jueves, 2 de abril de 2009

De vuelta a casa, con lección de teoría literaria (Cap. 1.47).


Repite Cervantes, en este capítulo, alguna de las técnicas estructuradoras que ya ha practicado con éxito en otros. Así, distribuye la materia en dos partes. En la primera, nos despedimos de la venta; en la segunda, volvemos a transitar los caminos y vuelve a surgir el encuentro con nuevos personajes.

La salida de la venta es rápida, porque ya hemos visto que Cervantes da la materia por agotada y decide no prolongarla: se sube la jaula, en la que don Quijote está encerrado y maniatado, a un carro de bueyes; se despiden todos los personajes que tantas páginas han llenado en pocas líneas, prometiéndose dar cuenta de lo que les pase, que ya no interesa al narrador, por previsible. Es curioso que la despedida más larga se deba a la ventera, su hija y Maritornes, a las que don Quijote dedica unas palabras dignas del caballero que sueña ser.

Lo más interesante de la despedida es ver cómo nos prepara Cervantes para el asunto principal de la segunda parte del capítulo. Primero, con la extrañeza manifestada por don Quijote al no reconocer con exactitud su encantamiento en los precedentes de los libros de caballería. Para solucionar sus dudas, desvela ser consciente de que es un anacronismo, sabe que sus tiempos no son ya de caballeros andantes y que él, con su voluntad, los ha resucitado:

Pero quizá la caballería y los encantos destos nuestros tiempos deben de seguir otro camino que siguieron los antiguos. Y también podría ser que, como yo soy nuevo caballero en el mundo, y el primero que ha resucitado el ya olvidado ejercicio de la caballería aventurera, también nuevamente se hayan inventado otros géneros de encantamentos y otros modos de llevar a los encantados.

Es un primer paso hacia el tratamiento de la materia caballeresca en la literatura, es decir, hacia la reflexión teórica sobre la narrativa. Es justo en este momento cuando deja caer una referencia muy interesante. El ventero entrega al cura unos papeles manuscritos que se encontraban en la misma maleta que El Curioso impertinente. El cura lee el título: Novela de Rinconete y Cortadillo. Como sabemos, es una de las novelas que componen la colección de Novelas ejemplares de Cervantes editada en 1613 y de la que tenemos un manuscrito de 1606. Por lo tanto, la novela ya estaba terminada en 1604, fecha de la redacción de este capítulo. Como de esto hablaremos el sábado, sólo quiero anticipar que la mención de esta novela -una reformulación del género picaresco-, en este momento de la narración, refuerza la intencionalidad de la propuesta narrativa que se esconde en el Quijote y que será debatida en las líneas siguientes.

En efecto, ya en el camino, la comitiva -el boyero, los cuadrilleros de la Santa Hermandad que escoltan la jaula previo pago, don Quijote enjaulado, Sancho, el cura y el barbero- se encuentra con un canónigo y sus criados. Tras un breve momento de desconcierto por las palabras de don Quijote, interviene Sancho, que muestra su descontento ante el cura y el barbero, a los que ya había reconocido a pesar de su disfraz, protestando por no haber dejado terminar la aventura de la princesa Micomicona y alcanzar las recompensas prometidas. Duda de la condición de encantado de su amo:

así va encantado mi señor don Quijote como mi madre; él tiene su entero juicio, él come y bebe y hace sus necesidades como los demás hombres, y como las hacía ayer, antes que le enjaulasen. Siendo esto ansí, ¿cómo quieren hacerme a mí entender que va encantado?

No, no traga fácilmente la burla Sancho, porque se ha visto sin recompensa.

El barbero, oídas las palabras de Sancho duda de si no está tan loco como su amo, a lo que Sancho responde defendiendo su libre condición para entender las cosas, en un paralelismo con afirmaciones pronunciadas por don Quijote capítulos atrás:

-Yo no estoy preñado de nadie -respondió Sancho-, ni soy hombre que me dejaría empreñar, del rey que fuese; y, aunque pobre, soy cristiano viejo, y no debo nada a nadie; y si ínsulas deseo, otros desean otras cosas peores; y cada uno es hijo de sus obras; y, debajo de ser hombre, puedo venir a ser papa, cuanto más gobernador de una ínsula, y más pudiendo ganar tantas mi señor que le falte a quien dallas. Vuestra merced mire cómo habla, señor barbero; que no es todo hacer barbas, y algo va de Pedro a Pedro. Dígolo porque todos nos conocemos, y a mí no se me ha de echar dado falso. Y en esto del encanto de mi amo, Dios sabe la verdad; y quédese aquí, porque es peor meneallo.

