jueves, 11 de junio de 2009

Volver donde lo dejamos (Cap. 2.1).


Cervantes retoma la narración en donde la dejó al final de la Primera parte, como si no hubieran pasado diez años. Por eso, quien ha leído después de 1615 las historias del caballero, no percibe ese paréntesis.

La historia, en la mente de Cervantes, no trata de nuevas aventuras del héroe a la manera de las sagas episódicas, sino de la continuación de su vida (o de la crónica debida a Cide Hamete, al que vuelve a aludir al inicio de este capítulo como lo hizo al final de la Primera parte). No sólo se trata de un giro de la técnica narrativa de las novelas caballerescas parodiadas, construidas como sumas de acontecimientos acumulados, sino de la continuidad de una lógica interna que se encontraba desde el primer germen del relato del hidalgo manchego. Por eso, no necesita volver a presentarnos al personaje como lo hiciera en la Primera parte: la Segunda no es independiente de la Primera, sino su continuación y no puede entenderse sin ella.

El cura y el barbero, tras un mes en el que no han querido visitar a don Quijote para no interrumpir la recuperación pero durante el cual han estado al tanto de su evolución a través de su sobrina y su ama, a las que recomendaban cuidados y dieta, deciden tener una conversación con su vecino ante las buenas noticias sobre su estado de salud. Conversan, como viejos conocidos, de todo y, especialmente, de cómo arreglar el mundo sin salir de casa. Pero llega un momento en el que el cura decide hacerle pasar una prueba para comprobar su estado mental y le habla de un tema recurrente en la época: los ataques de los turcos al litoral español.

La reacción de don Quijote evidencia que sigue en su ilusión caballeresca. En un principio, el cura piensa (y hasta parece lamentarse de que así sea) que ha caído en la vulgaridad de las decenas de arbitristas que habían aparecido en la Corte española, tras la burocratización del gobierno favorecido por Felipe II, con la pretensión de tener solución a todos los males del momento:

-¡Dios te tenga de su mano, pobre don Quijote: que me parece que te despeñas de la alta cumbre de tu locura hasta el profundo abismo de tu simplicidad!

He de advertir que, aunque fueron pasto de las burlas literarias más crueles, al estilo de la que aquí hace Cervantes, algunos de ellos fueron científicos y técnicos de gran valor, aunque no se les hiciera demasiado caso en aquella imperial España que ya manifestaba tantos síntomas de debilidad. Muchos otros no pasaban de charlatanes o ventajistas.

Pero pronto queda claro que don Quijote no es un arbitrista, puesto que su solución es a la medida de su imaginario: juntar unos pocos caballeros andantes para responder al ataque turco.

Las siguientes palabras del hidalgo son aprovechadas por Cervantes para dejar a su caballero volver a defender la necesidad del código caballeresco, ante el que nadie puede objetar puesto que reúne ideales de la más alta justicia. Pero llega un momento, como sucedía en la Primera parte, que los ideales se decantan hacia la locura: cuando propone como modelos a caballeros tomados de los libros como si hubieran existido en la vida real. Don Quijote vuele a manifestar la raíz de su patología: la confusión entre realidad y ficción. Sea esta voluntaria o no es una cuestión sobre la que aún debaten los especialistas.

Sin embargo, observamos ya un matiz que nos anuncia un cambio en la personalidad de don Quijote que poco a poco se irá agrandando en el relato. No es algo nuevo, puesto que ya apareció en algún momento en la Primera parte. Don Quijote necesita dar más explicaciones, ante las evidencias que van agrietando la proyección del mundo caballeresco en el real que se propuso desde la primera salida.

En primer lugar, como quien se burla de él (a través de un cuento de locos) es el barbero y quien duda de la veracidad de las historias novelescas es el cura, vecinos de toda la vida, a los que no puede querer mal, aparte de motejarlos o ironizar sobre sus oficios (singularmente divertida es la broma sobre el secreto de confesión que pasó inadvertida a la censura), no puede reaccionar violentamente como hizo en alguna ocasión anterior y necesita incluso recurrir al testimonio de la Biblia o de unos supuestos hallazgos de huesos.

La conversación se interrumpe por las voces que profieren, en el patio, ama y sobrina: interrupción necesaria para introducir nuevos elementos en la trama, como veremos el próximo jueves, en el capítulo II.

32 comentarios:

Hernando dijo...

