jueves, 23 de junio de 2011

Sobre el yo poético y el verdadero tema de las rimas y noticias de nuestras lecturas.


Parece evidente, pero conviene recordarlo: no hay que confundir el yo poético con el autor. El yo poético es una voz construida, el personaje que canta. Este recuerdo es especialmente oportuno en autores como Bécquer, sobre los que ha caído la losa del autobiografismo sin buscarlo. Por supuesto, en esto tiene mucha culpa la ordenación argumental de su obra, de la que ya hemos hablado. Bécquer, en las rimas no nos cuenta su propia historia amorosa. Evidentemente, habrá rasgos de lo vivido y experimentado por el autor, pero no es lo esencial en su obra y fijarnos en esto (como en otros rasgos de la leyenda becqueriana que no son ciertos y que han construido una visión distorsionada del autor haciéndolo aparecer falsamente como melancólico, fracasado, lleno de penurias económicas y amorosas) es desviarnos de la comprensión de su obra.

Por lo tanto, el yo poético de las rimas es la voz del poeta (del poeta Bécquer, no del hombre Bécquer) que se enfrenta a la construcción de sus poemas con los que intenta alcanzar la verdad poética sin conseguirlo nunca satisfactoriamente. Si observamos, esta voz busca siempre el diálogo (con un tú femenino, con un vosotros que suponemos los receptores): es una de las características de la poesía becqueriana. Esta fluidez que surge del diálogo (explícito en ocasiones, en otras intuido) tiene mucho que ver con la popularización de las rimas: los receptores son directamente aludidos en el poema, buscando su empatía. Pero esto es una estrategia literaria para introducirnos en la obra: como los personajes en escorzo en los cuadros o esos otros que nos miran directamente a los ojos. Si sumamos esta interlocución del yo poético con la aparente sencillez tanto en léxico como en forma poética y argumental, comprenderemos la clave del éxito de estos poemas.

Pero hay que profundizar más. El yo poético está sometido a la incertidumbre: no es dueño ni del inicio ni del resultado de su trabajo. A él solo le queda -se le impone desde fuera puesto que tal es la filosofía de la que participaba Bécquer- el esfuerzo titánico por el que debe expresar con palabras insuficientes la gran verdad de la poesía, que es el encuentro con la poesía misma. Para ello, el poeta construye la metáfora basada en el amor hombre-mujer, para que podamos comprender el titánico esfuerzo que se trae entre manos. A la manera de los místicos que cantaban el amor humano para hacer comprensible su experiencia de encuentro con la divinidad, Bécquer usa del lenguaje amoroso -incluso con expresiones coloquiales y una ideología anclada en su época y que hoy puede sonar anticuada o adolescente precisamente por la implicación con la sociedad española de mediados del siglo XIX más conservadora en materia de género y educación sentimental que la actual- para hablar del tema que a él sí le interesa: la poesía. En efecto, bajo el tema del amor humano, Bécquer nos expresa el esfuerzo del poeta por dar forma a una materia que preexiste al poeta -hay un fuerte idealismo de ascendencia neoplatónica en la concepción de la poesía en Bécquer- y su trabajo para llegar a un poema que siempre será insuficiente. Quedarnos solo con las expresiones de amor en su poesía es, sencillamente, simplificarlo. De ahí la enorme traición a su legado poético cometida por los amigos del poeta al ordenar los textos como si solo fueran la historia de una relación sentimental.

El yo poético becqueriano se mueve sin certezas en todo ese camino, a  merced de las fuerzas de la naturaleza. Entre ellas, la mujer ideal: que no es mujer real sino un medio para canalizar la mirada del poeta hacia la belleza. Por eso el argumento amoroso está lleno de frustraciones: porque expresa lo inalcanzable de la poesía.

Noticias de Bécquer

Pancho, comenta la rima 2 (Saeta que voladora) desde una clave poética de Bécquer: la incertidumbre de la voz poética. No os perdáis esta magnífica entrada ni sus ilustraciones, tan certeras.

Merche Pallarés, a partir de su comentario sobre la rima IV habla del trabajo del poeta: el duro oficio que debe dar forma a la inspiración.

Gelu nos trae y comenta la rima XLVII, con ilustración floral. No os perdáis su apunte sobre Bécquer como crítico musical.

Paco Cuesta comenta certero la Introducción sinfónica de Bécquer y parte de San Juan de la Cruz y de su propia experiencia para traer al poeta al presente. Después de eso, se sumerge en la cuestión editorial de la rimas de Bécquer y lanza su propuesta inicial sobre orden/desorden en la lectura de Bécquer. No os perdáis esta entrada.

Aldabra recoge un oportuno reportaje de su viaje al monasterio de Veruela, lugar tan becqueriano. No os perdáis las fotos ni la bibliografía.

Myriam analiza un aspecto esencial de la poesía becqueriana: la presencia de lo apolíneo y lo dionisíaco, prestando atención a la rima 42. No os lo perdáis.


Mª Ángeles Merino, Abejita de la Vega, parte de la mujer imposible como clave de la lectura de Bécquer... y llega hasta una monja machadiana. No os perdáis esta entrada.

En este enlace podrás encontrar las instrucciones para seguir la lectura de la obra de Bécquer en La Acequia, con los índices de las entradas.


