sábado, 3 de abril de 2010

Sábado en paréntesis de color







Hoy ha amanecido uno de esos días en los que todo se detiene. He ventilado la casa, recogido la ropa que tendí ayer, desayunado con calma. La ciudad está silenciosa. Recuerdo la Semana Santa de mi infancia cuando en la televisión sólo se programaban películas de romanos. Así se llamaban: de romanos, aunque fueran griegos, egipcios o hebreos caminando por el desierto. Desde hace tiempo al género se le llama peplum por la túnica que visten los protagonistas, pero para los de aquella España seguirán siendo películas de romanos. En la radio sólo se programaba música clásica entre parte y parte (así se llamaban a los informativos radiofónicos de la dictadura, puesto que eso eran, más una comunicación de la autoridad que una verdadera información). Quizá muchos de los niños de entonces terminaron odiando la música clásica porque sonaba a España gris y obsesiva: música de iglesia, la llamábamos la pandilla de mi barrio. El tiempo en la Semana Santa de mi infancia también parecía detenido, como este sábado. El Sábado Santo era un paréntesis entre la muerte de Cristo y su Resurrección. Los niños salíamos a pasear con una mezcla de ropa entre invierno y primavera y comíamos obleas y barquillos. Curiosamente, la autoridad permitía la proliferación del juego en lugares públicos -decir que el juego, prohibido por ley, no era algo normal y tolerado e incluso controlado por quienes lo prohíbian sería mentir- y era el único momento del año en el que se jugaba a las chapas en corro, en las calles y plazas. Según la leyenda oral, nunca contrastada, se sabía de gente que se había arruinado o enriquecido en una noche con las perras gordas. Siempre se contaba la historia de una vecina del barrio que se había quedado en la calle porque su marido se había jugado hasta la casa (algunos contaban -y se creía por verosímil y por cierto morbo sexual en aquella España machista- que se la había jugado a ella misma) o aquella otra, en los pueblos, de quien se había quedado sin las tierras heredadas de su familia en unas horas: se hablaba más de los que perdían que de los que ganaban, a los que nadie conocía. Todo se detenía y a los niños nos habían metido confusas historias en la cabeza que venían de siglos anteriores y que en la dictadura eran parte de la moralidad oficial del régimen que incluso proponía como tradiciones patrias matar judíos que aunque hoy parezca inocente sigue siendo una expresión bárbara y rechazable que habla de cómo se educa para el odio con el lenguaje; o golpear maderas o carracas para castigarlos por ser los culpables de la muerte de Cristo. Me recuerdo en el pasillo de la casa de mis padres dándome cuenta, con temor, de que estaba cantando una canción popular de la época: en Semana Santa no se podía cantar, como en aquellos bares en los que colgaban un letrero que lo ponía, Se prohibe el cante, y yo me callé en el acto. Hoy, por suerte, queda muy poco de aquella moral hipócrita, aunque la hipocresía siga presidiendo la vida social de otras maneras. Pero este Sábado Santo todo sabe a infancia, no sé por qué y parece que el tiempo se ha detenido. Y apuro el café antes de ir a despertar a mi hija. Y luego juego con ella a fotografiar colores.

28 comentarios:

María dijo...

Me ha encantado este retrato interior, en el que transmites que el tiempo para ti se ha detenido, y empiezas a recordar cómo fueron aquellos tiempos de la dictadura, la verdad es que yo también tengo recuerdos parecidos.

Suerte que quede ya casi nada de aquella España hipócrita.

Las imágenes, preciosas, llenas de colorido.

Hoy te dejo un beso, pero con mi aplauso, Pedro ¡¡¡¡plasf plasf plasf!!!!!!

Abejita de la Vega dijo...

Recuerdo haber oído cosas parecidas a lo que cuentas, en mi Burgos natal. No se puede saltar, no se puede cantar y la misma película de las monjas guillotinadas en la Revolución Francesa.Y la sorda que no oye cuando la llaman para rebanarla el pescuezo. El carro de Ben Hur y a recorrer iglesias.
Me gustan tus colores, TIENE SUERTE TU NIÑA.
El lunes subo al hipogrifo, camino de Vandalia. Enviaré desde allí el comentario del 44.
Feliz semana de Pascua. Un abrazo

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

A mi la que me gustaba era la de Ben-Hur y la de Espartaco... en fin... que te voy a contar...aquí lo mismo pero con más procesiones..la hipocresía franquista.. yo me doy cuenta hoy de ella..entonces solo disfrutaba aunque fuese viendo procesiones con la chica de turno... ahora la hipocresía creo que es peor...porque se intenta aparentar lo que no es y luego se es lo que no se aparenta... salud

Myriam dijo...

Vuestros colores se me hacen helados de frutas: mora, damasco, pistachio, pera, uva y fresa o serán las ganas.... después de los baldes de cerveza que nos tomamos Asún y yo, en un pub de la playa.

Te aclaro que tuve que tomar tanta cerveza, porque el jamón que me trajo y que comí inmediatamente, me dió mucha sed, pero Ay Dios, ¡qué delicia!