A mi, me hace pensar que don Quijote hacía un mes que estaba esperando la visita del rapador y del cura y tenía muy bien pensado lo que iba a decirles, después de una conversación cuerda, dónde el barbero y el cura se hacen ilusiones, viene un jarro de agua fría que ven que están en el mismo sitio que en el final de la primera parte, yo ya no creo en la locura de Don Quijote creo en si lo que hace es verosímil o no y por lo tanto ya nos deja claro que hay otra salida, en este mes ha descansado y cogido fuerzas para comenzar, supongo que en el próximo capítulo hablará con Sancho.
En este primer capítulo Don Quijote se pitorrea del rapador (hay que ver cómo hay palabras del Quijote que ahora son actuales) y del cura (secreto de confesión).
Subrayar el paralelismo entre el cuento del loco y la conversación de los tres, un cuento que debería reforzar la cordura de Don Quijote y hace que refuerce la "locura" de nuestro protagonista.

Merche Pallarés dijo...

Volvemos a toparnos con Cide Hamete Benengeli que sigue escribiendo esta segunda parte. Nuestro Quijo se ha recuperado de sus dolencias y el barbero y cura quieren asegurarse que se ha vuelto cuerdo. Deciden "no tocarle en ningun punto de la andante caballería, por no ponerse a peligro de descoser los de la herida, que tan tiernos estaban." Cuando le visitan "halláronle sentado en la cama, vestida una almilla de bayeta verde, con un bonete colorado toledano, y estaba tan seco y amojamado, que no parecía sino hecho de carne momia." (Un adefesio, vamos...). En la conversación trataron sobre temas de "razón de estado y modos de gobierno" "haciéndose cada uno de los tres un nuevo legislador, un Licurgo moderno o un Solón flamante, y de tal manera renovaron la república...".

Mientras tanto estaban la sobrina y la ama que no se hartaban de dar gracias a Dios "de ver a su señor con tan buen entendimiento" pero el cura "quiso hacer de todo en todo experiencia si la sanidad de don Quijote era falsa o verdadera..." Le cuenta algunas nuevas que habían venido de la corte, entre éstas "...que el Turco bajaba con una poderosa armada..." Nuestro Quijo le dice que Su Majestad ha hecho "como prudentísimo guerrero en proveer sus estados con tiempo, porque no le halle desapercibido el enemigo; pero si tomara mi consejo, aconsejárale yo que usara de una prevención de la cual Su Majestad, la hora de ahora, debe estar muy ajeno de pensar en ella."

Cuando oyó ésto el cura, dijo entre sí "¡Dios te tenga de su mano, pobre don Quijote, que me parece que te despeñas de la alta cumbre de tu locura hasta el profundo abismo de tu simplicidad!".

El barbero al oir ésto, le preguntó cuál era la advertencia...A lo cual nuestro Quijo respondió "El mio, señor rapador, no será impertinente, sino perteneciente"
Sigue la conversación entre el barbero y nuestro Quijo pero éste (aquí lanza otra pulla al Avellaneda) le dice "No querría que le dijese yo aquí ahora y amaneciese mañana en los oidos de los señores consejeros, y se llevase otro las gracias y el premio de mi trabajo."

Siguieron las conversaciones entre el barbero, el cura y Quijo. Este último alabando a todos los caballeros andantes que ya existieron y existiran, sentenciando "Caballero andante he de morir, y baje o suba el Turco cuando él quisiere y cuan poderosamente pudiere, que otra vez digo que Dios me entiende."

Aquí el barbero cuenta un cuento sobre dos locos el Jupiter y el Neptuno que los dos "llueven". Cuando acaba el cuento Quijo arremete contra el barbero, diciéndole "¡Ah, señor rapista, señor rapista, y cuán ciego es aquel que no ve por tela de cedazo! Y ¿es posible que vuestra merced no sabe que las comparaciones que se hacen de ingenio a ingenio, de valor a valor, de hermosura a hermosura y de linaje a linaje son siempre odiosas y mal recibidas?" (la ENVIDIA famosa...)

Hay muchas cosas de este capítulo que me han llamado la atención pero veo que se me está haciendo larguísimo. Me han gustado mucho las descripciones que hace de los caballeros andantes, la leyenda de la bella Angélica que "si Sacripante o Roldán fueran poetas, que ya me hubieran jabonado a la doncella."

