martes, 25 de octubre de 2011

Camino de Santiago


La peregrinación no es la ida, sino el regreso. El año pasado dejé una deuda pendiente que se me fue enredando entre los pies y hoy se me ha removido hasta hacerme el daño preciso -incisivo, exacto-  y recordarme su presencia.
 
No sé si en el algún momento he comentado que junto a mi Universidad transcurre un tramo del Camino de Santiago al atravesar Burgos y que todos los años veo cientos de peregrinos al entrar o salir de clase. En ocasiones me he preguntado sobre lo que les mueve a dejar sus casas y arriesgarse al frío o al calor o a lo desconocido. Sé que no todos los motivos son espirituales pero que terminan siéndolo de una extraña manera, no siempre dentro del libro ortodoxo del caminante, si es que existe. Yo mismo, en algún momento, me comprometí a llevarlo a cabo porque tenía un buen motivo aunque luego no hubiera lugar para ello porque se acabara la esperanza. El Camino se ha construido sobre un conjunto de creencias, oportunidades e intereses, pero permanece en su esencia: siempre es hacia adentro de uno mismo por muy hermosos que sean los paisajes que pisemos.

El caminante se lanza y comienza paso a paso -no hay otra forma- con la energía del ingenuo, pero bastan unos quilómetros para enfrentarse con el dolor físico y con las dudas. Algo le pide que se detenga, otra parte le obliga a seguir: se encontrará con este dilema cada vez que cumpla su jornada y todas las mañanas al despertar sin haber descansado lo suficiente. De hecho, el Camino está lleno de personas que lo abandonan para quedarse en él, como en la ribera de un río, viendo pasar a otra gente. También de aquellos, que, en una cuneta, lloran porque las heridas de los pies -o de muy adentro- les impiden continuar. A las pocas jornadas se descubre que se hace extrañamente en soledad acompañada y que todo, en realidad sobra: qué poco se necesita para la vida, qué ganas de abandonarlo todo en la primera revuelta del sendero. Incluso la mochila con la que cargamos al inicio y en la que habíamos procurado ordenar meticulosamente todo aquello que nos parecía imprescindible antes de la partida. Una vez cumplida la meta, hay quien prosigue el Camino hasta que se acaba la tierra, junto a la mar del fin del mundo y aun más allá, con la mirada. Al regreso a casa, todo es emoción: necesitamos compartir la experiencia y en los ojos nos chispea la vida en explosión de entusiasmo. Es la alegría de lo realizado, es la satisfacción de compartir junto a los que queremos lo que nos ha trasformado por dentro. Una costumbre actual traiciona, en este sentido, la realidad del peregrino -sea cual sea su meta-: compramos, al salir de nuestros domicilios, la concha que pensamos nos acredita como tales. Pero esta concha no deberíamos llevarla en la ida, sino en la vuelta, porque todos los caminos solo comienzan, en realidad, al regreso. Y duran el resto de nuestras vidas.

Hace un año adquirí una deuda ante unos ojos llenos de vida. No sé cuáles serían mis motivos para lanzarme hoy al Camino -quizá solo uno, el mismo que entonces-, pero sí sé, con toda certeza, que hay deudas que se le clavan a uno muy adentro y que, gota a gota, se hacen paso hasta la superficie para llamar la atención del deudor y dejar una sensación de amargura en la boca.

34 comentarios:

lichazul dijo...

si lo haces a tu lado iré en energía:)

cuando era joven, hice muchas caminatas hacia los adentros , en momentos con muchos otros por la vereda o por la tierra si es que no había pavimento, pero esas horas nunca fueron perdidas, todo lo contrario
así como retiros espirituales, que más que dogmáticos y de religión, son nuestra búsqueda intima de nosotros mismos y el conocerse y reconocerse en toda sinceridad

BESOS

J. G. dijo...

Entre 1.997 y 2.001 lo hicimos desde Roncesvalles a pie, pero por etapas, cuatro años y uno en medio de descanso. Disfrútalo.

MIMOSA dijo...

Pedro, hoy.......hoy has conseguido remover muy dentro, ......mi deuda está rayando la superficie.
Besos

Campurriana dijo...

Lo has descrito tan bien, Pedro.
Yo ya tengo tantas ganas de retomarlo que, en cuanto pueda, hago otra escapadita. Me da igual la parte del camino elegida; lo que importa es seguir aprendiendo a cada paso, compartiendo, disfrutando...el dolor es, sin duda, una anécdota que se olvida tan fácilmente...

Asun dijo...

Alguna vez en mi vida se me había pasado por la cabeza la posibilidad de hacerlo, aunque no de forma muy fuerte.
Tal vez me faltaba motivación, decisión, valentía, encontrar la persona adecuada para hacerlo –ya sé que mucha gente lo hace en absoluta soledad, encontrando por el camino compañeros en su misma situación, pero yo a tanto no me atrevo–, no lo sé.

