jueves, 27 de noviembre de 2008

Una ficción para salvar de la ficción. (Cap. 1.29.)


Este capítulo es una obra maestra de ingeniería narrativa. No tiene grandes cosas que llamen la atención del lector, salvo algunos momentos, pero sus páginas son absolutamente esenciales para la historia, puesto que sirven para plegar la novela hacia su final. Un capítulo arriesgado porque si lo que se cuenta en él resultara forzado, perjudicaría la verosimilitud de la segunda mitad del volumen. A veces, los capítulos menos apasionantes son los que exigen más esfuerzos a un autor. Hoy, la mayor parte de los novelistas lo solucionan omitiéndolos, puesto que el potencial de la elipsis se ha ampliado con respecto al tiempo de Cervantes.

Hallamos cuatro secuencias:

1ª.- El final del relato de Dorotea, con su fusión definitiva con el de Cardenio y la alianza entre ellos y de ambos con la historia central de don Quijote –prometen ayudar a los propósitos del cura y el barbero-;

2ª.- El regreso de Sancho –que debía estar necesariamente ausente para que también caiga en el engaño de la princesa Micomicona-;

3ª.- La puesta en ejecución del plan, según el cual, para recuperar a don Quijote, que vive en un mundo de ficción, se construye otra a partir de las mismas técnicas de parodia, aunque aquí con fines curativos (el cura y el barbero no escarmientan tras su fracaso con el escrutinio y la biblioteca tapiada e insisten en el mismo sentido);

4ª.- El inicio del camino hacia el pueblo de los protagonistas, con la reagrupación de todos.

La primera (la historia de desamor de Cardenio y Dorotea) queda suspensa, pero el lector ha recibido la suficiente información como para comprender que no tardará en reaparecer.

La segunda nos muestra ya a un Sancho definitivamente ganado por la locura de don Quijote gracias a su simplicidad y ambición. En ella, además, hay una nota racista que al lector moderno le desasosiega: no debe hacerlo, porque Sancho no hace más que poner voz al pensamiento medio de cualquier europeo del momento al proponerse vender como esclavos a sus futuros súbditos negros. Ni a Sancho ni a Cervantes –tan moderno en otros planteamientos- podemos pedirles la formulación de un concepto que no existe en su época.

La tercera nos lleva a una de las claves de esta narración: la ficción de don Quijote es tan poderosa que arrastra a todos: un hombre simple, como Sancho, un cura, un barbero, una labradora rica y un noble. De muy diferentes procedencias y con distintos motivos para participar en ella. Pero todos lo hacen con innegable entusiasmo y alegría, disfrazados y mintiendo. Cervantes es consciente que sólo así puede arrancar a don Quijote de la sierra de forma digna para su personaje: ayudar a una princesa en apuros y matar a un gigante es una aventura a la altura de su proyecto vital, extraída directamente de cualquier novela de caballerías.

He aquí una circunstancia reseñable y con alusión a un tipo de lector en auge sobre el que debía fijarse un novelista: Dorotea, que había afirmado leer sólo libros decorosos, se descuelga ahora como una gran lectora de novelas, hasta el punto de que no le cuesta mucho fingirse princesa de un reino fantástico tanto en los gestos como en las palabras. Lo ocultó cuando quería dar una idea perfecta de su virtud, lo confiesa ahora cuando se la necesita para ayudar a un loco.

El inicio del camino será el giro definitivo del libro hacia su final: para ir al reino Micomicón ha de pasarse, necesariamente, por la mitad del pueblo de don Quijote.

Pero no debemos cerrar el comentario sin aludir al protagonismo adquirido por el cura: ha construido, como buen tracista, toda la trama, incluso las circunstancias no previstas, da forma decorosa –por su condición- a todo lo que sucede y, finalmente, cierra el asunto de los galeotes con una reprimenda a don Quijote en representación de la moral oficial, cuya voz representa. Pero no puede controlarlo todo: para salir del apuro de las barbas perdidas por el barbero, que pueden echar a perder el engaño, debe inventarse un sortilegio como si fuera un mago –he aquí de nuevo la ironía de Cervantes en la construcción de los personajes.