Lo dejo aquí. La semana que viene vamos a por ¡el segundo capítulo! Besotes, M.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Caí en la cuenta de la conservación de ltiempo a pesar de pasar diez años, no se porque me recordó aquella histórica frase de Fray Luis de León al volver de la cárcel y reincorporarse a sus quehaceres..."como deciamos ayer"...

y sobre todo el miedo a los turcos...eso si que me llamó la atención...

Y me encantó el comentario de Merche, esa si que está coladita por el Quijo...

Un abrazo

Unknown dijo...

Buen inicio nos depara este capitulo con el sabor de continuar lo que nunca termino si no fue por prudencia que es lo único que no puede mantener en la cama a un caballero. Por eso pienso que la visita del barbero y el cura, son la espoleta para el inicio de su segunda andadura por esos mundos tan necesarios de actitudes tan nobles –no exentas de locuras- como caballerescas.

pancho dijo...

Escrutinio de locura
Terminaba Cervantes la primera parte citando el supuesto lugar que no había querido recordar al principio de la novela de 1605, en un ejercicio de ambigüedad que envuelve toda la obra en cuanto a los espacios en los que se mueve la trama. Complejidad narrativa en la que el autor se maneja con desenvoltura y que se manifiesta desde la primera línea de la continuación donde sigue atribuyendo al historiador Cide Hamete Benengeli la historia de DQ.

Hay en este capítulo dos elementos que actúan de hilo conductor de la trama: la locura y la Iglesia. Esta última como agente escudriñador que concede o niega el sello de garantía de cordura – locura de las personas.

Como mandan los manuales de la correcta narración, rápidamente nos da C una referencia de tiempo al señalar que el barbero y el cura: “se estuvieron casi un mes sin verle, por no renovarle y traerle a la memoria las cosas pasadas”; sin embargo, se interesaron por la salud del hidalgo recomendando a sus cuidadoras que le dieran de comer “cosas confortativas y apropiadas para el corazón y el celebro, de donde procedía, según buen discurso, toda su mala ventura.” Su aspecto no debía ser muy saludable después de un mes de encamamiento forzoso, sin ver la luz del día.

En animada charla los tres, arreglan el mundo con buen entendimiento y cordura. DQ apoya la intervención del Rey al ordenar el refuerzo de las costas napolitanas y sicilianas, como respuesta a los rumores de que el turco está armando una gran armada, información que trae el cura de la misma corte. Cuando el barbero oye que DQ le aconsejaría al rey una “prevención”, temiendo que fuera alguna impertinencia, el hidalgo le asegura al rapador que su advertimiento no “será impertinente, sino perteneciente”

Entre Mr Bacia y el cura convencen a un reticente DQ (no quiere que los méritos se los lleve otro) para que dé su parecer sobre el asunto, que no es otro que juntar una media docena de Caballeros Andantes para resolver el asunto del turco. No hay lugar a pensar de otra manera; él mismo se confiesa decidido a morir Caballero Andante , pese a quien le pese, aun con la oposición familiar.

El barbero pide licencia para contar el cuento de un loco de Sevilla. Duro cuento tanto por su moraleja y consecuencias como por la denuncia que representa de la institución responsable de su cuidado. Considera el artista que después de años de encierro la locura ha remitido. Informa al Arzobispo por carta de que sus parientes le tienen allí encerrado para aprovecharse de su hacienda. Éste manda a un capellán a recabar información que se convence de la veracidad de la vuelta a la cordura del loco en medio de fingidas, embaucadoras gracias a Dios, que tanto halagan al capellán que decide llevarlo ante el Arzobispo. Llega incluso a creer del loco que el rector de la institución acepta sobornos de los parientes para que afirme que sigue estando loco. En cuanto “se vio vestido de cuerdo y desnudo de loco”, se olvidó del artificio que había montado y perdió el hilo de su razonamiento, al querer despedirse de sus compañeros. A uno le aconseja que coma lo que él le mandará desde fuera, “que todas nuestras locuras proceden de tener los estómagos vacíos y los celebros llenos de aire.”

misticaluz dijo...

Hola Pêdro, pasando a saludarte y seguir con tus escritos.

TE dejo un relajante y cálido abrazo

Beatriz

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Pues no había caído en que alguna frase era una ironía sobre los arbitristas.

Resaltaría, como ya hiciste tú que nuestro héroe se dilata en justificaciones de su noble arte sin considerar un arrebato violento.

Un abrazo.

Martine dijo...

Interesante el cuento del barbero.. cuantas veces se encerraban a parientes para hacerse con su herencia aludiendo a la locura que padecía...
Por otra parte con que arte y precisión describe a cada uno de estos caballeros legendarios, con pelos y señales..

