lunes, 6 de septiembre de 2010

Jugar con la realidad desde la literatura, el Quijote de Victoria y noticias de nuestra lectura.




Dos formas de realismo en el Quijote.

De la primera ya hemos hablado: el camino de don Quijote puede seguirse fácilmente con un plano (curiosamente, todo menos el nombre de la aldea de la que parten los protagonistas). El más antiguo elaborado corresponde a la edición de la novela por la Real Academia en 1780, obra de Tomás López. Comentamos en su día que este realismo sirve para incrementar la diferencia del Quijote con el género que parodia, que tiene un espacio mítico.

Gracias a Hernando, que me ha remitido el prometido documento con la ruta de don Quijote en Barcelona, he tenido conocimiento de este bello grabado de Barcelona tal y como era en las décadas finales del siglo XVI, cuando la conoció Cervantes (es obra del alemán Georg Braun y se publicó en el libro Civitates Orbis Terrarum). Es fácil situar la playa en la que fue derrotado, más amplia que la Barceloneta actual, como dijo Hernando.


La segunda consiste en introducir la problemática del momento en el argumento de la novela para jugar con ella desde la ficción. Así, el final de la historia del morisco Ricote, su hija Ana Félix y el joven don Gregorio ha sido muy debatido por la crítica desde extremos de opinión diferentes. Para unos, es la demostración de que Cervantes, al final de su vida, se había convertido en un celoso defensor de la ortodoxia marcada por los austrias españoles para el reino: una España en la que la limpieza de sangre y la uniformidad religiosa era lo prioritario para construir la base firme del país, impulsar el imperio y defenderlo de sus enemigos. Para otros, sin embargo, significa todo lo contrario: que Cervantes discutía, como otros pensadores del momento, que fuera esa la base sólida sobra la que construir España excluyendo cualquier atisbo de diferencia.

La primera, sin duda, es una lectura demasiado plana de lo que afirma Ricote en el capítulo 2.65:

-No -dijo Ricote, que se halló presente a esta plática- hay que esperar en favores ni en dádivas, porque con el gran don Bernardino de Velasco, conde de Salazar, a quien dio Su Majestad cargo de nuestra expulsión, no valen ruegos, no promesas, no dádivas, no lástimas; porque, aunque es verdad que él mezcla la misericordia con la justicia, como él vee que todo el cuerpo de nuestra nación está contaminado y podrido, usa con él antes del cauterio que abrasa que del ungüento que molifica; y así, con prudencia, con sagacidad, con diligencia y con miedos que pone, ha llevado sobre sus fuertes hombros a debida ejecución el peso desta gran máquina, sin que nuestras industrias, estratagemas, solicitudes y fraudes hayan podido deslumbrar sus ojos de Argos, que contino tiene alerta, porque no se le quede ni encubra ninguno de los nuestros, que, como raíz escondida, que con el tiempo venga después a brotar, y a echar frutos venenosos en España, ya limpia, ya desembarazada de los temores en que nuestra muchedumbre la tenía. ¡Heroica resolución del gran Filipo Tercero, y inaudita prudencia en haberla encargado al tal don Bernardino de Velasco!

Como Cervantes nos ha acostumbrado, a lo largo del Quijote, a saber leer los matices, sería muy extraño que el final de la historia del morisco fuera tan evidente. Sobre todo porque de llevarlas a la realización lógica y estricta, sus palabras sólo derivarían en una nueva expulsión de Ricote y su hija o en una condena a muerte por incumplir el decreto.

Para interpretar sus palabras hay que recurrir al contexto. En primer lugar, recordemos que el personaje de Ricote está construido desde los matices: no es ya un musulmán pero tampoco se podría decir que fuera todavía un cristiano perfecto tal y como se les exigía a los conversos y no tanto a los cristianos viejos (sabemos que lo que le ocurre a Ricote, sucedía a un tanto por ciento significtivo de los moriscos expulsados, que no fueron bien acogidos en las tierras de llegada por los musulmanes que allí habitaban), su forma de vida se parece más al segundo tipo que al primero y su hija es una declarada cristiana a la que sólo la presión familiar y la rigidez de la medida de expulsión hizo salir de la Península. Sin duda, Cervantes debió conocer a muchos así. Y sus lectores también. Pero aquí Ricote nos aparece tras entrar ilegalmente en España, darse a conocer ante la autoridad que representa el virrey de una manera que sólo se salva de la inverosimilitud por las convenciones del género liteario al que se acoge -la novela bizantina mezclada de morisca, ambas llenas de estos trucos de efecto- pero que rechina a propósito con las normas del realismo que presiden el Quijote (este efecto es buscado por Cervantes) y con toda la riqueza que ha podido recuperar del lugar en la que la dejó enterrada.