Tras ello, el cura y el canónigo departen de literatura. Cervantes, antes de cerrar la novela, a la que ya queda poco recorrido, quiere afianzar el mensaje teórico de su propuesta, asegurarse, en fin, de que la regeneración narrativa que pretende con el Quijote queda explícita de forma suficiente, enlazando esta conversación, de forma explícita, con otro momento de alta reflexión teórica, la del escrutinio de la biblioteca de don Quijote (como vemos, el capítulo tiene varias referencias a momentos anteriores).

En resumen, a través de las palabras del canónigo -que se había manifestado buen conocedor de la novela de caballería, que manifiesta un gran dominio de la teoría y que tiene comenzada una novela siguiendo sus ideas-, Cervantes procura dejar asentados los principios que rigen el Quijote.

Por una parte, sus críticas a las novelas de caballerías se basan en su inverosimilitud disparatada e inmoralidad. En definitiva, deleitan pero no enseñan. Son meros divertimentos.

Sin embargo, debe explorarse este género narrativo porque contiene una cosa buena: en manos de alguien con criterio, su variedad, extensión, mezcla de aventuras, personajes y emociones, las hacen un instrumento literario valioso. Termina el capítulo, en este sentido, con una de las más certeras defensas de la novela como género narrativo que se encuentran en la época cervantina, puesto que no debemos olvidar que entonces muchos negaban su condición artística:

-Y, siendo esto hecho con apacibilidad de estilo y con ingeniosa invención, que tire lo más que fuere posible a la verdad, sin duda compondrá una tela de varios y hermosos lazos tejida, que, después de acabada, tal perfeción y hermosura muestre, que consiga el fin mejor que se pretende en los escritos, que es enseñar y deleitar juntamente, como ya tengo dicho. Porque la escritura desatada destos libros da lugar a que el autor pueda mostrarse épico, lírico, trágico, cómico, con todas aquellas partes que encierran en sí las dulcísimas y agradables ciencias de la poesía y de la oratoria; que la épica también puede escrebirse en prosa como en verso.

Capítulo éste que habrá resultado árido para algunos pero necesario para la propuesta cervantina. Veremos qué pasa en el XLVIII, el próximo jueves.

31 comentarios:

pancho dijo...

Antes de que la expedición se ponga en marcha, sucede una conversación de DQ con su escudero, donde aquel se extraña de la lentitud que él augura en su traslado forzoso en una carreta de bueyes. Sin embargo, es esa lentitud de la que DQ se queja, la que permite el curso de teoría literaria más sólido de lo que llevamos de obra; a la altura, al menos, del episodio de la quema de libros.

Ni siquiera un esquema tan rígido y anacrónico – o precisamente por ello mismo - como el de las Novelas de Caballería se libra de su propio conflicto generacional. Argumenta el hidalgo, que el ritmo lento que promete una yunta de bueyes, contrasta con lo que él ha leído sobre el trasporte de los héroes en los libros que le trastornaron. Sigue el autor tratando de desentrañar los líos de la mente del hidalgo.

A Sancho, que no se la dan con queso, sabe que los disfrazados no son fantasmas ni visajes: hay uno que huele a ámbar a la legua. DQ atribuye al encantamiento del lugar el tracamudeo de olores.

Al tanto de las sospechas de S, los disfrazados Cardenio y D Fernando ordenan al ventero que ensille los animales de nuestros protagonistas. Se dan cuenta que el escudero no está tan quijotizado como parece. Seguidamente, la expedición se pone en marcha.

No falta de nada en la descripción tan minuciosa que C nos regala de los preparativos de la procesión. El cura – de nuevo el cura – toma la iniciativa de la organización. Hasta los cuadrilleros (pagados), con sus escopetas, toman parte del cortejo, durante una parte del camino. Las señoras de la venta hacen bien su papel en la emotiva despedida. El cura recibe del ventero como presente un manuscrito de Rinconete y Cortadillo. Lo había encontrado en un “aforro” de la misma maleta donde halló El Curioso Impertinente. Como un nazareno pidiendo compasión nos dibuja a DQ: “iba sentado en la jaula, las manos atadas, tendidos los pies, y arrimado a las verjas, con tanto silencio y tanta paciencia como si no fuera hombre de carne, sino estatua de piedra.”

