jueves, 18 de junio de 2009

Afirmación de pareja e inicio de debate narrativo (Cap. 2.2).


Cuando don Quijote hace pasar a Sancho, temeroso de que en su contienda con ama y sobrina sea capaz de decir lo que no conviene, se da un paso definitivo para el resto del relato. Cervantes ha madurado sabiamente las dosis argumentales con las que introduce al lector en el recordatorio de lo acontecido en la Primera parte y se preparan las bases argumentales de la Segunda.

Así, en el capítulo anterior se relataban rápidamente los acontecimientos del mes que transcurre internamente entre las dos partes y se informaba, a partir de la visita del cura y el barbero, que don Quijote seguía queriendo ser caballero andante.

Una vez que don Quijote queda examinado de loco, puede entrar Sancho, para no demorar el fortalecimiento de una imagen construida en la Primera parte a partir de la pareja de protagonistas: la novela ya no es la historia de don Quijote, sino la de don Quijote y Sancho. La recepción de la novela durante los diez años anteriores, lo que ya se puede encontrar en las relaciones entre amo y criado en la Primera parte y la meditación de Cervantes sobre su obra a este respecto, se sintetizan en la frase pronunciada por el cura:

veremos en lo que para esta máquina de disparates de tal caballero y de tal escudero, que parece que los forjaron a los dos en una mesma turquesa, y que las locuras del señor, sin las necedades del criado, no valían un ardite.

Eso mismo es lo que plantea don Quijote, que sabe que ninguna nueva aventura podrá vivirla ya sin su escudero:

-Mucho me pesa, Sancho, que hayas dicho y digas que yo fui el que te saqué de tus casillas, sabiendo que yo no me quedé en mis casas: juntos salimos, juntos fuimos y juntos peregrinamos; una misma fortuna y una misma suerte ha corrido por los dos: si a ti te mantearon una vez, a mí me han molido ciento, y esto es lo que te llevo de ventaja.

La Segunda parte ya sólo puede construirse con esa conciencia.

En el inicio de la Segunda parte, por lo tanto, deja asentados dos principios que la impulsan: la continuación de la ficción caballeresca en la mente de don Quijote; la necesidad de que todo lo que acontezca sea, en un grado cada vez mayor, una consecuencia de las relaciones entre amo y criado.

Una vez afirmadas estas bases, se lanza Cervantes a construir otro de los componentes sustanciales de su continuación: la fama de las aventuras de don Quijote y Sancho y sus consecuencias en el relato.

Asistimos, con ello, a una revolución en la narrativa, un salto cualitativo de tal nivel que aun hoy asombra. El diálogo entre amo y criado y la intervención siguiente de Sansón Carrasco introducen el relato dentro del relato a partir del debate sobre la fama popular de los hechos de ambos y la noticia de la publicación de la Primera parte. Hacer materia narrativa de esta cuestión le sirve a Cervantes para varias cosas, como veremos: en primer lugar, para jugar con los errores de la Primera parte, integrándolos como componente sustancial de la compleja construcción de una novela; en segundo lugar, para construir una reflexión teórica sobre la figura del narrador - cuya fiabilidad que queda dinamitada definitivamente para la narrativa posterior- y de las cuestiones esenciales de todo relato -tiempo, verosimilitud, etc.-; en tercer lugar, como todo esto se hace materia narrativa, para construir genialmente la novela que evidencia cómo se construye usu propio devenir ante los ojos del lector mostrando el truco y sus consecuencias.

Por ahora, en este capítulo se contenta con introducirnos a esta cuestión con la fama pública de la aventuras del hidalgo a partir del relato de Sancho -en el que no se esconden los juicios menos favorables de sus convecinos, puesto que la fama queda en cotilleo local, por evidente ironía entre la fama de los relatos épicos y el desnivel señalado cuando en las palabras del escudero se relata lo que opinan las personas de su aldea- y la noticia de que un bachiller de la localidad ha informado de que sus aventuras andan escritas en un libro escrito por un historiador moro.

De lo que cuente Sansón Carrasco hablaremos el próximo jueves, en el comentario del capítulo III.

28 comentarios:

Merche Pallarés dijo...