Noticias de la lectura de la trilogía dantesca de Óscar Esquivias

Os invito a participar en esta lectura colectiva y virtual de la trilogía dantesca de Óscar Esquivias, continuando la variedad de estilos, propósitos y miradas que nos han enriquecido la lectura del texto cervantino en los dos últimos años.



Noticias de la lectura del Quijote


De vez en cuando, alguno de los comentaristas de La Acequia me sorprende gratamente: así lo ha hecho mi querida Sauvignona recuperando la lectura del Quijote para hacerla suya y acompañarnos a todos los que hemos colaborado.

Mª Ángeles Merino, Abejita de la Vega, vuelve al Quijote, que no lo tiene olvidado, y comenta el capítulo 6 de la primera parte, con el escrutinio de la biblioteca del hidalgo. No os perdáis esta entrada, que sale hasta la olla podrida.

La lectura del Quijote se convierte en proyecto permanente de La Acequia (en este enlace) al que se puede incorporar todo aquel que lo desee en cualquier momento y, por lo tanto, seguiré  publicando, periódicamente, las noticias correspondientes.

13 comentarios:

Silvi (reikijai) dijo...

Despacio y disfrutando de la lectura. Pronto me pondré al día.Besos.

Eastriver dijo...

Pedro, llego tarde pero llego... No sé bien de qué va nada, ni tu blog, ni tu propuesta, ni las entradas... Pero sé que he disfrutado mucho con algunos enlaces, y mirando, y paseando por tu blog, y recordando a Bécquer, siempre siempre presente.

Yo soy del Pirineo, y si acaso podría contarte anécdotas que te recordarían a La Cruz del Diablo, ¿recuerdas?

Te mando un abrazo y le doy las gracias a la encantadora Montserrat que me ha traído aquí.

Lola Fontecha dijo...

Eres como esa cerilla que nos prende para hacer cosas nuevas, gracias Pedro.....

Kety dijo...

Tus palabras a Bécquer, me han recordado a San Juan de la Cruz.

Esposa

"¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido..."


No todo lo que se escribe, le ocurre a uno. Pero si hay que ponerse en su lugar.

Anónimo dijo...

hay .....si......mis comentarios son asi medios medios.....


besines querido amigo pedro!
:)sau

pancho dijo...

Ya sabemos que eres capaz de escribir esto y muchas cosas más porque nos tienes mal acostumbrados. Sólo por curiosidad me gustaría saber cuánto te ha llevado escribir este texto obra de arte. Lo imprimí anoche para aprenderlo, guardarlo y usarlo cuando sea necesario.

Bécquer encuentra el premio a su esfuerzo por elevar el lenguaje cotidiano a la categoría de poesía.

A través del error en el play, sabemos algo de la fábrica de estas entradas tan trabajadas y trabajosas. Gracias por el esfuerzo en enseñarnos.

Myriam dijo...

Gracias Pedro por lo que aprendo contigo y la claridad con que expones tus clases, que son una verdadera delicia.

Me emocionó que mi aporte te haya gustado.

Besos

Abejita de la Vega dijo...

¡Otro juego de narradores como el del Quijote!

A ver si lo entiendo. Bécquer, moldea una materia poética que nunca llega satisfacerle.

Los amigos, y tantos enamorados, sólo entendieron una parte.de la cerámica becqueriana...

Besos, Pedro.

Montserrat Sala dijo...

Hola profesor: solo dos palabras porque aunque se ha presentado el solo, mi a me da gusto de decir alguna cosa sobre èl.
Ramón EstRiver, es un viejo conocido, residente en Barcelona, como yó, y los dós del mismo terruño.
Es un gran contertuliano, que llama a todas las cosas por su nombre, y se dedica como tu a la docencia. En sus dos blocs de debaten temas actuales, y se polemiza sobre todo con la conyuntura económica y sociocultural. del país. Un intelectual como la copa de un pino. Seguro que os vais a entender. A mi me aguanta no porque polemice con èl, sino porque le hacen gracia, todas mis ocurrencias, y me supongo que porque somos los dos del mismo lugar, pero no nos conocemos personalmente.
Ara per tú Ramón: només t'he de dir que has trobat lo que jo diría: la Joia de la Corona.
Una salutación als dos.

Merche Pallarés dijo...

¡Cómo me gustan tus lecciones, querido Pedro! Esta disección del "yo poético" bécqueriano es simplemente ge-ni-al. Esta semana ando retrasada y ausente porque, como sabes, estoy en los Madriles. Besotes literarios, M.

lichazul dijo...

entiendo muy bien el yo poético, pero la masa tiende a dejar de lado esa obviedad y le da con unir la voz con el ser humano que escribe y tejen ideas emocionales con respecto al poema, y es que el ser humano en si le gusta el morbo, me ha pasado muchas veces cuando escribo en primera persona, me dan consejos, me dan ánimos, hasta me han insultado por mail jajaja, en fin , las personas tienden a fantasear con el ser vivo que escribe y con el que aparece en los textos poéticos.

un besito Pedro

Asun dijo...

Muchas gracias por la explicación.

Besos

matrioska_verde dijo...

se hace difícil leer algo y separarlo de la vida real (o la que imaginamos nosotros real) del autor; tendemos a pensar que son la misma cosa y a veces no tienen nada que ver.

biquiños,