jueves, 26 de marzo de 2009

La trastienda de la justicia y una jaula para un loco (Cap. 1.46)


Este capítulo supone el definitivo cierre de las historias entrecruzadas que se han venido sucediendo desde que don Quijote asaltara al barbero en el camino y la recuperación del plan trazado por el cura y el barbero vecinos del protagonista para devolverlo a casa.

Para ello, Cervantes dispone la materia en dos partes.

En la primera, el narrador nos explica las verdaderas razones por las que don Quijote se salva de la persecución de la justicia. El cura convence a los cuadrilleros que de que sería inútil prenderlo porque, por su locura, le dejarían libre al no ser responsable de sus actos. También se llega a un acuerdo satisfactorio con el barbero asaltado devolviéndole las albardas, aunque no las cinchas y jáquimas, que quedan en poder de Sancho, y abonándole ocho reales por la bacía. Por último, don Fernando se encarga de pagar lo que se debe en la venta.

Vemos aquí a Cervantes rebajando bruscamente a realidad la parodia de juicio del capítulo anterior y la defensa del caballero andante como alguien ajeno a la justicia humana que hizo don Quijote. La ironía cervantina le lleva a reflejar, como dice la sabiduría popular, que vale más un buen acuerdo que cualquier pleito y más si hay quien lo pague.

Todo se hace a espaldas de don Quijote, que así no ve mermado su sueño caballeresco, pero a la vista clara del lector, al que no se escatima ni un detalle.

La segunda parte del material de este capítulo nos conduce, de nuevo, a la trama principal, que se había abandonado en estos dos días de estancia en la venta.

En un feliz tratamiento del tiempo narrativo, Cervantes ha dedicado mucho espacio a estos dos días, pero debe llegar rápido a la solución o se perderá en un sinsentido, con la conciencia de que las historias intercaladas se han agotado. De hecho, es muy posible que la experiencia de lo que ha sucedido en la venta no sólo sirva para escarmiento de las costillas manteadas de Sancho, sino también al mismo autor: quizá el aprendizaje de estos hilos cruzados le sirviera como reflexión en la segunda parte a la hora de cambiar el formato de introducción de las historias intercaladas y la interrupción de la línea central, como veremos.

Como transición, Cervantes usa a Sancho de nuevo para la confrontación de la visión de su amo. Cuando don Quijote se dispone a continuar la aventura de la princesa Micomicona, el escudero pone todo en duda porque ha visto a Dorotea hociqueándose con don Fernando. La expresión grosera, el contraste tan brusco con el diálogo entre don Quijote y Dorotea, repleto de referencias caballerescas y tono literario, conducen a lo esperado: la ira de don Quijote. Es un recurso ya usado por Cervantes antes, como sabemos.

Reconciliados amo y escudero al explicar los hechos Dorotea a la manera de don Quijote -todo es producto de un encantamiento-, la venta se sosiega lo suficiente para que se trame la forma de devolver a don Quijote a su aldea.

Para ello, se fabrica una jaula de madera, similar a la que servía para encerrar a los locos violentos, se disfrazan todos -menos Sancho- de tal manera que a don Quijote le parecen fantasmas y el barbero pronuncia una profecía paródica en la que se anuncia al caballero que está encantado hasta que pueda yacer con la blanca paloma tobosina -Dulcinea- y tener hijos. Don Quijote asume el encantamiento porque, aunque realizado de forma tosca e improvisada, recuerda pasajes similares de sus libros de caballería. Por otra parte (en clara contradicción con la esencia del amor cortés), se le ofrece de forma evidente la recompensa sexual de conseguir a su amada. Sancho acepta sumiso porque, aunque reconoce a los disfrazados, ya no sabe bien qué creer y le faltaba bien poco para tener la mesma enfermedad de su amo. No olvidemos que se vuelve a mencionar el pago de sus servicios.

Y así tenemos ya a don Quijote: enjaulado camino de su casa. Pero no derrotado, que ésta es una diferencia radical con la Segunda parte. Para ello, los demás han tenido que jugar a su locura, arrastrados por la fuerza de ésta, disfrazarse y parodiar la parodia caballeresca.

Veremos, el próximo jueves, qué nos depara el capítulo XLVII.

32 comentarios:

Taller Literario Kapasulino dijo...

Muy interesante tu interpretación

pancho dijo...