En este capítulo, la ama y la sobrina no quieren dejar entrar a Sancho. Le culpan de ser el causante de las desventuras de su amo. Sancho se defiende "Ama de Satanás, el sonsacado y el destraído y el llevado por esos andurriales soy yo... con engañifas, prometiéndome una ínsula que hasta ahora la espero." La sobrina le pregunta si la ínsula se come, ya que él es un "golosazo, comilón". Mientras el ama le dice "id a gobernar vuestra casa y a labrar vuestros pegujares" y que se deje de "pretender ínsulas ni ínsulos".

A todo ésto, el cura y el barbero escuchaban atentamente y con gran regocijo la conversación que se traían los tres pero "Don Quijote, temeroso que Sancho se descosiese y desbuchase..." le llamó. Entró Sancho y el cura y el barbero hicieron mutis por el foro desesperándose de la salud de nuestro Quijo. El cura le dijo al barbero "...cuando menos lo pensemos nuestro hidalgo sale otra vez a volar la ribera". El barbero no se "maravilla tanto de la locura del caballero como de la simplicidad del escudero..." que parecen "que los forjaron a los dos en una misma turquesa".

"En tanto, don Quijote se encerró con Sancho en su aposento..." Le dice que le pesa mucho que haya dicho que "te saqué de tus casillas, sabiendo que yo no me quedé en mis casas" (aquí aparece el humor cantiflanesco de nuevo...) Luego hablan de quién sufrió más durante el manteo de Sancho, si fué él a nivel físico o nuestro Quijo a nivel espiritual. Don Quijo quiere saber qué opinión tienen de él el vulgo, los hidalgos y los caballeros. Insiste en que le diga toda la verdad y nada mas que la verdad que "si a los oidos de los príncipes llegase la verdad desnuda, sin los vestidos de la lisonja, otro siglos correrían, otras edades serían tenidas por más de hierro que la nuestra, que entiendo que de las que ahora se usan es la dorada." (¡Qué gran crítica!) Sancho le respondé que así lo hará pero "que no se ha de enojar de lo que dijere, pues quiere que lo diga en cueros..."

Sancho le dice que el vulgo le tiene por un grandísimo loco, los hidalgos que "se ha puesto "don" y se ha arremetido a caballero con cuatro cepas y dos yugadas de tierra y con un trapo atrás y otro delante" y los caballeros que como esos hidalgos escuderiles "que dan humo a los zapatos y toman los puntos de las medias negras con seda verde." A todo ésto por supuesto que nuestro Quijo no se da por aludido porque nunca va "remendado", roto sí, "más de las armas que del tiempo" pero no remendado.

En lo que toca a su valentía, cortesía, hazañas, hay diferentes opiniones. "Unos dicen "loco, pero gracioso"; otros, "valiente, pero desgraciado"; otros, "cortés, pero impertinente"; y por aquí van discurriendo en tantas cosas, que ni a vuestra merced ni a mi nos dejan hueso sano." De nuevo Don Quijo elude el tema diciéndo "...que pocos o ninguno de los famosos varones que pasaron dejó de ser calumniado de la malicia". Julio Cesar fué tachado de ambicioso; Alejandro Magno de borracho; Hércules de lascivo y "muelle"; don Galaor, hermano de Amadís de Gaula, de demasiadamente rijoso, y su hermano de llorón. (Otra gran crítica a la envidia y a la maledicencia hacia los que sobresalen).

Sancho dice que "aún la cola falta por desollar". Cuenta que "anoche llegó el hijo de Bartolomé Carrasco, que viene de estudiar de Salamanca, hecho bachiller". Éste le cuenta que hay circulando un libro contando las hazañas de ambos y se titula "Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha" y dice "que me mientan a mi, en ella con mi mismo nombre de Sancho Panza, y a la señora Dulcinea del Toboso, con otras cosas que pasamos nosotros a solas, que me hice cruces de espantado..." (Ahora Cervan se echa flores): "...debe de ser algún sabio encantador el autor de nuestra historia" a lo que Sancho responde que es un tal "Cide Hamete Berenjena". Nuestro Quijo quiere conocer al bachiller y le pide a Sancho que se lo traiga a su presencia que "no comerá bocado que bien me sepa hasta ser informado de todo".

Veremos qué cuenta Sansón Carrasco en el próximo capítulo. Besotes, M.

