martes, 20 de octubre de 2009

Ágora o una salida de la Postmodernidad (y VI)

Ágora es una película de contenido histórico que propone una fórmula para conflictos actuales que ya no es la de la postmodernidad. Inevitablemente, en ella hallamos huellas de la etapa anterior: siempre ha sido así en cualquier manifestación cultural.

En primer lugar, como género, apuesta por un tratamiento del conflicto alejado del drama y más próximo a la tragedia clasicista -lo que supone un riesgo de frialdad en algunos de los aspectos argumentales, como han detectado muchos de los críticos que buscaban en ella aquello a lo que su gusto estético está acostumbrado-. Parte de la elección viene dada por la época elegida: pero no del todo, porque hemos visto tratamientos dramáticos de la antigüedad alejados del clasicismo. De ahí la contención de la pasión amorosa -presente pero no desbordada- o del tratamiento de las escenas violentas.

Ágora recupera algunas de las dinámicas esenciales de la modernidad como forma para dar salida a los conflictos planteados. La destrucción de la convivencia implica, como en la película, una época de caos. En esta situación, afrontar de manera individual los retos planteados, como se hace en la postmodernidad -basada en pactos de supervivencia concretos y circunstanciales ante el descrédito de las grandes ideologías-, conduce a la derrota inevitable y el imperio de la violencia y el fanatismo. En estas opciones individuales no todas son tratadas de la misma manera: más aceptable la de Davo, más hipócritas las de Orestes y Sinesio. El más condenable, al final de la película, es el escepticismo de Orestes porque parecía el personaje más próximo a Hipatia. No es condenado Davo, pero sí se indica que no puede ser la solución a los conflictos (se hubiera trasformado toda la película si se hubiera contado desde él el argumento). Sí lo es Sinesio, que resulta extraordinariamente siniestro al final.

El argumento retrata una época en cambio convulso: se pasa de una civilización regida por las claves del paganismo a otra cuyas dinámicas lo son por el cristianismo. Del mito a la teología. El paganismo ya no es válido: los esclavos han adquirido conciencia de sí mismos y se han adscrito al critianismo, que les ofrece la igualdad y la caridad como solución a su situación. La sociedad ya no es la misma: presenta una variedad visible como nunca antes. Las normas políticas que regían el Imperio han cambiado: ahora los emperadores son cristianos. Los gobernantes, poco a poco, tomarán partido entre los diferentes bandos en conflicto. Religión y poder político se confunden en la toma de decisiones. En un momento de cambio, no es de extrañar que las vertientes más fanáticas se impongan: en las calles, en los templos y en los palacios. Tampoco el mundo doméstico, aunque es el último refugio, está a salvo. El ágora ha quedado destruida como espacio de convivencia y su ruina arrastará a todos porque nadie se salva de lo que implica el cambio.

La propuesta ideológica es clara: si los desequilibrios introducidos en el ágora no se contienen, con principios válidos para todos, sólo cabe la destrucción y el triunfo de los fanáticos. Estos destruirán el saber, unirán creencia y política y aumentarán el ciclo de sus persecuciones porque el fanático no puede respetar al otro, puesto que basa su pensamiento en el planteamiento de que sólo él está en el lado correcto y esto lo avala en su afán de dominio y control del Poder.

Por eso, en la caracterización del personaje de Hipatia se prescinde del componente de espiritualidad que se halla en el neoplatonismo: sería contrario al mensaje de la obra. Su carácter es el que pretendía la ilustración cuando lo recupera en el siglo XVIII: una científica moderna, alejada de los fanatismos religiosos y que busca, en su acción política, una fraternidad entre los seres humanos ajena a toda mezcla de creencia y política. Esta opción está más marcada aún con su contradicción al mantener esclavos en su familia como restos de un mundo que declina y su actitud con ellos (incluida la liberación de Davo).

Todo ello está tratado desde una estética cuya manifestación más evidente es lo que podríamos llamar el plano del director: aquel en el que se señala lo pequeño del conflicto de Alejandría en relación al cosmos, al que llega el enfrentamiento sólo como un pequeño eco. Amenábar opta por el distanciamiento con estos planos-secuencia (que han sido reducidos en la copia destinada a la proyección comercial), precisamente para indicar su apuesta ideológica y estética. Provocan un efecto contextualizador del conflicto humano causado por la lucha desde diferentes fanatismos que se quieren hacer con el control politico de la ciudad a partir de explicaciones de ese mismo cosmos que guarda silencio y lejanía.