De la misma manera que el barbero, paisano de DQ, fue el urdidor del principio de solución del asunto de la bacía y la albarda, con el referéndum y posterior tumulto; aquí es el cura el que toma los trastes para tratar de convencer a los cuadrilleros de la Santa Hermandad de la inutilidad que supone encerrar a un loco. No es necesario que se lo lleve la SH; ya se encargan ellos de atarlo, meterlo en una jaula y subirlo a un carro de bueyes: la realidad es mostrenca y se impone a la visión quijotesca del mundo. Ya está bien de locuras, incluso los cuadrilleros ayudan a intercambiar las albardas. El cura se rasca el bolsillo y paga a socapa, que es lo mismo que a hurtadillas, ocho reales por la bacía.

Se da prisa el autor por cerrar los episodios que aún permanecen abiertos, ahora que la venta ha quedado amortizada, más que de sobra, como escenario de acontecimientos. Se le ha quedado pequeña incluso desde el punto de vista del espacio: demasiada aglomeración de gente y de animales. Vamos descubriendo que el relato marcha a su final – no sólo porque la parte leída va incrementando su grosor, que también - sino porque vemos a DQ resignado, transportado en contra de su voluntad, con el único consuelo de su Dulcinea que; idealizada como es, le espera.

No quiere C que perdamos la referencia de que lo importante y sustancial de la novela son DQ y su escudero, después de la vidilla que le ha dado a tantos secundarios que han pasado por la novela, cuando afirma: “Sosegadas, pues, estas dos pendencias, que eran las más principales y de más tomo” refiriéndose a la albarda y la bacía.

D Fernando ayuda a resolver la otra pendencia pendiente de D. Luis y Clara, ofreciendo su casa para alojar al enamorado y uno de sus criados hasta que su padre reciba noticias de la situación y dé consentimiento. Asimismo, paga los desperfectos del desenfreno de DQ con los cueros de vino, cuando le parecieron el gigante Pandafilando de la fosca vista, quedando la venta tranquila como una balsa de aceite.

La paz que reina en la venta en este momento no convence a DQ que, utilizando la misma táctica de cuando rompió el lanzón contra el suelo; es decir, usar la sorpresa como arma de ataque, propone a su señora Dorotea marchar en busca de Pandafilando, pues si se demoran “dándole lugar al tiempo”, podría fortificarse y hacer imposible el asalto y derrota. Dorotea cede la decisión a su guardián que decide que la partida sea inmediata.

Sancho se muestra reticente a la marcha. Prefiere esperar, sospecha de las penurias y zozobras que le esperan. Al fin y al cabo él sabe que las deudas, desperfectos y costas ya han sido saldados por D Fernando y el cura. Los escudos de oro de la maleta de Sierra Morena todavía están a buen recaudo, en algún lugar que sólo él conoce y, lo que es más importante, sin sufrir un ardite de merma.

La reacción de DQ es iracunda, cuando S le sale con el cuento de que ha visto a Dorotea haciéndo arrumacos con su marido, D Fernando. Se salvó el escudero, porque no tenía el amo el lanzón a mano. Al suceso le sucede un avergonzado S que no vuelve a decir ni pío en lo que resta de capítulo, si no es para agradecer las promesas de cobro de su minuta.

Intervienen Dorotea y D Fernando para apaciguar la ira de un herido DQ, como consecuencia de la insolente observación de S a sus convicciones más sagradas. La primera achaca al encantamiento de S que le hizo decir y ver lo que no vio. DF le ruega al hidalgo perdón para S “sicut erat in principio” que por contexto debe querer decir borrón y cuenta nueva.

Dos días después de la llegada – que parecieran meses a los lectores por la cantidad de sucesos que ocurrieron – deciden procurar la cura de la locura de DQ en su aldea. Rápidamente hicieron una jaula, se disfrazaron todos menos S, que poco le faltaba para faltarle el sentido como a su amo, vio cómo lo ataban, le encerraban y clavaban “los maderos tan fuertemente que no se pudieran romper a dos tirones”.

DQ sólo se alivia al oír decir al barbero disfrazado, que no se aflija pues así conviene para acabar yaciendo con la blanca paloma tobosina. Igual de satisfecho queda S al escuchar cómo le ofrece pagar el salario prometido en caso de que no pueda pagarle con ínsulas que ya ve difícil de alcanzar a estas alturas del cuento.

CarmenS dijo...