Merche Pallarés dijo...

Se me olvidó añadir que cuando Quijo quiere saber lo que la gente piensa de él, tambien es muy hábil nuestro Cervan porque es una curiosidad innata a todo ser humano, saber lo que los demás piensan de nosotros. Aunque luego las opiniones nos la pasemos por el forro, como hace Don Quijo, pero existe esa curiosidad. Besotes, M.

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

Que mal me caen el ama y la sobrina, pero más el cura y el barbero. Menos mal que Sancho Panza rescata a don Quijote de sus garras. un abrazo.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Son verdaderamente una pareja de hecho...listos para pasar por los juzagados que no por la vicaría. si..me había dado cuenta de la vorágine de los hechos... es como si quisiera que las aventuras aparezcan ya...saludos

Fernando Portillo dijo...

A pesar de que hice voto de silencio para seguir esta segunda parte, no puedo resistir la tentación de añadir un curioso comentario de lo que podríamos llamar "crítica literaria forense". Y es que, al final del segudo capítulo, Sancho muestra de repente todos los síntomas de sufrir una crisis de hipoglucemia: "No estoy ahora para ponerme en cuentas ni cuentos; que me ha tomado un desmayo de estómago, que si no le reparo con dos tragos de lo añejo, me pondrá en la espina de Santa Lucía". Leyéndolo, a mí mismo me parece sentir los primeros síntomas de la bajada súbita de la glucosa en sangre: ese vacío repentino de estómago, esa sensación de angustia y esa urgencia vital por correr a ingerir glucosa de metabolización rápida, como ese vino añejo que ansía Sancho, que sabe que le proporcionará rápido bienestar y en cuya búsqueda parte sin despedirse siquiera: "Y sin esperar respuesta ni decir otra palabra, se fue a su casa". Señoras y señores, Sancho era diabético. Y si Cervantes fue capaz de describir los síntomas de una hipoglucemia tan fielmente, es porque él mismo las sufría o bien alguna persona de su entorno. Claro que entonces no se sabía lo que era la diabetes; supongo que simplemente era "una alferecía que les tomaba" y que les daba un ansia terrible e inexplicable de comer cosas dulces. Y más de uno palmaría en el trance.

Heranando dijo...

Se nota que nuestra amiga Merche hace muy bienlos deberes y es muy aplicada. Geniales sus comentarios.
Y genial el de nuestro profesor, poco hay que añadir.
Remarcaría ese diálogo interior a dos bandas entre el caballero y el escudero. En este capítula se sella la complicidad de amo y escudero, y Cervantes eleva a la categoría de protagonista a Sancho, a partir de ahora tendremos dos protagonistas El Quijote y Sancho.
Cervantes, nos anuncia el paso de una aventuras locales a unas aventuras nacionales, nuestro Don Quijote viajará por otros lugares que no sean solamente La Mancha.
Es de admiración como Cervantes nos va recordando retazos de la primera parte y parece que nos esté haciendo una encuesta a los lectores de cuál es la mejor aventura de nuestyros protagonistas.

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Que mal se llevaban el ama y la sobrina con ese "saco de maldades y costal de malicias" que segun ellas era Sancho Panza, no lo querian ni ver...!


El capitulo es fantastico, recuerdo la primera vez que lo leí, me rei un monton.

El cura y el barbero recibian "grande gusto" de la pelea entre Sancho y el ama, que barbaro, lo que es la vida...es ambigua la actitud del cura y del barbero; aparentemente tan preocupados por la salud de Alonso Quijano, pero no dudan de pasarselo bien a la menor oportunidad que se les presenta.

Esa ambiguedad en el cura...

Y luego la mezquidad aparente del ama y de la sobrina, pues pasado mas de un mes, cuando fueron a visitar a D. Quijote, se lo encontraron seco y amojamado, "...que no parecia sino hecho de carne momia".

Mas adelante el bachiller Sanson Carrasco notará ese detalle tambien, poniendo por testigo a las gallinas ponedoras de los huevos con los cuales presuntamente habian alimentado (muchisimo lo dudo) al bueno de Alonso Quijano.

Me da la impresión, Pedro y restantes amigos, que el ama y la sobrina eran un para de reprimidas, que solo deseaban heredar lo antes posible.

