viernes, 2 de septiembre de 2011

Septiembre


Nos fuimos pensando que este verano sería como los de nuestra infancia: un agosto en el que no pasaba nunca nada más que el calor de la siesta, la lentitud del tiempo y alguna tormenta veraniega que dejaba el olor a tierra mojada. Nos fuimos como quien sale a respirar, descargando antes la cartera del año pasado, tan abultada de cosas pendientes y otras que no quisiéramos haber almacenado en ella. Quizá pensáramos que a nuestro regreso el mundo nos habría esperado, detenido en ese tiempo lento que adquirían las ciudades en los agostos de entonces. Pero el mundo ya es otro y nadie ha esperado a que volviéramos a ocupar nuestra mesa tras apagar las luces de la playa después del último y ritual baño nocturno con el que despedíamos la felicidad del mar hasta el año que viene. Hoy me alegro de que, a pesar del cuidado para que no fuera así, en un rincón de la maleta hayan aparecido unos granos de arena de la playa que habrá que conservar para hacer frente al inminente otoño.

32 comentarios:

El cuaderno de la mesa camilla dijo...

No recuerdo en qué contexto dijo aquello de que a este país no lo va a conocer ni la madre que lo parió. Añado: ni a Europa, ni al mundo. A aquellas madres hace tiempo que las mataron y estamos en manos de madrastras dispuestas a envenenarnos o dedicarnos a tareas propias de esclavos. No sé si esto termina con la revolución de Espartaco.

parce dijo...

¡Qué bonita entrada, Pedro! Eso de "un agosto en el que no pasaba nunca nada más que el calor de la siesta, la lentitud del tiempo y alguna tormenta veraniega que dejaba el olor a tierra mojada" me encantó. Entonces, en nuestra infancia, el infinito era el horizonte y el mundo se terminaba al final del valle

Manolo dijo...

Sí. Habrá que conservar algo de ilusión, aunque sea el recuerdo en forma de arena rescatada de la marea.
Un abrazo, Pedro.

amelche dijo...

Tienes toda la razón. Veremos lo que se nos avecina...

Spaghetti dijo...

Ningún verano es igual a otro, como no hay dos días iguales en un mundo en constante movimiento y en un universo cambiante, tanto en lo físico como en lo personal. No es extraño que ninguna flor dure dos primaveras.

Lola Fontecha dijo...

Yo volví al trabajo pensando que todo estaba en su sitio y lo que me he encontrado tiene un tinte tan feo que me dan ganas de volver atras y empezar de nuevo mis vacaciones......... la playa se me ha privado este año, espero que esa arena te aporte lo que necesitas para hacer frente al otoño. Yo me consuelo con perderme algún día en la Sierra para encontrarme. Besitos Pedro

Mariluz GH dijo...

Y si se te escaparan esos granos de arena, amigo mío, dame un silbidito y te mando un saquito con sonrisas mezcladas, y una caracola para que el sonido del mar acune tus horas más tristes y una botellita de mar donde floten minúsculas algas que recuerden caballitos y medusas de colores...

un abrazo con sabor a regreso

lichazul dijo...

volverá, como vuelven las golondrinas Pedro y tendrá olores y sabores que nos evocará algún recuerdo, no todo está perdido:)guarda esos granitos de arena, aunque el otoño me encanta

Abrazo de primavera desde acá

y un besito también:)

Euphorbia dijo...

Yo también me llevé arena de la playa, pero a estas alturas ya se fue toda por el desagüe de la lavadora.
Venga, que el otoño es muy bonito.
Besos

Merche Pallarés dijo...

¡Qué curiosa la foto! Todo acaba y todo vuelve a empezar de nuevo. Así es la vida, querido. Besotes post-vacacionales, M.

virgi dijo...

Extrañaba estas entradas.
Los granos de arena se enlazarán con las hojas que empiezan a caer y más tarde con las gotas de lluvia.
Hasta que nos veamos nuevamente entre flores y olas, en un camino igual y diferente cada vez.
Un beso grande

Cecilia dijo...

Se avecinan malos tiempos. No será un septiembre templado y apacible, no será una vuelta a la rutina sin aristas. Me temo un otoño con decepciones y alarmas.

Ele Bergón dijo...

Siempre da la impresión que en agosto no puede pasar nada y sin embargo llevamos unos años, pero en especial éste, que el mes de agosto no ejerce de lo suyo, vacaciones. ¡Todo o que ha pasasdo en esta mes! Como muy bien dices, el mundo ya es otro.

Me voy ahora a la playa, en septiembre, así que cogeré tu bonita metáfora y también guardaré unos granos de arena porque creo lo necesitaremos y mucho para este nuevo otoño.


Me gusta mucho el texto y la foto que le acompaña.

Un abrazo y hasta la vuelta.

Luz

Luis Antonio dijo...

Del otoño también cabe esperar ese colorido caliente y carnavalesco con que suelen obsequiarnos los árboles...

Tú, Pedro, conservas granitos de arena y otros ponemos en los libros algunas de esas hojas otoñales...

Juan Luis Garcia dijo...

Septiembre, el lunes de los meses.

Un saludo

Anónimo dijo...

Cuando regresas nada es igual, ni mejor ni peor, todo ha cambiado y nosotros tambien.
Por cierto, he regresado.
Mis saludos.

Abejita de la Vega dijo...

Esos granos de arena que se quedan agazapados en las maletas o entre las hojas de los libros son el mejor "souvenir" de Neptuno.