Esa imagen del caballero transportado en una jaula, representado en diferentes estilos, mueve más a la compasión que a la risa. Tú dices que no está derrotado, pero sí está burlado. Y cuando lo lees y ves la ilustración que lo acompaña te da penilla que un hombre de tan grandes ideales sea de nuevo víctima de las bajezas de las gentes que le rodea.

Anónimo dijo...

En tiempos de crisis como salen los billetes del libro de Don quijote, no te habrás vuelto loco y quieres pagar todas las deudas que los españoles hemos contraído con la banca y con el ladrillo o será "la banca-ladrillo"
Fuera bromas es genial la manera que nos lo explicas, a parte de todo lo que has dicho en este capítulo veo el final de una comedia, dónde en el escenario se reúnen casi todos los personajes que han intevenido en esta primera parte del Quijote y nos muestra un final feliz, todos quedan contentos y nuestro caballero duerme feliz y satisfecho pues todo está pagado y el se queda con su "baciyelmo" pero continuará y los encantamientos que se producen en la "venta-castillo" y gracias a ellos nos proporcionaran momentos de buena lectura.

MAMEN ANZUÉ... dijo...

Me gustan estas locuras Quijotescas, jejejejee¡¡;)

BESOOOOSS GUAPOOOOO Y CUÍDATEEEE¡¡¡¡

Anónimo dijo...

Un capítulo de lo más ameno y con grandes lecciones narrativas. Gran trabajo, Pedro.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

¡Que preciosidad de marcapáginas¡ enviáme alguno "quillo"....

Si desde luego que es un capítulo menos paródico que los anteriores, y una vuelta a al lucides tanto de Don
Alonso como de Sancho, para luego de nuevo caer en la locura....

Un saludo

Silvia_D dijo...

La jaula para el loco, me venía de perlas :) para quien yo me sé jajajaja

Mañana intentaré ponerme con el capítulo, hoy ha sido un día tremendo.

Besos, profe

Pilar_Cordoba dijo...

Como sabes voy atrasada en la lectura; hoy he acabado el capítulo 20 y hasta ahora es uno de los que más me han gustado porque me he reido mucho primero con el cuento que Sancho le cuenta a su amo, luego con el dolor de tripa de Sancho y al final con el miedo que pasan si razón ya que cuando descubren lo que es, ambos se averguezan pero ninguno lo dice. Genial me ha gustado mucho, además semana a semana complemento la lectura con tu entrada ya que puedo consultar las antiguas.
Un besito y buenas noches ahh, y espero que estés mejor del catarro.

Merche Pallarés dijo...

Al igual que piensa CECILIA, a mi tambien me dió mucha pena ver a nuestro Quijo humillado y enjaulado... Pero hay que llevarlo a casa de alguna manera...
En este capitulo, una vez más hay referencias eróticas: Cuando Sancho le dice a Don Quijo "...dice ser reina del gran reino Micomicón no lo es más que mi madre, porque a ser lo que ella dice no se anduviera hocicando con alguno de los que están en la rueda, a vuelta de cabeza y a cada traspuesta" y cuando el barbero le dice a Don Quijo "La cual se acabará cuando el furibundo león manchado con la blanca paloma tobosina yoguieren en uno". "Quedó Don Quijote consolado... Y vió que le prometían el verse ayuntados en santo y debido matrimonio con su querida Dulcinea del Toboso, de cuyo feliz vientre saldrían los cachorros, que eran sus hijos, para gloria perpetua de la Mancha".

Luego me hace mucha gracia los epítetos que Don Quijo le "escupe" a Sancho: "¡Oh bellaco villano, malmirado, descompuesto, ignorante, infacundo, deslenguado, atrevido, murmurador y maldiciente!" "¡Vete de mi presencia, monstruo de naturaleza, depositario de mentiras, almario de embustes, silo de bellaquerías, inventor de maldades, publicador de sandeces, enemigo del decoro que se debe a las reales personas!"

Lo voy a grabar. Se está haciendo muy largo... Veo que a ti la crisis no te ha llegado... ¡Menudo fajo de billetes! Muchos besotes, M.

São dijo...

Mais uma lição que agradeço muito.
Besos.

Kety dijo...

Me quedo con esta frase: "vale más un buen acuerdo que cualquier pleito y más si hay quien lo pague".

Se acerca el final

Buen marcapáginas ;-)

marga dijo...