Veremos dónde llega tan curiosa comitiva, el próximo jueves, en el capítulo XXX.

35 comentarios:

Anónimo dijo...

Así que la vió, a Sancho se le alegraron las pajarillas. Y con ahínco quiso saber quién era semejante bollo y cuál era la cuita que la traía. Y es que Dorotea... Los dientes largos nos lleva ya poniendo la nena a los lobunos seguidores de esta lectura desde hace un par de capítulos. pero no iba yo a eso, que también, sino a estotro, atentos: "¡Dichosa buscada y dichoso hallazgo! Y más si mi amo es tan venturoso que desfaga ese agravio y endereze ese tuerto, matando a ese hideputa dese gigante..." Ahí iba yo. Del hideputa del XVII al hijoputa del XX y de Cervantes a Cela hay un ojo de Guadiana de tres siglos en el que el término desaparece de las letras hispanas. Ni siquiera lo utiliza el pesado de Quevedo que toda su gracia se queda en el pedo. Hallar este "hideputa" en estas páginas de parchemín crujiente, prístino, fresco, espontáneo, natural, como si alguien lo acabara de pronunciar a nuestras espaldas, asi: el hideputa dese gigante, es para llorar de emoción; y perdóneseme, pero es que yo soy muy sensible con esos tesorillos de la lengua que se han dado en llamar las palabras gruesas y que son como los tropezones de las croquetas, valga el símil culinario tan pertrechado como anda hoy don Pedro de cuchara de palo y delantal.
Otrosí que la lectura de este capítulo me llena de envidia retrospectiva al observar las puertas que a la imaginación abría la ignorancia. En los tiempos de Cervantes, el mapa de Africa, y a excepción de los reinos del Mediterráneo, podía completarse con los dibujos de un camello y un elefante. Esto abría las puertas a la posibilidad de la existencia de países fabulosos; de Micomicón, que debía de ser el país de los hongos si atendemos a su etimología, o Mnemolandia, que podía ser el país donde nunca olvidaban a sus muertos, como pretende Rouco Varela. Me hubiera encantado vivir en aquel tiempo en que había un mundo por descubrir.
Y, cómo no, he disfrutado como un enano acondroplásico con todos los enredos y pamemas que se traen con los burros, las mulas y los caballos para que el cura pueda ir dignamente montado, y con la desternillante escena en la que Cervantes convierte al cura en chamán que pega milagrosamente la barba del barbero ante la mirada intrigadísima del hipocondríaco de Don Quijote,que está siempre atento a cualquier suerte de remedio curativo. Daría también un brazo porque se me ocurriesen cosas así y saber llevarlas al folio con la misma gracia.

Merche Pallarés dijo...

Tambien me fijé en lo "hideputa"... y el reino de Micomicón que primero está en Guinea y luego en Etiopía... El jaleo de las barbas, el tráfico de esclavos con el cual soñaba Sancho, la coz de la mula, efectivamente sabemos que Dorotea (princesa micomicona) ha leido algo más que libros beatos... Capítulo lleno de acontecimientos al cual más enrevesado. Seguiremos con el XXX. Besotes, M.

Merche Pallarés dijo...

Muy graciosa tu foto con el delantal y la cuchara de palo. Es que esté capítulo tiene muchos ingredientes que hay que saber mezclar muy sabiamente, como lo hace Cervantes, para que el "plato" salga redondo. Besotes, M.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Me llamó la atención lo de la sabiduría de Dorotea....y los toques "racistas" que aparecen... y la quijotización de Sancho...que no se si es tal o solo puro deseo de poseer riquezas.. saludos

El Ente dijo...

