apoyado en él para recuperar sus propios recuerdos de una época que quizá haya olvidado intencionadamente. Pero, de pronto, todo se ha ido y Urtaín se halla en su pueblo, en sus raíces, ante su padre. Y ahí es donde la obra, que es muchas cosas -sainete social, revista de época, melodrama- se convierte, definitivamente, en tragedia. El contraste que marcan esas escenas con las otras que representan esos diferentes géneros teatrales, es tan brutal, que sobrecoge. El espectador, entonces, asiste al núcleo del conflicto del protagonista, en abrumado silencio.

Noticias de nuestras lecturas

Gelu se ha visto afectada por la dureza del video con la puesta en escena y dice que no lo volverá a ver. En su oportuna entrada hay un enlace a un documental de Summers que merece la pena revisitar ahora.

La oportuna entrada de esta semana de Merche Pallarés se centra en algo que está muy bien dramatizado en la obra: la traición de su amigo.

Pancho escribe una magnífica entrada, desde su primera frase. Tiene razón al señalar el año del máximo triunfo de Urtaín como el inicio de su decadencia. Nadie le explicó sus límites, que él, por sí mismo, jamás pudo comprender.

Paco Cuesta sigue recreando de forma asombrosa la vida de Urtaín, ahora la llegada al caserío familiar y el inicio en el levantamiento de piedras.

Myriam sigue con su magnífico trabajo sobre la violencia en Urtaín, ahora con el análisis de las escenas 5 a 1. Se adentra, pues, en lo más profundo del personaje.

Mª Ángeles Merino aborda de forma oportuna el magnífico trabajo del actor protagonista de la obra, Roberto Álamo. Entrada imprescindible.

11 comentarios:

lichazul dijo...

quien vuelve al hogar en donde los afectos son los que cuentan, siempre pesa y nos aturde o nos dejan KO

pero allí también se encuentra la cura y la sapiensa toda en un abrazo

BESOS PEDRO

elena clásica dijo...

Muy interesante la propuesta. Qué vidas desgraciadas la de tantos que han conocido la gloria. Debe ser perversa y sibilina, en cuando le dan la espalda, ataca con puñal.
Se encoge el corazón con la historia de Urtáin.

El momento en que cada uno se enfrenta a sus monstruos, ese sí que promete ser un combate duro, muy duro.

Besazos, querido Pedro.

Myriam dijo...

Este buceo hacia el núcleo del conflicto en la vida de José Manuel Ibar Aspiazu, es brutal y sobrecogedor -como dices- y lo que hace que esta Obra, basada en su vida, sea magnífica en toda su crudeza.

Un beso

Merche Pallarés dijo...

"El espectador, entonces, asiste al núcleo del conflicto del protagonista, en abrumado silencio." Esta frase resume espléndidamente el quid de la cuestión. Pobre Urtain, q.e.p.d. Besotes abrumados, M.

pancho dijo...

La actitud de Urtáin tiene un componente quijotesco. Ambos se ponen el mundo por montera y se echan a los caminos a pecho descubierto. Con la nobleza que les caracteriza quieren trascender a su tiempo. Salen armados de sus aldeas: uno con armas arcaicas y el otro con la fuerza de sus puños. La realidad les baja de la nube que los había subido la cuadrilla de aduladores. La realidad de su propia mano en forma de Caballero de la Blanca Luna en las playas de Barcino y la mano ajena de un veterano británico les quitan las llaves sagradas y los dejan heridos a las puertas cerradas del Olimpo. Como ángeles caídos, “a rondar la luna se fueron los dos”. La muerte es tragedia, siempre sobrecoge.

Paco Cuesta dijo...

Es la tragedia del desarraigo.

Abejita de la Vega dijo...

Al final, nos quedamos solos con nuestros recuerdos. Es la soledad de los ancianos que Urtain vivió prematuramente. La soledad del derrotado.

¿Le gustaría al auténtico José Manuel Íbar esta versión de su vida, puesta del revés?

Porque una cosa es el teatro y otra la vida real.

Besos, Pedro.

Asun dijo...

Ese retroceso hace al espectador entender más fácilmente a Urtain y su trayectoria.

José Antonio del Pozo dijo...

es verdad, el drama de esos hombrones, verdaderos juguetes rotos en manos de tanta gente, envueltos en su propia bruma interna
saludos blogueros

josef dijo...

Pobre Urtain. Lo recuerdo con mucha tristeza, como a la mayoría de los que se ven acorralados en el camino de una vida envuelta en violencia y desamparo...

Saludos.

lichazul dijo...

pd...reabierto el boliche
te espero

besos