Sea como sea, esta segunda parte me tiene aún más interesada, si cabe, que la primera.. Y que dejen entrar a este pobre Sancho.. ¡Esas mujeres!

Sigamos, te sigo...
Un beso andante, Pedro...

Juan Luis G. dijo...

Hola a todos.

Vemos como DQ a vuelto al punto de partida, su hogar. Pero a diferencia de como salió la primera vez, a escondidas, ahora defiende ante sus familiares y amigos su condición de caballero andante. Quizá al principio de la primera parte albergara alguna duda, ahora lo vemos reafirmado.

Un saludo.

Silvi (reikijai) dijo...

Hola Pedro...paso rapido,a copiar la lectura;tengo problemas con internet.LINDO FIN DE SEMANA. Besitos Silvi

pablo miguel simón dijo...

Ya estamos metidos en harina. Lo celebro, lo celebro...

HUMO dijo...

Gracias por entregarnos bella lectura.
Y enseñarnos con tu enfoque de maestro.

Un placer pasar por aquí!

=) HUMO

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

!Bendito sea el todopoderoso Alá!, que diria por tres veces el gran Cide Hamete Benengeli, al ver a nuestro Alonso Quijano de nuevo en camino a la gloria.

Y yo tambien gozo con esta tercera y última salida.

Disfrutaremos grandemente en esta segunda parte, ya lo creo.

Un fuerte abrazo para todos.

Roberto "el ente" dijo...

Bueno amigo, aunque tarde ya me tienes por aqui, en breve retomare mis entradas quijotescas.

Un abrazo

Teresa dijo...

Para mí, el cuento no tiene desperdicio y bien se podría aprovechar para la actuación de un buen cómico actual. Cervantes y sus "chistes" de locos. El de Neptuno es especialmente divertido.

Como divertida me parece la referencia que hace a la Biblia con Goliat y si este apartado es fantasioso bien puede serlo el resto del texto...

Respecto a las descripciones de los caballeros legendarios, creo que no sale ninguno bien parado ni de musculatura ni de entendederas, definición que da que pensar, que DQ, conoce y sabe detrás de lo que se anda.

Anónimo dijo...

Muy recuperado no debia estar DQ, al menos fisicamente, cuando el cura y el barbero lo encontraron tan decaido, no debieron alimentarlo a base de buenas migas y atascaburras la ama y la sobrina, a no ser que el caballero se negara a comer, que todo pudiera ser.
Entrando en conversacion, no queriendole tocar ciertos puntos, acaban tocandole otras comas resultando DQ encendido y colerico.
En cuanto al final de la historia de locos de Sevilla, es de imaginar la desilusion que a lo mejor hubiera sentido el cura, que aun sabiendo que no era cierta, hubiera dado por buena la cordura del loco por disfrutar de parte de la hacienda, y es que de los eclesiasticos no puede uno fiarse, aunque todo se les perdona...

oscar muñoz

Pedro Ojeda Escudero dijo...

HERNANDO: además, ese mes fue de práctico aislamiento, con la sola visita de su ama y de su sobrina. Tienes razón, don Quijote tuvo tiempo de pensar...

MERCHE: bien señalados los puntos esenciales del capítulo. Y bien vista la presencia de la envidia, tan común. Besos.

MANUEL: algo así debió pensar Cervantes, para ver la conveniencia de comprimir diez años en un mes.

JAN: la espoleta necesaria para la nueva salida: qué ironía.

PANCHO: bien vistos los puntos esenciales y sobre todo el análisis que haces del cuento del loco y la necesidad de tener el estómago lleno...

BEATRIZ: siempre es un placer verte por aquí.

GOATHEMALA: y no es la única en las obras cervantinas: abundaban en la época.

SELMA: práctica demasiado habitual, sin duda. No te preocupes: en seguida entra.

JUAN LUIS: ya no puede ocultarse, sin duda. Por eso, su salida será diferente.

SILVI: tomo nota de tu paso.

MIGUEL: y lo que disfrutaremos...

HUMO: gracias a ti por seguir la lectura.

CORNELIVS: disfrutaremos todos juntos, sin duda.

ROBERTO: será un placer leerlas.

BIPOLAR: en efecto, podría ser tomado por cualquier monologuista actual y seguiría gustando. Bien puede serlo, bien puede serlo...