Por una parte, Cervantes suaviza la transición de Ricote y su aceptación por todos los que le conocen (el primero, su vecino Sancho), que planean cómo conseguir la autorización para que se quede en España contra lo estipulado por el decreto de expulsión, a través de la literatura: la historia de Ricote está trufada de elementos propios de las aventuras más sentimentales -separaciones dramáticas, reencuentros inesperados, cautiverios, situaciones conflictivas, amor paternofilial, pasiones juveniles, etc.- para que el espectador se ponga incondicionalmente de parte del morisco y su familia. Esta emoción es la que empuja al virrey, por ejemplo. Y la que intuimos que conseguirá hacer una excepción de la norma general -démonos cuenta de que Cervantes no nos da la solución final, sino que sólo la sugiere.

La exagerada reacción de Ricote defendiendo la integridad y acierto del sistema que le ha expulsado cuando todos los allí presentes saben que sucede todo lo contrario a lo que afirma el morisco (Don Antonio se ofreció venir a la corte a negociarlo, donde había de venir forzosamente a otros negocios, dando a entender que en ella, por medio del favor y de las dádivas, muchas cosas dificultosas se acaban), denuncia -precisamente por desproporcionada- la verdadera intención cervantina, quien sólo puede proponer una solución agradable para el lector al conflicto real a través de la literatura. Por el camino, recordémoslo, ha quedado la vulneración de Ricote del decreto de expulsión y la muerte sin sanción de dos soldados españoles a manos de unos turcos capitaneados por Ana Félix.

Cervantes, con la introducción en su novela de la historia de Ricote, hizo un alarde técnico para dejarnos el legado de su pensamiento conciliador en un momento en el que no cabían medias tintas ante la política de unificación ortodoxa favorecida desde la Corona.

El Quijote de Victoria



Victoria me tenía prometido remitirme una imagen de su último trabajo, un don Quijote. Como veis, ha cumplido y con creces: es de admirar el dinamismo y la simbología, características de la obra de esta artista. Sin duda el esfuerzo ha merecido la pena. Mil gracias, Victoria.

Os animo a mandarme imágenes que reflejen la iconografía cervantino-quijotesca o a que las publiquéis en vuestros blogs, para acumular toda la información posible sobre Cervantes y el Quijote. Sobre todo me gustaría publicar imágenes no usuales, aquellas de pequeños lugares.

También os pido que me remitáis autorretratos quijotescos. Recordad que debéis estar con un ejemplar del libro o en actitud quijotesca.

Noticias de nuestra lectura

José M. Martínez, colega de profesión y viejo conocido, publica chiste quijotesco de nuestro admirado Forges, de cuya afición por Cervantes ya se ha dado cuenta varias veces entre los colaboradores en esta lectura.

Alatriste se despide temporalmente de la lectura: tiene razones bien fundadas.

Paco Cuesta, que comienza curso con el forro del Quijote bien vivido, lo que le asegura buena nota, comenta el capítulo fijándose sobre todo en cómo Cervantes nos describe las actitudes de cada uno de los protagonistas que aparecen en él.

Pancho siente también la tristeza del tiempo que se acaba y acierta al hablar del juego técnico cervantino a la hora de cerrar la historia pendiente de Ricote. Como siempre, ilustra su comentario con excelentes imágenes.

Jan Puerta comenta el capítulo desde la perspectiva del autor que debe zanjar la historia. Ilustra su comentario con un nuevo bronce quijotesco chileno e imágenes de un libro muy a propósito y la que podría ser la primera traducción al catalán.

A Merche Pallarés no se le escapa ni la sorpresa de la identidad del caballero misterioso ni las lágrimas finales de la despedida. Veo que al bachiller le tiene menos rabia que a los Duques...

Cornelivs se lamenta de la derrota de don Quijote: el sueño se termina por culpa del bachiller, al que no duda en llamar odioso y enfrenta a don Antonio en intenciones. No sé yo si quedarme con uno o con otro o con ninguno de ellos.

Abejita de la Vega, que se lamenta de lo poco que nos queda de lectura, comenta el capítulo a partir de cómo se desvela la identidad del Caballero de la Blanca Luna y comprobando los ánimos de los protagonistas. Finaliza su comentario con el resumen de lo acontecido con la expedición que partió para salvar a don Gregorio, hasta la salida de Sancho, a pie. Las ilustraciones son ocurrentes y divertidas.

