miércoles, 7 de diciembre de 2011

Qué ha pasado en cien años. Darío y la hispanidad.


En 1905, Rubén Darío publicó uno de sus mejores e innovadores poemarios, Cantos de vida y esperanza. Con él se proponía muchas cosas: mostrar la madurez de su estilo, replicar con poemas a aquellos que acusaban a su modernismo de escapista y vano, ampliar los matices de su poética, profundizar en la experimentación formal en la poesía en español, etc.. En él culminaba su relectura de la tradición española mezclada con la herencia precolombina y las influencias de otras raíces culturales y, con la dedicatoria del poema Los cisnes a Juan Ramón Jiménez, señalaba definitivamente, entre los jóvenes artistas españoles, a quien sería su sucesor en la labor de la construcción de la modernidad poética.

Pero había algo más que quizá soprenda a aquellos que no hayan leído la obra de Darío y que tengan la idea desenfocada que de él se ha trasmitido en la historia de la literatura empeñada en simplicarlo como el autor de la Sonatina -por otra parte, poema tan mal leído-. Hoy, al menos en España, apenas nos queda la huella de Darío como poeta del ritmo: pero fue mucho más porque nunca dejó de ser uno de los mejores y más claros intelectuales del momento, labor que todavía está por rescatar. Darío, junto a otros pensadores hispanoamericanos y españoles, fabricó un nuevo concepto de hispanidad que superara las viejas heridas derivadas de la colonización y de la independencia de las nuevas repúblicas americanas. Este nuevo concepto nació como necesidad entre los intelectuales más concienciados de la América hispánica -de la América latina, por ampliación- ante la amenaza que para ellos significaba el auge de los Estados Unidos como potencia dominante. Así, elaboran la idea de una contraposición entre la cultura anglosajona, basada en lo material, frente a una cultura hispana -latina- sustentada en lo espiritual. Dos años antes de Cantos de vida y esperanza, publicará Valle-Inclán su Sonata de Estío, en cuyo inicio se participa de la misma idea.

Rubén Darío cristaliza su idea en la Oda a Roosevelt:

Eres los Estados Unidos,
eres el futuro invasor
de la América ingenua que tiene sangre indígena,
que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.

Quizá Darío se equivocara en muchos aspectos del análisis, pero es indudable que detectó a principios del siglo XX, junto a un puñado significativo de pensadores en español, una de las confrontaciones que ha protagonizado la historia desde entonces y que ha supuesto que un modelo de vida -de valores, de pensamiento- se haya impuesto sobre otros. Pero, ¿qué valor tiene hoy la hispanidad? Y, sobre todo, ¿puede ofrecer algo sustancialmente diferente a lo anglosajón que permita modificar el curso de la historia?

24 comentarios:

lichazul dijo...

Darío no erró,
"Latinoamérica es un país al sur de Estados Unidos"...(canción de Los Prisioneros)

siempre hemos estado a la sombra y al vaivén de sus intereses socio-políticos, arma y desarma gobiernos según la tendencia que como Estado tenga ,nada es al azar, todo es meticulosamente preparado e ideado para que funcionemos, esto no es nuevo lo que expongo, es algo que todos saben, pero somos ratones incapaces de ponerle el cascabel al gato.

abrazo

Merche Pallarés dijo...

No conozco la poesía de Rubén Darío pero su oda a Roosevelt me ha llegado al alma. ¡Cuánta razón tenía! Ya vemos que la que nos está invadiendo es la cultura anglosajona más material y pragmática. No deja lugar a los sueños ni a la espiritualidad... Una pena.
Besotes rubéndarinianos, M.

Spaghetti dijo...

Las diferencias entre la hispanidad y lo anglosajón son cada vez menos o las mismas que hay entre Norteamérica del Norte y Norteamérica del Sur.

Spaghetti dijo...

Los nuevos conquistadores no van armados con la cruz y la espada, sino con el dinero y la publicidad. Una invasión más sutil, pero no menos cruel. Rubén Darío invade las américas de poesía pero también cambia su discurso sobre los Norteamericanos en la "Salutación del águila" puede que por el influjo del alcohol.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Esos versos nos dicen que tenía muy claro el panorama futuro para América y el mundo.

Un abrazo.

Myriam dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Myriam dijo...

Me resulta muy interesante todo lo que dices aquí. Debo ser una de las pocas personas de la américa hispana -o latina- que no ha leído nada de Rubén Darío y que ni siquiera tenga una vaga y mal formada idea de él. O sea, absoluta y rotunda ignorancia.

pancho dijo...

"Brumas septentrionales nos llenan de tristezas / se mueren nuestras rosas, se agotan nuestras palmas"

Gracias por esta lección tan bien explicada y razonada de Literatura y de Historia de tan alto nivel.

Ahí radica una de las razones de la "vergüenza zoológica" de Valle-Inclán a bordo de la Dalila. No importa que Londres fuera la tierra de refugio del Marqués de Bradomín, su alter ego.

Campurriana dijo...

Buen post. Muy interesante. Seguiré buceando en Rubén Darío.

omar enletrasarte dijo...

No lo sé amigo, pero en todo caso, la picana anglosajona aún se clava con el costado más vulnerable de los americanos hispanoparlantes
Antes de Ruben Darío lo expresaba Bolívar:
"los Estados Unidos de América parecen signados por la providencia a convertirse en opresores de los pueblos libres"
saludos

Francisco O. Campillo dijo...