“Llegaron los diligentes a los perezosos”: al ritmo mortecino de los bueyes llegaron unos que iban a ritmo de mula de canónigo, que en lugar de adelantarles se adaptan también al ritmo lento. Con el que dirige la marcha pega la hebra DQ, al ser leído en Libros de Caballería. Con él puede explayarse el Hidalgo al tener conocimientos de encantamientos y ser capaz de entender que él es un Caballero Andante, con la suficiente categoría para ser modelo de los venideros, que nunca han de faltar.

Da su versión el cura que corrobora lo dicho por el hidalgo de ir encantado en la carreta
“por la mala intención de aquellos a quien la virtud enfada y la valentía enoja”.

S, en su versión, afirma que su amo no está encantado pues hace sus necesidades como antes de montar en la jaula y habla como treinta procuradores. Le echa la culpa al cura de su escaso ascenso en la escala social. A la intervención del barbero acusándole de la misma locura de su amo y de dejarse empreñar de sus promesas, le responde un crecido S que él no se deja empreñar de nadie, que es cristiano viejo, que no le debe nada a nadie y si ansía una ínsula, otros quieren cosas peores. Lo del encantamiento de su amo; mejor no meneallo. Ante tal catarata de razones, al barbero no le queda otro remedio que callarse, si quiere que los recién llegados no se enteren de las razones del traslado de DQ en la jaula de mala manera.

Concluye el capítulo con la lección de literatura ya citada anteriormente. El Canónigo de Toledo afirma que los Libros de Caballería son perjudiciales para la república, todos le parecen iguales por lo que no ha terminado ninguno, aunque los empezara todos. Los menosprecia, ubicándolos en el escalón más bajo de la calidad literaria: “Son cuentos disparatados que atienden solamente a deleitar y no a enseñar.” El cura apostilla que él encuentra de positivo que son el soporte que permite al autor describir toda clase de sucesos que le acontecen a personajes de muy distinta condición; sin embargo, los estereotipos que presentan han servido para ilustrar mucha literatura de tono menor, de serie b: Los príncipes son siempre corteses, valerosos; los caballeros cristianos, valientes; las damas hermosas, discretas. La astucia pertenece a Ulises y el valor a César. Todo esto aplicado con ingenio e invención puede ser capaz de enseñar deleitando, con la mezcla de los géneros épico, lírico, trágico y cómico; de todo hay en los Libros de Caballería.

MAMEN ANZUÉ... dijo...

Es tarde, así que hoy solo te dejo besitooosssss¡¡¡mmmuuuaaccckkkss

Hernando dijo...

Para mí, es uno de los capítulos que más jugo se saca en cuánto a la teoría literaria, de lo que tiene que ser una novela, la verosimilitud, y enseñar deleitando. Cervantes nos demuestra que detrás de su Quijote, y de sus novelas ejemplares hay una tradición, hay muchas horas de lectura, siempre hay una mirada al mundo clásico.
Me llama la atención , la mención de sus novelas escritas,anunciando a los posibles lectores que tiene más obra para ser leída, en los libros de hoy en día en la pequeña reseña del autor suelen poner las obras que tiene escritas, de esta manera invitan al lector a comprar más libros sobre el mismo autor, hasta en esto Cervantes se anticipó 400 años.

São dijo...

Continuo aprendendo...
Bom fim de semana, Pedrinho.

marga dijo...

Capitulo 47

- Los aromas: me hace extraordinaria gracia que D.Fernando huela a ámbar “a media legua”. El ámbar, al parecer, servia como de fijador de pelo, ergo, ¿los señoritos de la época llevaban el pelo engominado??? Jeje
- Alusión a Rinconete y cortadillo y el curioso impertinente ¡qué actual! El que no se anuncia no vende
- Otra vez la vena cinematográfica: nos describe con pelos y señales la colocación de cada cual en la procesión que encabeza el carro de bueyes.
- Súmulas de Villalpando: Villalpando es un teólogo y las súmulas su obra.
- Sancho, sin cortarse ni un pelo, llama al cura liante y pide a “su paternidad” reflexione
- “Adóbame esos candiles” algo así como Válgame dios???
- Refrán: “cada uno es hijo de sus obras”
Opinión del canónigo sobre los libros de caballerías, según él, las hazañas resultan increíbles, los amores lascivos, las batallas largas, las razones necias, los viajes disparatados y los artificios nada discretos, francamente no me explico por que los leía.

