lunes, 29 de noviembre de 2010

Don Alonso renuncia a las novelas de caballerías junto a críticos fatigados y noticias de nuestro Quijote



Siempre me ha dado la impresión de que muchos de los estudiosos del Quijote llegan al final de la novela fatigados por los análisis realizados de tantas aventuras y con las ideas demasiado fijadas desde capítulos antes. En concreto, las últimas líneas contienen una fina ironía cervantina en la que pocos parecen haberse parado a pensar. La crítica ha insistido, hasta la saciedad, en una de las afirmaciones que contienen:

y yo quedaré satisfecho y ufano de haber sido el primero que gozó el fruto de sus escritos enteramente, como deseaba, pues no ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías, que, por las de mi verdadero don Quijote, van ya tropezando, y han de caer del todo, sin duda alguna.

Con la lectura directa de esta frase encaja que don Alonso recupere la cordura, abomine de las novelas de caballerías y ordene a las albaceas de su testamento que averigüen si el futuro marido de su sobrina sabe de este tipo de literatura antes de dar su consentimiento, aparte de la última alusión a Avellaneda pidiéndole perdón por haberle dado lugar a escribir su novela.

Hay un matiz moral en esta interpretación, arrastrado de la tradición crítica. Por una parte, el Quijote se había concebido como parodia de las novelas de caballería para acabar con ellas, tal y como textualmente se afirma en el libro y, en especial, con los aspectos más fantasiosos que hacen que los lectores escapen de la realidad problemática de su época y sueñen aventuras, dado que soñar siempre les ha parecido mal a los moralistas. Por otra, Cervantes no podía dejar morir loco a su personaje, sino sensato y con todos los trámites de un buen cristiano y mejor español, dejando todo ordenado: es decir, un hombre no sólo bueno sino correcto según los cánones de la época.

Curiosamente, en este camino sin matices están incluso los críticos que dudan de la locura de don Quijote. Por eso mismo, les desconcierta que Cervantes se afanara en una última novela, Los trabajos de Persiles y Sigismunda, historia setentrional (1617), que pertenece a un género que contradice la lección narrativa del Quijote propugnando un argumento propio de las novelas idealizadoras del estilo de las que, según parece, querían acabarse con la historia del hidalgo lector. Para muchos, el Persiles es un paso atrás del autor o una cesión a la moda literaria de la época o un desesperado intentento por ganarse fama como autor de una modalidad narrativa seria ya que el Quijote era leído en su época mayoritariamente como una obra de humor o una mezcla de todas estas razones. Pero quien escribiera el Quijote no puede olvidarlo todo en pocos meses por muy anciano y necesitado que se encuentre.

En efecto, don Alonso muere poniendo especial cuidado en dejarlo todo ordenado según correspondía a un buen católico español: ante la muerte, como hemos dicho en la anterior entrada, no hay burlas y Cervantes deja ir al personaje con la dignidad que, en otros casos, le había negado.

Pero la historia no se cierra con la muerte del hidalgo y ni siquiera le corresponde al Cervantes autor ni al Cervantes personaje-narrador hacerlo. Repito que algunos críticos parecen tomar a título de inventario la última página y se olvidan de que Cervantes ha jugado con los lectores desde la primera. No es Cervantes quien pronuncia las últimas frases: deja la voz narradora en manos del prudentísimo Cide Hamete. Como sabemos, Cide Hamete es un narrador poco fiable y, además, es al que se debe la continua confusión entre novela e historia.

Con lo anterior no se niega que Cervantes quisiera terminar con las historias de caballeros: pero no con todas, sino con aquellas que se apartaban de la ficción verosímil (véase de nuevo el escrutinio de la biblioteca). De hecho, el Quijote es el mejor ejemplo de la posibilidad de una novela de caballerías verosímil. No se termina con las historias de caballeros: se les da nueva vida. Y se permite que se sueñe y juegue en la vida real. Una nueva lección para la historia de la narrativa posterior. Por eso, el narrador Cervantes cede la voz al verdadero autor de la historia, Cide Hamete.

Os animo a mandarme imágenes que reflejen la iconografía cervantino-quijotesca o a que las publiquéis en vuestros blogs, para acumular toda la información posible sobre Cervantes y el Quijote. Sobre todo me gustaría publicar imágenes no usuales, aquellas de pequeños lugares.

También os pido que me remitáis autorretratos quijotescos. Recordad que debéis estar con un ejemplar del libro o en actitud quijotesca.

Noticias de nuestro Quijote

El Sr. de la Vega continúa con la publicación del verdadero último capítulo del Quijote. Lo hace con sutileza cervantina y apostando por continuar con la ambigüedad en muchos puntos. No os perdáis esta entrada.

Firvulag vuelve sobre la locura de don Quijote e introduce elementos interesantes en el debate.

Antonio Aguilera quijotea en la entradilla de su escrito en el que propone la sana solución de reírse de uno mismo.

Mª Ángeles Merino, Abejita de la Vega, sigue atrapada por los secundarios y, como Marcela no tuvo oportunidad, viene ahora a hacernos ver que es libre.

Enlace con el índice de nuestra lectura, elaborado por Raúl Urbina : Primera parte y Segunda parte.
Enlace con el blog construido por Manuel Tuccitano expresamente para esta lectura y que puede considerarse un agregador con los enlaces de todos los blogs participantes de forma regular, aquí.
Enlace con el grupo en Facebook, aquí. (Este grupo no sustituye a la lectura en este blog y no estáis obligados a uniros: lo usamos sólo como complemento, para informarnos, preguntar y debatir.)
Enlace con la entrada en la que encontraréis sugerencias si os incorporáis con la lectura ya iniciada, aquí.
Si me he olvidado de alguien, hacédmelo saber y lo subsanaré. Recordad enlazar vuestras entradas con La Acequia, para poder encontrarlas.
Vale.