El Reino de Micomicon, quien si no Cervantes podría añadir tan fabuloso reino en la trama. A simple vista puede parecer que Sancho se ha vuelto "Quijote" por amasar riqueza, sin embargo y esto es solo mi humilde opinión (la imaginación de cada lector es un mundo) creo que realmente Sancho se siente importante, está viviendo al ritmo del Hidalgo Caballero y por momentos se ve atrapado en la irrealidad donde habita don Quijote.

nos vemos en XXX

UN ABRAZO!!!!

Anónimo dijo...

Sin preámbulo alguno ( sólo hay otros dos capítulos que empiezan de esta manera, de los vistos hasta ahora) en contra de su costumbre, el autor pone en boca de Dorotea los temores que ella tiene de ser descubierta, de nuevo, por los que la buscan. No considera que sus fuerzas sean lo suficientemente sólidas para ver a sus padres en su estado de deshonra y deshonor. Cardenio se congratula de que no se hayan cumplido las expectativas que traía de acabar sus días en la sierra y de que el destino sólo lo haya castigado con una falta de juicio, compensado con los breves momentos de lucidez que le permiten gozar de su encuentro con Dorotea asegurando que su ración de mala suerte ya está consumida. El cielo no permitirá que nuevas desgracias caigan sobre ellos. Llega a ofrecerse, cuál D Quijote a desafiar a Fernando; agraviador de ambos.

Cuando parece que la novela se ha estancado en las historias secundarias, es el cura quien interviene dando por zanjado el intercambio de los dos agraviados. Les propone, con maestría, marcharse a su aldea donde terminarán los asuntos pendientes con sus agraviadores. Es él el que hace la transición hacia la historia principal, tan esperada ya por los lectores.

Aunque no quepa exigirle a Cervantes un posicionamiento en contra o a favor de un concepto que no se había aún creado, los pensamientos de Sancho acerca de la trata de esclavos nos sirven a los lectores de hoy para reflexionar sobre el tema de la esclavitud en España; no abolida hasta mediados del XIX. Es como mentar la bicha, el hijo drogadicto en las mejores familias. Parece ser que a mediados del XVII ya sólo las familias verdaderamente ricas eran capaces de tener esclavos a su servicio: debido a la crisis y al alto precio de los mismos. De la época tenemos el caso de Juan Pareja, esclavo de Velázquez, liberado por el pintor y del cual hizo el célebre retrato que en los setenta fue record en las subastas de arte. A pesar de que en España se utilizaran principalmente en las tareas domésticas: eran una muestra de categoría social, como hoy puede ser un yate, no deja de ser denigrante que un ser humano fuera tratado como una cosa que se podía cambiar, vender o herrar, independientemente de la época histórica.

No es pertinente calificar a Sancho de racista por sus observaciones sobre la negritud de los esclavos cuando su amo sea emperador: sólo piensa en hacerlos perras y darse una vida regalada de entonces en adelante. Además, estos pensamientos vienen provocados por los malos humores que le están haciendo pasar de tanto ir a pie.

Cuando todos los personajes se juntan, surge el conflicto de la escasez de caballerías, tres equinos para seis jinetes. Algo de lío se lía el autor al decir que tres comparten la mula del barbero. A no ser que al pobre Sancho ya lo descarte de antemano, condenándole a ir a peonza todo el camino. Se ve compensado al librarse de las coces que la mula falsa arrea al barbero, pasando a engrosar la numerosa familia de los desdentados de la época y la perspectiva de una vida regalada para el resto de sus días.

Aunque pueda parecer repetitivo, como lo es, de nuevo enhorabuena por tu magistral clase cervantina en esta entrada que hoy nos regalas. Los demás no hacemos más que remedar. pancho

Txoni3 dijo...

Hola Pedro:

Este comentario no tiene relación con tu post.

Te invito a recoger el testigo de un Meme sobre la Felicidad.

Salud.

Merche Pallarés dijo...

PANCHO, tu remedas TAN bien... Besotes, M.

Anónimo dijo...

Piénsese bien en la regalada posición de un esclavo de casa rica de la época en comparación con la de la infinita caterva de muertos de hambre y hartos de ajos que poblaban los caminos de la España imperial, antes de denostar aquella esclavitud que tal vez, incluso para nuestros días, más de uno quisiera. Todo es relativo, mon veil.