Silvia_D dijo...

Yo, me he quedado más pillada con la parte esotérica de la historia... es lo mío :P.
Pero me ha gustado el recorrido por todos los tipos de literatura que han hecho en este capítulo :)

He puesto el audio, para los vagos jajajaja

Besos, profe y cuídate.

matrioska_verde dijo...

pues no me ha resultado para nada árido, todo lo contrario... creo que está muy bien escrito y argumentado... me han resultado más aburridos otros ya leídos.

bicos y buen fin de semana.

Martine dijo...

... Por lo tanto, la novela ya estaba terminada en 1604, fecha de la redacción de este capítulo...

Lo que puede dar de sí la sola mención de la "Novela de Rinconete y Cortadillo "...
Ahora te sigo con más tiempo y sosiego, Pedro...
Esa carita en la foto... ¿Estás bien? Piensa que ya estamos de vacaciones...

Besos, muchos...

Alatriste dijo...

Sin duda estamos ante el capítulo clave para entender la obra del Quijote.

Por otro lado me llamó la atención la forma en que Cervantes vuelve a automencionarse de forma indirecta en la obra; a este hombre no le hacia falta abuela, jejeje.

Un saludo

Abejita de la Vega dijo...

Comentario al capítulo XLVII del Quijote, primera parte.
Del estraño modo con que fue encantado don Quijote de la Mancha, con otros famosos sucesos
Pero ¿no estaba ya encantado? Estos títulos son un desastre.

Don Quijote ha leído muchos libros de caballeros encantados, pero no tiene noticia de ninguno que viaje enjaulado y transportado por bueyes. Los de este gremio, según DQ, suelen viajar por los aires en nubes, carros de fuego o en un extraño animalejo llamado hipogrifo, mezcla de águila y de caballo, el “AVE” mitológico. Serán encantamientos modernos, me estaré quedando anticuado, razona nuestro hidalgo que pregunta su opinión a Sancho. A éste, las “visiones andantes” no le parecen católicas, es decir fiables. Cómo lo van a ser, le razona su señor, tomando la palabra en su significado recto, si son unos demonios que me han metido en un carro de bueyes. Como prueba de esto último, te propongo que los toques y verás que son de aire, sin cuerpo alguno. ¿Sin cuerpo? Toqué a uno de ellos y bien rollizo que estaba, no olía al azufre de un infierno ambulante, sino al carísimo ámbar que usan los señores. El de la Triste Figura quiere convencerle de que se engaña o es engañado, son muy listos estos encantadores…
Cardenio y Fernando oyen esta conversación y deciden salir cuanto antes, viendo a Sancho a punto de descubrir el pastel.
Menuda procesión. La jaula irá escoltada por los cuadrilleros, a quienes el cura pagará un tanto. No sabía yo que la Santa Hermandad fuera de pago. Rocinante, transportando la bacía y la adarga o… rodela, no hay que ser tiquismiquis, será llevado de las riendas por Sancho, en su asno.
Pero, como parte de la “invención”, la ventera, su hija y Maritornes salen a despedirse, en su papel de lloronas. DQ, muy en su papel, ruega a las “damas” que, por Dios, no lloren; que las desdichas han de acompañar al caballero andante de mucho nombre y fama , blanco de las envidias, hasta que llegue el triunfo de la poderosa virtud...Les pide perdón y oraciones, perdón por algún desaguisado involuntario y oraciones para que pueda salir de esta prisión. Un auténtico caballero andante no olvidará recompensarlas por ambos conceptos., tranquilas.

En el “castillo”, dice “castillo”, ha llegado el momento de las despedidas, se dan las direcciones, no quieren perderse cómo acaba esto. El cura, el barbero, don Fernando, sus camaradas, el capitán, su hermano, Dorotea y Luscinda. El cura, desde la aldea, informará de las novedades quijotescas. Fernando pondrá al día de los asuntos proyectados en la venta: su boda, bautismo de la “morita” Zoraida, don Luís lejos de su padre y Luscinda que vuelve a casa.
El ventero se siente generoso, entrega al cura unos papeles y aquí don Miguel aprovecha para introducir una cuña publicitaria. Se trata del manuscrito de su novela “Rinconete y Cortadillo”, aparecida en la misma maleta que “El curioso impertinente”, abandonada en la venta. Estas maletas abandonadas dan mucho de sí, recordemos aquella que dejó un Cardenio enloquecido, El cura colige que si la del curioso era buena, ésta también lo será, pues podrían ser las dos del mismo autor. La leerá, sí.
Se ponen en marcha: el carro, los cuadrilleros, Sancho Panza, Rocinante, el cura y el barbero. Todos van siguiendo el paso tardo de los bueyes. Don Quijote es una estatua de piedra, tal es su paciencia y silencio.