Gracias a Ele Bergón sabemos que el Sanchico está preocupado por el final del libro, por el caminar de su padre y por el curso que comienza...

Manuel de la Rosa, Tuccitano, señala con inteligencia la parcialidad de la narración del Bachiller y la ironía cervantina sobre la integridad en la época...

Antonio Aguilera, en retiro campestre, nos regala su comentario bien paseado del capítulo. Se llevó de compañía un Quijote y encontró un zorro.

Enlace con el índice de nuestra lectura, elaborado por Raúl Urbina : Primera parte y Segunda parte.
Enlace con el blog construido por Manuel Tuccitano expresamente para esta lectura y que puede considerarse un agregador con los enlaces de todos los blogs participantes de forma regular, aquí.
Enlace con el grupo en Facebook, aquí. (Este grupo no sustituye a la lectura en este blog y no estáis obligados a uniros: lo usamos sólo como complemento, para informarnos, preguntar y debatir.)
Enlace con la entrada en la que encontraréis sugerencias si os incorporáis con la lectura ya iniciada, aquí.
Si me he olvidado de alguien, hacédmelo saber y lo subsanaré. Recordad enlazar vuestras entradas con La Acequia, para poder encontrarlas.
Vale.

17 comentarios:

Jesús Garrido dijo...

Una gran labor y actividad la vuestra con esta lectura colectiva, la he disfrutado en parte y de hecho leí por mi cuenta el Quijote por quinta vez.

Merche Pallarés dijo...

Qué situación más trágica e injusta la de los moriscos y judios en esa España inquisitorial... Besotes ricotes, M.

Merche Pallarés dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Merche Pallarés dijo...

Últimamente no sé porque mis comentarios salen dobles. He borrado uno de ellos pero veo que sigue... En fin... Sorry (espero que éste no me salga repe). Besotes de nuevo, M.

Merche Pallarés dijo...

Ya se ha borrado.

Lola Fontecha dijo...

Es emocionante pensar que vas andando y puedes llegar a lugares marcados en los libros por diferentes pasajes. Es chulo. Un saludo

Myriam dijo...

Cervantes no deja nada al azar. Si no nombró el punto de partida de su itinerario, buscaba seguramente jugar con el lector y dejar que éste usara su imaginación e hiciera conjeturas.

Y sobre su posición con respecto a la política de Los Austrias, asi como no me cabe duda de que Cervantes mismo era un Cristiano Nuevo, tampoco me cabe duda de que su posición era justamente la opuesta a esa política unificadora por imposición y-o expulsión.

La ironía cervantina me resulta muy familiar, pero claro, no es para quienes buscan una lectura plana.

Un abrazo
Pd Gracias a HERNANDO por el mapa.

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Recibido tu correo, amigo Pedro.

Contad conmigo, donde, cuando y como vosotros queráis.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Buenos días, profesor Ojeda:

Estupenda la aportación de Hernando.

Saludos. Gelu

São dijo...

A Inquisiçaõ ainda aí está , embora com outro nome e limitando-se a queimas psicilógicas...Besos.

oliva dijo...

"la Historia es convertida en novela, por precaución, y porque no era posible presentarla en toda su crueldad. En vez de pintarla tal como es, Cervantes prefiere edulcorarla mezclando los rasgos realistas con los novelescos. Ante estas escenas de gobernadores clementes y de nobles protectores de moriscos, el lector del Quijote reacciona con la misma perplejidad que el del Persiles: una visión tan idealizada de España, del país que por propia experiencia conoce, resulta demasiado acicalada para poder pasar por verdadera.
En el litoral de Barcelona, frontera de España, vienen a coincidir la crisis del protagonista, la de su utopía y la de la novela heroica."


Curiosa visión y transfondo que ofrece esta novela.

saludos.

Intere

Asun dijo...

Creo que ya lo he dicho en alguna otra ocasión pero lo vuelvo a repetir: para mi ha sido todo un descubrimiento el conocer las peculiaridades de la sociedad de la época y su problemática a través de la lectura del Quijote.

Gracias a los análisis tan exhaustivos que haces de cada capítulo me ha sido posible fijarme en detalles que en una primera lectura me habían pasado desapercibidos.

Besos

pancho dijo...

El grabado es fantástico, vaya lujo de detalles. Se puede adivinar a DQ en el macho con el inocente a la espalda. Viene también fenomenal para imaginarse la visión de Barcelona desde las afueras en el comienzo del próximo capítulo.

