viernes, 23 de abril de 2010

Cuando se pierde la ciudad


En la tristeza hay un momento en el que se pierde todo: es mucho antes de que se descubra el mundo con otros ojos. No sé si todos pasamos por la experiencia necesaria de sentirnos tan vacíos que parecemos roídos por dentro con un descorazonador metálico. No hay forma de ser equilibrado sin haber perdido previamente todo lo que se lleva por dentro. Quien no ha sentido ese dolor no sabe lo que es una noche.

Rafael Alberti lo expresó en uno de los mejores poemarios de la poesía española y, quizá, el mejor de los suyos en la línea de la vanguardia. Sobre los ángeles (1929) cuenta la experiencia de quien ha llegado a ser sólo carcasa para poder volver a la vida a mirarla de otro modo, si sobrevive. Hay algo (el desamor, la soledad, el descubrimiento de que lo que le dijeron a uno antes de la madurez no le vale para el resto de la vida) que nos empuja a la más brillante de las derrotas, la de perdernos por dentro sin hacer nada para impedirlo:

Llevaba una ciudad dentro.
Y la perdió sin combate.
Y le perdieron.

Sombras vienen a llorarla,
a llorarle.

-Tú caída,

tú, derribada,
tú,
la mejor de las ciudades.

Y tú, muerto,
tú, una cueva,
un pozo, tú, seco.

Cuando nos dormimos somos de otra manera nosotros: y es en el sueño en el que se declara la tempestad que puede devastarnos: hasta la ceniza.

Te dormiste.
Y ángeles turbios, coléricos,
la carbonizaron.
Te carbonizaron tu sueño.

Y ángeles turbios, coléricos,
carbonizaron tu alma, tu cuerpo.

Qué pena los que nunca se perdieron por dentro, los que nunca sintieron el dolor del vacío y la soledad más absoluta: la que nos muestra que todo lo que creíamos ser ya no es cierto. No es un alivio sentirse seguros.

29 comentarios:

María dijo...

Pedro:

Cuando se siente tristeza profunda se llega a sentir un sentimiento desgarrador y vacío que te quema por dentro y te corroe, y muchas veces nuestra amargura la dirigimos hacia los demás sin tener culpa.

En este "Día Internacional del Libro", quiero felicitarte, porque tu blog es un libro enriquecedor de historias, y reflexiones.

Muchas felicidades amigo profesor y escritor.

¡¡¡FELIZ DÍA DEL LIBRO!!!!

Un beso.

Cuspedepita dijo...

Para construir se necesita espacio y es en el espacio vacío de esa pérdida donde se construye luego la otra mitad de la vida.
Los que nunca se perdieron por dentro tal vez no han crecido y viven en la seguridad inconsciente de los niños.

Abrazos

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

los que nunca se perdieron por dentro...jamás se encontraron...la tristeza es una manera de encontrarse como bien dices... es una forma de volver a la realidad...un saludo

Myriam dijo...

Quién no ha sentido el vacío y la soledad más absoluta, no ha vivido: ha vegetado.

Maravilloso Alberti. Hace tiempo había leido las otras entradas, la de Rosa-fría y la Ciudad vaciada I y II. Un gusto volver a releerlas... ¡Gracias!

Merche Pallarés dijo...

Te leo muy triste querido. Sí, hay que haber sufrido mucho para ver el sol despues de la tormenta y éste siga alumbrándonos para siempre.
Precioso ese poema de Alberti suena como si se lo dedicase a María Teresa León cuando ésta empezó a perder la memoria. Besotes soleados, M.

Juan Luis G. dijo...

Es cierto; es bueno haberlo experimentado para hacer todo lo posible para no volver.

Un abrazo.

Antonio Aguilera dijo...

Ese vacío, en algunas personas quizás más "sensibles", se da aunque estén acompañados las 24 horas del día.
Nos hacen sufrir algunas incertidumbres y muchas incomprensiones.

Abejita de la Vega dijo...

Ángeles turbios carbonizaron mi sueño, así fue.Y así quedé...
Tus palabras, las de Alberti y la escultura de Mascaró me han ayudado a expresarlo.
Nos ocurre a muchos, creo...

Un abrazo.

Myriam dijo...

"Y ángeles turbios, coléricos,
carbonizaron tu alma, tu cuerpo."
... para que pudieras renacer transmutado: no hay mejor temple para el alma que el fuego.

CarmenS dijo...

¿Quién está libre de dolor? ¿Quién no ha sentido nunca dolor? QUizá el que está hueco por dentro.

Asun dijo...

Yo creo que en algún momento de nuestras vidas todos hemos experimentado ese vacío, y como dice MYR, el que no lo ha hecho es que no ha vivido con consciencia.

Es desde ese vacío que nos podemos reconstruir.

Un beso

impersonem dijo...

Sí, sé cuál es ese sentimiento... ¡Dios, cuánto duelen las metamorfosis!... o catarsis (en este caso, a la vista de esas obras de arte, el término adquiriría la dimensión que se le daba en la antigua Grecia, aunque me refiero a todo)... y más cuando se tiene todo en contra y a muchos... cuando uno es consciente de ello, se deja de ser Vasallo de todo lo establecido para ser Señor de sus propias decisiones... y lo derribado puede ser reconstruido de nuevo y el vacío puede ser llenado de nuevo... e incluso todo puede resurgir de sus cenizas, pero claro, antes de que las diluya el agua de las tormentas o las esparza el viento huracanado (hay que reaccionar a tiempo, no aletargarse...)...

Casi siempre ese vacío "nos muestra" (porque nos hace pensar) lo que somos y lo que queremos...

Abrazos.

Grandolina dijo...

Y ángeles turbios, coléricos,
carbonizaron tu alma, tu cuerpo.

