viernes, 16 de octubre de 2009

Ágora o una salida de la Postmodernidad (III)

Desde Aristóteles sabemos que una obra de arte con contenido histórico se rige no por la verdad histórica sino por la verosimilitud (que es la verdad literaria y que debe nacer desde dentro de la obra, no desde fuera). Aristóteles afirmaba que, en caso de conflicto entre los datos históricos y la verosimilitud, el artista debe siempre optar por ésta. Exigir veracidad al arte es transformarlo en historia o periodismo. Una película documental debe someterse a la veracidad, un película ficcional a la verosimilitud.

Por otra parte, toda obra artística con contenido histórico, por muy bien que reconstruya el pasado en el que se desarrolla el argumento, no se concibe para aquel tiempo representado, sino para su presente: Ágora no va a ser vista por los habitantes de Alejandría que conocieron a Hypatia, sino por un público de principios del siglo XXI.

Es decir, toda obra artística de temática histórica participa de las ideologías y perspectivas -tanto de pensamiento como estéticas- de su tiempo y, en el caso en el que no sea una mera diversión -e incluso en éste-, es influida por los debates abiertos en la época tanto sobre la forma de mirar la historia como sobre la manera de entender el mundo. A su vez, influye en esos debates: en algunos casos, la obra artística tiene como pretensión directa intervenir en ellos.

Criticar una obra de arte por su fidelidad o infedilidad a la historia es un error conceptual que se comete con demasiada frecuencia. Lo que sí se puede hacer es criticar la perspectiva metodológica o el planteamiento ideológico con el que se revisa la historia para proponer el tema central de la obra al presente, sobre todo en los productos artísticos que intervienen en las cuestiones esenciales que definen una época. Es decir, criticar su planteamiento ideológico. Por eso, cuando se alude a las infidelidades cometidas en el tratamiento de la historia, en realidad no se cuestiona la obra de arte en sí misma sino su ideología.

En el caso de Ágora son muchos los que analizan esta película exigiéndola que sea un documental histórico y señalan ciertos errores en el tratamiento de la historia de Hypatia y de la Alejandría de su época. Lo curioso de este error conceptual en el tratamiento del género artístico es que usan documentos históricos que muchos historiadores han cuestionado y que los críticos de Ágora usan como si fueran incuestionables.

Lo que sabemos de Hypatia es poco y siempre a través de terceros: de su producción científica o filosófica no nos queda nada directamente. Tenemos alguna referencia a Hypatia en textos de su padre (el matemático y astrónomo Teón de Alejandría, hombre relevante en la Biblioteca del Serapeo) o de alguno de sus discípulos. Con posterioridad a su vida, alusiones en cronistas e historiadores que interpretan lo acontecido según su perspectiva metodológica e ideológica -la historia nunca es objetiva sino que se filtra a través de la subjetividad del historiador que ordena, selecciona y explica el material, contaminándolo-. Por lo que sabemos, Hypatia fue una filósofa neoplatónica, uno de los mejores pensadores de esta corriente filosófica de su tiempo. Por lo tanto, en sus estudios científicos su objetivo no era el mismo que el de la ciencia y la tecnología actual: no podía serlo. Es el caso de sus estudios astronómicos. Otra cosa es que, aunque no fuera su objetivo, los resultados concretos sean aceptables o no desde nuestra perspectiva actual de la ciencia.

Su influencia en la vida política de Alejandría era notable, en especial a través de sus discípulos (de diferentes procedencias étnicas y creencias religiosas) que pertenecían a la élite social de la región y que siempre, por sus testimonios, la guardaron una gran admiración. Orestes, el pretor romano de la ciudad, había sido uno de sus discípulos más destacados. Como el cristianismo del momento estaba en un proceso de estructuración teológica y de regulación del canon en el que se basaba a partir también de la filosofía neoplatónica, las aportaciones de Hypatia y las de los pensadores cristianos se parecían en el método pero divergían en las conclusiones.

En un momento en el que las creencias religiosas estaban firmemente relacionadas con el control del poder, la suma del debate filosófico con la influencia de Hypatia en muchos de los notables de Alejandría la convirtió en el blanco de un sector del cristianismo que aspiraba a dominar la ciudad, que consideraban el centro de su actividad espiritual y política. Alejandría, además del lugar en el que vivían era también un símbolo histórico, político y cultural. Sabemos que Hypatia murió víctima de todas estas convulsiones en las que se mezclaban las creencias con las intrigas políticas. Los datos coinciden en afirmar que su muerte fue brutal: apresada por un grupo de extremistas cristianos, tratada violentamente, fue desnudada, lapidada y su cuerpo fue despedazado para pasear los restos por la ciudad.