Es lo priemro que pense cuando lei la novela por primera vez.

Ahora no estoy seguro, pero...lo sigo pensando.

Un fuerte abrazo.

pancho dijo...

Insiste el autor en el mismo comienzo del capt. anterior: “Cuenta la historia que…”, sigue con el alejamiento del narrador, que no pierde la oportunidad de recordarnos que está narrando una historia que antes ya ha escrito alguien. C construye el armazón del capítulo alrededor de un S que irrumpe con fuerza en la escena al comienzo, coincidiendo el final con su salida del escenario en busca del bachiller.

C le da relevancia a una escena, que tiene mucho de sainete, donde se utiliza un nivel de lengua coloquial, en contraste con un estilo culto, más elevado e incluso arcaico utilizado por el cura el barbero y DQ cuando habla de La Caballería.

Las cuidadoras no permiten el acceso de S, “saco de maldades y costal de malicias”, a los aposentos de su señor, acusándole de ser el instigador de las salidas del hidalgo. No depusieron su actitud hasta que DQ, desde dentro, ordenó a las damas que dejaran pasar a su escudero, al tiempo que el barbero y el cura abandonan la casa, ya convencidos de que la locura del Caballero no hará sino incrementarse con la simplicidad de S: seguro complemento y caldo de cultivo que asegura su proliferación y aumento. Se marchan tranquilos y seguros de saber la marcha de la sociedad DQ – S por las damas cuidadoras.

Una vez que el autor ha puesto de patitas en la calle a los secundarios, no vayan a quitar protagonismo a los auténticos personajes principales de la historia, DQ le echa en cara a su escudero que “fui el que te saqué de tus casillas, sabiendo que yo no me quedé en mis casas”. Le interesa a DQ dejar claro que la decisión fue consensuada por ambas partes.

Se queja S de que el castigo recibido sobrepasa la ración normal que le corresponde a un escudero; le recuerda que cuando lo mantearon, él no se empleó a fondo para liberarle del oprobio, no sintió su dolor. Repone DQ que el dolor que sintió fue el que se siente en el espíritu. Como no le interesa seguir con el tema, le pregunta a S por la opinión que la gente tiene de ellos y de sus andanzas, dejándole claro que quiere la opinión desnuda, sin ropajes.

S le responde que está dividida, de la misma forma que lo está la sociedad, en estamentos: el vulgo cree que los dos están locos; los hidalgos, que se ha saltado la escala social sin méritos; los caballeros, no quieren oposición de “aquellos hidalgos escuderiles que dan humo a los zapatos y toman los puntos de las medias negras con seda verde”. A lo que DQ repone que eso no va con él pues: “ando siempre bien vestido, y jamás remendado; roto, bien podría ser; y el roto, más de las armas que del tiempo”.

A las contradicciones que, según S, presentan las diversas maneras de pensar de la gente con relación a ellos, le contesta DQ que aun los personajes más considerados de la historia no se han visto libres de calumnias y maledicencias. A Julio César lo acusaron de sucio; Alejandro Magno, borracho; Hércules, muelle, lascivo y vicioso; Galaor, rijoso; Amadís, llorón. Impensable, pues, que ellos sean considerados sin tacha.

Informa S a su señor que anda por la aldea un bachiller, recién llegado de Salamanca, que cuenta que la historia de DQ de la Mancha ya está en los libros. Deduce S que debe de tratarse de alguien muy allegado pues narra historias sólo de ellos dos conocidas. Atribuye el hecho a un encantador, recurriendo a la misma vieja, repetida excusa de la primera parte.

S se ofrece a traer al bachiller ante la presencia de DQ, algo que agradece el hidalgo, dando así comienzo un entretenido diálogo a tres bandas.

Este final es otra muestra de la complejidad narrativa que imprime C a su obra: C cuenta la historia que otro ha escrito sobre DQ y S. Este libro ha sido ya publicado y S va a buscar al bachiller que les informe, a los protagonistas, sobre el libro de su propia vida. Buena pirueta narrativa.

Merche Pallarés dijo...