DING DONG, DING DONG. Hoy, esta entrada tuya ha hecho que el Camino haya tocado en mi puerta y se abra la posibilidad de darle forma.

Besos, Pedro.

PD: Si en tu recorrido, al pasar por aquí te apetece, ya sabes dónde estoy.

Anónimo dijo...

Que bien lo has descrito,sobran las palabras,solo las que uso para darte las gracias por esta acequia que cada vez que vuelvo a ella siempre es para hacerme sentir bien. Un abrazo especial. Pilar

Spaghetti dijo...

Los motivos para hacer este histórico camino son tantos como peregrinos lo han realizado. Pero también son todos los motivos juntos.
Fue un camino de penitencia y también de redención, camino y meta de encuentro con uno mismo y con otros, camino de la historia y del románico, tradición y cultura, promesas cumplidas, vacaciones dolorosas pero baratas, espíritu puro, silencio y armonía ... y todo lo que quieras añadir, ya no hay templarios ni salteadores de caminos ni hospitales de beneficencia en los que afligidas monjitas lavaban los pies desvencijados, ahora incluso se ha desviado el antiguo trazado para hacerlo pasar por la cantina del pueblo. ¿No sería más enriquecedor que cada cual siguiera su camino? o lo abriera para otros más timoratos... hay templos escondidos, torrentes maravillosos y paisajes desconocidos por doquier. Las tradiciones lo son hasta que se abandonan.
Mis respetos profesor.

Spaghetti dijo...

Si se me permite la pregunta, ¿qué significa la palabra "quilómetros"?

El cuaderno de la mesa camilla dijo...

Yo creo que hay tres cosas que, en el fondo, cuentan lo mismo: El Camino de Santiago; El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, y Apocalipsis now, la película. Tres viajes al interior del ser humano, para descubrir lo mejor y lo peor de si mismo, incluso lo más terrible, tres viajes iniciáticos y, por lo tanto, de final desconocido. En realidad, viajes innecesarios, que se pueden hacer cerrando los ojos y dando con los nudillos en la puerta cerrada que tenemos dentro. Cuando se abre, si llamamos con la suficiente decisión, descubrimos el camino, es decir, nos descubrimos. Puesto que no sabemos llamar, hay que coger la mochila, el cayado, las sandalias y emprender el camino.

Anónimo dijo...

Las promesas, si se es consecuente, tarde o temprano se han de cumplir.
Esta será una satisfacción a la ida y a la vuelta.
Un abrazo.

silvi dijo...

Entonces querido Amigo,al camino... Hice una promesa parecida;esta cumplida.Besos.

Mariluz GH dijo...

Yo, peregrina, te lo recomiendo, amigo. La experiencia es inigualable en todos los aspectos, el mayor de los triunfos sobre nuestras limitaciones.

Dos abrazos

Merche Pallarés dijo...

O sea que te vas a hacer el camino... Que te sea leve, lo disfrutes, y vuelvas siendo aún más sabio, querido profe. Besotes peregrinos, M.

Abejita de la Vega dijo...

Adelante con el camino, ya nos contarás. ¡Que te sea leve!

Besos

Manolo dijo...

Durante el camino dejan de tener relevancia los motivos, si vas o vienes, el origen y el destino. Sólo importa el camino, porque estás y eres parte de él.
Un abrazo de otro caminante.

Myriam dijo...

La auténtica peregrinación es la que se produce de ida y regreso por los senderos del alma. La externa, es solo un símbolo con o sin concha.

Quienquiera que sea ese acreedor y cualquiera que sea la deuda, llegará el tiempo de pagarla. La vida siempre nos da oportunidades para saldar deudas.

Eso sí, el acreedor siempre apreciará un reconocimiento de esa deuda en un diálogo directo, simple, abierto y personal. Pero dialogar y reconocer, eso es lo más difícil. Más aún que el pago de la deuda misma.

Besos

Myriam dijo...

(Y de ahí, la sensación de amargura en la boca)

Anónimo dijo...

pues aqui tb es epoca de pregrinacion, a la virgen de rio blanco....


besines y ojalase te pase el amargor en la boca...


besines pedro.
SAU

LA ZARZAMORA dijo...

Yo también recorrí un tramo hace años... y aún no sé por qué, pero la experiencia fue enriquecedora. Aún queda también algún resabio amargo en la boca.
Besos, Pedro.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

..."no todos los motivos son espirituales pero que terminan siéndolo de una extraña manera, no siempre dentro del libro ortodoxo del caminante"...

me ha parecido excelente esta manera de describir el sentido con el que se hacen estas peregrinaciones.


Un abrazo.

César dijo...