Leyendo tu post he recordado un poema de Rubén Dario que me enseñó un excelente profesor de Lengua: don Pedro. Es posible que fuese la primera vez que veía a los pueblos indígenas americanos desde una óptica diferente. El soneto se titula "Caupolicán". Mi favorito era el primer terceto:

Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día,
le vio la tarde pálida, le vio la noche fría,
y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán.

¡ Cómo puede llegar a influirnos un maestro que ama su trabajo !

Lola Fontecha dijo...

Simplemente creo que no. Besos Pedro

Abejita de la Vega dijo...

Rubén Dario era el poeta de las princesas de boca de fresa y de Margarita está linda la mar.

Después, el de las esdrújulas ínclitas.

Se le conoce mal.

El optimista era, en realidad,muy pesimista. Ya se veía venir que el primo del Zumosol norteño nos iba a uniformar a todos.´

Los hablantes de español de España pensamos que el español español es el nuestro. Ni nos paramos a pensar que ello son muchos más.

Yo misma, a la vista de un manual deGramática de español para extranjeros, me lanzo a explicar que aquí no decimos ustedes sino vosotros.

Besos, Pedro.

Joselu dijo...

La hispanidad es un concepto vacío de sentido y carece de ningún calor que lleve a unirnos a países que sienten distancia entre ellos fuera de una retórica que ya a nadie convence, La imagen de España como depredadora, antiindigenista, ha predominado y predomina entre los hispanos. Quizás nos sintamos más cercanos a Argentina, pero al resto de países no hay esa cercanía espiritual de la que hablaba Darío. Además los conflictos entre países hispanos es atávico. Estas ínclitas razas ubérrimas son de tendencia individualista y nadie reclama que sean sangre de Hispania fecunda.

Dentro de mi campo de observación me resulta curioso que muchas veces alumnos marroquíes se sientan como más próximos que alumnos latinos a los que es más difícil comprender a pesar de que el idioma parezca unirnos de entrada, pero esto no lo tengo claro.

La hispanidad es un mito y Rubén Darío un gran poeta cuyo poema Lo fatal ya de por sí deja una huella profunda.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Muchas de stas ideas las provocaron nuestros ancestros....un abrazo

São dijo...

A pergunta com que finalizas o texto coloca-me algumas questões, sabes?

Espero que o inglês se não torne a única língua no planeta, sinceramente.

bom resto de semana, amigo mio

Luis Antonio dijo...

En Mexico he podido palpar esto que expones en tu entrada:

"Así, elaboran la idea de una contraposición entre la cultura anglosajona, basada en lo material, frente a una cultura hispana -latina- sustentada en lo espiritual"

Sin embargo se contradicen cuando manifiestan su deseo de poder emigrar al país del "sueño americano"...

Pedro Aros Castro dijo...

Aunque se valore de sobre manera a las sociedades, tecnológicamente avanzados, la humanidad, en algún momento volverá a su esencia y, en eso las culturas indígenas han sido más avanzadas que las que acumulan riquezas materiales, los científicos actuales (no todos) aún tratan de descifrar enigmas, de estas, siguiendo códigos equivocados, un ejemplo: la sicosis desatadas por el calendario Maya, excelente columna, felicitaciones
saludos

Asun dijo...

He de reconocer mi ignorancia absoluta sobre Rubén Darío.

¡Jo, cuánta ignorancia en cuántas cosas acumulo!

Ele Bergón dijo...

Siempre me gustó Rubén Darío por la musicalidad de sus versos, pero también por su profundidad.

En cuanto a la hispanidad, pues que puedo decir después de lo que está pasando ahora, en estos tiempos, pues que Darío tenía toda la razón.


Besos

Luz

Señor De la Vega dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Delgado dijo...

Bonita entrada, además ¿no fue el modernismo una forma de hispanismo llegada del continente americano? pues bajo la guía de esa estética muchos poetas se pusieron en contacto.

Señor De la Vega dijo...

Mi Señor Ojeda,
Contemplar la romanización, la hispanidad o la McDonalización del mundo con prejuicios al homogeneizador, más que a la homogeneización, trasluce apenas que perdimos el gusto en los matices y que hablamos como fruto maduro de un genético tuttifrutti.

Basta repasar algunas estrofas del Señor Dario (si apreciamos la rima) para asegurar sin temor a equivocarnos que poseía un cerebro prodigioso, un don en el dominio de la lengua y una musicalidad propia de un compositor sin duda portentoso.

La poesía sin embargo, apunta a más que el virtuosismo con las formas, y ese horizonte a veces la sitúa en lo inasible también para los genios, y las formas trabajadas tan solo con las notas de la lengua, penetran en ingenuas muchedumbres que ofrecen eco y coro, vaciando al poeta.

Leyendo a Darío, uno observa que se vació más veces de las que pudo soportar su genio, la razón imagino, que fue el vacuo fondo cuando nos acompaña de por vida; que no por trágico resulta único, sino habitual entre mentes (geniales o vulgares) usurpadas por la banalidad del mundo que se escoge.

Suyo, Z+-----

Paco Cuesta dijo...

Soñó con un tiempo mejor para las relaciones con la América Hispana, quizás se quedo en sueño.