martes, 18 de octubre de 2011

La esperanza tras el sufrimiento. El viaje de Güendolina, de Carmen Santamaría


A veces la vida nos pone en lugares límites. A todos, aunque no siempre lo vivamos de la misma manera. La soledad, una pérdida, la marginación, el sufrimiento por la enfermedad o el maltrato que recibimos...  Cuando caemos en estos estados nos parece que solo nosotros estamos en esa situación: la tendencia primera es el aislamiento porque pensamos que nadie nos puede comprender, nadie nos puede ayudar o todos pueden hacernos daño. Es parte del duelo, una parte necesaria pero solo la primera. Si no superamos esa fase nos convertiremos en seres sufrientes de por vida. Si no aprendemos de esa experiencia, repetiremos el error con frecuencia.

De eso trata El viaje de Güendolina (Equipo Sirius, 2011), de Carmen Santamaría, una novela que plantea el encuentro de personajes que arrastran carencias emocionales: una alta ejecutiva incapaz de mantener una relación sentimental estable; una madre y una hija unidas por el sufrimiento de un pasado traumático; un profesor de instituto solitario que no sabe luchar por aquello que le gusta. El hilo que les unirá será el encuentro con un libro que cuenta la fábula de Güendolina, una joven que inicia el camino simbólico de la vida para regresar más fuerte y, sobre todo, con una identidad definida tras todas las experiencias que le surgen. El libro ejerce una fuerza irresistible sobre todos ellos y les sirve para agruparse, para ayudarse mutuamente y formar un grupo al que sentirse unidos: el círculo necesario para que ninguno de ellos se vuelva a encontrar solo. Abandonan su dolor propio para cooperar y ayudarse unos a otros.

Quizá la tesis de la novela peque un poco de ingenua en la solución, pero eso le permite exponer la apertura de estos personajes solitarios -muy bien caracterizados en el relato- que viven la existencia con tantas carencias de inicio. La obra, sin duda, plantea una forma óptima para salir adelante ante los retos de la sociedad contemporánea, que tanto nos aísla los unos de los otros y que tanto convierte en extraños a los que conviven en un mismo edificio.

El viaje de Güendolina, segunda obra de la autora tras Balcones, caminos y glorietas de Madrid. Escenas y esceanrios de ayer y de hoy (Sílex ediciones, 2005), se lee con facilidad y despierta la empatía con las vidas de los personajes a partir de una estética realista que presta minuciosa atención a los pequeños detalles de la vida cotidiana: ruidos, aromas, conversaciones.

20 comentarios:

Spaghetti dijo...

Ahora estoy con "Stoner" de John Williams, donde se puede encontrar respuesta a tu pregunta de si nos hacemos viejos?, donde dice que "a alguien se le concedió la sabiduría y al cabo de los años encontró la ignorancia" no son los recuerdos síntoma de senectud, sino la pérdida de la capacidad de sorprenderse, y eso aún lo conservamos.
Leeré "El viaje de Güendolina" (si por aquí lo encuentro) cuando termine "Stoner" eso si no recomiendas algo mejor mientras tanto.
Un abrazo grande.

lichazul dijo...

interesante recomendado literario Pedro
gracias por divulgarlo
tu reseña y crítica le abre espacios

besos y buena semana

Myriam dijo...

Una pena no haberlo sabido cuando estaba en España. Ahora me cuesta 41 Euros (17 el libro y 24 los gastos de envío, así que tendrá que esperar a otro viaje; me parece interesante.

Besos

Merche Pallarés dijo...

¡Maravillosa reseña! Lo leí y es todo lo que tu dices. Besotes Güendolineros, M.

Paco Cuesta dijo...

Pasa a mi lista de espera. Gracias

São dijo...

Bom, quando for a Espanha vou mergulhar horas numa qualquer livraria ....rrss

Besos, querido Pedro

Anónimo dijo...

Guendolina? me resulta conocido...


pedro quiero dejarte un gran saludo y un cariñito amistoso en la mejilla

gracias por estar siempre....
yoestoy muy contenta porque estamos entrando en el calorcito aqunque algunos dias de frio se quieren quedar...


besines sau :D

José Antonio del Pozo dijo...

Excelente reseña, que invita a leer con ganas este viaje de Güendolina, nombre este, por cierto, de una canción de julio iglesias en eurovisión hace mil años.
saludos blogueros

josef dijo...

Tiene buena pinta pero quizá sea un poco dura para mí en instantes en los que me encuentro demasiado sensible a todo lo que me rodea...

Un abrazo.

omar enletrasarte dijo...

Como un luchador incansable (de las letras) nos tienes "a raya" haciéndonos leer. Haciéndonos mejores.
Trataremos de hacernos de la novela reseñada.
un abrazo

El Gaucho Santillán dijo...

Veremos de hallarlo.

Un abrazo.

Rosario dijo...

Interesante la reseña, tomo nota. Será mi próxima lectura, en cuanto termine los dos que estoy leyendo.
Un saludo.

Campurriana dijo...

Tiene buena pinta. Gracias, Pedro. Me han regalado ahora Maldito karma. ¿Lo has leído?...

Estrella dijo...

Es muy sugerente la reseña que haces, Pedro, dan ganas de leerla. Aunque el título me lleva a unas palabras del filósofo Séneca (creo que son de él, pero igual me equivoco) "sin miedo y sin esperanza". Ahí estoy yo, sin miedo. O lo justo únicamente, que ya tengo una edad, y la esperanza puesta en el horizonte. Avanzando hacia él sin perderlo de vista, pero sabiendo que nunca lo alcanzaré. Que sólo es un Norte, una guía que me ayuda a avanzar en el camino. Pero teniendo presente que los pasos he de darlos por mí misma y que no puedo dejar de caminar porque eso sería dejarme vencer. Y mientras haya aliento no queda sino batirse. Lo otro sólo sería una salida fácil, y para el día que haya que preparar las monedas para Caronte creo que las pagaré con más satisfacción si ya he quemado todos los cartuchos que tenía dispuestos para mí. O eso espero.

Estoy terminando Resurrección, de Tolstoi (¡qué grandiosa novela! Cómo me está gustando) y ayer ya me traje de la biblioteca las Sonatas de otoño (las otras tres las tenía en casa). La lista que tengo de lecturas es... ¡como el diámetro de la Tierra, por lo menos!
:-)

Gracias por tus recomendaciones, Pedro.

Un saludo muy cariñoso

Asun dijo...

Leí en su día la reseña que hizo MERCHE, y ya me entraron ganas de leerlo, de hecho hace unos días me acordé de él.
Ahora, al leer tu entrada las ganas vuelven a cobrar fuerza.
Sé que lo acabaré leyendo.

Un beso

MIMOSA dijo...

Es una buena reseña Pedro, más que nada porque trata del pan nuestro de cada día, y creo que la situación en la que actualmente nos encontramos, cada día más fomenta el hecho de que muchos estén encontrando lazos de unión y entre ellos se den el apoyo necesario, algo tan importante que parecía extinguido.
Besos Pedro.

María dijo...

Ayer leí la entrada y se me debió pasar el comentarla.

Lo anoto para estos días que vendrán de navidades.

Gracias, por la recomendación.

Un beso.

Abejita de la Vega dijo...

Tiene buena pinta, para el cesto...

Besos

OceanoAzul.Sonhos dijo...

Me parece muito bom... obrigada Pedro.

bjs
oa.s

Vicent Ibiza dijo...

Lo leeré....