El año pasado recorrí la vía de la Plata desde Orense. Este año concluí el Camino Francés, empezando desde O Cebreiro. Es esta, sin duda, la época más dura, en donde a todos los inconvenientes que has mencionado de cansancio, heridas etc, se añaden las inclemencias del tiempo. Pero como bien dices, una fuerza desconocida te obligará a seguir hasta el próximo albergue. No estoy de acuerdo en algo: se duerme estupendamente, se descansa, obligado por el inmenso cansancio; sólo tienes que tener la precaución de llevar unos tapones para los oidos, por si algún peregrino reza muy alto en sueños. Tan sólo un consejo: te digan lo que te digan, no dejes de hacer la desviación de Samos para dormir en el convento y asistir a la misa cantada. Seas o no creyente, creerás estar oyendo a los propios ángeles.

César dijo...

El año pasado recorrí la vía de la Plata desde Orense. Este año concluí el Camino Francés, empezando desde O Cebreiro. Es esta, sin duda, la época más dura, en donde a todos los inconvenientes que has mencionado de cansancio, heridas etc, se añaden las inclemencias del tiempo. Pero como bien dices, una fuerza desconocida te obligará a seguir hasta el próximo albergue. No estoy de acuerdo en algo: se duerme estupendamente, se descansa, obligado por el inmenso cansancio; sólo tienes que tener la precaución de llevar unos tapones para los oidos, por si algún peregrino reza muy alto en sueños. Tan sólo un consejo: te digan lo que te digan, no dejes de hacer la desviación de Samos para dormir en el convento y asistir a la misa cantada. Seas o no creyente, creerás estar oyendo a los propios ángeles.

César dijo...

Vaya, he hecho el Camino dos veces.

Asun: no lo dudes, el Camino se ha de hacer en soledad. El ritmo de cada cual es único. Hay gentes que aunque empiezan juntas, durante el trayecto siguen ritmos diferentes hasta encontrarse en los albergues.
Mi experiencia del año pasado la cuento, por si quieres leerla:
La de este año la he resumido en video.

http://nuncaestardesilachicallega.blogspot.com

omar enletrasarte dijo...

Emotivo artículo, y es cierto que uno se endeuda espiritualmente con ciertas cosas, no cumplir es saber la hiel que se estigmatiza en el ser.
Si bien no me he hecho esa promesa, el camino de Santiago es algo que debo hacer.
saludos

Natàlia Tàrraco dijo...

Amigo Pedro, en Burgos pararé, reposaré, camino de...mi Santiago particular frente al mar.
Hasta pronto, siempre hacemos camino...besito y gracias por tus visitas.

virgi dijo...

Recorrer un camino cumpliendo una promesa. Hermoso, Pedro. Esos ojos te estarán viendo.
Algún día debo hacer un trozo, se me quedó grabada de pequeña la historia de "El bordón y la estrella".
Un abrazo grande.

mojadopapel dijo...

¡Cómo te entiendo Pedro!, yo tambien hice una promesa y la cumplí... conseguí mi compostela para mí y otra persona muy especial "por vicaria" y me engancho tanto el camino que seguí andando hasta Finisterre para quemar el bordón.

María dijo...

Cuando uno se siente endeudado interiormente consigo mismo, lo mejor es cumplir con lo que uno cree debe responder con esa deuda, para sentirse realizado y pleno.

Un beso.

Hernando dijo...

El camino es mi asignatura pendiente, desde los catorce años que oí eso de Finisterre, fin de la tierra, donde se tiene que llevar la ropa empleada durante el camino y quemarla, y luego pegarse un bañito, en otoño.........?
He ido en plan turista y esos acantilados de Fisterra y el rumor del Atlántico impresionan.

Isabel dijo...

Pues para no haberlo hecho, describes con mucha precisión. Yo no tengo ésa experiencia, porque hice el camino en coche, pero está bien poder hacerlo a pie. Isabel

OceanoAzul.Sonhos dijo...

A necessidade nasce em cada pessoa consoante a sua fé. A força espiritual ou a procura dela, ultrapassa qualquer obstaculo. Gostei muito de ler o qu escreveste.

Um forte abraço
oa.s

Paco Cuesta dijo...

El Camino supone superación y encuentro con uno mismo. En muchas ocasiones es la oportunidad para rubricar una promesa.

Kety dijo...

"La peregrinación no es la ida, sino el regreso".

Tal vez por la satisfacción de haber realizado lo prometido.

Un abrazo

matrioska_verde dijo...

hice el Camino desde Pedrafita do Cebreiro, en bicibleta, no lo hice movida por mi fe religiosa (que no la tengo), lo hice movida por el reto que me imponía a mí misma de conseguir llegar.

uno de las etapas llovía y estaba muy dolorida y mientras pedaleaba se me caían las lágrimas de cuatro en cuatro y me preguntaba ¿por qué lo haces, por qué sufres así?

cuando terminé me convencí a mí misma de que si lo intentaba, podía conseguir más cosas de las que en principio pensaba.

eso fue lo importante, saber que si se intenta, pueda que se consiga, cosas que si no se intenta... no.

biquiños,