lunes, 28 de noviembre de 2011

Europa y la crisis


Desde la caída del muro de Berlín en 1989, la etapa histórica que conocemos como Postmodernidad estaba necesariamente superada aunque podamos marcar esa fecha como su hito central. El cúmulo de ideas que la sostenían había nacido para dar salida a la situación de bloqueo de la etapa final de la Modernidad, que había dividido radicalmente el mundo en dos en lo que parecía un conflicto sin solución posible. Aunque muchos negarán el éxito a las ideas postmodernas, lo tuvo. Pero, como suele ocurrir en todas las fases históricas, el éxito es el anuncio de que nace un nueva realidad, una nueva situación histórica. Y las ideas que la han propiciado comienzan, por erosión, a no ser válidas para dar salida a los nuevos problemas.

La caída del muro de Berlín significó la desaparición de un status quo basado en el enfrentamiento entre dos concepciones del mundo: la capitalista y la comunista; el mundo basado en las ideas liberales tal y como se entendía el liberalismo tras el final de la II Guerra mundial (el liberalismo, por mucho que se empeñen algunos guardianes de la ortodoxia no ha sido siempre igual) y el mundo basado en las ideas soviéticas (también con sus variantes). Este enfrentamiento buscaba un equilibrio frágil pero equilibrio, al fin y al cabo, basado en la carrera de armamentos (con la culminación en la amenaza de la guerra nuclear), los conflictos locales en los que se jugaban posiciones estratégicas del tablero mundial y la medida tensión de la política internacional.

Tras la caída del muro de Berlín, Fukuyama pudo anunciar, incluso, el fin de la historia y el advenimiento de un mundo basado en el neoliberalismo y el pensamiento único. Pronto aparecieron grietas en un sistema que parecía haber logrado la estructura perfecta: una sola potencia se declaró la guardiana exclusiva de este mundo, se barrieron las fronteras nacionales para que pudieran actuar a su antojo las grandes multinacionales que se convirtieron en un factor de poder real muy superior a los gobiernos locales provocando desajustes en un continuo choque de placas en el que parecía incuestionable el camino a tomar, los llamados países emergentes tomaban solo las partes convenientes del neoliberalismo (proceso fomentado por los intereses financieros internacionales) mientras seguían aplicando en el interior medidas poco o nada liberales puesto que no se había procurado una mínima cohesión social previa, aparecieron factores religiosos y de otro tipo en grandes zonas del mundo a los que el neoliberalismo no podía dar soluciones correctas, etc.

Una buena parte de la crisis actual, que tanto ha afectado a la vertebración europea, se debe a que no se ha hallado una nueva forma de equilibrio a ese pensamiento único, capitalizado, además, por los sectores más duros del nuevo liberalismo, los llamados neoconservadores y las empresas que trasformaban al cliente en mero consumidor. Durante la época de bonanza a nadie le preocupó tal cuestión puesto que todo el mundo parecía satisfecho con el enriquecimiento fácil y rápido. Parecía haberse alcanzado, de verdad, el fin de la historia: un paraíso del capitalismo en el que todos pudiéramos soñar con ser ricos o, al menos, parecerlo de una manera lo suficientemente atractiva como para que las reivindicaciones sociales no contuvieran peligro para el sistema establecido sino, en todo caso, su fortalecimiento (nadie parecía querer otra cosa sino lo mismo que los demás). Europa -sus dirigentes, sus ciudadanos- no supieron ver que el neoliberalismo que se les ofrecía, sin contrapeso, no encajaba bien con una de las virtudes de la esencia europea por la que venía luchándose desde el siglo XVIII y que, aunque no se había conseguido del todo en el XX, estaba más cerca que nunca: la cohesión social, un sistema de democracia liberal que la protegía y, por ello, defendía el estado de equilibrio social que, sin ser perfecto, era el mejor que había existido nunca y, a todas luces, el más equilibrado que existía en el mundo. Pero la realidad estaba envenenada del llamado pensamiento único y de un consumismo irracional que se convirtió, finalmente, en el motor único de Europa. Europa, hasta la crisis, ya no era una idea, sino un mercado en el que prescindir de las ideas que habían hecho del continente un proyecto.