Llegan a un prado ameno, el del tópico, el boyero cree conveniente que descansen y pasten sus animales; pero el barbero indica que caminen un poquito más, ya que cerca hombres a caballo, en mula para ser más preciso, que pronto les adelantan. Se saludan se presentan y uno de ellos resulta ser un canónigo de Toledo que observando aquella procesión, piensa que la Santa Hermandad lleva preso a algún delincuente.
DQ pregunta a los de las mulas si son acaso expertos en “esto de la caballería andante”, en caso contrario no merece la pena hablar con ellos. El canónigo resulta ser un entusiasta lector de libros de caballería, confesando saber más de ellos que de las Súmulas de Villalpando, por lo visto el best seller filosófico de aquellos años, obra de un aristotélico, antiescolástico y esdrújulo, llamado Gaspar Cardillo de Villalpando. El eclesiástico, vaya otra esdrújula, anima a DQ a comunicarse y éste no se hace de rogar.
Es una víctima de los malos encantadores, caballero andante es a pesar de magos persas, bracmanes indios y ginosofistas etiopes, su nombre ha de figurar en el templo de la inmortalidad… qué disparates… ¿quién es éste loco? El cura, el del pueblo, le sigue el rollo y el canónigo casi se hace de cruces al ver al preso y el libre hablando con el mismo estilo, como recién salidos de una novela de caballerías.
Sancho se acerca y acaba de arreglarlo. Su amo come, bebe, hace sus necesidades y habla más que treinta procuradores ¿cómo va a estar encantado?
El ataque de sinceridad que padece Sancho, al llegar a estas alturas del capítulo, es evidente. ¿Se cree que no le conoce, señor cura? Su señor ya estaría casado con la infanta Micomicona y él sería conde por lo menos. Por sus hijos lo siente que podrán ver a su padre hecho gobernador o virrey…Pero Sancho tiene su corazoncito, es bueno este hombre, y exhorta al cura para que haga conciencia del mal trato que están dando a su señor, que Dios se lo tendrá en cuenta ¡Bien por el escudero! Aunque se le ve un poco el plumero, un pelín interesado, cuando cita “todos aquellos socorros y bienes que mi señor don Quijote deja de hacer en este tiempo que está preso”.
Interviene el barbero, sorprendido al verle quijotizado, lo ve ya en la jaula con su señor. Dice eso de “en mala hora os empreñastes”. ¿Empreñaste? Eso suena a preñarse. Sancho hace constar que no está preñado de nadie, le suena muy mal es verbo. Sigue, enfadado, soltando disparates, llega a decir “debajo de ser hombre puedo venir a ser papa”.Si él desea ínsulas, otros desean cosas peores…
Y ahora viene el discurso del canónigo, toda una crítica a las novelas de caballerías que merece un comentario aparte. Si es posible…
Un abrazo y feliz Semana Santa para Pedro y los paseantes.
María Ángeles Merino

Hernando dijo...

Aunque en la fotografía quieras decir, que vaya tocho, la verdad es que yo cuando acabemos El Quijote podré decir que lo he leído 10 veces, pues cada capítulo lo leo y lo releo muchas veces y todo gracias a tí,Pedro, por el entusiamo que pones cada semana y las ganas que nos contagias para que sigamos con esta aventura. Gracias.

Abejita de la Vega dijo...

De mi comentario anterior he tenido que corregir algunos errores.En mi blog "La arañita campeña", coloco la versión corregida.
Disculpad.

Silvi (reikijai) dijo...

Pedro.En cuanto se me pase esta jaqueca; leo y paso comentarte. Cuidate.Besitos.Silvi.

Merche Pallarés dijo...

¡Llego tarde! Es que hoy me desperté tardísimo (07:30) y tuve que ducharme, acicalarme y salir disparada para Formentera. Sorry.

