miércoles, 16 de febrero de 2011

El miedo y la esperanza


Curiosamente, el cambio de época por el que se superaba la postmodernidad vino por el miedo: todos vimos caer las Torres Gemelas y los trenes de Atocha reventados por el terrorismo internacional y el mundo se sumergió en una espiral de violencia que se esgrimió como justificante para la intervención militar en países indicados como el Eje del mal cuyos verdaderos fines, si no estaban suficientemente claros desde el inicio, han sido demostrados en los años siguientes.

Mientras tanto, la economía mundial vivía una desenfrenada especulación que parecía enriquecernos a todos pero que desencadenó la crisis actual. Las sociedades desarrolladas quedaron paralizadas por el temor: desde hace meses, los gobernantes, los economistas que no supieron ver la crisis y las instituciones que fallaron en su control esgrimen el arma del miedo (el riesgo a perderlo todo si no se cede algo) para convencer de la necesidad de reformas que recortan muchos de los logros sociales obtenidos en el siglo XX.

Por una lógica sociológica no escrita pero que se cumple significativamente siempre, los países ricos han desarrollado en los últimos años un miedo al otro instalado en la misma médula. Sucede siempre, en los momentos históricos más inestables siempre se busca un enemigo exterior. Este temor ha calado profundamente porque, como consecuencia del desarrollo económico de las últimas décadas y las consecuencias del final del neocolonialismo -no tan lejano como nos parece-, el otro estaba en casa: en nuestras mismas ciudades.

La pobreza del debate reciente sobre la construcción de una nueva sociedad plural que no debería basarse en el lugar de nacimiento o una supuesta visión ortodoxa de la nacionalidad -una nueva limpieza de sangre mutatis mutandis por la que se distinguía entre los que podíamos considerar de los nuestros y los que no aunque vivieran en nuestro barrio, fueran a nuestros colegios, trabajaran contribuyendo a nuestra riqueza y contribuyeran a nuestra sociedad del binestar, excluyendo de esta clasificación simplista a los otros con un suficiente nivel adquisitivo-, la falta de aportaciones de altura desde el lado progresista, la cerrazón desde los núcleos más conservadores despertando los instintos más primitivos de cualquier colectivo -la defensa del territorio-, han provocado que se busquen soluciones en los mismos hábitos que originaron la crisis y que se envuelva todo con un discurso del miedo: no hace falta más que leer determinados periódicos y ver algunos canales de televisión. Ya no se trata de crispación política sino de odio: una guerra dialéctica sin freno.

Curiosamente, en sociedades menos desarrolladas económicamente, de las que no esperábamos ninguna construcción positiva hacia el futuro porque teníamos una imagen estereotipada de ellas que las mostraban como atrasadas culturalmente y sin madurez suficiente para alcanzar niveles de libertad que solo deseábamos para nosotros, los occidentales, se ha rechazado el miedo y se han echado en manos de la esperanza.

Quede claro que en la historia, a pesar de todas las idas y venidas, la épocas más provechosas para la humanidad han sido las basadas en la esperanza, nunca en el miedo. Si los ciudadanos occidentales siguen instalados en el temor que les paralilza hasta el punto de consentir que les gobiernen aquellos que han sido el origen de los males y de la misma manera, los corruptos y los que actuaron sin más valor que las cifras de su cuenta bancaria y su lugar en el estamento social, la época que se inaugura será de las sociedades y de las culturas que sepan generar esperanzas.

21 comentarios:

lichazul dijo...

así es Pedro , el miedo nos paraliza y otras nos recuerda que no somos todopoderosos

la esperanza a veces nos ensancha la vereda por donde se camina, y otras nos da falsas espectativas

La pobreza material es un monstruo siempre acechante `para quienes sobreviven y para otros es una opción de vida
y otros que siendo ricos materiales son absolutamente mendigos de valores y espiritualidad.

besitos y buena semana

Myriam dijo...

Magnífico escrito que comparto plenamente.

Las sociedades y culturas que generen esperanza deben ser nuestro futuro inminente. Si esto se da, seremos salvos como especie, porque habremos subido un gran escalón en nuestra evolución. A ver si nos queda claro.

Las sociedades están compuestas por individuos y si cada uno riega su quintita y saca la maleza, uno más uno: dos y etc. ad infinitum.

Lola Fontecha dijo...

Tu entrada da para un artículo de opinión, la realidad no es otra que la del miedo a lo que pueda suceder y tenemos que tener muy claro que sociedad queremos.... ¿la del miedo o la de la esperanza? yo opto por la de la esperanza por supuesto y haré lo que esté en mi mano porque mi entorno se sume a ella. Un beso y buenas noches

Juan Navarro dijo...

Hubo atentados, pero la gente no tiene miedo a volar ni a montar en tren, lo sigue haciendo. Hay corrupción y, sin embargo, ganará las elecciones el partido que es adalid y beneficiario de esa corrupción. No se tiene miedo en general, se tiene miedo a la pérdida o al riesgo de retroceso de nuestras posiciones de privilegio material. De ahí la xenofobia. De ahí las perspectivas electorales de la derecha. Y de ahí, desgraciadamente, las revueltas en los países árabes. No nos movemos por principios, por grandes valores, sino por lo más mezquino. Miedo, sí, mucho miedo, a quedarnos sin trabajo, a que sean más caros el pan o la cerveza.

jg riobò dijo...

El miedo es el mejor arma contra la humanidad, el futuro sencillamente no existe.

JESUS y ENCARNA dijo...