Quizá por eso también que no haya en la película un tratamiento del amor pasional de forma directa: introduciría perturbaciones a la hora de completar la propuesta ideológica.

Quizá no estén bien explicados estos planos-secuencia para un público acostumbrado a la fácil digestión del cine comercial, especialmente el de contenido histórico, y de ahí que muchos puedan pensar que es el aspecto más débil de la película.

33 comentarios:

Caminante dijo...

Túuuu, tu ibas para crítico,
crítico de cines... me refiero.
Besos: PAQUITA

Nome Andrés dijo...

O sea, modernidad de consenso, de pacto, fría, distante, desprovista de la pasión y emoción humana en beneficio de una armonía necesaria para la supervivencia. Quizá tendrá que ser así, pero el ágora resultante de ese proceso será un espacio poco atractivo y probablemente se encuentre vacío y sin animación. Bueno: ya nadie iría por la tarde a tomarse unas cervezas y defender lo suyo. Me lo he pasado en grande leyendo la exposición de la película. Gran trabajo. Un abrazo.

Fernando Portillo dijo...

Extraordinaria exposición —que no crítica—. Me parece haber estado asistiendo a uno de aquellos cinefórums de mis años de juventud que tanto echo de menos o, mejor aún, a un programa de "La Clave" de Balbín. Ahora sólo me falta ver la película. Trataré de hacerlo lo antes posible tratando de despojarme de las ideas preconcebidas que sobre la figura de Hipatia me han dado las lecturas.

Merche Pallarés dijo...

¡Excelente tu serie agoriana! Es muy didáctica. Seguro que ayudará a muchos a comprenderla mejor. Besotes hipatianos, M.

Brujaroja dijo...

No voy a decirte que me tienes flipada con esta serie sobre Agora, porque me parece un comentario tan sumamente pobre... pero, ainnnss.... es cierto. Insisto en que espero que Amenábar se pase por aquí...

Señor De la Vega dijo...

Conclusión alargada a su intensa y extensa serie de ágoras:
-Si mañana fuese a verla, seguramente moriría de sobredosis en la plaza ;-)

Bien sabe que es broma y desde luego tengo sana envidia de su capacidad de análisis, que no de su resumen, y por ahora, lo mejor de Amenábar me parece la Tesis de la Acequia.

Sin poder opinar del filme del director, Ágora a través de los ojos de Ojeda, me genera algunas preguntas sin respuesta, y créame que no le pido una VII entrada.

Por un lado, entiendo su gusto por películas con reseña histórica y que no sean un mero producto para entretener a las incultas masas, a las que si existió o no Hypatia, les importa un bledo.
Pero no comprendo que intente defender a la vez la construcción del triángulo amoroso con una -iPatia- coja de sexo, cuando el objetivo del director es solo construir un encuadre amoroso para incultos que amalgame los personajes (necesarios para la película) y dar temperatura por radiación a la figura femenina, porque la base histórica es la de una filósofa absorbida por el trabajo y que resulta antipática de lo requetelista, marisabidilla y distante que es la tía.
No creo que ningún espectador culto necesite tanta renuncia explicada o explicita en pantalla, cuando todos sabemos las que una mujer necesita ejercitar a lo largo de su vida para llegar a algo socialmente o económicamente reconocido; todavía hoy y en España lo extraño sería ver a una astrónoma prominente con cinco hijos y un marido. (Por eso tanta astróloga).

Es más, la figura hipatiense, solo crea expectación si se la interpreta en clave de morbo de género, porque el mismo tratamiento para un científico y filósofo masculino no se sostendría en un Ágoro fílmico.
Así que puestos a reinventar pasiones frías y clásicas para crear audiencia, el inculto espectador entre los que me incluyo, hubiese preferido (en clave moderna) un 'menage a trois' tórrido y con mucho vicio, por supuesto con el secretismo manipulador que la figura de Hypatia como poder fáctico e intelectual parece sugerir, releyendo los textos que la mencionan.
...CONTINÚA...

Señor De la Vega dijo...

...CONTINUACIÓN...
Usted habla de un zoom visual a la tierra, que sitúa la narrativa como un parpadeo en la historia, para reconducirnos a la similitud con nuestra época presente. Yo añadiría que desde la muy condicionada mirada de Amenábar, que como no siente como un Alejandrino del s. IV, sino como Alejandro, no podría contar las cosas de un modo diferente, es decir, él mismo es un observador del presente y cuenta de lo que sabe y me parece por lo leído en sus entradas, que lo hace desde lo políticamente correcto, por ser y estar dirigido su producto Ágora, a la masa anglosajona.