Bien, he leido tu análisis, los de PANCHO, los de MARGA, los de ABEJITA Y ¡YA NO SÉ LO QUE DECIR! (menos mal que no ha aparecido el jovenzuelo SR. DE LA VEGA...). Este capítulo lo he encontrado interesante. No me ha aburrido, aunque me ha dado pena que se despidiera de los de la venta "todos se abrazaron y quedaron de darse noticias de sus sucesos" "Tornaron a abrazarse otra vez, y otra vez tornaron a nuevos ofrecimientos." (Como hoy en dia, a veces las despedidas se hacen eternas...). Tambien me ha llamado la atención las veces que recurre a la "envidia" "porque a los caballeros de poco nombre y fama nunca les suceden semejantes casos, porque no hay en el mundo quien se acuerde de ellos: a los valerosos sí, que tienen envidiosos de su virtud y valentía a muchos príncipes y a muchos otros caballeros, que procuran por malas vías destruir a los buenos." Mas adelante, Don Quijo le dice al canónigo "Pues así es, quiero, señor caballero, que sepades que yo voy encantado en esta jaula por envidia y fraude de malos encantadores, que la virtud más es perseguida de los malos que amada de los buenos." Cuando Sancho le dice al cura "...En fin, donde reina la envidia no puede vivir la virtud...".

Voy a grabarlo y continuo.

Merche Pallarés dijo...

Sigo. Otras frases que me han llamado la atención, cuando el cura dice al canónigo "...el Caballero de la Triste Figura...cuyas valerosas hazañas y grandes hechos serán escritas en bronces duros y en eternos mármoles" (¡toma ya! visión de futuro...) y para terminar la crítica del canónigo a los libros de caballerías "No he visto ningún libro de caballerías que haga un cuerpo de fábula entero con todos sus miembros... son en el estilo duros; en las hazañas, increibles; en los amores, lascivos; en las cortesías, malmirados; largos en las batallas, necios en las razones, disparatados en los viajes, y, finalmente, ajenos de todo discreto artificio y por esto dignos de ser desterrados de la república cristiana, como a gente inútil."

Seguiremos cabalgando enjaulados con el XLVIII... Besotes, M.

fernando dijo...

Mira que me caen mal el cura y el barbero; además, a estas alturas de la obra, el lector se ha encariñado mucho con la pareja Quijote-Sancho. Un abrazo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

PANCHO: de tu excelente comentario, rescato, sobre todo, tu aportación al debate sobre las novela y la atención que prestas a Sancho. Excelente.

MAMEN: pues gracias. Besos.

HERNANDO: me alegro de que sea precisamente por eso por lo que te gusta. Como he dicho, hay muchas formas de leer el Quijote y cuanto más podamos profundizar, más lo degustaremos.

SAO: gracias, amiga. Buen fin de semana.

MARGA: como siempre, me gusta mucho las perlas que selecciones del texto, lo que dice que lo lees con calma y disfrutando.

DIANNA: ya lo vi. En cuanto se mencionan los demonios.... Besos.

ALDABRA: me alegro de que haya sido así, porque es la forma de disfrutar más con El Quijote.

SELMA: y más que diremos el sábado... Me alegro mucho de tu tiempo y sosiego. Al fin, vacaciones. Besos.

ALATRISTE: es uno de los que nos permiten conocer las intenciones cervantinas.
En cuanto a lo segundo, piensa que Cervantes, a su edad, ya no tenía otra forma de publicitarse... Un saludo.

ABEJITA: Cómo me gustan tus títulos, que tanto ayudan a comprender el enfoque que das a tu lectura. Como siempre, excelente. Buen fin de semana.

HERNANDO: me alegro mucho de que sea así. No sabes cómo gratifica el trabajo unas frases como las que has escrito.

ABEJITA: apuntado queda.

REIKIJAI: de acuerdo. Besos y que se te pase pronto.

MERCHE: Espero que la excursión saliera bien.
Me alegro mucho de que tú tampoco te hayas aburrido con la discusión teórica. Y qué buenas las frases en las que te fiijas, como siempre. Cuánto estamos disfrutando. Besos.

FERNANDO: bueno, ellos lo hacían por su bien... o eso creían, claro: son la visión de lo que pensaría la sociedad correcta. Un abrazo.

Gracias a todos por vuestros comentarios.

Antonio Aguilera dijo...

Hola Pedro:........