El error en la sociedades con politicas elitistas y capitalismos a rrajatabla, nos lleva de la mano de la mayoria de medios de comunicacion que los amparan, bien por desconocimientos bien por silencios generados por esos miedos.
El bello y necesario concepto que nos sugiere la palabra "Esperanza", ha de estar acompañado de unas verdaderas ideas constructivas y evitar las falsas esperanzas.
Como saber y sentir que el futuro cercano sera mas agradable, desde el punto de vista social?, personalmente tengo la esperanza de que los poderosos dejen de cometer errores.
Saludos cordiales.
Jesus

José Núñez de Cela dijo...

Entre el miedo y la esperanza, EL miedo es más rentable para los detentadores del poder,; la esperanza la tenemos que buscar nosotros solos.

Saludos

pancho dijo...

La esperanza surge cuando las situaciones de miseria sobrepasan la raya de lo humanamente soportable. Entonces se fuerza la Caja para que la señora vuele.

En la historia no ha habido ninguna sociedad que a no ser en situaciones de guerra quiera decrecer. Lo único que nos queda es rezar para que el cataclismo suceda cuando ya no estemos. "El que venga detrás que arree", que aquí hay poco que hacer.

Anónimo dijo...

huy...esta imagen me dio escalofrios....
besines Pedro..

SAUVIGNONA

Hernando dijo...

Creo que estamos viviendo después de la caída del muro de Berlín, y todo el desmantelamiento de los países comunistas, una segunda oleada de momentos históricos, como puede ser que en las naciones árabes, pueda decidir el pueblo, tardará y según como se haga habrá más o menos derramamiento de sangre, pero me consta que estos países con una tasa de crecimiento económico alta, Brasil, Chile...etc, están aplicando la misma receta, que en nuestro boom económico, alto consumismo y créditos fáciles, yo no veo tan clara la esperanza para estos pueblos....... y es que es difícil el optimismo en estos momentos, tanto el optimismo económico, como el político.

Gabiprog dijo...

Creo que el miedo mueve más nóminas que la esperanza...

Kety dijo...

Esperanza, el miedo a perderla nos sobrecoge.

Un abrazo

Merche Pallarés dijo...

Estupenda tu entrada y los comentarios de los coleguis. Siempre es mejor vivir con esperanza que con miedo. Recordad que LOS CIUDADANOS somos la MAYORÍA y al igual que han hecho los egipcios, los tunecinos y ahora el resto de los jóvenes árabes nos están dando una lección de que el PODER lo tenemos nosotros y TENEMOS que rebelarnos, tenemos que reaccionar. Hay un chiste que está circulando: Nasser murió envenenado, Sadat fue asesinado y Mubarak ha muerto for Facebook. Pues eso, tenemos unas armas muy poderosas sin ser letales. Los jóvenes ¡TENEIS que reaccionar! Besotes esperanzadores, M.

São dijo...

A comunicação social está nas mãos de quem infunde o medo e nos levou à crise

Aqui só depois dos primeiros dias de manifestações , ouvi chamar corrupto e ditador a Mubarak, imagina!

O lamentável é que as pessoas embarcam nestas ciladas e esquem -se de reflectir sobre os temas usando a sua imtelig~encia.

Besos, querido amigo mio.

matrioska_verde dijo...

El miedo atenaza y nos impide avanzar. La esperanza nos lleva a alcanzar grandes logros, incluso algunos con los que ni siquiera contábamos. Yo creo que más que un miedo global tenemos un miedo a lo individual, como dice uno de tus comentaristas: perder nuestro trabajo, la salud, que nuestro hijo no encuentre empleo cuando termine sus estudios… Lo otro, las grandes conquistas, las vemos tan lejanas que ya terminamos por ni luchar por ellas. Biquiños,

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Hoy escuchaba a un tertuliano decir: "el hambre hace tambalear al mundo árabe"... a lo que yo apostillo: !tan llena tenemos la panza como para no ver la canalla que tenemos por gobernantes¡..un abrazo

virgi dijo...

...y la barriga llena nos acorta el horizonte.
Besitos.

Paco Cuesta dijo...

La esperanza -y la rebelión- es lo que queda cuando el miedo atenaza.

josef dijo...

Tú lo has dicho y muy bien dicho: El miedonos paraliza; y cuando más paralizados estemos menos oportunidades daremos a los parados y más paro habrá y con ello menos iniciativa, y más lentitud y el país continuará estancándose. Hay que dar oportunidades a esa gente que tiene esperanzas, deseos de avnzar, de lo contrario nos hundiremos en el lodo que nosotros mismos creamos.
Un abrazo.

ibso dijo...

Me ha gustado eso de que las épocas más provechosas para la humanidad surgieron de la esperanza y no del miedo. Volvamos pues a creer en nosotros mismos, tener esperanza en que podemos construir un mundo mejor aprendiendo de nuestros errores.
Un saludo.
Ibso.

Antonio Aguilera dijo...

Curioso, es verdad, que la superación de la postmodernidad haya sido a causa del miedo.

Sí, y pienso que muchos tienen miedo por la revolución que se ha establecido en los países árabes. Estaban muy tranquilos con los regímenes sátrapas a quienes, como USA, le hacían un regalillo de una buena cantidad de dólares al dictador de Egipto, con tal de que contuviera a los "inconformistas" o disidentes con el sistema.
No sabemos en qué acabará todo esto: ojalá sea una transición hacia la democracia en todos ellos, y sean libremente dueños de su destino.

Después de haberla leído tres veces, llevo días queriendo comentar esta entrada, pero no todos los findes me sobra tiempo para pensar en algo distinto a lo de entre semana.

Me llevo el texto, con tu permiso, para un próximo Espolón (si podemos para Mayo). Creo que tenía alguno más tuyo, no recuerdo ahora bien. Ya te avisaré. Un abrazo