Parece ser que Amenábar no se acerca a la violencia en primeros planos, pero sinceramente creo, que si no cuenta la muerte de Hypatia detalladamente, la referencia histórica queda desenfocada. A mí también me parece mal que la bestialidad sea algo gratuito, y ya tenemos bastante en los medios multimedia de crímenes salvajes.
Pero resulta, que en este caso, de lo que sabemos sobre Hypatia y que ha llegado a nuestros días sobre la filósofa, solo podemos describir con un cierto detalle su muerte, imaginamos que con cierta objetividad ya que quien la describe, se trataba de un cristiano relativamente contemporáneo. Este es Sócrates Escolástico en su "historia Eclesiástica, libro VI: Cap.15. ". Les traduciré Zorrilmente del inglés: "Apostados la esperaron de camino a su casa, y arrastrándola de su carro la llevaron a una iglesia llamada Cesareo, donde la desnudaron por completo y la asesinaron lapidándola con tejas. Después de despedazarla, llevaron sus destrozados miembros a un lugar llamado Cinaron y allí los quemaron." Sin ver la de Amenábar, seguramente a esta muerte le hubiese hecho más justicia un director como Quentin Tarantino.

Falta también explicar que posteriormente los hechos traducidos, serían minimizados por la iglesia, Hypatia científica ignorada, eliminados sus textos, y los acusados espiatorios por occidente de la destrucción de la biblioteca de Alejandría (grande o chica) serían los antepasados de Al Qaeda.
La esclavitud no desapareció en occidente a pesar de la misericorde presencia de la cruz y cuando políticamente lo hizo se convirtió en trabajo indigno esclavizador. La cabeza de la Iglesia Católica esperó diez, once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis... siglos para empezar a aceptar las posturas científicas y políticas de otros como Hypatia sin recurrir a la tortura y la amenaza.
Es bueno recordar que fueron los musulmanes, mejores herederos de la Alejandría clásica que los cruzados durante muchísimos siglos y estos hoy llamados medievales, salvaron parte de nuestra historia común a base de preservar, recobrar e impulsar el avance científico e intelectual, hasta que impregnó y reapareció poco a poco el discurso racional en los cristianos, aunque como se pudo comprobar en la manifestación en Madrid contra el aborto, suficientemente poco para estar en el siglo XXI. Y hoy como siempre, nos sigue venciendo la verdad con forma de creencia.
Sí señores y señoras cristianos, paganos o agnósticos, no se rasguen las vestiduras, Hypatia no hubiese estado en la marcha contra el aborto, y por seguir con su carrera científica en sus días o en los nuestros, podría afirmar sin mala conciencia, que hubiese abortado llegado el caso, acogiéndose a la nueva ley que se discute o es tan discutida.

Yo no llegaría a decir que la historia se repite con diferentes actores, sino más bien que la historia ha cambiado para nada y por eso nos parece parecida, porque estamos a un paso del siglo IV y como resulta aburrido que seamos iguales por cientos de años, cada uno la interpreta como le da la gana, yo el primero.

Reconozco que me gustaría Señor Ojeda, disfrutar de un buen café y dialogar sobre la blogosfera con usted, pero olvídese de contar conmigo para ir al cine, al menos por un tiempo.

Suyo, Z+-----

Merche Pallarés dijo...

SEÑOR DE LA VEGA (yo siempre entremetiéndome, sorry...). Tiene mucha razón cuando dice que la época musulmana fue la más rica a nivel cultural. Solo hay que ver el fulgor intelectual de Al Andalus en la era Omeya. El esplendor de Córdoba conviviendo pacíficamente las tres religiones monoteístas, hasta que los cristianos viejos vinieron a estropearlo todo. Como siempre. ¡Qué cruz! A sus pies, M.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Magnífica la serie dedicada a AGORA, bien es cierto que se puede "criticar" desde tu visión, pero incomprensible si no se visiona la película.

La Historia es un círcula vicioso en el que se repiten ciclos ¿cómo? ¿porqué? me imagino que la IDEOLOGÍA, es incapaz de crear su propio modelo y lo copia mal y tergivesándolo.

Tambien es cierto que la película se puede ver desde muchas ópticas, pero nunca sin tener en mente ese período histórico...pues solo nos quedaríamos con una de romanos...

saludos

Martine dijo...

