lunes, 27 de septiembre de 2010

Cerdos y toros como pruebas del taller de escritura cervantino y noticias de nuestro Quijote.

Ya hemos hablado de cómo Cervantes, por unas u otras razones, modificaba la redacción de su novela. En la primera parte, la necesidad de dar equilibrio a la estructura temática del texto hizo que cambiara de lugar algunos pasajes con la consecuencia, que ya vimos, de que, al no poder revisar con detenimiento el texto por las premuras en la impresión, desapareciera el burro de Sancho sin darnos cuenta de ello.

En la segunda parte, el trabajo de Cervantes -mucho más constante de lo que dice la leyenda sobre Cervantes como escritor descuidado, negada por los hechos- es más cuidado: se toma más tiempo en las correcciones y nos pasan desapercibidas. Y esto es así a pesar de que, tras conocer la segunda parte de Avellaneda, introdujo muchas en el texto. Hay alguna que nos da pistas de cómo debió actuar. Para introducir los cambios necesarios que replicasen a Avellaneda, Cervantes decidió cambiar el lugar de destino de los protagonistas y alargar la novela, que en su primera versión debía estar ya a punto de inciar el camino de vuelta a la aldea.

De esta manera, el episodio de los cerdos cambió de lugar. Originalmente estaba pensado para el capítulo 58: tras un pasaje pastoril, Don Quijote debía ser humillado. Finalmente, al alargar la historia, desplazó a los cerdos de lugar y ocupó el capítulo modificado con la manada de toros bravos. El significado no era el mismo: los toros eran considerados animales nobles y no podían invalidar el sueño de don Quijote de la misma manera que lo harán los cerdos. Las huellas son notables: en el capítulo 59, al relatar los acontecimientos pasados, don Quijote alude a que se ha visto molido de los pies de animales inmundos y soeces, adjetivos que para nada cuadrarían a los toros.

En vez de desecharlo, Cervantes, en un juego de paralelismos que ya hemos visto en otras partes de la novela, lo reutiliza ahora también tras un sueño pastoril. Algunos comentaristas critican el pasaje por reiterativo, pero no lo es: los cerdos añaden un matiz a la derrota de don Quijote y su abatimiento que,en ningún momento tienen los toros.


Os animo a mandarme imágenes que reflejen la iconografía cervantino-quijotesca o a que las publiquéis en vuestros blogs, para acumular toda la información posible sobre Cervantes y el Quijote. Sobre todo me gustaría publicar imágenes no usuales, aquellas de pequeños lugares.

También os pido que me remitáis autorretratos quijotescos. Recordad que debéis estar con un ejemplar del libro o en actitud quijotesca.


Noticias de nuestro Quijote

Paco Cuesta hace una inteligente entrada que os recomiendo: plantea el reto cervantino con el receptor de su obra, además de comentar el capítulo de la semana.


Manuel de la Rosa, Tuccitano, analiza el capítulo y propone una excelente mirada que une la geografía del camino con el ánimo de los protagonistas. No os perdáis su autorretrato playero quijotesco.

En su comentario del capítulo de la semana, Pancho nos da algunas de las claves de la genialidad capacidad para la narrativa de Cervantes, que sabe retener al lector tras la derrota del protagonista.

Cornelivs analiza con detenimiento cómo llega Don Quijote en este capítulo al punto más bajo de su abatimiento, a las puertas de la última burla de los Duques.

Kety continúa su trabajo de pasar el Quijote en verso: desde la meditación inicial hasta la entrada en casa de los Duques, sin omitir los cerdos, por supuesto.

Merche Pallarés comenta los principales sucesos del capítulo, pero me temo que no está muy contenta con el lugar al que arrastran a don Quijote y Sancho y teme, con razón, una última broma.

Jan Puerta centra su comentario en dos aspectos esenciales (el mejoramiento de Sancho y el abatimiento de don Quijote), para ilustrarlo con un juego de sombras y luz y unos grabados dignos de ser vistos.

Antonio Aguilera comenta el capítulo, que tanto le gusta y le hace saborear, y da en la diana con la conquista de Sancho a fuerza de brazos para ser respetado por su amo.

Abejita de la Vega resume e ilustra con oportunidad y humor el capítulo de la semana para rematarlo con un juego divertido entre imágenes y texto que no os podéis perder. Después, publica la nota del Sanchico, gracias a Ele Bergón -Luz del Olmo-, que sigue en su idea pastoril, aparte de lamentarse por el destino de su padre con los cerdos.

