jueves, 12 de enero de 2012

La construcción de un personaje y noticias de nuestras lecturas.


Al leer las Sonatas -como lo hacemos- no en su orden argumental sino tal y como fueron apareciendo, podemos percibir cómo Valle-Inclán fue afirmando algunas de las características de su personaje protagonista. Sin duda Valle fue sensible a la recepción por parte del público (recordemos que parte del texto, en una primera redacción, lo había publicado en la prensa) y supo captar tanto lo que atraía como lo que se rechazaba, tanto en el estilo como en el argumento. No olvidemos que se publicaron en plena polémica sobre el modernismo, al que se atacaba desde muchos frentes. Valle, sin duda alguna, profundizó en lo que se apuntaba en Sonata de otoño: el estilo se convirtió cada vez más en una labor minuciosa en la que se mezclaba lo literario con lo plástico y musical; el argumento fue haciéndose cada vez más perverso y menos convencionalmente moral. Bradomín se nos desvela en Sonata de otoño como un maduro amante fetichista que se entrega a sus amantes pero sin ninguna lealtad; esto se agudiza en Sonata de estío cuando lo vemos absolutamente cruel con la Niña Chole, dando paso a una manifestación abierta del sadomasoquismo psicológico. En Sonata de primavera, el Marqués -que ha ido creciendo hacia atrás por esta forma de construir la narración- es absolutamente egoísta en su acoso a la joven de la que se enamora y en cuya casa está hospedado. Cualquier lector que no hubiera podido odiarlo en las dos primeras novelas, aquí siente una repulsión por él, pero ya está atrapado por la historia gracias a la forma en la que trabaja el estilo Valle.


Noticias de las Sonatas

No os perdáis el comentario final de Merche Pallarés sobre Sonata de estío. El Marqués no sale bien parado que se diga...

Gelu publica su cuarta selección de frases que oportunamente nos llevan al corazón de su lectura de Sonata de estío...

Myriam, desde el lenguaje de Valle-Inclán, llega a una de las claves de la Sonata de Primavera: el temblor de la naturaleza entera, que despierta, pero no puede escaparse de la Sonata de estío y vuelve a ella para planterarnos un paralelismo entre el mito y la sexualidad de la obra que puede resultar interesante.

Mª Ángeles Merino, en su resumen de lo que ocurre en Sonata de otoño tras la cobarde forma en la que el Marqués perdió a la Niña Chole, da las claves para que comprendamos lo que sucede dentro de Bradomín y su relación con la joven mexicana.

Pancho comenta el final de la Sonata de estío, en la que se desvela la parte de la personalidad del Marqués más cruel, sin duda. Recomendable el reportaje fotográfico

12 comentarios:

lichazul dijo...

siempre brillante Profesor, su reseña atrapa, mejor que el autor diría yo, ya que hace más cercano el entendimiento y la guía hacia ese trabajo llamado Las Sonatas

besitos:) Pedro

Gelu dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

Gracias, por todo. Ha sido un acierto escoger estas obras de Valle-Inclán. Y otro más, el orden de la lectura.
Cada pasaje añade detalles al protagonista que no se acaba de conocer y nos sorprende.
Bradomín se ríe hasta de su sombra, y nos hace cómplices al reír con él, sin poder evitarlo, al leer algunas de sus egoístas reflexiones, irónicas o sinceras.

A ver cómo se nos presenta ahora en la 'Sonata de primavera'.

Un abrazo

Joselu dijo...

No he participado de la lectura de las sonatas, aunque las tengo en la más alta de las estimas. El marqués de Bradomín es una criatura literaria cuya esencia es el desafío al mundo y a la existencia, se salta reglas y códigos, cayendo si es necesario en la abyección, que no deja de ser parte del juego, porque el Marqués de Bradomín no es un ser real, es absolutamente inverosímil. Es un ente ficticio y ambiguo moralmente. No puede juzgárselo como si los ponentes fueran los delegados políticos del desaparecido ministerio de Bibiana Aído. Esto no es un tribunal sobre la corrección política del marqués de Bradomín. Es abyecto, desafiante, altanero… ¿y qué? A mí me gusta así. ¿Hacemos una comisión paritaria para depurarlo de sus defectos políticos al marqués de Bradomín y lo convertimos en una criatura fofa y sin consistencia ajustada a la corrección imperante? El marqués es así, y es admirable precisamente porque es así. No lo juzgo moralmente, y es que el juicio moral debe abstenerse ante la creación literaria. La mayoría de héroes literarios son ambiguos. ¿Condenamos a don Quijote por cabroncete cuando no ayuda a su escudero en el caso del manteamiento? ¿Lo llamamos sádico y clasista?
¿Condenamos al Cid por antisemita y machista? El se va de aventuras y deja a su mujer y a sus hijas en un convento y luego las casa con los infantes sin tener en cuenta su opinión?