Pedro, excelente tu análisis como siempre, pero me he quedado perpleja cuando dices que Cervan escribió esta segunda parte, entre otras razones, "para jugar con los errores de la primera parte, integrándolos como componente sustancial de la compleja construcción de una novela" ¿Tu crees? ¿No estarás buscando tres pies al gato? ¿Qué errores? Perdona mi ignorancia, querido, pero me gustaría entender ésto mejor. Besotes, M.

Taller Literario Kapasulino dijo...

Me gusto mucho el anmalisis que haces. Este post es excelente

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MERCHE: No he dicho que Cervantes escribiera por eso la Segunda parte, sino que una de las razones que le llevaron a hacer materia narrativa la construcción novelesca del relato es la de jugar con los errores que había en la Segunda parte (recuerda todos los que ya hemos comentado y que en ocasiones se podían achacar a la imprenta pero en otras se debieron a él, en especial por entregar el manuscrito a la imprenta sin corregir minuciosamente el borrador final, en el que se habían colado errores de todo tipo y, en especial, los debidos a los cambios estructurales del relato). Lo veremos en el próximo capítulo.

Unknown dijo...

Un capitulo que parece sencillo en si mismo, pero que esta lleno de alusiones, tanto personales entre los mismos como recursos narrativos empleados por la sagaz pluma de Cervantes.
Me gusta especialmente esa definición que hace Don Quijote en referencia al escritor que parece ser ha escrito sus andanzas en un libro. Esa frase que dice… sabio y encantador” me parece de una sutilidad increíble. En esa época todos los sabios eran viejos como el mismo Cervantes y algunos encantadores. Adulación hacia su persona con la sutilidad de darle tal protagonismo al mismísimo caballero andante.
Este segundo capitulo incita a la lectura y al goce de la misma en muy pocas palabras.
Un fuerte abrazo amigo.

pablo miguel simón dijo...

Este capítulo es otro referente para entresacar la poética cervantina, donde el autor juega a descubrir, para quien sepa verlos, los elementos en que se fundamenta la verosimilitud narrativa. La referencia a la obra real en la ficción de la propia obra abre otro juego de espejos que afecta a toda la estructura y se advierte el placer de Cervantes jugando con las posibilidades de su mecanismo. De forma práctica, sobre su propio relato, el manco va sumando claves de una teoría literaria que ha de revolucionar la narrativa.
Gran entrada y suculentos comentarios, es un placer enorme seguir este hilo.

Merche Pallarés dijo...

Vale Pedro, gracias. Pero ¿no quedamos que el manuscrito ORIGINAL del Quijote nunca se encontró? Y, sí, me acuerdo de los errores de imprenta y lo demás que comentas. Ya lo he entendido mejor. Gracias de nuevo. Besotes, M.

Anónimo dijo...

Buenas tardes, profesor Ojeda:

Hay tantísima substancia en cada renglón, que no te cansas de leer y releer.
Maravilloso Cervantes. Cuantísima sabiduría, experiencia y lecturas a sus espaldas.
Un auténtico disfrute. Sin más comentarios.

Saludos. Gelu

Martine dijo...

Esta vuelta a las andanzas de DQ, que propician sin quererlo el cura y el barbero, por una parte, Sancho, como parte indisociable del Quijote como asi se hace constar "la fama de las aventuras de don Quijote y Sancho "... las histéricas de sobrina y criada.. y por fín la visita del bachiller en el próximo capítulo.. todos queriendo impedirlo o promoviendo.. consiguen lo que todos esperamos.. ¡En ruta ya!

.. Y con ánimos, los recuperados.. ;-)

Un beso Pedro!

Alatriste dijo...

Hola Pedro mira esta vez tengo una duda que me ha surgido tras leer un par de ediciones distintas del quijote.

Habitualmente manejo la edición que la RAE sacó para el centenario, pero el otro día manejando la edición ilustrada por Mingote de edit Planeta, descubrí que hay diferencias de corte gramatical entre una y otra.

La primera maneja un lenguaje más actualizado, mientras que la segunda parece conservarlo algo más clásico.

Ahora bien, aquí viene la duda: veo que palabras como "harásme" o "llevóme" son tildadas en la edición de Planeta, pero en RAE "harasme", "llevome" y otras de éste estilo no llevan la tilde. Mi duda es si utilizando hoy día nuestras actuales normas gramaticales no sería más correcto no poner tilde a este tipo de palabras arcaizantes.