A mi modo de ver , esta contención de la pasión amorosa es más atrayente si cabe, todo se expresa en las miradas, en gestos sobrios pero elocuentes y cargados de intenciones.
No me gustan las superproducciones tipo Cecile B.de Mille, demasiados espectaculares, rozando lo circense. Me gusta la manera depurada que tiene Amenábar de alternar el bullicio de las escenas de violencia callejera con la serenidad vividas dentro de la biblioteca. Así como estos planos desde la distancia sobre esta diminuta parte del Planeta , teatro de tantas luchas Politico-religiosas. Contrastes , esta película está llena de ellos pero con este hilo conductor y núcleo que es Hypatia... maravilloso Personaje, maravillosa identificación y compenetración de la actriz que la incarna..
Y no menos maravillosos los capítulos que le has dedicado, los tengo todos , 18 páginas para este Dossier sobre Ágora, desde ahora y para mí: LA PELÍCULA.

Besos, más que admirativos, Pedro, sino sumamente agradecidos.

Señor De la Vega dijo...

Señora Merche, usted tiene el don de liar más el ovillo. ;-)
Poco es maravilloso en época Omeya y no hablemos de Al-Andalus, exceptuando artes, los trances sufíes y los cuentos origen de Las mil y una noches.

Todo lo demás es pura interpretación política interesada, como el mito de las tres religiones en pacífica convivencia, digamos que unas vivían mejor que otras. Aunque comparado con lo posterior, a eso se le pueda mal llamar pacifismo.
Dicho esto, lo cortés no quita lo valiente y durante muchos siglos, lo hicieron mejor que los cristianos, algunas veces.
Los cristianos, nacieron ya viejos de judaísmo, y en realidad no soy tan crítico con ellos, porque nunca estuvo nada tan arreglado como para sentir una irreemplazable pérdida, igual nos pasaría hoy si llegasen marcianos, no se perdería un gran nada.
¿O sí hemos perdido o se perdería?

Un beso y Suyo, Z+-----

Euphorbia dijo...

Pedro, no he visto aún la película ni entiendo yo de modernidades, posmodernidades ni “neo-postmodernidades”, pero me he quedado encantada leyendo de cabo a rabo estas 6 entradas tuyas que, por falta de tiempo, me he ido imprimiendo (en papel reciclado y ya usado por una cara) y leyendo en mis viajes de autobús hacia el trabajo.

Dicen que la historia se repite, no sé, pero parece claro que en algunas cosas no cambiamos por muchos siglos que pasen, todo se renueva en la forma pero no en el fondo, más aún en épocas de transiciones como la que vivió Hypatia y como la que vivimos nosotros. Nunca ha sido buena idea que los pensadores, tanto filósofos como científicos se acerquen demasiado al poder político, sea por su voluntad o por circunstancias. Estaba pensando en muchos otros casos de gente que acabó mal como Séneca o Tomás Moro, por ejemplo, diferentes lugares, diferentes épocas pero “la cagaste, Burt Lancaster…”

Y ya que nombro a Lancaster, me parece curioso el cambio que existe en la forma de enfocar el cine histórico a través de los años. Aquellas superproducciones de Hollywood fueron producto de su época y hay que ver la diferencia que puede haber entre la Cleopatra de Elizabeth Taylor y la Hypatia de Raquel Weisz (por lo que tú cuentas). No comparo personajes sino enfoques. Estos personajes tan alejados en el tiempo con biografías tan desconocidas supongo que dan un gran juego a la hora de versionarlos desde un punto de vista personal, porque como decías en la primera o segunda entrada, estamos hablando de verosimilitud y no de veracidad, aunque en determinados casos me da a mí la impresión que a algunos se les va la olla (no hablo de Amenábar porque como digo, no he visto la película), pensaba en otros casos que no vienen ahora a cuento porque sería cambiar de tema.

Un beso, Pedro, te reitero lo mucho que me han gustado estas entradas.

Gabiprog dijo...

¿Una película atea de fanatismos?

;)

Merche Pallarés dijo...

Mi querido SEÑOR DE LA VEGA, creo que sí se perdió mucho cuando los moriscos y judios fueron expulsados (u obligados a convertirse a la ¿religión verdadera?) de la península porque, no olvidemos, esa época--el de las tres religiones que se llevaran más o menos bien, ¡quién sabe!--pero fue la era dorada del imperio español. ¿Por qué? Porque la CULTURA y la EDUCACIÓN estaban a sus más altísimos niveles, con Maimonides, Séneca, los traductores de Toledo, etcétera. Cuando éstos fueron erradicados, nos sumimos en la oscuridad de la ignorancia durante muchos siglos.
Hasta la República. Luego llegó la nefasta guerra civil y tuvimos otros cuarenta años de oscurantismo. Hoy en dia seguimos igual, desgraciadamente. Menos mal que tenemos a gente como nuestro profe, vuesa merced y muchos otros que siguen iluminando el camino. A sus pies, M.