Detecto una tendencia a hacer crítica moralista y puritana que no cuentan con la ambigüedad moral de la literatura.

José Antonio del Pozo dijo...

Bradomín, salvadas distancias, ¿sería un Anibal Lecter de entonces, en su refinada inteligencia sado-maso, y las clarice starling de turno quedan hechizadas en parte ante su porte y ante su tacto?
claro que sea un gran personaje no quita para que pueda ser un cantamañanas como persona, es decir, en tanto que portador de valores.
saludos blogueros

Delgado dijo...

Muy interesante leer tu comentario, pues es verdad que el aspecto psicológico de Bradomín no se percibe de la misma forma leyendo las sonatas en el orden convencional. En otoño y primavera es donde se ve al Brado más "cruel", tal vez en invierno cambie la cosa, cuando leí la obra no me pareció tan hipócrita, aunque también tenía suyo. Ya lo dirán los expertos cuando toque.

Saludos.

Paco Cuesta dijo...

Resulta absolutamente necesario estar atento a esa evolución del personaje.
Gracias por la orientación.

Myriam dijo...

Hay algo que me encanta del trabajo que venimos haciendo contigo y es que nos enseñas a ver, sentir y palpar la construcción de los personajes -no solo de Valle, de todos los autores que vamos viendo- desde toda las perspectivas posibles, porque los personales, como las personas, somos complejos.
hay múltiples dimensiones, aristas, recovecos.

Entender a estos personajes así, nos hace entendernos también a nosotros mismos y a nuestro prójimo.

Un beso y muy buen fin de semana
saludos a los compañeros de lectura y a los paseantes.

Myriam dijo...

porque los personajes, dice. vale.

pancho dijo...

A mí me parece muy moderna esa manera de publicar pequeños capítulos en los periódicos de la época. El autor tenía así la posibilidad de hacer cambios en la evolución de los personajes según la reacción de los lectores.

Me imagino su lucha con los adjetivos para dejarnos su prosa tan precisa, preciosa y sobre todo rítmica - una maravilla de sonoridad- .

Valle ahonda en los sentimientos irracionales de las personas, y lo hace a sabiendas, como una provocación, buscando la belleza en las formas y su liberación. Para ello no le importa crear el ser más despiadado en el asedio de María del Rosario. Se hace odioso, tienes razón.

Gracias por la recomendación. Viendo a unos y otros me voy fijando en lo que hay que hacer para sacar fotos, que no es sólo darle al botón.

Una abrazo.

Abejita de la Vega dijo...

Es verdad, nos ha atrapado ese sinvergonzón de Bradomín. Habrá que ver a donde llega su refinada crueldad, ahora que es un jovencito. Y con un casi monja, en un ambiente tan eclesiástico que huele a incienso el pasar de páginas. Esa escena de la niña probándose el hábito como si fuera un vestido de fiesta, rodeada de sus admiradas hermanitas. ¡Qué guasón es don Ramón!

Nunca pensé que me iban a interesar así la sonatas. Porque Concha me parecía una pelmaza beaturrona y la Niña Chole una calentorra, con perdón.

Besos, Pedro.

Estrella dijo...

Empiezo ya con la Sonata de primavera. Me espero cualquier cosa de este Bradomín. ¡Es tan humano! En todo el amplio sentido de la palabra.

Saludos.

Euphorbia dijo...

Aún no he empezado con la de primavera, pero ya hace un buen rato que el marqués me parece odioso, de hecho desde la de otoño.
Por lo que parece ésta promete.
Un beso