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Como siempre, extraordinario análisis.

Todo el capitulo es magnifico; pero a mi , lo que mas me ha llamado la atención es la actitud de Sancho, su juicio aparece definitivamente extraviado y arrastrado por la locura de D. Quijote. Pobrecito...

Dorotea: muy en su papel, es una mujer de tomo y lomo, guapa, desenvuelta, hummmm, una delicia.

Y el cura? ¡Menudo "tracista", como bien dices!



Un abrazo.

Alatriste dijo...

A mí me gustó mucho la reprimenda "velada" del cura hacia Don Quijote, al respecto de la liberación de los galeotes; y cómo Don Quijote no reconoce el error callando como una...

¡Menudo caballero andante!, a veces da la sensación que nuestro personaje se hace el loco más de lo que parece

Martine dijo...

"Sacó luego Dorotea de su almohada una saya entera de cierta telilla rica y una mantellina de otra vistosa tela verde, y de una cajita un collar y otras joyas, con que en un instante se adornó de manera que una rica y gran señora parecía".
Dorotea se nos presenta no sólo como gran lectora de otras novelas que no sean las recatadas sino como una excelente y generosa actriz interpretando su papel...

Como tu de cocinero... un delantal una cuchara de madera... y ya!!!

Un beso! ¡Oído cocina!

SOMMER dijo...

¿Acaso hay algún capítulo en el Quijote que no sea una obra maestra de ingeniería narrativa?

Abrazos

Esther dijo...

Por como lo comentas parece el quijote como el director de escena y el resto le siguen como fieles actores,crean o no en la obra..

besos

Antonio Aguilera dijo...

Hola Pedro:
Fiel a mis viernes de pasión, por el Quijote, que es un amor apasionado....
Te adjunto enlace con mi aportación en mi blog revulsivo.

Saludos Revulsivos.

antonioaguilera.blogspot.com

matrioska_verde dijo...

bueno pues como no puedo comentar nada porque todavía no lo he leído sólo decirte que al ver la foto bien pensé que también ibas a obsequiarnos con alguna receta... pero no... ¡vaya!

biquiños y buen fin de semana.

María dijo...

¿Pero Pedro que tienes puesto? jajaja ¿es un delantal? es que no te imaginas la gracia que me ha hecho tu foto, y con la cuchara de palo en la mano jaja, perdona que me ría pero es que no lo he podido evitar, ya te digo la foto me ha hecho mucha gracia, aparte de todo esto, como siempre, tu post una auténtica obra de arte y sobran mis palabras.

Un beso, Pedro.

misticaluz dijo...

Hola Pedro, pasando a saludarte y a leer nuevas entradas. Deseando tu familia esté bien, te dejo un relajante abrazo.

Buen fin de semana!

PD: Mi blog no se actualiza con blogger, hay entradas recientes.

Besos!

Maria Oliveira dijo...

Parabéns pelos textos.

Blog muito interessante e pedagógico!

Abraço

fotosbrujas dijo...

Cierto, he dejado de hacer retrato, no se que hacer con tanta alma vagando por el pasillo de mi casita


Meu confeso: juer no he leido el quijote ni el Ulises de Joyce, y mira que lo he intentado... soy necio lo se

Abejita de la Vega dijo...

Comentario al capítulo XIX del Quijote, primera parte.

¡Hola Pedro!
Otra vez, andan mal los canalículos...
En este capítulo que parece sólo de paso, destacaría, coincidiendo contigo, a Dorotea como lectora secreta y empedernida de novelas de caballerías y excelente actriz; a los "negros" de la fantasía ambiciosa de Sancho ; la escena cómica de la mula derribando al cura comodón ,con la barba del barbero despegada y , por último,a Cervantes disculpándose, vía regañina del cura,por si las moscas, de la desobediencia a su Majestad ,liberando a los galeotes, ,aunque el desacato lo haya cometido un loco muy loco.

