jueves, 8 de marzo de 2012

Una novicia y noticias de las Sonatas y anuncio de los próximos proyectos.


Una novicia joven y dulce, Maximina, acompaña al Marqués mientras se restablece de la amputación del brazo en el convento en el que se ha refugiado. Bradomín no puede contenerse y la seduce con las palabras y los gestos. Maximina, sin ninguna experiencia, no tiene posibilidad alguna de escapar a las palabras del Marqués y termina confesando sus sentimientos a la vez que huye, horrorizada. No hay remordimiento en Bradomín, no puede haberlo. Sor Simona, que conocía perfectamente la fama del Marqués no debió provocar el acercamiento: quizá pensara que Bradomín respetaría el lugar en el que se encontraba, pero termina comprendiendo del todo a quién tiene delante:

- Ha cometido usted la mayor de sus infamias enamorando a esa niña.

Incluso le echa en cara la nueva estrategia de Bradomín para seducir ahora que está viejo y manco: la lástima. Por un equívoco en el diálogo, el lector llega a la conclusión que se anticipó ya en la primera vez que el Bradomín vio a Maximina: es su hija, la que tuvo con la duquesa de Uclés y de la que no había querido volver a saber nada. La reacción inicial de Bradomín se corresponde con el horror de la situación:

Sentí estupor y zozobra. Una nube pesada y negra envolvió mi alma, y una voz sin eco y sin acento, la voz desconocida del presagio, habló dentro sonámbula. Sentí terror de mis pecados como si estuviese próximo a morir.

Pero el horror del pecado le dura poco al Marqués: en medio de sus pensamientos iniciales puede la sensualidad de los ojos que le habían atraído en Maximina y echa mano de una cita de Casanova para justificarse cínicamente. Cuando sale del lugar, su conciencia se ha calmado:

Al remontar un cerro me volví enviando el último suspiro al viejo caserón donde había encontrado el más bello amor de mi vida.

Todo el proceso de identificación de Maximina con la hija olvidada del Marqués ha sido subrayado con virtud técnica por Valle, puesto que hasta nos permite dudar de él. Y el proceso psicológico que ocurre dentro de Bradomín es marcado con precisión: en medio de la fiebre inicial intuye la identidad de Maximina, pero cuando se recupera un poco de la operación necesita probarse a sí mismo que aun tiene capacidad para seducir. Horrorizado por la revelación de Sor Simona, siente un momento de horror ante sus pecados, pero en seguida se perdona porque va en su carácter. El llanto final no se produce tanto por arrepentimiento ante el dolor causado como por la melancolía de un amor perdido.

Valle, en este pasaje, ha jugado de nuevo con el lector de su época: le enfrenta ante la hipocresía de una sociedad bienpensante que oculta todo bajo apariencia de normalidad y termina, atrayéndole y provocándole, con el relato de una historia incestuosa. Incesto que, además, contiene otro matiz que también provoca esa misma sensación: todo aquello sucede en un convento, con una novicia, con la tolerancia inicial de Sor Simona, conocedora de todo el asunto. La acumulación de infamia que Valle pone encima de Bradomín es difícilmente superable.

Noticias de las Sonatas

La entrada de Mª Ángeles Merino sobre la salida a campaña del Rey y las relaciones del Marqués con la duquesa de Uclés, tan extraordinariamente planteada, sirve para comprender la hipocresía de todo el mundo en el que vive Bradomín.

Pancho llega al momento en el que en la Sonata de invierno se pasa del mundo cortesano a la acción real de la guerra. Su entrada, tan perspicaz como siempre, está magníficamente ilustrada.

Anuncio de los nuevos proyectos del Club de lectura

Aunque aun pienso dedicar alguna entrada más a las Sonatas (ya sabéis cómo me cuesta desprenderme de los libros que me gustan), hay que pensar en los próximos proyectos del Club. Habrá alguna sorpresa en el formato de las dos próximas lecturas, mientras planteamos una lista de lecturas que nos ocuparán los meses que vienen. El próximo jueves dará más noticias.

11 comentarios:

Myriam dijo...

¡Mil Gracias por tu fenomenal clase!.

Si Valle pretenió asquearme, lo logró.
finalmente y resumiendo, su personaje Bradomin es un psicópata, sádico, egoista, patético viejo verde incestuoso pedrastra. Menos mal que no escribió una 5ta Sonata, me hubiera hecho vomitar, a pesar de su extraordinario virtuosismo técnico literario.

Un beso

Gelu dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

Mañana terminaré mi resumen de la lectura de hoy.