ÓSCAR: el pobre ya no tenía edad... y menos dientes: recuerda que casi no le quedan, así que sólo con calditos y migas... ¿Todo se les perdona? Bien visto.

Gracias a todos por vuestros comentarios. Un abrazo.

matrioska_verde dijo...

pues ya me voy a poner manos a la obra que todavía no empecé... pero de hoy no pasa.

biquiños,

Abejita de la Vega dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Abejita de la Vega dijo...

Un mes, ha pasado un mes, que no diez años y, de la mano del cronista Cide Hamete Benengeli, vamos a reencontrarnos con nuestro hidalgo. ¡Qué visión! Nos recibe en la cama, seco y amojamado …Una momia ¡con ropa interior de lana verde y gorro de dormir colorado!

El cura y el barbero nos llevan hasta ese reencuentro, vamos a ver qué tal está. Hay que comprobar esa mejoría, ante la que se muestran tan escépticos. El ama y la sobrina no han dejado de informar y han cuidado al enfermo con una alimentación “confortativa, una dieta apropiada para el corazón y el “celebro”, hay que contrarrestar el exceso de humores, creo. Ahora, las dos mujeres aseguran que su señor da muestras de estar en su sano juicio.

Por si acaso, ni tocar la andante caballería, las suturas puede descoserse. Preguntas y respuestas corteses acerca de su salud, la conversación se desvía y platican sobre “modos de gobierno”, o sea, política. A la república la dejan como nueva y Don Quijote habla con tanta discreción que los examinadores dan por cierta su cordura. Pero el cura quiere someter a don Quijote a la prueba del fuego y conduce la conversación hacia el inminente ataque del Turco.

Y, ahí, don Quijote se despeña con toda su locura caballeresca, manifestando que él sí tiene un buen consejo para el rey y no se trata de un impertinente arbitrio de los que Su Majestad recibe constantemente. ¿Qué se ha creído el señor rapador? He aquí la solución: tras un pregón real, que se junten todos los caballeros andantes, que ellos sí podrán con el Turco, puesto que si uno sólo puede con doscientos mil hombres…Y nuestro hidalgo empieza el despliegue de su erudición caballeresca, despiertan los Amadís y los Belianís, luego saldrán muchos más.

La sobrina se desespera y el barbero narra el cuento de un hombre, encerrado por sus parientes en la casa de los locos de Sevilla, que consigue convencer de su cordura a la autoridad que lo decide, eclesiástica, por supuesto. Cuando se despide de sus compañeros asilados y está a punto de abandonar aquella terrible casa de locos, se despeña de la misma manera que don Quijote y vuelve a ser internado.

Todo es cuestión de dar con el punto de su locura .Si al viejo hidalgo le basta con que le nombren asuntos bélicos, al de Sevilla es la Mitología la que descubre su ausencia de cordura. Si uno de sus compañeros asilados declara ser Júpiter todopoderoso con su rayo, él afirma ser Neptuno que lo inundará todo y ¡hala!…otra vez para adentro.
SIGUE

Abejita de la Vega dijo...

Don Quijote se muestra irritado con el barbero por la odiosa comparación. Ni Neptuno, ni loco disimulado, él sólo quiere abrir los ojos al mundo, para que vean la necesidad de restaurar la andante y altruista caballería. Ya no hay caballeros de aquellos, a los de ahora les crujen las sedas, no las mallas, unos señoritingos inútiles.

El entusiasmo de don Quijote va creciendo como la espuma al pintarnos la vida de esos héroes que dormían al raso, arrimados a sus lanzas, sin sacar los pies de los estribos…y descubrimos que Cervantes, ay don Miguel le hemos pillado, es como Dorotea o como el canónigo. Ha pasado muchas horas con esas novelas, las ha vivido intensamente, ha devorado glotonamente esas ficciones, a pesar de criticarlas tanto. La pintura se sale del cuadro:
“Ya no hay ninguno que saliendo deste bosque entre en aquella montaña , y de allí pise una estéril y desierta playa del mar, las más veces proceloso …

Y ahora el gran desfile:¿Quién más valiente? ¿Quién más galán?...Amadís, Palmerín, Tirante, Lisuarte, Belianís, Perión, Felixmarte, Esplandián, Cirongilio, Rodamonte, Reinaldos o Rugero. Lo que ahorraría su Majestad y lo que rabiaría el Turco.