En el capítulo anterior, vemos a Dorotea mandando a sus labradores, bordando, hilando, cosiendo, tocando el arpa y, entre tanta labor doméstica y tanta música, leía algún libro devoto…No, no conviene demasiada lectura a una mujer y menos de asuntos mundanos. A lo largo de los siglos y hasta hace relativamente poco, ahora son las que más leen, no se consideraba adecuada la lectura para las féminas, no vaya a ser que espabilen y … Como dice Stefan Bollman, en el título de su libro: “Las mujeres que leen son peligrosas”. Pero, Dorotea, en este capítulo, al oír al cura el plan para “remedio de don Quijote”, se ofrece con entusiasmo, desea el papel de doncella menesterosa porque “había leído muchos libros de caballerías y sabía bien el estilo que tenían las doncellas cuitadas”. Se le ha escapado. ¡Muchos libros de caballerías! Casi tantos como el señor cura , el cual trae preparado el argumento de la farsa que van a montar, en torno a la princesa Micomicona, venida desde Guinea, o Etiopia, qué más da, en busca de don Quijote para deshacer un agravio que un gigante le tiene hecho.

Vuelve el fantasma del burro Guadiana, al quedarse Sancho a pie; pero da por bien empleada la incomodidad ,“por parecerle que ya su señor estaba puesto en camino, y muy a pique de ser emperador; porque sin duda alguna pensaba que se había de casar con aquella princesa, y ser, por lo menos, rey de Micomicón”.Los “negros” de su fantasía ambiciosa, nada menos que “treinta o diez mil vasallos”, nos escandalizan a los lectores del siglo XXI. Consideramos la diferente mentalidad con que se juzgaba la esclavitud en el siglo XVII.; sin embargo, ya en el siglo XVI, cuando Juana la Loca lleva a Flandes sus esclavos negros , en la corte de Bruselas se critica esta costumbre “española” de la reina.

Cervantes mete entre col y col, lechuga. De vez en cuando busca la carcajada de estilo circense. Hay un tipo de lector que también interesa. Nada mejor para eso que una caída y si se cae un cura comodón, mejor.Y si al barbero escudero se le sueltan las barbas, se las vuelve a poner y… ¡magia!...más risas.
Termina el capítulo con un “por si las moscas” de don Miguel, volviendo a los galeotes, que ya llovió desde dicho capítulo. El señor licenciado echa un rapapolvo, manifestando que “debía de estar fuera de juicio, o debe de ser tan grande bellaco como ellos, o algún hombre sin alma y sin conciencia, pues quiso… defraudar la justicia, ir contra su rey y señor natural, pues fue contra sus justos mandamientos”. ¡Ir contra el Rey! .Don Quijote está loco, pero se le muda la color y no es tanta su demencia como para confesarse como libertador. Y ...fijémonos que termina el capítulo con la palabra “suplicio”…

Un abrazo bloguero

Abejita de la Vega dijo...

Una X me he comido una X.
Capítulo XXIX.
Perdón

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En primer lugar, quiero pediros perdón a todos por la tardanza en contestar, pero ya sabéis que, desde hace unos días, cuestiones familiares me tienen ocupado.

FERNANDO PORTILLO: en efecto, Dorotea es un gran hallazgo de Cervantes. ¿Habrá más de este tipo? En efecto, hace ya algunas entradas comentábamos estas palabras y ya dije yo cómo en la literatura actual era todo demasiado correcto, demasiado.
Vivir en aquellos tiempos en los que el mundo ajeno era más ancho y misterioso que el propio, debió ser apasionante: cuántos hicieron el hatillo a descubrirlo. ¿Qué pensaban al ver tantas cosas desconocidas?

MERCHE: si éste te ha parecido enrevesado, verás más adelante. Cervantes no dejará de sorprendernos.
Hay que guisar siempre bien los ingredientes. Besos.

MANUEL: retrato de la forma de entender la vida a pie de terruño: contrafigura del ideal castellano tantas veces cantado en la literatura.

