viernes, 30 de abril de 2010

La habitación 415


Agapito Pazos fue abandonado a los tres años en la puerta de un hospital. Era un niño enfermo de distrofia muscular y con discapacidad psíquica. Desde entonces ha ocupado la habitación 415 de ese hospital excepto dos días en los que un celador lo llevó a ver el mar: 77 años menos dos días en los que a veces fue feliz y a veces no.

33 comentarios:

Lola Fontecha dijo...

Triste historia. Ese celador, si existe, tiene el cielo ganado.

María dijo...

Y luego nos quejamos con los problemas, y, a veces, nos ahogamos en un vaso de agua, cuando lo más importante es la salud.

Descanse en paz.

Un beso.

elena clásica dijo...

Sin comentarios. ¿Cuántos infiernos nos rodean en el otro lado de una carretera por la circulamos casualmente?

Llegó a ver el mar. Al menos...

Rubén dijo...

Eso si que es una vida triste, y con qué poco se le había podido dar algo de ilusión a ese hombre...
Que pena.

Alimontero dijo...

Querido Pedro, esta entrada tuya hace un reconocimiento a su Ser, principalmente...luego a aquéllos que lo acogieron y tuvieron consideraciones especiales, como ese juez que permitió su permanencia y no fuese a un reciento especial.

Hoy se sabe de su nombre Agapito Pazos y fue enterrado como cualquier mortal...

Querido Pedro, yo me desenvuelvo en el bien morir, te pido permiso, para dejar esta oración para Agapito:

Confrontando la Luz Clara

Ahora yo estoy experimentando la Luz Clara de la realidad objetiva. Nada está sucediendo, nada ha sucedido nunca, ni sucederá jamás. Mi sentido presente del yo, el viajero, es en realidad el vacío mismo, sin cualidades ni características. Yo me recuerdo a mí mismo como el viajero, cuya naturaleza más profunda es la Luz Clara misma; yo soy uno; no hay otro. Yo soy la vacuidad del vacío, el eterno no nacido, el no creado, ni real ni irreal. Todo de lo que he sido consciente es de mi propio juego de consciencia, una danza de luz, patrones de luz girando en extensión infinita, infinidad interminable, el Absoluto más allá del cambio, de la existencia, de la realidad. Yo, el viajero, soy inseparable de la Luz Clara; Yo no puedo nacer, morir, existir o cambiar. Yo sé ahora que ésta es mi verdadera naturaleza.


Gracias Pedro, que tengas un bello fin de semana! ;-)

has visitado mi otro blog? ;-)

Ali

Juan Luis G. dijo...

Es una noticia sobrecogedora y da mucho que pensar.

Saludos.

Unknown dijo...

Era un ser humano, aunque por las noticias parece que no lo fuese...
Tremendo.
Un abrazo

Silvi (reikijai) dijo...

Pedro ...Creo que mujer al dejarlo en las puertas de un hospital,nos dice el porque de la decisión,"le es imposible ocuparse de él".Busco un lugar seguro,para que tenga una mejor vida.Y estoy mas que segura que jamas lo olvido.Besitos.Silvi.

Merche Pallarés dijo...

Supongo que hace 74 años, en plena guerra INcivil, le sería muy difícil a su madre mantenerlo dignamente y, muy a su pesar porque ya tenía tres años durante los cuales supongo que le cuidó y mimó, le dejó en la puerta del hospital. Triste historia esta de Agapito. Descanse en paz. Besotes rodeados de mar, M.

virgi dijo...

Me impresionó la noticia.
Un abrazo a tu sensibilidad, Pedro.

Anabel Rodríguez dijo...

Yo también me he quedado impresionada, pobre hombre. Cuando la vida aprieta, lo hace de verdad
Besos

Myriam dijo...

2 piedras blancas

Nieves LM dijo...

Tremenda historia, por desgracia no la única.

Asun dijo...

Yo también creo que si su familia lo dejó allí después de tres años sería buscando para él mayores atenciones y cuidados y una mejor calidad de vida.

Descanse en paz

XuanRata dijo...

Sin embargo nunca sabremos las verdaderas dimensiones de esa habitación 415. Quien sabe si el mar no le pareció un espacio sin sentido.

Luis Antonio dijo...