- El cura (perejil en todas las salsas), observese, persuade a los cuadrilleros de la locura e inutilidad de prender a don Quijote, compra al barbero la bacía, paga al ventero y traza la máquina de disfraces para confundir a D. Quijote y poder trasladarlo.
Eso si, para pagar, D. Fernando.

- Refranes: “la diligencia es la madre de la buena ventura”
“ Como hay más mal en el aldehuela que se suena”
“ Cada puta hile”
Me arriesgo a traducirlos con garantía cero de dar con su sentido “A quien madruga dios le ayuda”, “Cuando el rio suena agua lleva” , “Que cada perro se lama su cipote”
- El miedo es, al parecer, patrimonio de los plebeyos
- Sancho: Vista que la via del encantamiento no acaba de convencerle arbitra” la via ordinaria” para los hechos que su juicio son irrefutablemente reales.
- Una gracia: le beso entrambas las manos por que una no pudiera.
Y de esta guisa , como un león en enjaulado dejamos a don Quijote por esos caminos de dios.

Anónimo dijo...

Don Quijote enjaulado camino de su casa no está derrotado, pues sigue loco en sus encantamientos. Será derrotado cuando recobre la cordura, y por eso muere.

Anónimo dijo...

pues a estas alturas ya me lo he perido todo
igula dejo muchos besos y abrazos de primavera para ti pedro!
sau:)

Abejita de la Vega dijo...

Comentario al capítulo XLVI del Quijote, segunda parte.

Esta vez el comentario lo divido en dos partes. Lo de la jaula lo dejo para luego.

A uno de los cuadrilleros, el pateado por don Fernando, se le refresca la memoria acerca de un pergamino con el mandamiento contra don Quijote, por haber liberado a los galeotes, con la orden de llevarle preso.

Recordamos aquel discurso quijotesco del final del capítulo anterior, que se dirige a esa gente, “soez y mal nacida”, concluyendo con los cuatrocientos palos que cualquier caballero andante propinaría, él solito, a cuatrocientos cuadrilleros que se le pusieran delante.

El cura persuade al cuadrillero, haciéndoles ver la inutilidad de apresar a quien luego han de soltar por loco. Leemos, además, que “tantas locuras supo don Quijote hacer, que más locos fueran que no él los cuadrilleros si no conocieran la falta de don Quijote”.Las locuras las imaginaremos porque… no nos precisa Cervantes en qué consisten esas últimas locuras tan oportunas. Sólo sabemos que fueron muchas. Nuestro caballero andante se librará de ser apresado, gracias al cura y a él mismo.

Los cuadrilleros no sólo se apaciguan sino que hacen de medianeros entre Sancho y el barbero. Ambas partes quedan satisfechas “porque se trocaron las albardas y no las cinchas y las jáquimas”. En lo que toca al yelmo de Mambrino, todo queda saldado con los ocho reales que paga el cura “a socapa”.

Queda ahora una pendencia no sosegada, lo del señorito don Luis que, de momento, no quiere volver a la casa paterna. Uno de los criados le acompañará a los dominios de don Fernando y doña Clara como unas castañuelas.

Después de esto, como un Guadiana, reaparece Zoraida que no entiende ni jota; pero se alegra o se entristece “a bulto”, o sea a ojo. Mi español, ese morenazo al que yo eché la caña, muestra alegría, pues yo no voy a ser menos. Ahora parece que pone mala cara, yo hago lo propio.

Los ocho reales que recibe el barbero espabilan al barbero que pide lo de sus cueros y su vino. El cura pone el apaciguamiento y don Fernando los dineros. Ya no estamos en el campo de Agramante sino en la paz “octaviana”. Poderoso caballero…

Libre ya de pendencias, don Quijote decide que es tiempo de ponerse de camino y acabar el contencioso de Micomicona; que la diligencia es madre de la buena ventura, no vaya el enemigo a adelantarse, sabiendo que vamos a por él.

Se pone de hinojos ante Dorotea que, inmediatamente adopta su papel favorito de princesa y el lenguaje grandilocuente de las novelas de caballerías. ¡Qué bien conoce estos libros la lectora de libros piadosos! Agradece el deseo de favorecerla en su gran cuita y no tiene más voluntad que la del señor caballero. A restaurar señoríos se ha dicho. En marcha.