EL ENTE: eso es parte de su quijotización: Sancho puede, al fin, vivir algo que le supera y le hace entrar en lo desconocido.

PANCHO: extraordinario tu comentario, como siempre, querido amigo. Me gusta cómo has indicado esa forma de entrar en los capítulos. La usa Cervantes cuando no pude parase en harina, porque el capítulo es complicado y es mejor entrar de lleno. Lo malo de Cardenio, es que no sabemos si confiar en su ofrecimiento: no fue capaz de hacer nada cuando él era la víctima.
En efecto, el cura adquiere ese protagonismo: zanjar tanta tontería para llevarlos a todos a casa. ¡Qué papel el suyo!
Muy acertadas tus matizaciones sobre la esclavitud. Pero habría que añadir todo el tráfico de esclavos hacia América: en la Península eran una anécdota.
Y, como siempre, tu acertada preocupación por los animales nos permite completar la anécdota graciosa de quién debe ir a caballo.

TXONI3: recogido y agradecido. Salud.

MERCHE: en efecto, es un lujo de comentarista.

FERNANDO PORTILLO: había muchos libres que morían de hambre en aquella España, en efecto.

CORNELIVS: Sancho ya no tiene vuelta atrás: está atrapado y así seguirá, hasta el final.
¡Qué mujer, Dorotea! Del cura volveremos a hablar, claro.

ALATRISTE: el pobre don Quijote bajó la cabeza y se mordió los labios, pero no pudo decir nada, claro: sabe lo que hay.

SELMA: y tan buena actriz que es, que lleva la ropa encima...

SOMMER: en efecto, pero es en estos, en donde parece que no hay nada importante, en donde debemos apreciarla más.

ESTHER: veremos algún caso, en que no sucede esto: con consecuencias para todos, claro.

ANTONIO AGULERA; visto y comentado. Saludos.

ALDABRA: ¡a ponerse al día! Cocinaba una buena sopa.

RINCÓN DEL RELAX: mejor, gracias. Ya me extrañaba que no actualizaras. Me paso por tu rincón en cuanto pueda.

PAULA: ¡Gracias! Bienvenida a La Acequia, espero encontrarte por aquí siempre que lo desees.

CUENTOSBRUJOS: no, no lo eres. Simplemente, no lo has leído. Aquí estamo, por si te animas.
Debes tener la casa llena: ponles a trabajar para ti...

ABEJITA: Muy bien visto estos motivos que señalas como el centro del capítulo. El de la mujer lectora lo amplío en las Noticias del sábado. Gracias por la ampliación en la cuestión de los esclavos negros.
Y, como bien señalas, la escena cómica del barbero sin barbas y el cura actuando, consigue sacar una sonrisa entre tanta información como se nos ha dado en los últimos capítulos. Un abrazo. Y es bueno comerse una X de vez en cuando.

Gracias a todos por vuestros comentarios.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MARÍA: perdón por saltarte. Delantal y cuchara de madera. Me estaba haciendo una sopa con un buen caldo de carne... Un beso.

Señor De la Vega dijo...

