miércoles, 26 de octubre de 2011

Cómo un gesto indica una obra maestra

Por la voluntad de alguien, el azar o el deterioro, el único manuscrito del Cantar de Mio Cid conservado comienza abruptamente. Como todos saben, le falta la primera hoja. No era la voluntad de su autor, por supuesto: en la época no se estilaban estos comienzos sino que se ponía en antecedentes al lector. Esta pérdida, sin embargo, le dota al inicio del Cantar de una modernidad sorprendente y de un impacto plástico inigualable hasta el punto de que lo mejora: quien lee o escucha los primeros versos se encuentra, de golpe, con el rostro del héroe. Más precisamente, con un gran primer plano de los ojos de Rodrigo Díaz, que llora abundantemente:

De los sos ojos tan fuertemientre llorando

Muchos héroes clásicos habían derramado lágrimas en la literatura épica clásica o medieval, pero ninguna de esas lágrimas adquiere la condición humana que tienen las del Cid, que llora como cualquier de nosotros lo haría cuando contempla la estampa de su casa, que debe abandonar para marchar al destierro dejando las puertas abiertas y las estancias vacías y en desorden. El dolor del Cid es bien humano, pero lo que definitivamente le otorga ese carácter es un gesto que describe con toda precisión el autor. Justo cuando va a entrar en Burgos:

Meçió mio Çid los ombros e engrameó la tiesta,

Este es un gesto que todos recordamos e identificamos. Al menos, todos los que tenemos cierta edad escuchamos a nuestros padres, cuando niños, que en los momentos de mayor pesadumbre, antes de entrar en un lugar público, hay que secarse las lágrimas y levantar la cabeza. Este gesto, tan universal, tan cercano, hace al Cid -perfecto en todo según el modelo de un noble castellano medieval- muy humano, muy próximo. Por sí solo podría bastar para otorgar al texto la condición de obra maestra de la literatura. Porque las obras maestras lo son, en especial, porque prestan atención a estos pequeños detalles, tan exactamente humanos.

22 comentarios:

El cuaderno de la mesa camilla dijo...

Yo estudié en bachillerato una literatura deplorable, esencialmente memorística, a base de autores, vida y obras, sin penetrar en la obra, obras no se leían. Me salvó el maestro Lázaro Carreter, autor del libro de texto, y, probablemente, que mi inculto e inepto profesor sí sabía algo de Menéndez Pidal. Con eso me acerqué al Cantar. Con los ojos de hoy me parece que yo miré aquella obra como la réplica castellana de la Odisea, sólo que al revés. Uno regresa a su casa, hacia el reencuentro con el origen; otro abandona su casa, para reconstruirse. En ambas obras hay una reconstrucción personal a través de un viaje. (Fíjate, qué curioso, otro viaje, como el del camino). Quizá porque las vidas, y las vidas del exilio lo son, son en el fondo un viaje.

Campurriana dijo...

Muy interesante, Pedro. Buen post para cerrar los ojos antes de soñar...y pensar que sigue habiendo tantos pensamientos intemporales, universales...

lichazul dijo...

cuando tenía 14 años me tocó leer el Poema de Mio Cid en el liceo, pero la verdad es que el ejemplar que aún conservo (edición año 1973)edición en prosa, que según dice el prólogo se ciñe al desarrollo del texto y los encabezamientos por Don Ramón Menéndez Pidal ...¿?

pero para ser más exacata mi libro no comienza como lo expones, sino que de otra muy distinta, "Envió el rey don Alfonso al Cid Ruy Díaz por el tributo..." y de ahí en más es una secuencia de nombres y personajes de la realeza

me parece que no podré seguirte , me siento perdida y desorientada

besitos

São dijo...

Tens razão, amigo, nos pormenores é que as pessoas( e tudo o mais) se revelam!

Não li o livro, mas vi o filme cprotagonizado por Sofia Loren e C. Heston.

Fica bem

they fill tne streets of Burgos dijo...

and The Devil he comes after:

Gelu dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

Recordaba la imagen pero no el hecho de que faltara la primera hoja del libro.

Desde el comienzo, en la Crónica de Veinte Reyes que la suple, nos cae bien Rodrigo Díaz.