Gracias por adelantado

Guarevers Son dijo...

Interesante, me ha gustado.. se que he tardo en regresar por aca, pero hemos estado muy ocupados..

gracias por la visita.

saludos!!!

Roberto "el ente" dijo...

el ama, la sobrina, el cura y el barbero son como los malos de las series que allá por los años 80 sembraron de "crispación doméstica" las sobremesas diarias.

Son malos malos jejejejjee, aunque el curita y el barbero son de lo peor!!!


Un abrazo

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ALATRISTE: En efecto, desde la última revisión de la ortografía, la RAE recomienda que no se ponga tilde en ese tipo de palabras, al considerarlas según las normas generales. Antes (de ahí que en la otra edición, anterior, sí tengan tilde), se consideraban palabras compuestas y, por lo tanto, se acentuaba el verbo al ser una palabra aguda terminada en vocal.
Por lo tanto, hoy en día, no llevan tilde.

Abejita de la Vega dijo...

Los mimbres de este capítulo son tres, tres que van de dos en dos y por este orden: ama y sobrina, cura y barbero, don Quijote y Sancho.

Comienza con el enfrentamiento entre Sancho y las dos mujeres, sigue con el cura y el barbero declarando como perdida la cordura del viejo hidalgo y termina con u jugoso diálogo entre amo y escudero.

Como si estuvieran protegiendo una fortaleza del acoso del mayor enemigo, ama y sobrina defienden la puerta de los envites de Sancho, al mismo tiempo que le arrojan una lluvia de insultos: monstrenco, maldito, golosazo, comilón, saco de maldades, costal de malicias…Cuando las mujeres sueltan, soltamos, la lengua no hay quien las pare, nos pare. Aquí tenemos al culpable, éste es el que llevó a mi señor por esos andurriales. Pero el increpado también tiene suelta la sin hueso: ama de Satanás, el llevado soy yo, que tu amo me sacó de casa con engañifas, prometiéndome una ínsula. ¿La ínsula se come? No, la ínsula se gobierna. No entraréis, iros a labrar vuestros míseros pedacitos de tierra.

El cura y el barbero se divierten oyendo el coloquio .Don Quijote, tan loco y tan sensato al mismo tiempo, teme que el escudero suelte algo inconveniente. Será mejor que entre a mis aposentos, que tengo mucho que hablar con él…

Los examinadores se despiden, ya desesperan de la salud del hidalgo y declaran a amo y criado como pareja indisoluble, forjada en el mismo molde. No hay Quijote sin Sancho, no hay Sancho sin Quijote. Ya nos contarán el ama y la sobrina, que estarán con la oreja pegada a la puerta.
(Continuará)
Un abrazo a todos, mañana sigo.

Teresa dijo...

Interesantísimo todo, entrada y comentarios.

No me había percatado de lo que apunta FP... ¿está omitido en algunas ediciones? En cualquier caso es un detalle muy bien observado.

Me parece sublime la introducción del bachiller con la referencia a la publicación existente de sus avanturas ... los primeros "paparazzi" de la Historia (reflejada en un libro)... ya seguían a los "payasos" de la tele..., los del circo mediático (si se me permite la comparativa).

Quiero destacar esta frase:
"las locuras del señor, sin las necedades del criado, no valían un ardite"

y me hace pensar que el mundo es así: no existe un aprovechado, sino una manada de borregos.

Teresa dijo...

Hoy me hace pensar la fotografía que muestras... ¿Qué nos quieres enseñar?
Unamuno sigue en su sitio.

Juan Luis G. dijo...

Sancho parece ser el contacto de Don Quijote con el mundo real, ya que es al que le pregunta qué es lo que va diciendo la gente acerca de sus aventuras. Don Quijote necesita a Sancho y viceversa.

Un abrazo.

Abejita de la Vega dijo...

Don Quijote se muestra quejoso y aprovecha unas frases hechas para juguetear cómicamente con el lenguaje y tomar, un poco, el pelo a Sancho “: ¿Cómo dices que yo te saqué de tus casillas si yo no me quedé en mis casas? Le echa en cara este balance a su favor: “si a ti te mantearon una vez, a mí me han molido ciento”. Pero don Quijote dijo alguna vez que las desgracias son más anejas a los caballeros andantes que a los escuderos y Sancho se lo recuerda oportunamente. Y esos latinajos de «quando caput dolet” no convencen. Si su amo es la cabeza, él vio a la cabeza sin dolor alguno mientras lo manteaban.