Mas… ¿qué le pasa a Sancho que menea la cabeza? Responde con unas palabras misteriosas que ni su señor entiende, ni nosotros tampoco:

“¡Ay señor, señor, y cómo hay más mal en el aldegüela que se suena, con perdón sea dicho de las tocadas honradas!”
¡Tocas honradas o tocadas honradas? ¿Qué le pasa a Sancho? ¡Qué mal puede haber en la aldea? ¿Por qué maliciosamente convierte las tocas en tocadas?

El escudero no concibe una reina que hociquee, vaya verbito con sus dos es, como una criatura terrenal, con varón nacido de mujer. Por cierto, voy a buscar el verbo hociquear en el diccionario de la RAE, aunque me imagino a qué se refiere… ¡Vaya, vaya! ¡Uno de los significados de hocicar u hociquear, figurada y familiarmente, es besar! La conclusión que saca Sancho: esta reina “no lo es más que mi madre”.Que se enteren las testas coronadas: las reinas no besan.

Se sonroja la del bello pie “porque era verdad que su esposo don Fernando…había cogido con los labios parte del premio que merecían sus deseos”. ¡Mira el grande de España!

Dama cortesana, puta… ¿a dónde va a ir a parar este deslenguado? Don Quijote lanza “vivo fuego por los ojos”, es el basilisco que mata con la mirada. Diez adjetivos, diez, uno detrás de otro, sin respirar: “bellaco villano, mal mirado, descompuesto, ignorante, infacundo, deslenguado, atrevido, murmurador y maldiciente “. No para ahí la cosa, todavía faltan estas lindezas :” monstruo de naturaleza, depositario de mentiras, almario de embustes, silo de bellaquerías, inventor de maldades, publicador de sandeces, enemigo del decoro”. Sancho no sabe en qué rincón meterse.

Pero la discreta Dorotea va a arreglarlo. Como de costumbre, todo es fruto de un encantamiento y debe perdonarlo. Don Quijote está encantado, nunca mejor dicho, con esta explicación. Sus cejas y carrillos vuelven a su posición normal, jura por Dios que “ha dado en el punto”, “alguna mala visión se le puso delante”, Sancho solo no es capaz…

Don Fernando dice que debe perdonarle realizando una regresión hacia el momento anterior al encantamiento. Y lo expresa con la fórmula que empleaba la Inquisición:” reducille al gremio de su gracia”.Y añade “sicut erat in principio” como reza, nunca mejor dicho, la oración Gloria Patri. ¿Por qué esta alusión al Santo Oficio? ¿Casualidad? No sé, Cervantes es de los que no dan puntada sin hilo…

Don Quijote expresa su voluntad de perdonarlo y el cura va por Sancho; el cual viene muy humilde, y, hincándose de rodillas, pide la mano a su amo; y él se la da, y, después de habérsela dejado besar, le bendice.

Todo es encantamiento en este castillo, Sancho lo cree así, pero lo de la manta, no. Lo de la manta, que le pregunten a mis huesos, sucedió por vía ordinaria.

El ventero cuenta a los presentes lo de la volatería de Sancho que es celebrada con muchas risas .Cervantes quiere precisar “que jamás llegó la sandez de Sancho a tanto, que creyese no ser verdad...lo de haber sido manteado por personas de carne y hueso”.
La abejita seguirá comentando el capítulo, a la mayor brevedad. Iré a buscar la jaula, pobre don Quijote.
Un saludo para Pedro y los paseantes.Hasta luego.

Josegura dijo...

Plan Bolonia. Hola Pedro, hacía tiempo que no te escribía, aunque no dejo de leerte. Es tan fuerte lo ocurrido en Barcelona que he tenido que llamar a tu puerta. Visita si lo crees conveniente pagolasminas.blogspot.com
Un fuerte abrazo... Josegura

Antonio Aguilera dijo...

Hola Pedro:
Aqui el amigo revulsivo y yo acabamos de venir de la venta(taberna) hip, hip.. fieles a nuestro viernes de pasión quijotesca, ya montamos nuevo comentario e imagen locuaz, creeemos...
Un saludo revulsivo y cariñoso... hip, hip... birra..

Merche Pallarés dijo...

JA,JA,JA, el comentario de ABEJITA, too much! Lo que me he podido reir... Besotes, M.

Silvi (reikijai) dijo...

Un loco lindo… vivió en su mundo…el real… no era de su agrado.
Besitos. Silvi.

impersonem dijo...

Pedro, cuidado no sea que, por esto de los encantamientos, la mano del cura use tus cuarenta eurillos para apaciguar los ánimos del barbero y del ventero.