Por muchas veces que uno se haya leído y releído un capítulo de el Quijote, siempre existen nuevas perspectivas en su interpretación, y eso es para mí lo excitante de una lectura de un clásico, donde por desconocer tanto del autor, desconocemos el sentido entretejido en su escritura, su mirada, su tiempo y sus sentires.
Señor Ojeda, siempre su introducción es tan ilustrativa y precisa que uno aprende sin parar de literatura, y a mí buena falta me hace, pues no se inauguró todavía el curso de enseñanza osmótica (o como aprender al toque).
En este capítulo no sabría por donde comentar sin extenderme en más de 30 ó 30.000 renglones, pues Cervantes parece que improvisa en boca de sus personajes usando imaginación, o así parece. Aunque bien diferente lo veo yo todo, y no hay ni una coma (que no las había) que esté escrita al caso, ni se roban protagonismo unos personajes a otros, por casualidad narrativa; como cuando la princesa corrige al señor Cura.
Ni creo que sean ingenuos los comentarios de Sancho cargando otra vez sobre prebendas de la iglesia, igual que el rodeo en razones que hace el licenciado con unos y otras, para ir en montura y no a pie, ni la caída, y posterior calidad de cura=curandero.
O que se mencionen reinos de África, estos y no otros, ni luego las Indias para referirse a las colonias y sus riquezas. Y no me parece casual ese párrafo de Sancho donde explica con detalle la práctica de 'asientos', con esclavos africanos, ni que Cervantes no tuviese ya en su época una clara posición ante los mismos, pues los prejuicios sobre inferioridad de la raza negra, se tienen hoy, pero no en el siglo XVI, entonces se tenía sobre las creencias, y la esclavitud no era en esos siglos algo que distinguiese de colores u orígenes, que bien había visto y sufrido la falta de libertad el mismo Cervantes, en su cautiverio y sabía de lo que escribía, pues en Argel su único valor, era su ingenio y los 500 escudos de su rescate... que esperaría por cinco años, y no era ni uno ni dos, los puertos de esclavitud que había contemplado como libre o preso.
Como no es casual, para mí, que se traiga a colación la historia de los Galeotes, pues es justo el contraste al mercantilismo humano (con el que sueña, como cuento de la lechera, Sancho Panza); y son parte y causa, los encadenados con los que Cervantes da pie a Sierra Morena y las aventuras que ahora ocurren, y no me imagino casual la heroica actuación de Don Quijote frente a los que serán esclavos en galeras, y que traspasó sin límites la cordura (pues los libera razonando), leyes y sentido común, para incluso transgredir su propio código, que explicará a la princesa Micomicona con detalle "como no se haya de cumplir en daño o mengua de mi rey, de mi patria y de aquella que de mi corazón y libertad tiene la llave."
Y así, pudiera seguir sobre cada cosa que se dice en este fantástico capitulo y los que siguen, que más me parecen fotografía de un mundo y de una época de descubrimientos como no hubo otra, donde la fantasía, literatura y reales aventuras, tuvieron un espacio común para unirse sin apenas límites. Y lo aprovechó para su obra, un Cervantes detallista e inteligente que describe a la perfección no solo hechos, lugares y prácticas, sino la radiografía de lo que hombres y mujeres pensaban sobre ello, y seguirá haciéndolo con detalle (enmascarado muchísimas veces) sobre tantos particulares, que regocija el alma del que navega en el tiempo y en palabras que esconden lo que muestran y muestran lo que esconden. Él sabría el porqué...Yo lo disfruto.
Suyo, Z+-----

Pedro Ojeda Escudero dijo...

SEÑOR DE LA VEGA: En efecto, el Quijote siempre soprende, por muchas veces que lo hayamos leído. Y ahora, con esta lectura colectiva, más, porque vemos las sopresas de los otros, los descubrimientos de los otros y sus perspectivas de análisis o emociones. Es una experiencia inigualabe. Como ahora, leyendo su comentario y ver la corrección de Dorotea al cura, o el sentido común de Sancho hablando de cuestiones eclesiásticas o la esclavitud.
Al leer las palabras de los comentaristas, yo mismo releo el capítulo y lo saboreo de nuevo, con más miradas, que completan y matizan la mía.
Disfrutamos, querido amigo, disfrutamos.

Teresa dijo...

Muchas cosas oculta este capítulo que me ha parecido fascinante por lo imaginativo. Y sepodría hacer una pieza teatral delirante sólo de éste.

Divertido ingenio del cura que no parece muy apropiado en él. ¿Un cura con tanta guasa????

¿La mujer lectora?
¿Esclavos negros en Europa? se me hace raro...
Todo esto lo habrás explicado ya...

Y lo de la elipsis... ¡qué difícil es escribir mucho aunque sea mal!

Pedro Ojeda Escudero dijo...