¿Por qué tengo que privarme yo de algo tan exquisito por reglas que se impusieron cuando no había nevera?

Menos mal que los tiempos van cambiando.... y que ya no se "matan judíos".

El sello de la perra flaca, ah no... era, la chica, me gustó porque tiene a dos signos del zodiaco (acuario y leo) o sea que algo de astrología sabían en esa época.

ASún dice que te nota nostálgico, te manda besos y que yo no siga esribiennnnnnnnnnnnnnnn

lichazul dijo...

acá es igual, repiten desde que tengo memoria las mismas películas, es toda una tradición

pero además se ha agregado otras...vacaciones y huevos de chocolate
para muchos estos días significan salir de la ciudad y aprovechar los días en la playa y para otros un negocio muy ilustrativo de cómo el sentido se va mudando con los tiempos.

besitos de luz

Teresa dijo...

labios y lana

romanos con reloj de pulsera

e hipocresía de peluquería.

Desde el parabrisas del auto el escaparate ofrecía los tirabuzones de peluquería de una niña de comunión. Había agua sucia en el suelo y los zapatos eran demasiado blancos para aguantar toda una procesión.

Unknown dijo...

Semana Santa, semana de ritos paganos por doquier, olvido y más olvido, perdón, huevo de pascua, rosca de pascua y un poco de agua vendita, los recuerdos de tardes aburridas, con la misma película vieja una y otra vez, cuando mamá no estaba y nadie me prohibía ver la televisión, por lo menos en jueves y sábado santo.

Los mismos de siempre, todos huyendo, todos escondiendo la cabeza lejos, de vacaciones, tomándose el día para andar en moto, en auto, en avión, todos comiendo bien, aceptando el perdón y la ostia, desoyendo lo que Jesús vino a decir, ser humildes, pobres, hermanos, solidarios, sacrificando nuestra vida en pos del bien de los demás y no en algo personal.

Un buen sábado y domingo con lo “mismo” de siempre, dentro o fuera de la Tv, dentro o fuera de la liturgia, dentro o fuera del país.

¿De niño me pregunte que sería si lo que dijo Jesús se cumpliera y no fueran tan hipócritas? La vida se ha vuelto esa película de “romanos” donde nada es lo que dicen ser o muestran, donde todo está al revés, donde siempre pasa lo mismo.

HologramaBlanco

Rubén dijo...

Una hermosa entrada con un gran poder de evocación.
Una infancia que pudo ser la mía en algunos puntos.
Saludos.

Marina dijo...

Mis recuerdos se acercan a los tuyos. Que al menos podamos fotografiar colores...porque ayer en Zamora todos los capuchones (yo estaba obsesionada con que eran más de mil) eran de color negro.
Un abrazo.

Pedro Carcedo dijo...

Yo soy más antigüo. Recuerdo que al caballo del carro con que repartíamos los pellejos de vino por los bares, le poníamos trozos de saco en las pezuñas para que no hiciera ruido en días tan señalados. Se llamaba Lucero y era tan listo que sin decirle nada se iba parando a la puerta de cada bar cliente nuestro.
Ya no hay pellejos,ni carros, ni caballos, ni nada..... Pasó su tiempo. Nostalgia.
Un fuerte abrazo, Pedro.

Merche Pallarés dijo...

¡Precioso relato! Muy evocador de aquellos años grises que yo tuve la suerte de no experimentar... Cuando llegué a España, nos ibamos a Portugal y no recuerdo que allí fuera tan tétrico. Al llegar a Ibiza sí que había que poner solo música clásica. Besotes semanasanteros, M.

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Resulta curioso que antes de leerte en este amanecer de domingo experimenté una sensación parecida de tiempo detenido.

Un placer leerte, Pedro.

Tus fotos son arte.

Un abrazo.

Hernando dijo...

Recuerdo que a las 12 del miércoles santo, tocaban las campanas.Por los caminos, se veía un reguero de labradores que regresaban a casa, pues hasta el siguiente lunes de pascua nadie podía trabajar. En la iglesia los únicos colores que mandaban eran el negro y el morado, siempre me pareció ver más curas que habitantes, todo para celebrar los interminables actos litúrgicos, ganas teníamos de que llegara el sábado de gloria pues a eso de las siete, se volvía a oír las campanas que desde el lejano miércoles santo se habían quedado mudas, unos toque gloriosos, alegres, pues ya al tercer día había resucitado, como típico de la zona, la gente llevaba cantos (guijarros) a misa de resurreción, que cuando el señor cura decía que había resucitado chocaban unos contra otros produciendo un ruido ensordecedor.
Cuánto cartón piedra había en las películas de romanos, cuánto cartón piedra había en mi pueblo por esas fechas.

Silvia_D dijo...

Contrastes y confusión... colegio de monjas interna, rezos, normas y padre ateo y transgresor, y más confusión y crisis de conciencia.
Como siempre, en el laberinto, pero al menos tuve opción a elegir...
Bonitos colores. Hay para todos los gustos y yo, me quedo con el primero.
Un ENORME beso, Pedro.