Sin duda, sus asesinos actuaron con esta crueldad (que no era algo excepcional en la época) porque eran conscientes de su importancia, estaban fanatizados y habían escuchado durante un tiempo acusaciones contra Hypatia que partían de sus enemigos, que los empujaron a obrar así. Hay diferentes interpretaciones sobre la participación del patriarca copto Cirilo en su asesinato, haciéndolo responsable directo o sólo instigador de las masas, pero pocos dudan de que bien de forma activa bien por sus proclamas contra Orestes y su círculo estuviera de una u otra manera implicado en la muerte. Por otra parte, Cirilo era también un pensador que, aparte de la teología cristiana, conocía con profundidad el pensamiento filosófico de su época. También participó activamente en los conflictos religiosos y políticos de su región.

Hay dudas sobre el nacimiento de Hypatia, por lo que no sabemos muy bien cuántos años tenía a su muerte: según las versiones 45 ó 60, aunque parece más fiable esta última cifra, dada la edad conocida de alguno de sus discípulos. Debió tener un evidente atractivo intelectual por las referencias que conservamos.

Sobre su aspecto físico no sabemos nada con certeza, pero ha existido un proceso de idealización de su belleza como forma de simbolizar su atractivo intelectual (así se la representa en la pintura La escuela de Atenas, obra del gran pintor renacentista Rafael). A fomentar su imagen atractiva contribuye la opción personal, según su leyenda, por la virginidad y la renuncia al amor pasional. No era algo extraño: había círculos espirituales -y, por lo tanto, también de función social y política- que fomentaban esta pureza, instituida incluso en la Antigüedad en algunos templos. En el mundo cristiano se institucionalizó en los monasterios. Esta opción tenía dos finalidades iniciales: alcanzar una perfección interior y una entrega al conocimiento, entendido éste no sólo como científico. En ambos casos la finalidad última era la perfección espiritual. Por lo tanto, la opción de Hypatia, que tanto ha llamado la atención a los que han visto la película, no debería sorprendernos.

De todas las formas, bajo la institucionalización de la virginidad en templos, monasterios o círculos filosóficos (que, en la lectura políticamente correcta de cada momento, se ha visto de forma idealizada y positiva), en todas las épocas se han escondido otras cosas, en especial la presión social contra la mujer. Muchas mujeres sólo tenían esta opción personal para escapar de una situación personal concreta (penurias económicas, soltería, opciones sexuales, etc.). En todas las épocas también ha sido un refugio aceptable socialmente para las mujeres que se consagraban al estudio o las artes y que no podían desarrollarse en este sentido dentro del matrimonio o la soledad.

Mañana veremos cómo trabaja Amenábar, en Ágora, todos estos elementos.

15 comentarios:

Esta así en el film? dijo...

Contemplo esa foto, y solo puedo pensar...'quien fuera serpiente!!!'

Sobre su aspecto físico no sabemos nada con certeza, pero ha existido un proceso de idealización de su belleza como forma de simbolizar su atractivo intelectual

Martine dijo...

Cierto es que Rachel Weisz, a falta de un retrato fidedigno, encarna, a mi juicio, en la Pantalla a una Hypatia tal y como me la imaginaba, firme y tierna a la vez..
Voy , con tu permiso, guardar en mis archivos estas Entradas tuyas sobre Ágora, en espera de la siguiente..

Besos... con estrellas, una , creo, lleva el nombre de Hypatia..

Gabiprog dijo...

Intuía que esta parte trataba de esto, y me alegra leer que opinamos lo mismo sobre la fidelidad o no de una obra de arte, la diferencia esta en tu extensa y sabrosa exposición.

Merche Pallarés dijo...

Muy interesante tu exposición histórica de Hypatia. En el cuadro de Rafael, imagino que es la que está de blanco a la izquierda. En la pelicula yo sí intuí, en la actuación de Rachel Weisz, una ligera tensión erótica. ¡Qué lástima que, debido a su entrega a la ciencia, no pudiera tambien disfrutar de los placeres de la pasión amorosa! Besotes, M.

Pilar_Cordoba dijo...