Con la crisis, Europa ha tomado parte de la medicina que había recetado a otros países cuando lideraba el mundo: en esto, si se aprendiera de la experiencia, podríamos sacar una buena lección. No soy optimista al respecto, por supuesto. Una de las cosas que se juega ahora es, precisamente, si Europa es capaz de generar ideas como las que hicieron aparecer el concepto de ciudadano o de democracia. Ver solo la crisis como una cuestión financiera es no entender lo que ocurre: esta crisis es una fractura de las ideas que han sostenido el concepto de Europa.

19 comentarios:

lichazul dijo...

efecto boomerang sin duda

esto no es solo allá Pedro, es acá y en donde el sistema económico sea tan desproporcionadamente indolente y cero equidad en sus políticas de inversión.

Nos tocará una vez más apretarnos el cinturon,(cosa que estoy acostumbrada a hacer) por este lado del mapa, los pobres al menos cuentan con políticas de asistencia, pero los que estamos en la mitad del sandwich, nos toca bailar con la fea, siempre

BESOS

jg riobò dijo...

Esos barrotes rojo violencia me apartan de esta sociedad.

Merche Pallarés dijo...

Para que Europa genere ideas deberíamos de tener un excelente sistema educativo en todos los países, como ocurría antiguamente, por cierto. Pero juzgando por el panorama que tenemos en España, dudo que salgan mentes brillantes capaces de hacerlo. Para botón de muestra, solo hay que ver los politicastros (salvo rarísimas excepciones) que tenemos. Besotes despolitizados, M.

Txema dijo...

Algunos se dieron demasiada prisa en enterrar a las ideas del marxismo.

El tiempo ha demostrado que es un error. No te diré que echo de manos la URSS, porque era un régimen inaceptable para cualquier marxista, pero, al quedarnos sin URSS, nos quedamos sin referente en el plano social-laboral.

El sistema tenía miedo y quería mantener a sus ciudadanos tranquilos y de ahí las concesiones del pasado, que se han acabado con la derrota (por ahora) del comunismo.

Veremos qué pasa.

saludos

sociedaddediletantes.blogspot.com.es dijo...

Esos barrotes que no nos dejan respirar. Europa=mercado, grietas del sistema. Muy buen texto.
Gracias

Myriam dijo...

Concuerdo contigo en que hay una fractura de ideas que han sostenido el concepto de Europa que debe re-definirse. También la hay, creo yo, en los valores que deben servirnos de brújula indicando el Norte.

¿Pero cómo podremos generar nuevas ideas y valores que nos hagan evolucionar como especie, si atacamos a la Educación, matriz sin la cual éstos no pueden germinar?

São dijo...

A crise em que a Eurpa se encontra é, mais do que tudo, uma crise política.

Entenderão isto os medíocres governantes actuais? Duvido! Penso qe, desgraçadamente, o preço desta cegueira e desta incompetência será elevado. Oxalá me engane!

Quanto ao anunciado fim da Hostória, quem o fez - e quem concordou - é tonto de todo, francamente.

Abraços, meu querido amigo.

Ah: Fiz ligação para o Facebook.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Creo que has logrado enunciar un excelente panorama de nuestra situación crítica general.
Ahora, hay que animarse a construir el cambio.

Un abrazo.
P.d
esa foto logra inquietarme.

omar enletrasarte dijo...

¡qué difícil hermano!! sí hay un mundo hegemónico, con un gendarme armado hasta los dientes para poner el 'orden mundial' (dije imponer)
...
aboguemos por dejarnos de establecer diagnósticos, aboguemos por proponer que querríamos para nosotros mismos, aboguemos por un mundo solidario,
...
en todo caso, la lucha es por impedir que financistas y banqueros jueguen 'al juego de la oca en el mercado' y no solo se les controle sino que se les sancione por no tener escrúpulos
...
un abrazo solidario

Gelu dijo...