El trabajo de Victoria también simbólico, bien apoyado por el espejo.
Mir, viene de tus paisanos.

A mi juicio la convergencia de la realidad cruel de la expulsión con la novelesca derrota de DQ en las playas de Barcelona tiene mucha carga simbólica, también irónica en el hecho de darle ese desenlace tan feliz, armónico e irreal a la historia de Ricote, su hija y el renegado. Indudablemente que se trata de una estructura compleja y moderna de la novela. (perdona, pero me meto en saraos de los que después no sé cómo salir)

Gracias por la referencia y el estupendo análisis que nos regalas.

Un abrazo.

Abejita de la Vega dijo...

Es asombrosa la capacidad de Cervantes para transmitirnos lo que no se podía decir. Se las apaña para transmitirnos su mensaje conciliador, con vivas a su Majestad y todo.
Cervantes hila fino y también tu excelente entrada.

Además, me ha interesado mucho el libro "Civitates Orbis Terrarum". El grabado de Barcelona me recordaba uno de Burgos que yo conocía, lo había visto enmarcado en una pared, pero desconocía su origen. Tras localizarlo en Internet, lo voy a poner en una entrada de mi blog.

Aunque me lamente, hay que aceptar que el Quijote va adelgazando.

Enhorabuena a Victoria por su obra,

Un abrazo

Señor De la Vega dijo...

Mi Señor Don Pedro,
En mi opinión el párrafo roseta para entender el capítulo de referencia se incluye en el siguiente texto: “Ricote y su hija salieron a recebirle: el padre con lágrimas y la hija con honestidad. No se abrazaron unos a otros, porque donde hay mucho amor no suele haber demasiada desenvoltura. Las dos bellezas juntas de don Gregorio y Ana Félix admiraron en particular a todos juntos los que presentes estaban. El silencio fue allí el que habló por los dos amantes, y los ojos fueron las lenguas que descubrieron sus alegres y honestos pensamientos.” Explicando el estado pasional de los amantes ansiosos con una desenvuelta frase y rematando con irónica sentencia al sustituir en su metáfora las lenguas por los ojos, muy a sabiendas que solo el gusto se descubre con las blandas y a la época pensamientos nada honestos.

Lo situación de los ‘Ricote’, es conjunción de todas las ironías posibles con la historia de su tiempo. La realidad mucho más pragmática, obviando los amores patrios o la exclusión por principio de miserables relegiones, es un deseo en silencio de moriscos por su tierras y raíces, forzados a separarse por culpa del statu quo del Reino, que representó perfectamente el gobierno totalitarista que uniforma o arranca de cuajo, no importa el siglo.

Cervantes la resolvió con todo el sarcasmo propio dado al nombre, jamás asumible ni siquiera en el Quijote, que se hubiese perdido tanto texto en salvar a un ‘Pobrote’, porque no olvidemos que no interviene Don Quijote ni los valores que defiende nuestro héroe, el loco meramente espectador, es mantenido bien al margen del nuevo y poderoso Caballero Don Dinero.
Suyo, Z+-----

Notas:
- Simbólico Quijote moldeado por la Señora Victoria, excelente.
- Pensé que el mapa era el trazado del AVE hundido varias veces en boquetes panzescos o quijotescos.
- Civitates Orbis Terrarum, era el Google Earth de su tiempo, entonces todo un lujo para muy pocos conectados a esa tarifa plana.

Kety dijo...

No creo que haya otra tertulia tan enriquecedora como esta. ¡La cantidad de datos aportados es impresionante. No me extraña que según avanza el Quijote y llega a su final, los tertulianos se encuentren nostálgicos.

Un abrazo

Teresa dijo...

Sorprende y mucho la forma de empalmar escenarios de Cervantes (a veces no pegan ni con cola)

De llorar por la derrota a introducir al Ave Fénix

Yo me quedo así: ¿Cómorrr?

Él lo hizo porque le salió de ahí.

Pues vale.

El plano de Hernando es una gozadita. Barcelona la inexpugnable, fortificada. Peaje del futuro.

El Quijote en escultura sugiere acción y movimiento. Ataque.

Y dijo él con tanta sabiduría:

"Reincorporóse y redújose el renegado con la Iglesia y, de miembro podrido, volvió limpio y sano con la penitencia y el arrepentimiento"

Valor universal donde los haya:
Yotemato, meaculpa y aotracosamariposa.

Desvarío, soy Quijote y hoy, sándwich.