Y no me tome el pelo, señor bacía, que le entiendo perfectamente, mi locura sólo afecta a lo que toca a la orden de caballería. Soy un loco parcial…

Por último, el cura quiere aclarar lo de la existencia o inexistencia real de todos esos caballeros. ¡Gran error! Don Quijote no admite que sean “ficción, fábula, mentira y sueños”. Con sus propios ojos vio a Amadís y puede describirlo, lo mismo que a los otros caballeros. ¡No está curado! ¡Sigue igual que antes de subirlo al carro!

El cura y el barbero siguen la conversación caballeresca, aunque ya no tienen dudas. Entran en el terreno de la burla, “gustando de oír tantos disparates”, algo de lo que seremos espectadores, en esta segunda parte mucho más que en la primera. Morgante medía siete codos y medio de altura, Reinaldos tenía los ojos bailadores, Roldán era barbitaheño y Angélica era una doncella algo antojadiza… Ja, ja, nos da pelos y señales de todos esos personajes de ficción.

El ama y la sobrina dan voces en el patio ¿qué pasa? Acudamos…

Un abrazo de María Ángeles Merino Moya

Señor De la Vega dijo...

¡Qué energía mis señoras y señores contertulios!, me gustó señora Merche de su comentario que se fije en las ironías, de las que nunca tendremos sapiencia cierta de su destinatario ¿será Avellaneda o será el lector de la época?, puesto que él presume lectores de su Quijote también a los espías y enemigos del Español Imperio, y no quisiese dar ventaja a la invasión desde Catay del ejercito chino.

Como vengo para esta Tercera parte de la lectura de la Segunda parte, las sensaciones que me produce leer nuestro Cervantes son extrañas, por un lado es evidente la copia de ideas, casi párrafos y los giros contrarios hablando justo en dirección opuesta para distanciarse del de Avellaneda.

Como pienso, que muchos capítulos los tenía ya escritos y no quiere rehacerlos todos (le falta tiempo), usa este primero aún prologando, para hacernos sentir en su primera parte y resume en él, la esencia de la locura de su Quijote, sin tener que dar más viento a los molinos, que pienso que él pensaba, que ya no definían a su crecido personaje, evitando con ello el camino del apócrifo, tomando más distancia en el fondo que no tanto en la forma (de la que se aprovecha).

Además, mientras Avellaneda recurre rápidamente al gracioso Sancho y a su amo recuperado, Cervantes presenta a Don Quijote que no a Don Alonso, solo, marchito en lo físico y arrogante en su intelecto, con humor británico.

Mientras Avellaneda busca rápidamente la descripción de lo erótico femenino, Cervantes nos describe a personajes de cuento que no nos interesan y además son peludos varones, pero que parecen captar la parte intelectual de los que escuchan demostrando finísima capacidad observadora de lo humano, o quizás como diría Doña Merche, anticipando un Mardi Gras de machos gays para señores, sin olvidar las señoras lectoras que también disfrutan. ;-)

Mientras Sancho y el resto de personajes parecen desear, en el de Avellaneda, a Don Quijote de vuelta a sus locuras, incitándole casi a ello. Cervantes se da cuenta, que eso resta credibilidad a la historia, convirtiendo en farsa la personalidad de los otros personajes y prefiere hacer recaer toda la carga de responsabilidad en Don Quijote y definir desde el principio sus principios, y según mi opinión volver a remarcar que su tendencia a la Caballería Andante, es un acto de fe, y él desea ver lo que ve, sin que por ello, pueda cualquier lerdo, señor Bacía o Señor cura, tomarle el pelo creyéndole necio. Y así diferencia locuras de locos y locuras de cuerdos.

Continúa... zzzzz

Señor De la Vega dijo...

Continuación.... zzzzz

El contexto histórico y coetáneo de Cervantes, de nuevo lo involucra en su profundo, no usándolo solo de contexto. [Resulta significativo para mí, que era niño bajo un Dictadura donde la política no se tocaba al abierto, lo común que parecía bajo un imperio absolutista, hablar de política y de gobierno entre los ciudadanos, según Cervantes lo describe. ¿Estaré en lo cierto?]

Además casi con mirada visionaria, tipo Verne, Don Quijote anticipa la Guerra de Guerrillas, y no deja de tener su enjundia, porque aún cuando los tercios españoles, eran considerados a la época la estructura militar más efectiva, (se permite cuestionarlos) bien sabe Cervantes que pocos hombres pero bien dispuestos y con un punto de locura, son capaces de ganar batallas estratégicas frente a un ejercito regular. Y ante los infieles como el Turco, Cervantes vivió de primera mano izquierda, que de nada sirve el código de caballería, sino el puñal rápido, la espada, la osadía y la sorpresa.