Ví ayer la película, pobre mujer.
Ahí nos demuestra que los extremos no son buenos y en cuanto a religión mucho menos, nunca me inamginé que los parabolanos tenían tánta maldad ¿y ellos eran los que creían en Dios? Ufffff.
En cuanto al argumento creo que está bien, mucho politiqueo de fondo, pero es lo que había en aquella época, supongo.
En cuanto a decorados, exteriores, etc ví a la película un poco escasa. Había momentos que cuando ponían un plano de la ciudad vista desde arriba se veía a leguas que era una maqueta, exteriores poquísimos. ¡Si no salían de la biblioteca ó del lugar donde ella montó su nuevo "cuartel general"! Una lástima.
Pero en general, me gustó porque no conocía esa parte de la historia que Amenábar nos cuenta.

Anónimo dijo...

Espero que Amenábar esté leyendo todo esto que estás escribiendo, porque seguro que le encantará esta exposición tan completa, tan buena y tan documentada.
Feliz sábado.

pancho dijo...

Magistrales estas tres entradas sobre el postmodernismo a partir de una película del niño mimado de la cultura española. Sobre un personaje, totalmente desconocido para mí, como tantas otras cosas, que ha entrado como un ciclón en nuestras vidas para aprender de ella y comprender el mundo en el que nos movemos, ayudándonos de tus entradas.

Por lo que a mí respecta, gracias por introducirnos en este concepto de la postmodernidad. tan intangible y abstracto para los que nos movemos en el limbo, ayunos de estos conocimientos. Lo único que puedo es prometer lectura y relectura para ver si asimilarse pueden los conceptos propuestos y expuestos con tanta maestría.

Lo malo que tienen las películas es que las quitan cuando uno tiene tiempo de ir, entonces no hay ninguna que merezca la pena. Haremos un esfuerzo para dejar otras cosas e intentar verla después de vuestras recomendaciones, también la de Campanella.

Original parece la propuesta de asexualidad de la protagonista, ya usa una pareja asexuada Esquivias en Viene la Noche, cuando parecía que la sexualidad era el motor de las relaciones humanas. Lo del convento, a veces, tiene más de represión y ocultamiento de las pasiones, que de asexualidad.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Yo sigo sin ver la película, pero por lo que estoy leyendo me doi cuenta de cómo nos han machacado a las mujeres a lo largo de la historia, que hasta por ser inteligente y destacar por ello, había que renunciar al sexo para también tener belleza interior (que no sé que tiene que ver una cosa con otra) pero que creo que aún se sigue pensando en el interior del cerebro de algunos. Besos Isabel.

para ISABEL dijo...

Teresa Forcades I Vila. Toda una síntesis de temas para discutir y comentar en torno al pensamiento contemporáneo. Teresa , además, fascina entre otras cosas, por su inteligencia y serenidad.

PRIMERA PARTE-¿Quién es Teresa?

Feminista,monja benedictina etc..
ella te lo esplicará segun su opinión en los últimos vídeos de la pag. y consta de 5 partes.

Isabel Huete dijo...

Ya tengo entradas para verla mañana...
Que las mujeres tuvieran en aquella época que sacrificar su sexualidad para que cobrara fuerza su belleza interior nunca me ha sorprendido. Lo terrible es que ahora tengamos también que sacrificar muchas otras muchas cosas para que nuestra inteligencia sea reconocida o no tenga que ser puesta en cuestión.
Besazos.

Anónimo dijo...

Buenas tardes, profesor Ojeda:

Creo que las mujeres en todos los tiempos lo hemos tenido más difícil, y en muchos momentos ha sido y es- en parte- por culpa de las mismas mujeres, y de las zancadillas que nos ponemos entre nosotras mismas.
Yo actualmente estoy esperando una copia de una película, en DVD, de la que soy una simple extra, y de la que la protagonista principal demuestra a las claras esto que explico. Y esta película es sacada de la vida misma, veraz y verosímil. En cuanto tenga la copia y el asesoramiento legal necesario, seguramente, abriré mi propio blog y la colgaré entera en internet.
Se lo debemos a todas las Hypatias que en la historia ha habido y habrá.

Saludos. Gelu

Pocomancha dijo...

Las heroínas son consideradas como tal sólo con el paso del tiempo. Qué curioso. Saludos.

virgi dijo...

Muy interesante lo que leo.
Hace justo un año le hablaba a un grupo de clase acerca de Hypatía. Pero la verdad que no conseguimos mucha información.
Gracias por la que ofreces.

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Mi aplauso a este post, amigo Pedro.

No me queda más que ver la pelicula y disfrutar un rato.

Feliz fin de semana.

Sonia San Román dijo...

Estupenda Ágora y enriquecedora tu visión sobre ella.
Un saludo, Pedro!