Buenos días, profesor Ojeda:

La Educación de las gentes, lo más importante. Y honradez generalizada voluntaria y obligatoria, de todos y cada uno de los ciudadanos.

En el mundo de la política están concentrados los genios más preclaros. Y como “en el otro campo”, casi se les supone el don de la ciencia infusa. Sirven para todo sin un bagaje previo, los instalan de la noche a la mañana y luego no se les exige responsabilidades, y su futuro está garantizado económicamente de por vida. Y si han dejado un desastre a su marcha, al cabo de un tiempo, vuelven y pelillos a la mar.

Increíble?. ¡Cómo no iba a conducirnos tanto disparate a la situación en la que nos encontramos!. Despilfarro, incompetencia, y algún que otro caso oscuro en todas partes.
Es hablar por hablar, pues no sirve de nada.

Saludos.

Montserrat Sala dijo...

Muy buen análisis, profesor. Estoy completamente segura, que estas en lo cierto y yó añadiria, que todos absolutamente, estabamos tranquilos y confiados es el nuevo status que acabámos de conquistar. Y quién es capaz de pensar otra cosa cuando nuestros principales dirigentes, pregonaban a los cuatro vientos, que el sistema de pensiones estaba garantizado hasta el año 2030? Y que habia tantos fondos en el arca de los paises de Europa. Pero no nos dijeron la verdad si es que la sabian. Y para o levantar sospechas
salian decretos para regalar el dinero a manos llenas, a los bebés recién nacidos, prebendas a todos los inmigrantes, carceles nuevas y cómodas con derecho a todo. Enfín el despilfarro junto con la corrupción. creo que tambièn Sin ser, lo sé. el detonante principal.

Isabel Huete dijo...

Anoche, después de hacer un comentario bastante largo, al final no me dejó publicar y se borró, así que sólo entro para decirte hola porque ayer ya es pasado y hoy no tengo ganas de pensar... :)) Besotes

Rubén dijo...

Un conciso y certero análisis de la difícil realidad actual. Un abrazo.

Spaghetti dijo...

No creo del todo en esa unidad ideológica de Europa, siempre ha habido focos importantes de escepticismo, especialmente entre los que más tienen.
En esta crisis, si tomamos conciencia de nuestras posibilidades, veremos que vivir un poco peor es mucho más barato.
Si el consumo empieza a ser más responsable, la producción tomará nota y se hará también más responsable, y volverá ese equilibrio que necesitamos.

pancho dijo...

Los dos grandes enfrentamientos entre humanos se han producido en Europa. Por eso esperemos que no haya un tercero, o que espere hasta que ya no existamos - como mal menor digo-. Además sobramos muchos, como dicen los entendidos. Al menos podemos aún decir que "Tenemos el lujo de no pasar hambre", y tener trabajo (del que pagan), que no es poco mirando alrededor.

Joselu dijo...

No confío en Europa como proyecto de futuro. Somos demasiado dispares. No puede funcionar más allá de lo económico y ahora tampoco. Tenemos demasiada historia detrás. Un sueco y un italiano, un lituano y un portugués no tienen nada que ver. Si ingresara Turquía, lo que puede ser plausible sería un cóctel caótico. Es un bello pensamiento creer que podemos volver a los orígenes de la polis griega y que sean nuestro fundamento, pero eso no tiene nada que ver con la historia de Europa que está jalonada por guerras permanentes en su historia. Guerras de religión, dinásticas, nacionalistas... Europa está condenada a su extinción, será, como máximo un hermoso balneario, como piensan los americanos. No tenemos futuro político compartido.

Abejita de la Vega dijo...

¿Verjas pintadas de rosa?

Kety dijo...

Nos olvidamos que cada uno tiene que asumir su estatus, sin sobre-pasarse, y así nos va.

Un abrazo

Paco Cuesta dijo...

Encasillados en el "bien vivir" unos tras la vorágine del trabajo que producía el bienestar, otros en la tranquilidad del trabajo para toda la vida, hemos conseguido que los árboles no nos dejen ver el bosque.