Además habría leído nuestro manco, las victorias de Cortés y Pizarro, frente a los imperios de las Indias, casos estos y otros en la conquista americana, que aún hoy se estudian, sabiendo que eran un puñado de armados caballeros con posibilidades casi nulas, y en nada son menores en su inesperada resolución sino al contrario, que las luchas de Amadies o Palmerines, aunque se cuide Cervantes de hacer comparaciones, desde mi punto de vista, porque en ello reside el caudal de su vena inspirativa.

¡Cuánto hubiese ganado la Universidad Mexicana con la llegada de Cervantes!, y qué egoístas que somos por alegrarnos que quedase en penuria y escribiendo en tierras castellanas.

Así, que según mi opinión, este primer capítulo es continuación del prólogo, y ofrece las claves de un Quijote dispuesto al martirio consciente, una vez acabe con las últimas aventuras (ya escritas) soñadas en clave Micomicón donde los espejismos serán poco a poco sustituidos por el ojo acuoso.

Así que Don Quijote, después de haberse instituido como pecho generoso desde la cama, y haber repartido a diestro y siniestro las cargas que no eran suyas, se prepara para un segundo capítulo donde seguirá dando razones que razonan.

Para mí y en resumen, lo que me sigue subyugando del quijote Cervantino, es ese ejercicio constante de razonamiento empático en el que sumerge su lectura, pareciese nuestro Quijote un juego ajedrecista, me explico, no hay palabra o movimiento que no prevea múltiples posibilidades (interpretativas) y una reacción contraria, siendo el tablero los capítulos (siempre un movimiento para hacer mate a Don Quijote), las anteriores tramas sus propias piezas y su juego, las reglas de movimiento en las figuras serían los personajes que con él dialogan, y los lectores la esencia del jugador contrario con fichas blancas que observan jugar desde el contrario, sin más opción real que la dejada por Cervantes, pero con la sensación de poder hacerlo.

Así al acabar el I de Segundo y el I del Tercero, sé de que tratara el II del segundo pero no el II del tercero de la Segunda parte, y debo mover un capítulo más hacia adelante o abandonar el juego.

Como siempre agradecido y suyo, Z+-----

Merche Pallarés dijo...

SR. DE LA VEGA, escuche, jovenzuelo. Creo que sí era una pulla lanzada al misterioso Avellaneda, aunque tambien podría haber sido hacia nosotros, sus lectores como vuesa merced bien dice. No lo voy a refutar porque no tengo ni ganas ni la capacidad intelectual de la cual vuesa merced hace gala con toda la razón del mundo porque leyéndole, sé que estoy en pañales (de la tercera edad pero en pañales igual...). Referente a la otra pulla que me lanza--espere que voy a leerlo--pues como no he leido la versión del Avellaneda ese (¡que ya le tengo una manía...!) no comento. Ahora, he echado de menos un comentario suyo a mi foto quijotesca que nuestro querido y admirado profe Pedro O.E. publicó el lunes pasado. No le digo mas. A sus pies, M.

Señor De la Vega dijo...

Doña Merche mil disculpas, créame si le digo, que para aquella entrada tenía preparado un comentario muy extenso, pero fue el caso, que a veces con muy buen juicio los guardo.
Y al leerlo en la mañana, me apiado de mi mismo y no lo envío.
Entre otras cosas alababa su retrato, en el cual nos ocultaba su rostro, sus lentes y su mirada de soslayo.
Me llamó la atención el diseño del Quijote que tenía entre las manos, soy gran admirador de las portadas, que por desgracia son cada día y en general en cualquier libro menospreciadas.
Yo le diré que nunca he tenido una edición mía de ninguna obra de Cervantes, cuando las he leído en papel fueron de préstamo.
Y una que tengo del Quijote bajo el lecho, es de un familiar, que cada poco me lo pide.
Por lo demás, poca gala de galán demuestro dejando a una señora como vos en pañales. Algo que jamás permitiría.
Así que no se deje engañar por mi tono de escritura, mis arriesgadas suposiciones siempre pecan de ignorancia y arrogancia. Algo que por cierto es parte mía, tanto o más que la máscara.

Suyo, Z+-----

Merche Pallarés dijo...