Dejemos ese tema, lo que nuestro hidalgo quiere oír es la verdad sin lisonjas, lo que se comenta, en la aldea, de sus hazañas como caballero andante. Sancho teme la cólera de su amo, ante esa verdad “en cueros”. ¿Cómo le cuento yo ciertas cosillas que dicen por ahí? Bueno, él lo ha querido…ahí va. Para el vulgo, un grandísimo loco. Los hidalgos y los caballeros le reprochan que pretenda ir más allá de su clase social. ¡Con la rígida estructura social hemos topado! Se ha puesto don y pretende ser caballero, con tan poquita tierra que la despacha un buey en dos días. Los caballeros no quieren compararse con estos hidalgos pobretones que disimulan como pueden el mal estado de sus medias y sus zapatos. ¡Eso de las medias remendadas no va con don Quijote! ¡Él tiene a gala no ir nunca remendado! ¡Roto sí, eso no es infamante! Esta mentalidad hidalga era un poco extraña…a mí me lo enseñaron al revés.

Sancho resume así las opiniones de sus vecinos: “ni a vuestra merced ni a mí nos dejan hueso sano”. Siempre hay un pero: «loco, pero gracioso», «valiente, pero desgraciado», «cortés, pero impertinente”. Don Quijote, incurable optimista, recuerda que la calumnia acompañó siempre a la virtud. Y nos da una lista de vilipendiados: Julio César ambicioso y sucio, Alejandro Magno borracho , Hércules lascivo , Galaor rijoso, Amadís llorón…Es un honor que te calumnien…

Y todo esto han sido tortas y pan pintado, ya verá. Sancho le habla de un singular vecino de la aldea, un tal Sansón Carrasco, que viene de estudiar en Salamanca, hecho bachiller, el cual trae noticias de un libro titulado “El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha”. ¡Es increíble! En él se cuentan cosas que vivieron amo y escudero , a solas. Para la lógica quijotesca está claro, es un sabio encantador. A Sancho le parece que sabio y encantador debe ser quien dice llamarse nada menos que Cide Hamete …Berenjena o lo que sea.

Don Quijote está deseoso de conocer al bachiller y tener noticias de ese libro cuyo autor, el del nombre moro, tanto sabe de sus aventuras. Sancho va a buscarlo y entre los tres pasarán “un graciosísimo coloquio”. No se imagina el hidalgo manchego la que le ha caído con semejante guasón…

Un abrazo para Pedro y todos los que por aquí pasáis.

impersonem dijo...

Este capítulo lo veo como un punto más de sutura, pobablemente el penúltimo, para unir la primera parte con la segunda.

Cervantes reúne a Don Quijote y a Sancho montando un gran guirigay donde el estereotipo de persona que representan los personajes de la obra toma relieve "de nuevo".

Me llaman la atención los mutuos reproches que se hacen Don Quijote y Sancho sobre acontecimientos pasados...lo que sugiere, supongo, el hilo conductor de lo que aún queda por narrarse.

Abrazos.

Myriam dijo...

Indudablemte a mí lo que más me gustó de este capítulo es justamente, la afirmación de la pareja... DQ-S, un "dúo dinámico", una especie de "folie a deux".

Me gustó tanto desde el diálogo del barbero con el cura, como desde el de DQ con Sancho.

Abrazos

Asun dijo...

Me gusta que nos hagas fijarnos en esa indisolubilidad de DQ y Sancho para esta segunda parte. Son frases en las que me había fijado en la lectura, viendo cómo se consolidaba la relación entre ambos, pero no les había dado la interpretación que tu haces.

Otra muestra de esa unión: ...cuando la cabeza duele, todos los miembros duelen; y así, siendo yo tu amo y señor, soy tu cabeza, y tú mi parte, pues eres mi criado; y, por esta razón, el mal que a mí me toca, o tocare, a ti te ha de doler, y a mí el tuyo.

Besos