Enlace con el índice de nuestra lectura, elaborado por Raúl Urbina : Primera parte y Segunda parte.
Enlace con el blog construido por Manuel Tuccitano expresamente para esta lectura y que puede considerarse un agregador con los enlaces de todos los blogs participantes de forma regular, aquí.
Enlace con el grupo en Facebook, aquí. (Este grupo no sustituye a la lectura en este blog y no estáis obligados a uniros: lo usamos sólo como complemento, para informarnos, preguntar y debatir.)
Enlace con la entrada en la que encontraréis sugerencias si os incorporáis con la lectura ya iniciada, aquí.
Si me he olvidado de alguien, hacédmelo saber y lo subsanaré. Recordad enlazar vuestras entradas con La Acequia, para poder encontrarlas.
Vale.

12 comentarios:

São dijo...

Bem tenho procurado Quixote aqui em Portugal, mas ainda não encontrei, infelizmente, um única estátua!

Abrazo, querido amigo.

pancho dijo...

Perfectamente clara y lógica tu explicación sobre los intríngulis de la novela, que tanto ayudan a entenderla. Algo leí sobre este asunto de toros y cerdos, que puede parecer repetitivo pero con esos matices que señalas que lo hacen diferente. También a mí me pareció llamativo el hecho de que DQ rebajara la intensidad de los adjetivos dedicados a los dos atropellos . Pasó de inmundos y soeces a sólo inmundos en el caso de los cerdos, algo que no parece encajar muy bien con la simbología de ambos animales en la cultura mediterránea, en la que el toro es la representación de la fuerza y de la fecundidad. El hecho de que DQ aún mantenga la espada en el atropello de los cerdos también puede ser porque el suceso lo tenía preparado para antes del desarme en las playas de Barcelona. Después se le pasó por alto corregirlo y ahora que lo miramos todo con lupa se lo descubrimos. Algo que pasaría por alto si no se tratara de una obra cumbre.

Gracias por tus palabras y por el tiempo que empleas en explicarnos estas cosas tan interesantes.

Myriam dijo...

Creo que ya imaginas el aspecto que más me interesa de los que mencionas en esta entrada y sobre el cual -que conste- prometo un análisis cuando sea oportuno, que no ahora, pués viene más sobre como:
desde que Cervantes decide introducir en el Quijote el Falso de Avellaneda, se dedica a hacerlo puré.

Besos a ti y saludos al grupo.

Abejita de la Vega dijo...

Es muy interesante ese rastreo acerca de los cambios introducidos en el Quijote, motivados por el Quijote apócrifo. Siempre me había preguntado ¿por qué es tan larga la segunda parte?
Con tu explicación, me quedan atados algunos cabos que tenía sueltos.

Un abrazo, Pedro, sigamos y ,como dice Myr, veamos como se dedica a hacer puré con el Avellaneda.

Paco Cuesta dijo...

El análisis en paralelo de la obra de Cervantes y Avellaneda me parece apasionante.

Antonio Aguilera dijo...

Enterado de los paralelismos y adjetivación sobre toros y cerdos.
Muy adecuado también el comentario de Pancho, quien está muy pendiente de las orillas y flecos deshilvanados; por ello, le nombraremos maestresala de la Gran Orden de la Mesa Redonda.
Aunque para estar más ordenados, los comensales, quizás la mesa deba ser rectangular.

Buenas noches amigos

oliva dijo...

"Don Quijote toma el suceso como un castigo a un caballero vencido, y entra en un estado de melancolía que presagia su muerte inminente. Y dice Sancho: "También debe ser castigado el cielo... que a los escuderos de los caballeros vencidos los puncen moscas, los comana piojos y les embista la hambre"."

Siempre es agradable aprender aspectos nuevos que pasaron de largo cuando teníamos menos edad...

saludos.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Seguramente la maduración como persona de Cervantes hace que Don Quijote lo haga en paralelo. un abrazo

elena clásica dijo...

Qué fantástico simbolismo directo al suconsciente la asociación a la nobleza de los toros con el idealismo,y el abatimiento asociado con los cerdos.
Siempre llena de resonancias la lectura desde las más explícitas a las más recónditas.
Besazos.

Asun dijo...

Si no fuera por estas detalladas explicaciones, para mi al menos, habría cantidad de detalles que pasarían desapercibidos. Poder leer el Quijote con todo este lujo de detalles, en las entradas que escribes y en los comentarios de los compañeros, es todo un regalo.

Gracias a todos por vuestras aportaciones, y especialmente a ti PEDRO.

Besos

Teresa dijo...

¿libera su frustración en sus personajes?

Kety dijo...

Me uno al comentario de Asun.
Qué haría yo sin vosotros.

Besos

Ha volado mi comentario anterior.