Besos, feliz vuelta.

São dijo...

Gostei imenso deste teu texto!

Que esses grãos de areia encontrados na mala , vos abençoem o regresso ao mundo de todos os dias.

Forte abraço, Pedro mio.

Fernando López dijo...

Hola pedro:

El final del verano siempre deja nostalgias, recuerdos y esperanzas.
Un saludo

Natàlia Tàrraco dijo...

Misteriosa foto nocturna,primero me hizo el efecto de una maqueta, que los personajes eran pequeños muñecos. Cosas raras de pasan a una por la cabeza después del último baño en la playa, no hay dos baños iguales, ni dos otoños identicos.
Tengo arena en los ojos y algas en la boca, pronto recolectaré hojas amarillas y rojas.

Besitos, ánimos, nos vemos Pedro.

LA ZARZAMORA dijo...

Llega ya ese otoño hambriento y voraz por las esquinas rondando. Y no se avecina apacible.
En las maletas dejaremos guardadas algunas quimeras.
Pero esa arena de la playa no nos la va a quitar nadie...
Bonne rentrée, Pedro.
Besos.

Alimontero dijo...

Un saludo con cariño, reconocimiento, respeto y admiración a mi Maestro....

Hola Pedro, que gusto leerte así, pausado y rememorando el verano de nuestra infancia... con eso me quedo porque lo he sentido y vivido muchas veces....
Qué emoción tremenda me causaba abrir un bolso guardado y encontrar aún "restos" de ese verano maravilloso, mientras mis padres disfrutaban esa siesta y nosotras, con mis hermanas y primas, leíamos revistas de entonces, y "armando" cómo sería nuestra tarde....siempre acompañada de la música, siempre!!

Ahora mi jardín florece Pedro, la flor de la pluma me tiene impresionada, en fín, que ni sé cómo llegó la Primavera...así como tú recibirás tu otoño maravilloso, porque tambien he estado por tus tierras en esta época....

Un gran abrazo Pedro!

Ali

MIMOSA dijo...

Ya se apagaron las tardes eternas del verano, la cadencia de las olas donde observarnos, mientras el ritmo profano que comienza, no nos dará tregua para tímidamente sentarnos a soñar con ese mar y un cielo plagado de estrellas.
La rueda comienza a girar con el desenfreno que van marcando los tiempos......
Me alegra tenerte de vuelta.
Besos miles Pedro.

Asun dijo...

Pues yo no sé qué voy a hacer para soportar el otoño porque este año me quedé sin arena y, aunque hubo un poco de mar, también sin playa.

Un beso

Paco Cuesta dijo...

Mejor conservar granos de arena, que la erupción del tan en boga ¿estrés?

Myriam dijo...

¡Qué esos granitos se conviertan en margaritas!. Bueno, con una sola bastaría para campear el temporal...

Gabiprog dijo...

Me paro delante de un kiosco. Es septiembre y empiezan las colecciones por fascículos, una actividad que casi nadie termina, como la de persistir en las buenas intenciones.

Campurriana dijo...

Conservaremos esos granos de arena...hasta el siguiente verano.

matrioska_verde dijo...

Este año no he tenido todavía sensación de verano: sólo dos días pisé la playa (en plan de baño y tomar el sol), no hizo mucho calor por el norte, y sólo he cogiso una semana de vacaciones para ver a la familia de A. en Valencia.

Para mí el verano del 2011 empezará en ctubre, en el que si fuerza mayor no lo impide, nos iremos una semana a Lanzarote, a impregnarnos de esa sensación de lentitud, espero sin tormentas, y volver a casa con alguna arena perdida en la maleta.

biquiños,

Rosario dijo...

El mundo no espera ... sigue su curso inexorablemente, el mundo , las personas , las cosas cada día por poco que sea cambian y ayer no es lo mismo que hoy ni hoy será igual que mañana . Sólo en el rincón de nuestro recuerdo todo permanece tal cual era.
Muy interesante su blog , un saludo.

Estrella dijo...

Qué bonita foto y qué bonito comentario.

Los veranos de mi infancia son dejar la playa para ir a un pueblo manchego, seco, inundado de luz, hecho de calles empedradas, cortas y sinuosas, de casas con tejados de tejas, recién jalbegadas y ribeteadas de azúl añil, donde las lagartijas huían del calor pared arriba en busca de una grieta. Un pueblo plagado de olores, a campo, a tierra, a vacas, a flores, a pan recién hecho, a leche hervida, a mi abuela y a mis tías. Recuerdos de sonidos maravillosos y únicos, ya inolvidables, el del silbido lejano del tren durante la siesta, en medio del silencio de la gente que dormita, la voz del vendedor de los helados al pasar por la calle vendiendo polos y cortes de helado, el canto del grillo en el frescor de la noche mientras miraba el cielo cuajado de estrellas. Esos fueron mis veranos: mi pueblo, los juegos y la libertad con que salía a sus calles. Ese fue el paraiso de mi infancia.

Al volver después a Barcelona siempre me parecía fea, gris, sucia, poblada de desconocidos peligrosos; triste.

Aunque siempre me quedaba el mar. Y me queda. Tan azúl y tan inmenso. Tan mediterráneo.

Nunca vuelve lo que se acaba, pero siempre nos quedará el recuerdo. Ese que dice la poesía esa del esplendor en la hierba.

Saludos :-)

mojadopapel dijo...

Poética reflexión.