Myriam dijo...

ASUN dice:
Muy buenos días. Ahora ya, después con los efluvios de la cerveza ya caducados, con otra cordura en la mente, ya me siento en condiciones de poder saludar al grupo, a todos los comentaristas y en especial a ti PEDRO. En función de la disponibilidad de tiempo, y siempre y cuando Myriam mne lo permita, me iré asomando para visitaros.

Besos desde Tel Aviv

Myriam dijo...

PD: MYR dice: Besos

Kety dijo...

Por un momento he regresado a la infancia.
Un abrazo, y disfruta de tu hija.

Luis Antonio dijo...

La España uniforme, monolítica y en blanco y negro de aquella época hace que todos los recuerdos nos resulten familiares.

Veo que con los menesteres de la casa eres un hombre muy hacendoso.

Un abrazo

de COLORES dijo...

Esta canción la cantabamos en las excursiones parroquiales en los años 50 y siguientes.

Wikipedia en inglés dice

De Colores" (literally, Of Colors) is a traditional folk-song that is well known throughout the Spanish-speaking world. The song was brought to the Americas from Spain during the 16th century

Spanish Version

De colores, de colores
Se visten los campos en la primavera.
De colores, de colores
Son los pajarillos que vienen de afuera.
De colores, de colores
Es el arco iris que vemos lucir.

Y por eso los grandes amores
De muchos colores me gustan a mí.
Y por eso los grandes amores
De muchos colores me gustan a mí.

Para más información pincha
de COLORES

Pilar dijo...

Pedro, somos de la misma época, por lo tanto me siento identificada contigo plenamente.
Sí, el sábado y el domingo de pascua me saben y me huelen a parada en el tiempo, no sé es algo de muy dentro difícil de explicar.
otra vez he vuelto a disfrutar con tus letras, otra vez, amigo Pedro.
Sabes por qué me ha gustado esta entrada porque en ésta estás tú más que en otras.
Espero que tu desayuno acabara bien y tu día también tan bien.
Un abrazo, Pedro

matrioska_verde dijo...

recuerdo gran parte de lo que cuentas en esta entrada: la sobriedad, lo gris, la tristeza de estos dìas en los que no se podía hacer mucho.

hoy todo ha cambiado y los que queremos podemos prescindir de ese sentimiento de religiosidad y procesiones, aunque también hay mucha hipocresía en él, pero allá cada uno.

bonito juego que te has inventado con tu hija, os han quedado unos colores fantásticos.

me alegra saber que has estado con ella.

biquiños,

São dijo...

Ai, amigo querido, que me transportaste à minha própria infância e adolescência de luto oficial imposto pela didatura na Semana Santa.

E também as estórias de mulheres apostadas em jogos de azar , aqui tinham eco.

Uma Páscoa luminosa para ti e menina, te desejo verdadeiramente.

impersonem dijo...

Tal cual lo has descrito así lo recuerdo... pero esas cosas forman parte de lo que somos y de las conclusiones a las que hemos llegado... y están ahí, en la memoria, dándonos una de las perspectivas de nuestro recorrido como personas. Eran cosas que se vivían en familia y quedan muchas improntas en la retina y en la memoria...

Pero por esas cosas que tiene la vida, las constumbres mudan, y de la semana santa monocromática, en morado, donde interactuaba lo familiar, hemos pasado a la policromía que se ve en estas "lúdicas" fotografías que nos muestras.
Abrazos.

virgi dijo...

Parecidos días también por aquí. Menos mal que en mi adolescencia ya empezábamosa ir a la playa.
Lo que nunca hice fue fotografiar colores con mi padre, las fotos eran en blanco y negro.
Un abrazo de arco iris

Antón de Muros dijo...

Hermosa entrada Pedro.

Tiene el equilibrio que le proporcionan la nostalgia del pasado, el presente del desayuno y la ropa y el futuro que encarna tu hija.

Un fuerte abrazo desde el sur (que ya es otoño)

Antón.

Unknown dijo...

Hoy domingo he tomado un café sin prisas, aunque hace tiempo que no las tengo. Antes, decidí imprimir tu entrada y que me sirviera de periódico para acompañar el brebaje preparado. Con el paladar delicado, tus palabras me han servido para dejar volar la imaginación hacia un tiempo pasado que siempre me persigue, entre otras cosas porque me dejo perseguir por él.
Los que hemos vivido con ciertas tradiciones como compromisos ineludibles de nuestra formación, hoy agradecemos más que rechazamos. En el fondo somos un reflejo de tanto cromatismo que nos sedujo por lo novedoso, mientras sin darnos cuenta acumulábamos años a nuestras espaldas.
Un abrazo
Qué bien me ha sabido el café de esta mañana.

jg riobò dijo...

Yo recuerdo con nostalgia el silencio.
Pasear en silencio en los ejercicios espirituales de los Salesianos.
Deje de ir a misa y confesarme en una Semana Santa tras meditar en silencio.

Nieves LM dijo...

Me suena todo lo cuentas.
Me encantan esos colores.
Besos.