12 comentarios:

Myriam dijo...

"se permite que se sueñe y juegue en la vida real", por eso me gusta tanto.

Teresa dijo...

"soñar siempre les ha parecido mal a los moralistas"

¡VIVA LA AMORALIDAD!

(Al final va a resultar que El Quijote era un TBO versión antigua, aunque yo más lo considero como EL JUEVES)

Merche Pallarés dijo...

Ay, ¡qué listo era mi Cervan! Aquí nos tiene siglos despues desmenuzando su obra... sin llegar a una conclusión concreta. Too much! Besotes cervantinos, M.

Asun dijo...

Yo me uno al grito de guerra de BIPO.

¡VIVA LA AMORALIDAD!

Sigamos soñando, que es muy beneficioso.

Hay que ver para cuanto da un solo capítulo.

Besos

Anónimo dijo...

Buenos días, profesor Ojeda:

D. Miguel de Cervantes, escritor ante todo, durante toda su vida no dejó de hacer lo que el sabía que hacía mejor que nadie. Toda su obra es un tesoro, y "El Quijote" es sólo parte de su legado valiosísimo.
Gracias a esta lectura que hemos hecho con usted, reconozco que he descubierto a la generosísima persona que había detrás del -para mí, que no soy nadie, pero es mi opinión- mejor escritor en castellano de todos los tiempos.
Don Quijote, o Don Alonso Quijano, son el mismo D. Miguel de Cervantes, haciendo el recuento de su vida a los 57 años y a los 67.

Saludos. Gelu

Abejita de la Vega dijo...

Comprendo que los críticos anden ojerosos, tras devanarse los sesos con los narradores del Quijote. Este Cervantes es un pillo: que no lo digo yo, que lo dice ese moro, gente de poco fiar. Yoooo, señor inquisidor, no lo digo yo, yo digo que dice Cide Hamete.

Y luego, el muy vivo, se pone a escribir literatura bizantina idealizante, de esa que acaba de parodiar. Ahí tenéis el Persiles, que como lo paga el vulgo...Que no se puede ir siempre contra la corriente.

Marcela asomó en una vieja entrada, la académica me dio la idea. Hay muchas entradas estupendas de "La acequia" que no conozco. Con tu permiso, iré completando los 16 capítulos que me faltan.

Nos vemos, el abrazo virtual será real.

Antonio Aguilera dijo...

Al homicida Cervantes le costaría un (güe..) dolor de padre o, más bien, de hermano gemelo, que era don Quijote para él, cargarselo de un "hachazo invisible y homicida".

Lo hizo cristianamente como mandaban los cánones.

No podía consentir morirse antes que su criatura..., para que luego viniese otro listillo Avellaneda y se llevara al hidalgo soñador de viaje por ahí: lo mismo a Castilla la vieja; "como no aze frío ni ná" allí.

Que me lo digan a mí si no, el viernes éste que está aquí, como quien no quere la cosa, ya encima.

pancho dijo...

Jugamos con el desdoblamiento del personaje. Don Alonso desdeña y aborrece los libros de caballería antes de pasar a mejor vida. Cervantes puede hacer morir al hombre, Don Quijote ya no podía morir por ser personaje literario, parte de la literatura. Su renombre sobrepasa la posibilidad de darle muerte, porque con ella negaría toda su trayectoria en la obra.

Reflexión de mucha altura. Habrá que seguir dándole vueltas.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ANTONIO: ¡Y tanto que hace frío! Venid con buen calzado, guantes y bufandas. Aunque después de la olla podrida os sobrará todo.

Unknown dijo...

La creación de un último capítulo alternativo al original, con sus mismos elementos, pero modificando el final desde nuestra perspectiva quizás sería un buen fin de fiesta -aparte del yantar que os vais a meter entre pecho y espalda- para esta extraordinaria aventura en la que hemos participado. No sé, a veces pienso y me dejo llevar por lo que digo.
Un abrazo

Monika dijo...

A tu pedido Pedro, y como amo al Quijote voy a publicar unas fotos. Son para que te las lleves como quieras y cuando quieras.
Me gustó tu análisis,yo solo conozco bien la historia y dejo las interpretaciones a personas cultas, mas que yo. Pero fijate que El Quijote nos llegó a todos y su forma de "locura" me parece encantadora. En astrología diríamos que es un Sagitariano con un júpiter conjunto a Neptuno y Urano.
Comparto el afecto por este personaje y su historia.
Un abrazo(:)

Señor De la Vega dijo...

Mi Señor Don Pedro,

Dice el refranero que lo malo si largo menos malo.
Y con este bagaje proverbial que me sustenta, yo y mi mora, ya hemos transcrito [el segundo folio, de las folias del capítulo 75 del siempre inédito Quijote.]

En realizando este trabajo de transcripción y narración vecinal, uno comprende, que no basta tener entre las manos la masa, sino que debemos amasarla y que se cueza.

Y supongo que con masa lista, le gustaría amasar panes, pero también bizcochos y magdalenas al panadero que el obrador conoce bajo la pluma de Saavedra.

Murió católico y en su cama, sin contarnos que le dolía. (Interesante)

Suyo, Z+-----