La capacidad mediadora y "recaudadora" del cura (La Iglesia) es manifiesta. Como siempre proponen las soluciones o la caridad cargando el coste a otros.

La justicia no es justicia... es la conveniencia en "favor de...", me parece a mí. El poder de la Iglesia y el poder del dinero manejan a la justicia.

Percibo a un Sancho (como testigo de los hechos) impotente ante lo que está pasando, que él ve, y ante las explicaciones e interpretaciones que se le están dando.

El párrafo de tu análisis de este capítulo que empieza: "En un feliz tratamiento...", me ha parecido muy interesante desde la perspectiva discrecional técnica que, como profesor de Literatura, tú puedes darle.

Y en cuanto al pago de los servicios de Sancho, la promesa se le hace de parte de la "sabia Mentironiana"... nombre revelador en cuanto a promesas se refiere ¿no?

Gracias por tu trabajo. Saludos.

Abejita de la Vega dijo...

Segunda parte del comentario al capítulo XLVI del Quijote, primera parte.

Han pasado dos días y la venta parece el camarote de los hermanos Marx. No cabe un alfiler y es tiempo de partirse ¿en cuántos trozos?

Bromas aparte, la ilustre compañía, la de la venta, decide que ya es tiempo de llevar a don Quijote a “procurar la cura de su locura en su tierra”. Con la Psiquiatría de entonces…

Echan mano de la farsa micomiconil; pero Dorotea y don Fernando no se toman la molestia de llegarse hasta la aldea. ¡Faltaría más!

Por casualidad, pasaba por allí un carretero de bueyes y conciertan con él. Oiga buen hombre, cuánto nos lleva por transportar a este loco que tenemos aquí, no se escapa, no se preocupe, le hemos preparado una jaula de palos enrejados. La aldea no está lejos, se llama…dejémoslo que Cervantes no quiso acordarse.

El cura es , ahora, el director de orquesta, Don Fernando con sus camaradas, los criados de don Luis, los cuadrilleros y el ventero, todos se cubren el rostro y se disfrazan y se ponen en marcha para realizar una lúgubre visita al de la Triste Figura. Atado de pies y manos por sus misteriosos visitantes, piensa que aquellas figuras son fantasmas de aquel encantado castillo. No se puede mover, luego ya estaba encantado, deduce.

Sancho es el único que es el que es, aunque no le falta mucho para tener la enfermedad de su amo. Reconoce a “aquellas contrahechas figuras”, no está tan tonto o tan loco. Y se calla, a ver en qué para todo aquello.

Mientras lo sacan del aposento, se oye la voz temerosa, como dando miedo, del barbero maese Nicolás. Lo que dice es digno de figurar en una antología de parodias. No tiene desperdicio, destaquemos:”el furibundo león manchado con la blanca paloma tobosina yoguieren en uno, ya después de humilladas las altas cervices al blando yugo matrimoñesco; de cuyo inaudito consorcio saldrán a la luz del orbe los bravos cachorros, que imitarán las rumpantes garras del valeroso padre”.

Estas palabras-pronóstico, empapadas del arcaico y alambicado estilo de sus queridos libros, hacen muy feliz a nuestro caballero.¡ Casado con Dulcinea de la que nacerían los hijos del yugo matrimoñesco! Don Quijote, oyendo esto, se deja hacer lo que sea. Se derrite de gusto y contesta al fantasma con otra parrafada muy en la misma línea : “¡Oh tú, quienquiera que seas, que tanto bien me has pronosticado…” Si lo pronosticado se cumple tendrá” por gloria su cárcel “y la dura jaula se convertirá en “cama blanda y tálamo dichoso”.

Y, entre tanta felicidad, no se olvida de Sancho y su salario. Tendrá su ínsula o similar o, por lo menos, su salario no se perderá, puesto que lo ha dejado indicado en su testamento. ¡Cuánto sentido común para un loco!
Agradecido Sancho le besa las dos manos atadas ¿Hay en el mundo otro amo que se pueda comparar con el mío?

Las “visiones” toman la jaula en hombros y la acomodan en el carro de los bueyes.

Un abrazo, otra vez, para Pedro y los paseantes.

En el comentario anterior, donde dice:” Los ocho reales que recibe el barbero espabilan al barbero” debe decir:” Los ocho reales que recibe el barbero espabilan al ventero”.

Merche Pallarés dijo...

