jueves, 26 de enero de 2012

La seducción y la palabra y noticias de nuestras lecturas.


El Marqués de Bradomín, además de su arrogancia física y el prestigio y atractivo que le da su posición aristocrática, no duda en usar la palabra como seducción. Esto es normal en el personaje literario del seductor y una de las claves que definen la esencia, por ejemplo, del Don Juan de Zorrilla. Sin embargo, el estilo de sus palabras es muy diferente al de Zorrilla: en este, la palabra era un torrente que atrapaba a la mujer a la que se dirigía en una red de la que difícilmente podía salir. El Marqués de Bradomín usa la palabra de forma diferente -no podía ser de otra manera, dado el estilo impresionista en el que están escritas las Sonatas- aunque con el mismo efecto. Es conciso y, en muchas ocasiones, demasiado directo y brutal, como si no tuviera tiempo. También hay que descontar la diferencia de género: el teatro romántico es, sobre todo, palabra; en la novela se puede -tal y como hace Valle- omitir palabras dichas para dejar solo las necesarias, pero esta selección es significativa siempre. Aunque en todas las novelitas de las Sonatas sucede lo mismo, será en la Sonata de primavera en donde veamos este proceder de forma más clara por comparación, incluso, con la obra de Zorrilla. Hay un momento, en el drama, en el que Don Juan ha derramado sobre Doña Inés, para seducirla -en un proceso en el que, curiosamente, acabará seducido y enamorado el mismo protagonista-, tantas palabras que la novicia no puede más que exclamar:

Callad, por Dios, ¡oh don Juan!,
que no podré resistir
mucho tiempo sin morir
tan nunca sentido afán.
¡Ah! Callad, por compasión,
que oyéndoos me parece
que mi cerebro enloquece
y se arde mi corazón.
(IV, 1)

En Sonata de primavera hay una escena similar. María Rosario, que tiene dentro de sí un mundo mucho más convulso que el doña Inés, le pide lo mismo al Marqués:

- ¡Callad...! ¡Callad, os lo suplico...!

Noticias de las Sonatas

Luz del Olmo se inspira en una frase de Sonata de primavera sobre la tristeza para componer un bellísimo poema.

Myriam demuestra cómo, a través del lenguaje, Valle resalta todo el mar oculto de lo que ocurre en verdad en el Palacio de la Sonata de primavera bajo una superficie de aparente y hermosa armonía...


Mª Ángeles Merino comenta el inicio de la Sonata de primavera a partir de la dualidad Eros-Tánatos y el juego que establece Valle entre estos dos elementos.

Pancho hace un magistral trabajo de resumen e ilustración de la Sonata de primavera y llega a un final que nos cuestiona, con las lágrimas de Bradomín, qué verdadero recuerdo del amor de María Rosario le acompañaba al final de su vida...

11 comentarios:

São dijo...

Realmente, a palavra quando bem utilizada tem um terrível pode sedutor...

Bons sonhos, amigo mio.

lichazul dijo...

el deseo se enciende a través de las palabras


Besos

Estrella dijo...

Maria del Rosario debe pensar que oídos que no oyen, corazón que no siente y por eso lo manda callar. Por si acaso :-)

Saludos, Pedro y a todos los paseantes de La Acequia.

Gelu dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

A amar bien también se aprende. Y Bradomín no sabía. Quizás, con el tiempo, lo hubiera logrado con María del Rosario.

Pero sus conocimientos adquiridos, enseñados por maestros que sólo contaban por número las conquistas, no le sirvieron. Valle Inclán, hace que el Marqués irrumpa en la vida de la joven como un rayo.

Se repite en los Donjuanes, Casanovas, Vizcondes de Valmont,... y logra fascinar -especialmente- a muchos lectores masculinos.

Saludos

Merche Pallarés dijo...

Estoy en ello. Te daré mi opinión (aunque poco importe...) en cuanto la acabe, mientras, disfruto leyendo tus análisis y los de los coleguis :) Besotes sonatinos, M.

Paco Cuesta dijo...

A lo largo de la lectura he buscado una frase, una palabra que definiera la acción de Bradomín. En tu entrada, querido Pedro la he encontrado: "COMO SI NO TUVIERA TIEMPO".
Gracias

Myriam dijo...

El protagonista que es atrapado por la misma red que tiende... me has motivado lo suficiente para leer la obra de Zorrilla.

Y con respecto Valle-Inclán ya sabes cuánto me gustan sus pinceladas impresionistas.

Besos

pancho dijo...

Valle plantea el cortejo como una lucha de contarios: el bien y el mal, la santidad con Satanás, la virtud contra el pecado. El resultado no podía ser otro que la derrota del seductor sacrílego.
A pesar de que Bradomín se emplea a fondo con María Rosario, no consigue doblegar la fortaleza. No pasa de ser "un engaño del sueño" para ella. Incluso llega a llorar ante la futura monja, que para el orgullo de un Don Juan es la humillación máxima. Es curioso que el único rechazo de una mujer - creo- se produzca cuando está en todo su esplendor físico. Como de los fracasos también se aprende, seguro que en la próxima perfeccionará su táctica oral.

El pasaje del "callad, callad" tantas veces repetido es una obra de arte. Valle carga las tintas en un acoso insoportable para justificar el rechazo. Digno de varias lectura.

Gracias por lo de "magistral" ¡Qué bien suena!

Abejita de la Vega dijo...

Soy una gran admiradora, a pesar de los ripios, de aquel don Juan al que su doña Inés le implora, de su hidalga condición, que le arranque el corazón o la ame, porque le adora. Este no tiene tanta labia, seduce de otra manera. Valle Inclán tenía muy presente la obra de Zorrilla, se ríe un poco de ella, la parodia tal vez, pero la admira. Le has pillado en esas palabras de María Rosario.

Eros y Tanatos, amor y muerte, esta última no ha dicho la última palabra, en esta obra.

Gracias por tus palabras, besos.

Montserrat Sala dijo...

Hola profesor: NO tengo nada que comentar de estas lecturas que no dudo que son muy interesantes. pero hoy solo paso para anunciarte,e invitarte al ecuentro de blogueros que tendra lugar en BARCELONA EL DIA 5 DE MAYO DE 2012. Se ha buscado una fecha, lejana para que pueda organizarse con comodidad.

Un saludo muy cordial

Kety dijo...

Un abrazo silencioso