Conmovedora historia. Saber que existen fundaciones como Salvora, te reconcilia con el género humano.

lichazul dijo...

hay muchos agapitos en hospitales y en muchos centros de custodia también

esperando por celadores a que más de una vez se les permita experimentar la sensación de vida normal

ojalá muchas personas cuando decidan adoptar, se den esa oportunidad de vida, de fortaleza y de grandeza, y no solo escojan al normal o al sano...Seres Humanos hay en todos lados

Anónimo dijo...

Buenas tardes, profesor Ojeda:

¿De qué nos extrañamos?. ¿Quizás de que Agapito haya sido el más longevo, entre los que como él sufrieron el abandono por padecer alguna minusvalía?.
Retrocedamos en el tiempo:
Año 1936, Comienzo de la guerra incivil. Miseria generalizada, hambre.
Años de post-guerra, más pobreza.
Si su familia lo había tenido durante 3 años, significaba que lo querían. Al dejarle en una institución pensarían que iba a estar mejor atendido. Si se conocen sus apellidos, es porque en cierto modo estaría documentada su procedencia. Incluso, en algún tiempo sería visitado.
En esos años los hospicios, los hospitales provinciales y los centros de beneficencia estaban llenos de niños abandonados. Si eran inteligentes y tenían salud, salían -a la lucha de la vida- por sí mismos, al llegar a una edad.
En el caso de Agapito, la sociedad, y las instituciones en todos estos años, no hicieron nada más que cuidar de un ser indefenso. Cumplir con su deber.
Seguramente él fue feliz rodeado de rostros conocidos. Y el día del mar, gracias a Eloy el celador-samaritano sería un inolvidable día de gloria.

Saludos. Gelu

P.D.: En estos tiempos que corren, la decisión de aquel juez, casi, me reconcilia un poco con el gremio.

Anónimo dijo...

Hola Pedro, un breve parrafo que habla de tantos sentimientos, a veces el destino parece ser tan cruel en ese contraste aparece esa persona que con cosas simples puede transformar una rutina en sonrisas y quedar en el recuerdo feliz de una vida (que mas lo necesita).

Besines
Sauvignona

Antonio Aguilera dijo...

Es posible que a Agapito, la vida, tal vez, se le haya hecho demasiado corta: supondría el triunfo de lo humano sobre lo divino.

Randle dijo...

La historia es fuerte, demasiado emocionante para mi débil sino a estas horas de la tarde.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

es fuerte...muy fuerte...ayer lo vi en tv...tremendo

Montserrat Sala dijo...

Una historia patética. Me ha emocionado. Casos como el de Agapito, no hay muchos. Pero los hay peores. Le recuerdo la cantidad de personas que han vivido años y años en un zulo en su propia casa, sin los minimos cuidados higiénicos. Y sin ver la luz de dia jamás. Una lástima que se dén casos así y todos sabemos que los ha
habido i quizás los haya toodavía.
Saludos, profesor.

jg riobò dijo...

La foto es magnífica.
Resume toda la vida en esa habitación.

Silvia_D dijo...

Siento que todo en mi se rebela... 80 años olvidado, y 20 segundos de "gloria" y hasta para eso, ha tenido que morirse.

pancho dijo...

Un verdadero angel menos dos alas. Siempre dando gracias por nuestra suerte.

São dijo...

Sem voz para dizer seja o que for...e sim, o celador, merece bençãos.

Um abraço, amigo meu.

Tesa dijo...

Qué vida tan triste.
¿Merecía la pena vivirla?

Gabiprog dijo...

Guste o no la importancia de la vida está bien alejado de cualquier destino, basta fijarse en los viajes que hacemos cada uno de nosotros…

marga dijo...

Una vida es siempre LA VIDA, siempre con mayúsculas, siempre con incognitas, vaya usted a saber...

matrioska_verde dijo...

justamente iba a decir yo: ¡Y luego nos quejamos de chorradas!

¡hay vidas tristísimas!

bicos,

Caminante dijo...

80 años de vida, deficiente psíquico y físico ¡que mala salud de hierro! disfrutó el condenado, porque condenado estuvo si estuvo recluido de por vida. Los que le conocieran sabrán si dispuso de momentos de felicidad o no... o no lo sabrán realmente.
Saludos desde Getafe a semejantes ahora ¿qué hago yo aquí?
A las buenas noches: PAQUITA

Teresa dijo...

El juez -en este caso- hizo algo con corazón.

¡¡¡PERO QUÉ VIDA MÁS PERRA!!!