Isabel Barceló Chico dijo...

Has escrito la reseña más interesante que he leído hasta ahora, sobre todo porque profundiza en aspectos que, generalmente, quedan fuera del ángulo de visión de los críticos de cine. Ahora iré a verla con más interés, si cabe. Saludos cordiales.

lichazul dijo...

clara las recomendaciones profe
no queda más que disfrutar de este film sin duda poco comercial para el resto de sus pares holiwoodenses:=))

besitos de luz

Hernando dijo...

Creo que la película se ha hecho y se está viendo en un periodo de tiempo muy parecido al que narra la película, entendido como un periodo de tiempo, crítico, decadente, movidito, donde siempre se quiere separar estado-iglesia pero que siempre y ahora más se les quiere ver unidos (como dice el Sr.de La Vega,que pintaba la iglesia el sábado pasado en la mani anti-aborto) son ellos los menos indicados para opinar,( son celibatos) primero a mí me tienen que resolver el misterio de la virginidad de la virgen María siendo madre, ya que el Espíritu Santo no nos lo quiso revelar.(Poderoso poder el de cualquier religión)
Quiero manifestar mi nerviosismo por todas estas entradas de nuestro profesor, tan veloces,tan rápidas que no me da tiempo de rumiarlas, como a mí me gustaría y al mismo tiempo agradecerle estas clases de cine, historia,literatura que nos ofrece gratuitamente.

Isabel Huete dijo...

Gracias por tu lucidez.
Besitos.

Señor De la Vega dijo...

Mi Señor Hernando, no se me mal interprete, lo que lamento es la falta de discurso racional y coherente por parte de la iglesia hoy en día, como ya lo era antaño por los interesados o los fanáticos cristianos, que parece que continúan como siempre bajo consignas de su jerarquía sotana-política, en lugar de la palabra que prodigaba la palabra de su Cristo.

La manifestación de Madrid contra el aborto nos habla no de verdades sino de cotas de poder que se quieren ganar en base a la fe o la creencia.

Por que la verdad en datos nos diría que un porcentaje de abortos similar, es realizado por las hijas o pareja de los hijos, que se oponen radicalmente a regular el hecho; y no duden que demasiadas de las manifestantes, por desgracia acabarán recurriendo a ello, igual que a la píldora del día después, aunque sus padres se nieguen a tenerla en su farmacia o públicamente ellas mismas la condenen.

Pero ante esa realidad el discurso no se impone y al contrario se retroalimenta la intransigencia más dura, incluso contra ellos mismos, como el escorpión si no pincha a alguno cerca, en el círculo de fuego se acaba suicidando.

El lado opuesto del mismo lado de la iglesia, nos lleva a la libertad ganada por muchos cristianos y creyentes en general, que elevan el humanismo a los hechos, con rasgos propios de su fe, y así se atreven con razones y con ejemplo a todo.
Como todavía en mi cueva resuenan las palabras de Sor Teresa, monja que justifica la píldora, aborto y el sexo, porque sin miedo y bajo principios propios, se planta sin buscarlo, frente a posturas de la Conferencia Episcolista, le he dejado el link de su tesis donde sin operaciones devuelve el virgo a la Virgen y explica otros dogmas marianos. Algo que por lo visto a usted le interesa. (Si se convierte, avisa ;-) Hermano Hernando.)
Suyo, Z+-----

Félix A.Q. dijo...

Sin entrar en profundidades, a mi la película me ha gustado pero no me ha cautivado.