BIPOLAR: todo el Quijote es una gran obra de teatro. En la concepción del personaje, en algunas aventuras, en algunas situaciones. Cervantes, apartado de la escena tras la llegada de Lope, lleva el teatro en los ojos: quizá sea ése el gran secreto de sus novelas.
Curas con guasa los hay, sobre todo si son diseñados por gente como Cervantes, claro.
Sí había esclavos negros en Europa: salen hasta en el Lazarillo (el padrastro de Lázaro).
A veces, es más difícil dejar de escribir...

Myriam dijo...

Hola Pedro:

De este Capitulo me encanto, el tema de Sancho totalmente ganado por la locura: extraordinario todo el hilvanado mental que hace desde " quedandose Sancho a pie, donde de nuevo se le renovo la perdida del rucio..." a "llegaos que me mamo el dedo". Como Sancho se arma toda esa pelicula y de una forma tan clinicamente realista.

Tambien lo que su señalas en la exlicacion: Como todos aqui, se pliegan a la locura del Quijote y siguen su juego, con el objeto de sacarlo de la suya.

Ambos casos, y repito lo que comente en el capitulo anterior,
dan cuenta del enorme conocimiento de Cervantes de la naturaleza humana. Es mas, yo podria creer al leer esto si no supiera de quien viene, que fue escrito por un colega.

Luego, como siempre, hay frases que me fascinan:

D:" el rostro se le cubrio de un color que mostro bien claro el sentimiento y verguenza del alma"

D:" bien podemos esperar que el cielo nos restituya lo que es nuestro, pues esta todavia en ser y no se ha enajenado ni deshecho"

El cura:... de ver " cuan encajados tenia en la fantasia los mesmos disparates que su amo"

DQ: "que yo hare lo que soy obligado y lo que me dicta mi conciencia, conforma a lo que profesado tengo"

DQ: "No mas: cesen mis alabanzas, porque soy enemigo de todo genero de adulacion y aunque esta no lo sea, todavia ofenden mis castas orejas semajantes platicas"

Cura: " y aun a este mancebo que aqui va ( señalando a Cardenio) le pusieron como de nuevo.

Y la ultima del cura y me callo:
" Quiso quitar a las galeras sus pies, poner en alboroto a la Sta H. que hacia muchos años que reposaba..."

Te cito en tu coment. a mi resp. cap. ant. " quizas lo explique su experiencia vital". Hago mias tus palabras y amplio un poquito, solo una persona con su experiencia vital y con su virtuosidad para la pluma, puede escribir una obra de este calibre. Aqui su madurez y su intensa vida sumados a su educacion, juegan un papel importantisimo, creo yo. Lo expreso, pensando en Mozart por ej. que compuso ya a los 5 años algunas de sus obras maestras...

Cuando hablamos de la naturaleza humana, ademas de todo lo estudiado y leido se me hace muy valiosa la experiencia vivida... y Cervantes de ella, tenia mucha. Que bueno que alanzo a legarnos su manual de vida incluida su filosofia O UN MANUAL PARA LA VIDA!
De ahi sus infinitas lecturas...

Besos

Myriam dijo...

que alcanzo a legarnos, dice.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MYR: la evolución de Sancho es una de las obras maestras de esta novela, en efecto. Excelentes tus apuntes sobre los conocimientos de Cervantes sobre la mente humana: todo un manual de vida, desde luego. Besos.

Juan Luis G. dijo...

Hola Pedro.

Creo que el influjo de D. Quijote arrastra a todos, aunque no de la misma forma que a Sancho. Todos parecen disfrutar de la farsa tanto como D. Quijote, de modo que parece que es él quien los salva de la realidad para refugiarlos en la fantasía.

Un abrazo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

JUAN LUIS: bien visto. ¿La fantasía salva o condena? Un abrazo.

Asun dijo...

Vaya guasa la del cura rebautizando a Dorotea y haciendo de director de escena, atando todos los cabos, eso sí, asistido en todo momento por Dorotea.
Los podemos proponer para los premios Max de las artes escénicas.

Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ASUN: hay mucho de teatro aquí, en efecto. Besos.