¡Pobre Maximina, qué padres le inventa Valle Inclán!
Me irritan las mujeres que elige el Marqués, y que se dejan seducir por “su arte amatoria” aprendida de Aretino.
De entrada, no me gustan los trabajos elegidos por ellas, ni los patronos, ni el servilismo fanático, ni... Tampoco me gustan los curas facciosos.
Bradomín, en esta sonata de invierno es un viejo verde, y no unicamente por la edad que reflejan sus canas -que no tendría importancia- sino por su chochez general.

Creo que Valle Inclán, en esta sonata especialmente, busca mostrarnos la imagen de la sociedad esperpéntica concentrada en el espejo teatral del Marqués.
¡Y qué guerra más tonta!, y ¡cuánta miseria acarreada a las gentes que tuvieran que ir en contra de su voluntad, dejando sus campos, sus familias, su salud y sus vidas...!
Y de horror los gritos de la gente agrupada en las calles, gritando entusiasmada ...¡Viva!...¡Viva...

Saludos.

Anónimo dijo...

hola pedro pasaba adejate saluditos y espero que estes muy bien..
tengo dos semanitas de vacaciones...

besines
SAU

Merche Pallarés dijo...

¡Vaya con Brado! Menos mal que no la estoy leyendo aunque la sigo con vosotros. Estoy con MYRIAM y GELU. Brado es un sátiro sinvergüenza de mucho cuidado y estas sonatas muy pornográficas para su época. Ahora bien, Valle sí era un excelente escritor, el muy capullín... Besotes castos, M.

Ele Bergón dijo...

Gracias por tu aclaratoria entrada.

Yo había empezado a dudar del incesto aunque en un principio lo había visto claro, pero al ver que dos comentaristas, pancho y Myriam lo dudaban, el uno por reconocer que no se había dado cuenta y Myriam porque daba una explicación , pues pensé que quizá yo no había leído bien .

Bradomin es bastante detestable como se ha probado en estas Sonatas y aunque al principio de nuestras lecturas parecía que se le podía disculpar porque no se le conocía muy bien, visto como ha evolucionado el personaje, pues la verdad es que no despierta ninguna simpatía.

Ya lo he vuelto a encontrar en El Ruedo Ibérico y sigue en su línea, aunque aquí es un personaje bastante secundario.

Un abrazo

Luz

Myriam dijo...

LUZ: ¡lo dudé quizás porque no creí que pudiera llegar a tanto! y luego, me parecía medio traído de los pelos que justo se hubiera encontrado Bradomín con su hija (de todas las educandas y novicias que había en los conventos de España) pero ahora, después de las explicaciones de PEDRO, veo el sentido y comprendo las intenciones de Valle. Su virtuosismo literario es extraordinario y su crítica de la sociedad hipócrita de la época también. Te felicito por tu perspicacia que hizo que lo detectaras en la primera lectura.

Besos

pancho dijo...

"De nuevo el autor sondeando los límites de lo prohibido", es lo que tenía anotado de la primera lectura del párrafo en que causa lástima a Maximina cuando le dice que la poda de un miembro viejo de su cuerpo significará la regeneración del tronco viejo. Yo no tengo más que agradecer al experto que nos desvela desarrollos y significados ocultos de la novela que son tanta buena literatura como el original.

Lo mejor que se puede decir de Valle es que no evita ningún tema ni situación en su afán de liberar la Literatura de todo tipo de ataduras. El incesto ya lo había tratado con la Niña Chole. Ahora lo vuelve a plantear con el protagonista de forma equívoca ( en el sentido de doble lectura)No se atreve a plantearlo de manera directa al menos con el protagonista, pero lo sugiere con maestría. Otra jugada maestra del autor.

Miedo me da esa sorpresa que nos tienes guardada.

Abejita de la Vega dijo...

El marqués de Bradomín alcanza aquí la cumbre como personaje odioso. El sinvergüenza mejor hablado del mundo literario.

Menos mal que has aclarado lo de Maximina...ya dudaba de todo. Enrevesado escritor. Cervantes no gastaba estas bromas...

Y... ¡ya tengo curiosidad por conocer las próximas lecturas!

Gracias por tus palabras.

Besos, Pedro.

Estrella dijo...

A estas alturas ya nada sorprende ni extraña en este marqués. Quizá sea la mezcla de infamia y las dotes literarias de Valle, pero este personaje y sus historias es de los que arrastran a la lectura.

Ya tenía ganas de saber cuál iba a ser la próxima lectura ¡Cómo has creado afición, Pedro!

lichazul dijo...

uno cuando escribe a veces recurre a sus adentros y a sus fantasías

me pregunto este autor Valle, y su personaje del marqués qué cosas tienen en común, quizá muchas más de las que uno imagina, quizá este autor era un reprimido y volcó su lascivia impetuosa a través de su obra , es una idea hereje y poco respetuosa , pero no por ello menos válida ;)

besitos Pedro

Paco Cuesta dijo...

La palabra en boca del marques es sumamente peligrosa.