Anónimo dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

Lo que he pensado en todas sus interesantes entradas, y en la publicidad que nos llega de la película, es en lo que hubiera hecho Hypatia, de tener los medios para el estudio que tenemos hoy.
Ella siempre, cargando con ellos "rollos" tan difíciles de archivar y buscar, y nosotros con un click, y desaprovechando tantos conocimientos a nuestro alcance. Y en la diferencia entre sus estrellas, y las estrellas de hoy en día.
Lo cierto es que Hypatia, en su día a día no lo tendría fácil, para al fín morir en manos de sus coetáneos, por unas ideas diferentes a las de los poderosos, que manipulan como siempre a la mayoría.
Y la consecuencia, es que ésto se repetirá en la historia, y que habrá Hypatias e Hypatios, por los siglos de los siglos, pues siempre habrá Cirilos de reposición y Amonios de turno.
Lo de los Sinesios, Davos, Orestes y demás, son meras anécdotas, para animar un poco el contenido.
Estudio de mercado, para hacer más comercial la película.
De las ideas que pueden desprenderse, cada cual sacará su conclusión, aunque los que hayan puesto el dinero, como es lógico, hayan querido arrimar el ascua a su sardina.
Veré la película cuando la comercialicen en DVD. Seguramente la pediré prestada en la Biblioteca Pública. Y la veré unas cuantas veces, casi seguro.
Y como habrá pasado un tiempo cuando esto ocurra, volveré a leer otra vez, despacio, sus Entradas y todos los comentarios.

Saludos. Gelu

María dijo...

Pedro:

Excelentes posts dedicados a la película, como te dije, iré a verla.

Un beso.

elena clásica dijo...

Felicidades por la maestría de la serie de comentarios.
La parte más interesante de la película me parecen todas las contradicciones habidas en los personajes, especialmente en la apolínea Hipatia que se quiere despojar de determinadas pasiones, hallándose inmersa en otras, y por supuesto de una época tan convulsa.
Una exposición genial. Un besazo.

Caminante dijo...

¡Hostias! lo que dan de sí tus textos... ej.: el sr. de la Vega que se lo pasa "pipa", dicho esto sin ánimo de menospreciar¡no nos vayamoa a confundir!
Besos para ambos, besos para todos ¡si no se gastan! PAQUITA

Señor De la Vega dijo...

Mi Señora Loc@,
Locos y niños que dicen las verdades, dichoso su espejo y fuerte el brillo de su reflejo.

Tiene razón, escribo para eso, para gozar en escribiendo, mientras lo paso pipa pellizcando los manjares que riega esta fértil Acequia.

Sé que la Acequia no puede ser Universidad, pues de todas me echan si me admiten y tampoco foro pues nadie me modera. Llegue no sin esfuerzo, a comprender que es Ágora.

Suyo, Z+-----

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

yo creo que es una película inteligente, culta y elaborado. Quizá mucha gente que la ha visto no se haya quedado con tantos detalles.

Me hizo gracia, uno que dijo que Alejandría estaba en Egipto al final de la película. Vaya vaya con el chico, ve la película y se entera de eso al final ....

Yo estoy "enamorado" de Hipatia. O será de Rachel Weisz, que gran interpretación.

un abrazo.

El Deme dijo...

Cuando en el s.IV (más o menos) los cristianos impusieron su religión -y la llevaron en paralelo a las decidiones políticas- cambiaron la manera moral, cultural, social y de pensamiento del mundo. Desde entonces vivimos en una sociedad oscura, de intolerancia, de crítica, de pecado, de temor y de manipulación. Yo creo que de eso va un poco la película, y me parece un tema fascinante, actual, donde "el otro" es el peligro.
Maravillosas las 6 entradas, he disfrutado mucho leyéndolas, Pedro.

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Me he quedado con unas ganas tremendas de verla. Veremos si tengo ocasión este fin de semana.

Myriam dijo...

La película es estupenda y tu exposición y análisis magníficos. Amenábar es sin duda alguna, un gran director.

MATISEL dijo...

Hola Pedro, no me he leído todavía todos tus análisis sobre Ágora, pero en este estoy de acuerdo contigo, la he visto y a mi me ha gustado mucho.

Un abrazo.

Catalina Zentner Levin dijo...

Vengo desde el Blog de Myr, tu crítica ha despertado mi interés, trataré de conseguir la película.
Saludos,

Sr. Barbadillo dijo...

Amenábar se avergüenza de 'Ágora' y le cambia el título

Sr. Barbadillo,
Un dia de estos se va usted a morder la lengua y morirá envenenado.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MIGUEL: Gracias por el enlace SR. BARBADILLO. El artículo de este hombre es tan exagerado y mentiroso que se califica a sí mismo. Por cierto: Samuel Bronston, al que cita, estaba mucho más subvencionado y apoyado por el gobierno de la Dictadura franquista de lo que pueda estar hoy todo el cine español.
En cuanto al cambio de cartelería, títulos, etc., sólo hay que ver cualquier película norteamericana en su estreno en España. En fin.