lunes, 5 de marzo de 2012

San Vicente de la Barquera


Cavaron un hoyo en la arena de la playa: toda su infancia cabía allí, frente al Cantábrico. Es la única forma de que el agua del mar -el mar entero- entre en un hoyo en la arena. Hay nostalgia de mar cuando crecemos, de un mar que ya no existe porque la playa es siempre la del recuerdo. Reían al mirar la labor paciente, mientras la brisa desordenaba sus cabellos, los brazos y las piernas llenas de arena. Su risa buscaba el milagro de que ese día de playa durara eternamente, pero siempre hay una voz que obliga a recoger las toallas y cerrar el verano.

38 comentarios:

Myriam dijo...

Conozco gran parte de Cantabria: (Santillana del Mar, Laredo, Santander) , pero no llegué a estar en San Vicente de la Barquera, se ve muy bonito.

Siempre se puede volver a ese verano, pero para eso, hay que recuperar la primavera. Y por sobre todo, jamás olvidar al niño que cada uno de nosotros lleva adentro.

Besos

Antón de Muros dijo...

"...la playa es siempre la del recuerdo"
Pedro eres especialmente melancólico.

Abrazo.

Antón.

Spaghetti dijo...

Esa es la playa de la añoranza del que vive tierra adentro.
Nunca será lo que fue, pero es bonito el recuerdo.

Rubén dijo...

No hay mejor lugar para sentir la eternidad que una playa frente al Cantábrico... el sonido de las olas... el viento... la arena acariciando la planta de los pies...

Fernando López dijo...

bonita villa y playa

Fe r dijo...

Tan bello el texto como la imagen.

São dijo...

Ay, amigo mio, que é linda esta região toda.

Conheço Santander, Santillana del Mar, Picos da Europa, Covadonga.

Quando a Vuelta porque admiro o esforço dos ciclistas e para admirar as paisagens e quando passa por sítios que me agradam muito - como é o caso . fico muito contente, rrss

Bons sonhos.

São dijo...

SIGO A VUELTA, não QUANDO

E do texto que posso dizer senão que é belo?

Abrazos, querido Pedro

Isabel Huete dijo...

Como dice Antón, eres especialmente melancólico... Yo soy lo contrario: cada vez que veo, huelo y siento la playa es como un día nuevo lleno de aventuras, como si fuera la primera vez que pisara la arena. Y sigo jugando buscando cantos de colores, o conchas, o dibujo cosas con los dedos. Por eso la echo tanto de menos, porque para mí un día de playa es un festín.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

Todo el tiempo del mundo para jugar...
Y siempre queríamos prolongarlo un ratito más.
Pero...¿es que la voz no veía la luz, el agua y la arena como nosotros?
Y ahora, nosotros somos la voz...
Pero ¿no vemos que el tiempo de jugar se pasa y no vuelve?
”Estos días azules y este sol de la infancia”(Antonio Machado)

Saludos

Hernando dijo...

La infancia, la inocencia, el sentir que el mar es inmenso y eterno como la vida , cualquier tiempo pasado fué mejor y ya adultos razonar que el mar tampoco será eterno,y pasarán veranos y llegará el día que dejaremos de oler a agua marina.

Joselu dijo...

El primer viaje que hice en mi vida, a mis diecinueve años, recalé en San Vicente de la Barquera. Alguna vez lo he contado en el blog. Luego mi vida ha ido haciendo que cada año en un par de ocasiones pasamos por allí, paramos un par de horas y en un bar-restaurante popular (Follía) comemos unos deliciosos bocartes, unos calamares, una ensalada y un maravilloso arroz con leche casero. Pensar en San Vicente es un placer. Pasé por allí también haciendo el camino de Santiago del Norte. Es un pueblo que marca una constante en mi vida, y probablemente seguiré volviendo a él. Allí se inició mi juventud en un debate sobre la fe y la política. Te dejo un enlace: REVOLUCIÓN Y SARDINAS.

XuanRata dijo...

La nostalgia es como un queso de gruyere: llena de hoyos y de ojos, hoyos por los que ver y ojos que nos miran. Y si el día no dura eternamente, la playa sí.

Qué intensa esta imagen que muestra el gesto del que interrumpe su labor por un instante para levantar la mirada y horadar ese otro agujero en el horizonte.

LA ZARZAMORA dijo...

Acallemos esa voz pues e intentemos prolongar ese verano en los ecos del recuerdo.
Besos, Pedro.

José Núñez de Cela dijo...

alargar los juegos... alargar la infancia... permanecer varado en la playa... grandes tentaciones!

Abejita de la Vega dijo...

En mi infancia hubo muy poco mar, casi nada. El mar de mi infancia sería el arroyo San Medel o el río Ausín, en lo que llamábamos Venta de la Petra...La anécdota de San Agustín me la contaron mil veces. Todo el agua del mar en tu hoyito, era posible.

matrioska_verde dijo...

un texto maravilloso, de verdad.
me ha encantado.

para que esa nostalgia no nos devore hay que renovar los votos con el mar, una y otra vez, para que las nuevas imágenes se prendan en el retina y aunque no seamos ya niños, cavar hoyos y dejar que el mar los inunde, o escribir nombres en la arena...

biquiños,

Kety dijo...