Antonio Aguilera dijo...

He publicado el saludo, para ver si este "parato" furula bien.

El caso es que estoy en un ciber-niños-chillones, y he hecho antes un escrito para publicar, pero por causa de ENCANTAMIENTO, como suele ocurrir en las quijotescas historias, se ha a pagado de GOLPE el ordenador y se ha perdido todo el escrito, GRRRRR; las desgracias no vienen solas.

Ayer tarde, o sea, viernes de pasión quijotesca, se llevó Ojito Saltón en su "pendrait" mi comentario al cap. 1.47; con firme promesa de publicarlo en mi revulsivo blog hoy sábado por la mañana desde su mansión hiperconectada internéticamente.

Ahora observo con horror que me mintió como un bellaco.
Intentaré atronarle los tímpanos por tlf; si el muy villano lo coge.

Le dí para presidir el comentario una foto de don Quijote en Castro del Río, pueblo a 60 Km. de Priego, mi residencia; y donde el Sr.de Saavedra estuvo una temporada preso.

Espero que me conecten pronto a la Internet, y poder visitar a los colegas aquejados de fiebres quijotescas, detenidamente.

Saludos y besos indiscriminados
para todos los asiduos a La Acequia

Antonio Aguilera dijo...

vi una Errata:
coje en vez de coge. Porque no poría decir cogo sino cojo

Merche Pallarés dijo...

ANTONIO AGUILERA ¿a qué da RABIA cuando se te borra todo? A mi me ha ocurrido varias veces... Voy a tu blog ahora mismito y a ver si OJITO se ha puesto las pilas. Besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ANTONIO: voy a ver si Ojito cumplió. Si no, daré cuenta el próximo sábado. Me ha encantado lo del pendrait. Ten cuidado con los cibercafés de adolescentes... podrían acorrolarte por un refresco... Saludos.

MERCHE: Allá vamos. Besos.

impersonem dijo...

No sé, me ha parecido un capítulo cargado de contrapuntos... la resignación de Don Quijote tras un "razonamiento"; la aceptación de la situación por parte de Sancho más por su posición social que por convencimiento; un canónigo que dice saber más de los libros de caballería que de los de teología de Gaspar Cardillo de Villalpando; un ataque a los libros de caballería que deriva en una alabanza hacia ellos...

Asimismo, al final del capítulo, en la adjetivación cualitativa de los personajes de leyenda que cita, percibo a un Cervantes muy leído y muy culto...

Pedro gracias por tu trabajo.
Saludos.

Teresa dijo...

-“cae debajo de aquel de las fábulas que llaman milesias, que son cuentos disparatados, que atienden solamente a deleitar, y no a enseñar” (JO)

-ay la perversión y el placer de lo prohibido, menos mal que el cura no llega a consumarlo y lo abandona porque no es su materia...

-Con una autoestima así se mueven montañas y se escriben segundas partes...

Pedro Ojeda Escudero dijo...

IMPERSONEM. en efecto, pero es que esos contrapuntos son el Quijote entero. Gracias a ti por seguirlo.

BIPOLAR: y con esa edad que tenía don Miguel...

Juan Luis G. dijo...

¿Tal vez Cervantes tuviera en este momento la intención de incluir el Rinconete y Cortadillo en la Segunda Parte y por eso hace aquí alusión?

Pedro Ojeda Escudero dijo...

JUAN LUIS: no sería descabellado pensarlo.

Myriam dijo...

Hola Pedro:

a mi aqui me da pena la despedida de todos en la Venta...Una etapa que llega a su fin, personajes como Dorotea, Don Fdo, El cautivo , Zoraida, etc, etc que nos han acompaniado un buen trecho... ya no estaran mas...cada uno seguira su camino... su derrotero.... DQ mas cerca de su regreso a su hogar y yo a 5 capitulos del final de la primera parte!

Buahhhhhhh Buahhhhhhhh

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MYR: en efecto, en el aire queda un cierto aire de tristeza, como una despedida de los amigos del verano.

Asun dijo...

Pues sí, yo soy una de esas a las que este capítulo se le ha hecho árido, y es que a mí tanta teoría literaria……….. me cuesta.

Me quedo con esta frase:
En fin, donde reina la envidia no puede vivir la virtud, ni adonde hay escaseza (avaricia) la liberalidad.

Besitos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ASUN: no te lo reprocho, por supuesto. Besos.