La importancia de los detalles, qué bien lo ha explicado.

Saludos.

Spaghetti dijo...

La fuerza de tus palabras humanizan más al Cid que el propio texto original !!!...jeje
No lo he leído así, porque siempre me asustó ese castellano farragoso y difícil del texto, pero recuerdo otra edición en lenguaje más asequible, la que se leía en el colegio.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Muy interesante consideración.
Saludos.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ELISA: el único manuscrito conservado del Cantar está incompleto. Lo que tú señalas como inicio se pudo reconstruir a partir de la prosificación que del Cantar se hizo en la Crónica de veinte reyes y algunos editores lo incluyen al comienzo para suplir las faltas.

Hernando dijo...

Cuántos destierros sufrimos a lo largo de nuestras vidas, cuántas veces tenemos que levantar los hombros, secarnos el abatimiento, respirar hondo para soltar la nostalgia y proseguir el camino.
En cuánto al Mío Cid, lo he leído varias veces y no deja de sorprenderme la humanidad que hay en él, lo diferente que es a otros cantares de gesta como la Chanson de Roldan, en el Cid se aprecia ya una forma de hacer literatura propia.

pancho dijo...

El Mío Cid es la historia del desarraigo, la impotencia, el desamparo y la afrenta de Corpes. Se queda grabado desde adolescente. Es un personaje que se hace querer por humano.

Merche Pallarés dijo...

Nunca supe que le faltaba la primera hoja porque tampoco nunca lo leí. Me ha gustado mucho tu análisis. Es verdad que los pequeños detalles pueden hacer que una obra sea maestra. Besotes Cantarines, M.

Joselu dijo...

En tiempos del BUP tuve que explicar el Cantar de Mío Cid en sucesivos cursos. Fue una experiencia magnífica. El texto (leído en la prosificación que hizo Alfonso Reyes) se acercaba al mundo de los alumnos de una forma clara y cálida. El héroe se hacía humano. No recuerdo que aquellos muchachos rechazaran aquel texto que nos llevaba a debates apasionantes en el aula.

No obstante, hace muchos años que en Cataluña no es lectura preceptiva, pero tengo la impresión de que no sería disfrutado igual que hace años. Los textos clásicos se han convertido en opacos para estas generaciones del facebook. Una de la cuestiones que me ha llevado a dejar de dar literatura en bachillerato es la nula predisposición de los jóvenes hacia la buena literatura. Hoy el Cantar queda totalmente desenfocado por la nueva sensibilidad, no porque lo esté, que no, sino por nuestra modernidad líquida que nos lleva a no ser capaces de interpretar el lenguaje escrito lleno de densidad. Un brillante comienzo. Es cierto.

omar enletrasarte dijo...

Abusas de mi, 'Profe', como me sabes devoto de los literatos de antaño, ya me pones frente a mi, otra lectura, bueno...relectura
un abrazo y gracias

Abejita de la Vega dijo...

Ese gesto nos muestra la cara A del héroe. la cara B es aquella de "feridlos caballeros por amor del Criador".

Sabía que faltaba lo primero, pero no conocía el efecto sobre lo siguiente.

Besos, feliz camino

lichazul dijo...

Gracias Pedro
buen jueves

Delgado dijo...

Mira, ya he tenido que buscar mi edición de Castalia, y es así, gracias por recordarnos tan magnífica obra.

P MPilaR dijo...

Esa casi hazaña cidiana de 'Meçer mio Çid los ombros e engramear la tiesta,' me ha llevado a recordar aquellas palizas de lectura que se nos imponía en clase de Literatura.
Con el tiempo, cualquier gesto del Cid, sus lágrimas, su humanidad a prueba, me sirven de ejemplo.
Clase magistral la que nos presentas, tan fácilmente.
Muchas gracias,
Abrazos

Camino a Gaia dijo...

Excelente rescate de la nobleza en lo humano y en lo trágico.
Un saludo

Euphorbia dijo...

Una entrada corta pero muy clara. Por lo que parece no es un heroe de cartón piedra.

Kety dijo...

Si me gusta acercarme a La Acequia, es por lo que aprendo.


Un abrazo

Paco Cuesta dijo...

Esos primeros versos dotan de humanidad al guerrero.