El texto, un Poema con mayúscula.
La memoria es sabia como la arena y sabe guardar los buenos recuerdos.

Tienes un modesto regalo en mi blog, si te apetece.

Un abrazo

omar enletrasarte dijo...

la hermosura del lugar, hace sonreir a cualquiera, pese a las voces del final
saludos

José Antonio del Pozo dijo...

en la playa, con el sol, como vamos medio en bolas, siempre con la condición de que no esté masificada,pensamos en el Paraiso, claro, pues apenas necesitamos nada para vivir, para vivir, salvo el todos los días de la semana... sólo que el Paraíso, lo sabemos de sobra, es sólo un espejismo todos los días del año
saludos blogueros

lichazul dijo...

el mar es el mar, sus orillas son las distintas

desde mis orilla un abrazo
Besos

El Gaucho Santillán dijo...

Es que todo termina al fin/. Nada puede escapar,/Todo tiene un final,/ todo termina..."

La certeza de nuestra finitud, ademàs, es lo que nos obliga a escribir.

Un abrazo.

pancho dijo...

Aires de verano azul con el mar en la maleta de los sueños que nos nutren.

María dijo...

¿Sabes? esta playa la recuerdo desde mi infancia, desde entonces no he vuelto a ir por allí, y ahora me has trasladado en el tiempo.

Una foto preciosa.

Un beso.

Asun dijo...

Yo no conocí la playa en mi infancia sino ya unos pocos años, y la verdad es que no guardo muy buen recuerdo. No porque no me gustara —aunque la verdad es que la arena me incomodaba bastante–, sino porque ese día me rompí el dedo meñique del pie.
¡No te puedes imaginar lo que duele!

Sin embargo después la he disfrutado a tope y me encanta. Creo que en alguna vida anterior debí de nacer a orillas del mar.

¡Qué ganas de que el verano me lleve de nuevo a la playa!

Besos

Asun dijo...

Quise decir "sino ya con unos cuantos años".

Es que pienso en la playa y me emociono jejejeje.

Besos de nuevo.

Estrella dijo...

¡Qué colores tiene esa foto! Están vivos.

Saludos.

Montserrat Sala dijo...

Espero y te deseo que encuentres esta arena de oro molido de tu infancia. coge también un lata de sardinas, la llenas de aquella agua salada de tus recuerdos, y te vuelves a tu Valladolid natal. Pones lo que traes que la playa de S.vicente de la Barquera, y veras como su sabor impregna tu despacho, y podrás resistir unso meses hasta gue llegue el estío. Y mira hoy estoy de consejos: Este verano, cambia de Mar.
Un beso. profesor.

Natàlia Tàrraco dijo...

Allí, en esa playa cantábrica, al parecer Vicente se encontró con la indecible barquera, y ese día ni llevaba toalla, el verano empezaba.
Besitos pensando en el lugar concreto, ese de los recuerdos donde la mar continua a pesar de todo.

virgi dijo...

¡Jo, te ha quedado un cuadro espectacular!
Besos

J. G. dijo...

significa mucho veo para más de uno, en mi caso la primera vez fue un viaje de paso a la espera de recaer al año siguiente.

Bertha dijo...

... soy como Serrat, nací en el Mediterráneo, pero hoy disfruto de otras playas.Que verdad: que los recuerdos de la infancia se quedan marcados a fuego y más si son recuerdos que te retrotraen a momentos y vivencias que te marcaron para bién.Es muy dificil arrancar esa sensación...

-Conozco las playas Cántabras por ser hija de madre Bilbaína y eso tambien marca...

Merche Pallarés dijo...

Precioso San Vicente de la Barquera.
A mi lo que se me quedó grabado de mis playas de la infancia eran por la mañana ir a Fuenterrabía donde casi no se veía un traje de baño, las mujeres llevaban vestidos y todo era oscuro y gris. Luego por la tarde ibamos a Ondarraiz, Hendaya, Francia donde todas iban con bikini y había mucho color. Profusión de ikurriñas, anuncios del licor Izarra con bailarines vascos, postales muy verdes... En fin, en un día dos mundos completamente opuestos. Besotes playeros, M.

Delgado dijo...

Las playas siguen ahí, y las ocupan otros, nosotros cambiamos y algunos de los nuestros faltan con el tiempo. Nuestros recuerdos son los que siguen una y otra vez visitando esas playas hasta el final.

jg riobò dijo...

Jubilados es posible que nadie nos diga que recogamos las toallas.

Camino a Gaia dijo...

El mar está en la gota, la vida, en el momento.

MIMOSA dijo...

Siempre se puede volver a cavar y enredar el mar en un hoyo como ese.
Besos Pedro.

Paco Cuesta dijo...

La ineludible voz de la realidad