ABEJITA, ¡exactamente! El camarote de los hermanos Marx... Esa venta era ¡la reoca! Me ha ENCANTADO este segundo comentario tuyo y, como siempre, me he reido muchísimo. Muchos besotes, M.

matrioska_verde dijo...

¡pobre don quijote!, me va a dar mucha penita.

bicos,

Pedro Ojeda Escudero dijo...

CARLA: mil gracias.

PANCHO: como siempre, un magnífico comentario el tuyo. Bien visto el papel del cura y los cambios de humor de don Quijote.

CECILIA: en efecto. Quizá ése sea uno de los cambios de recepción de estos pasajes. Supongo que siempre ha habido una mezcla de risa y compasión, pero ahora nos lleva más hacia ésta.

HERNANDO: ay, qué más quisiera yo que tener una fábrica de billetes...
En efecto, hay mucho de teatral en esta solución, como si fuera un fin de fiesta. Ya hemos comentado la importancia del teatro en la obra... y seguiremos.

MAMEN: gracias y besos.

MIGUEL: en efecto. Gracias.

MANUEL: ¡es el único que tengo!
Un saludo.

DIANNA: no habría suficientes... Besos.

DESPLAZADOS: el capítulo en el que te llegas es divertido, en efecto. Ya sabes que puedes seguir la lectura en las entradas correspondientes y yo te contestaré. Besos.

MERCHE: me encanta que sigas fijándote en todo el erotismo del texto, que lo tiene y mucho.
No era tan grande el fajo... Besos.

SAO: gracias. Un beso.

KETY: así es...

MARGA: bien vistas las frases que seleccionas.

J.: ... para eso tendremos que esperar al final de la segunda parte.

SAUVIGNONA: ya sabes que puedes reengancharte cuando quieras. Besos.

ABEJITA: como te he comentado en tu blog, me gusta la forma de enfocar el comentario, en dos partes, de este capítulo.

JOSEGURA: gracias por seguir leyéndome. en efecto, lo de la Barcelona fue un exceso que debería tener algún coste. Un abrazo.

ANTONIO: visto y leído, como sabes. Acertado, como siempre.

MERCHE: en efecto, es muy bueno.

REIKIJAI: todos deberíamos tener algo suyo. Besos.

IMPERSONEM: aquí todo tiene un precio... ya sabes. Gracias a ti por tu excelente comentario.

ABEJITA: lo del cámarote de los hermanos Marx, como te diche MERCE, está muy bien visto.

ALDABRA: es uno de los sentimientos que más nos unen a él, en efecto. Besos.

Gracias a todos por vuestros comentarios.

Teresa dijo...

Qué imagen más apropiada.
Dinero. Jaula. Hocico (Sancho genio. Cuantas verdades delante de sabios que no pueden verlas)

Me produce tristeza pensar en lo que nos has anticipado. La derrota manifiesta en el segundo volumen. La realidad. Quizás todo la primera unidad ha sido la infancia, un sueño y la segunda parte es la madurez, la realidad. No quiero.

Muy interesante entrada, he leído con avidez

Pedro Ojeda Escudero dijo...

BIPOLAR: Algo de eso hay: en el fondo, el Quijote es un juego de verano que termina cuando el verano acaba.

Juan Luis G. dijo...

Don Quijote acepta su designio pero no se rinde, siempre encuentra algún acomodo en alguna lectura pasada.

¡Menudo abogado el cura!

Pedro Ojeda Escudero dijo...

JUAN LUIS: cura y abogado, para qué más...

Asun dijo...

Me gusta esa forma que tienes de resumir los capítulos. Todos los acontecimientos quedan reflejados de forma breve y concisa, sin dejar nada importante por mencionar.

Suscribo las frases que destaca MERCHE.

Otra frase que me ha gustado:
Zoraida,..., se entristecía y alegraba a bulto, conforme veía y notaba los semblantes a cada uno, especialmente de su español, en quien tenía siempre puestos los ojos y traía colgada el alma.

...don Fernando, alguna vez, a hurto de otros ojos, había cogido con los labios parte del premio que merecían sus deseos


Al final es cierto que da pena ver como engañan a DQ cuando lo meten en la jaula, y lo feliz que él se deja llevar pensando en su Dulcinea.

Veremos que pasa en lo que queda hasta el final de la primera parte.

Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ASUN: es que al pobre hidalgo lo hemos cogido cariño, sin duda.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ASUN: es que al pobre hidalgo lo hemos cogido cariño, sin duda.