Mi querido SR. DE LA VEGA, le perdono. Tambien le diré que para la foto no llevaba lentes por eso no los ve. La portada de esa versión (Francisco Rico) del Quijote sí que es muy bonita y moderna. Eso es lo que más me gusta de la foto a decirle verdad. A sus pies como siempre mi querido Zorro, M.

Merche Pallarés dijo...

Ah, SR. DE LA VEGA, he vuelto a releer su comentario sobre este capítulo I que acabamos de leer y, ya más despierta y lozana (es un decir...), ¡me ha encantado lo del ajedrez! Ha hecho un simil MUY acertado. Efectiviwonder nuestro Cervan juega con todos, especialmente sus lectores, en un hábil "match" ajedrecista, tambien lo compararía con los floretes de la esgrima. Veremos quien es el primero de hacer jaque mate o touché... A sus pies, M.

Merche Pallarés dijo...

(Perdona Pedro que use tu espacio para chatear con el Sr. de la Vega...). Besotes, M.

Silvi (reikijai) dijo...

Don Quijote durante un largo tiempo no recibió la visita del cura, ni tampoco del barbero… Aunque si estaban bien informados de sus avances. Su ama y sobrina… los mantenían al tanto, asegurando que estaba recuperando el juicio… Dejaron pasar unos días y deciden… visitarlo… Fueron recibidos por Don Quijote con júbilo. Tocaron distintos temas pensando que estaba en su sano juicio… El Cura le cuenta que el rey estaba siendo invadido… Don Quijote le dice que ira por los caballeros andantes y se pondrán a su entera disposición… Se dieron cuenta que estaba tan loco como antes.
Luego de esto; el barbero comienza a contar la historia de un loco de Sevilla. Y en respuesta Don Quijote, comienza hablar de la edad de los caballeros y les deja entrever lo que tiene en mente… volver a las andadas. El cura en vez de cerrar su boca, le dice que dichos caballeros no existen… A lo que muy estoico Don Quijote respondió… “los caballeros, son tan reales que puedo llegar afirmar que he visto. a Amadís, Reinaldos y Roldán”. Besitos. Silvi

impersonem dijo...

Del primer capítulo de la segunda parte me quedo con la sutil costura que traza Cervantes para unir esta segunda parte a la primera...sin que se note ninguna cicatriz.

Por otra parte, la locura de Don Quijote sigue posibilitando el argumento ideológico y sociológico de los caricaturizados representantes de los estamentos de entonces...y los representantes de la Iglesia erre que erre, tan cuerdos ellos a pesar de sus creencias y algunos tan locos por tener otras diferentes a las suyas...aunque vistas a la luz de la lógica intelectiva, igual de fabulosas.

Abrazos.

marga dijo...

CAPITULO PRIMERO

ALIMENTACION.- Encontramos siempre referencias de este tema.
Así relaciona buena alimentación (cosas confortativas y apropiadas para el corazón y el cerebro) con la salud mental y física, nuevamente lo encontramos en la conversación entre el licenciado y el loco (todas nuestras locuras proceden de tener los estómagos vacío y los cerebros llenos de aire)
VESTIDO.- Le encuentran vestido con una almilla de bayeta verde y bonete colorado, ósea que con una buena camiseta y gorro, presupongo una casa fría, como todas en la época.
¿DE QUE HABLAN DOS AMIGOS? :. De lo mismo que ahora, arreglar el mundo, es al parecer un tema universal y atemporal
UN LIANTE: . El cura pese a haber quedado en lo contrario, le pone un señuelo y don Quijote pica abriendo otra vez la puerta de su locura “se despeña de la alta cumbre de tu locura hasta el profundo abismo de tu simplicidad”, ¿no os recuerda a una frase de Groucho?
EL LOCO DE SEVILLA.- Divertida e interesante historia. Pero este sabe desmontar de forma aparentemente razonable y plausible los argumentos de los que le han llevado a esa situación. Eso le convierte en un loco mucho más peligroso que nuestro Don Quijote.

Asun dijo...

Acabo de leer este capítulo, pero como estoy que me caigo de sueño y cualquier intento de escribir algo con cordura sería harto difícil, en esta ocasión me abstendré, no sea que algún pariente cercano, queriendo gozar de la parte de mi hacienda, considere mi escrito falto de juicio y decida internarme en "La casa del tejado colorado", que así es como se llamaba en esta ciudad a la casa de los locos hasta no ha muchos años, tal y como se comprueba al final del documento que se puede consultar pinchando en tan colorido nombre.

Abrazos y be...ZZZZZZZZZZZZZ