Sin embargo de esas cenizas pueden salir frutos que den a la vida una nueva dimensión, y tener de la existencia un valor mucho más claro.

Te dejé un regalo en mi blog, es un detalle que he querido tener con los blogueros que dejaron su huella en él.

Un beso

Silvi (reikijai) dijo...

Hay un tiempo para comunicarnos con el afuera y otro para establecer contacto con lo más profundo;de conocernos internamente y de encontrarnos sinceramente con nosotros mismos.Muy Bueno Besitos Silvi.

Silvi (reikijai) dijo...

Bécquer decía “La soledad es el imperio de la conciencia”...O sea el silencio delator de la palabra interior. Besitos.Silvi.

Anónimo dijo...

Será por mi forma de ser, seguramente, he sentido ésa sensación muchas veces, y la verdad, preferíría no sentirla, me deja derrotada. Lo bueno es que todo pasa. Besos Isabel.

elena clásica dijo...

El camino está lleno de zarzas que rasgan las telas que nos cubren y si seguimos andando nos abren heridas profundas en la piel, y si decidimos continuar continuan entrando en nuestra carne desgastada, derrotada y penetran en nuestro cuerpo hasta acabar con nuestras vísceras...
No le devolvamos a la muerte el vestido nuevecito que nos regaló la vida.
Preciosísima entrada.
Besazos.

Hernando dijo...

Como dice Elena, es mejor irnos con un vestido lleno de rotos y remiendos, cosidos y descosidos que nuevo, como el que trajimos puesto. es necesaria para vivir la lucha, la tristeza, la alegría, los éxitos y los fracasos.
Me ha gustado mucho tú metáfora Elena.

Silvia_D dijo...

He sufrido, muerto y resucitado (y lo que me queda)
Vampi^^
Sin esos momentos, no apreciaríamos los buenos, y aunque "solos", estamos siempre, creo que hay maneras de luchar contra ese sentimiento, de cero absoluto y vacío aterrador y no salir vencido del todo, ni oxidado, (se pierde una batalla, no una guerra), sino, más sabio y más entero.
Vale, Alberti, versó bonito (aunque para mi que ese día le llovió), pero no tenía por qué tener TODA la razón, ¿no? a lo mejor la tengo yo, que hago versitos de mierda... o tan rara soy, que lo siento, lo siento yo sola?
Lo que no hay que hacer es dejarse arrastrar, hay que luchar a contracorriente,y no es imposible... nada lo es, porque la voluntad del ser humano, es infinita y si se rompe algo, venden buenos pegamentos y por descontado, no nos olvidemos del 3 en 1.
Muchos besos besos, con anti-oxidante!!!!!

fdo: yo, una optimista recalcitrante

blogochentaburgos dijo...

La tristeza se sumerge en el asfalto. En la magnitud de la ciudad la tristeza se viste de anonimato

Unknown dijo...

Esas primeras tres estrofas sobre la ciudad y la pérdida siempre me han acompañado. Aun no sé porque. Pero tu entrada me ha abierto un resquicio de luz.
Un abrazo

Ele Bergón dijo...

Nada que añadir a tu entrada. Me gustan tus palabras, las de Alberti y la escultura de Javier Mascaro. Todo ello tiene una gran armonia, aunque este llena de vacio y tristeza en su conjunto.

Un abrazo

Luz

jg riobò dijo...

De la soledad sales siendo, incombustible.

Anónimo dijo...

Buenos días, profesor Ojeda:

- Hasta a Rafael Alberti, alguna vez le abandonaron los colores y le invadió la negrura, siempre dolorosa.
- Tremenda fotografía. Este guerrero aún respira.
¿Por qué Xavier Mascaró, a sus esculturas de óxido no les ha puesto un corazón?. De piedra, o de piezas de hierro, o de madera, o de marfil, o quizás aún lata dentro uno de colores de cristal emplomado, que quiera ignorar los desperfectos que causa el tiempo.

Si tiene que llegar el óxido,
que llegue,
como todo,
pero …
¿Por qué precipitarlo?.

El hombre del siglo XXI,
con la ciencia en sus manos,
y tantos avances logrados,
quizás tenga compasión,
y suelde en su cuerpo roto
una pieza de acero,
para repararlo.

¿Nadie tenderá una mano
que repare en los inicios,
tanto estrago?.
La escultura con alma,
parece estarlo esperando.

Saludos. Gelu

Kety dijo...

Una entrada poética donde las haya.
Me uno

Gabiprog dijo...

Teoría de la leña.

No habrá brasas sino aceptas las cenizas.

pancho dijo...

Palabras llenas de significado, que arrojan luz en la soledad y dan sentido al cascarón hueco, carcasa de la vida, como el pozo vacío de agua y lleno de palabras.

Montserrat Sala dijo...

Profesor Ojeda: Mejor lectura no podía escoger para el dia del libro.
Aunque Alberti nos habla de soledad, creo que la soledad más absoluta, cruel i deprimente es aquella que sufres en compañía de mucha gente, o de un ser querido.
Saludos desde Catalunya, en el dia de S. Jordi.

matrioska_verde dijo...

¡pedazo de entrada, Pedro!

me gusta cuando tus reflexiones tienen tanta poesía.

yo, a eso de vaciarse por dentro, lo expresaba así:

"mi corazón, un desierto"

no poder emocionarnos porque pensamos que no encontraremos el agua necesaria para revivir.

ver todo tan negro que despertarse por las mañana supone un dolor terrible.

preferir las pesadillas nocturnas que acompañan a esos estados de tocar fondo, a la luz del sol que nos ciega.

no es un alivio sentirse seguros porque debemos aceptar que la seguridad no existe... hay estados de tranquilidad sublime pero nadie sabe que nos depara el instante siguiente.

biquiños,