miércoles, 5 de noviembre de 2008

La falacia de enfrentar Universidad vieja a Universidad nueva (2).


Uno de los primeros defectos de la argumentación que sostiene que la Universidad de antes era mejor que la de ahora es no aceptar que la sociedad no es la misma, ni los conocimientos, ni la forma de adquirirlos. Es decir, esta falacia comparativa parte de que quiere comparar dos épocas universitarias sin criterios universitarios.

Otro más evidente es que la Universidad de entonces no se corresponde con la idea que de ella manifiestan los que la añoran: la distancia y la tendencia a añorar un tiempo en el que se era más joven distorsionan los recuerdos.

La Universidad de antes era elitista: no todos tenían acceso a ella, sobre todo por cuestiones económicas, pero también de clase social. En aquella Universidad, el peso de las autoridades franquistas era tal que se llegó a destituir y apartar de las aulas a algunos profesores porque discrepaban con la línea de pensamiento oficial. E, incluso, se cerraron centros universitarios de forma temporal. Era una Universidad controlada, en la que hasta los bedeles podían denunciarte a la policía por pegar un cartel anunciando una reunión, por ejemplo.

Lo mismo sucedía con las materias que se impartían, sobre todo en las titulaciones en las que se implicaba ideología (casi todas): todo lo que no era aceptable, no se daba o, si se hacía, era con una manipulación ideológica descarada. O se hacía sólo en pequeños círculos para que no trascendiera por temor a posibles represalias.

Muchos de los catedráticos más antiguos y eminentes eran personas que se habían aprovechado del vacío que se produjo al final de la guerra civil con las purgas y separación del ejercicio docente de todo aquel no adicto al nuevo régimen; con la marcha al exilio de muchos buenos profesores de tiempos de la República; con la muerte de otros en el frente o en las represalias, en ambos bandos. Los que sobrevivieron al celo controlador se preocupaban mucho de no crearse más problemas.

Cuando oigo comentar a los profesores de más edad que fueron discípulos de muchos de los grandes nombres de entonces, les pregunto cuántas clases les dieron de forma efectiva: era práctica habitual que el Catedrático iniciara el curso y lo cerrara y el resto del tiempo se encargara de la asignatura el Adjunto a la Cátedra, mientras el titular impartía conferencias por provincias o escribía un libro. El Adjunto solía también corregir el examen cuyas notas firmaba el ausente. Por suerte, no siempre sucedía así.

El acceso a la información era muy difícil. La mayoría de los manuales que se usaban a diario habían sido escritos por los mismos profesores que impartían la asignatura o compañeros suyos a los que intentaban halagar recomendándolos. Por lo tanto, abundaba la pobreza crítica y el debate académico no era el que debería ser: se aprendían pocas cosas y repetitivas y, harto frecuentemente, con sólo una línea de pensamiento. En las materias en las que se aprendían muchas cosas, la mayoría eran conocimientos inútiles y memorísticos. Era escasa la difusión de las teorías extranjeras por el pobre aprendizaje de idiomas y por las escasas traducciones de grandes textos y, a las Bibliotecas Universitarias, por pereza de los que las llevaban -el cuerpo de bibliotecarios es de los que más y mejor han evolucionado desde entonces- o escasez presupuestaria, tardaban en llegar las novedades.

Los programas, fijados de antemano por el Ministerio (lo que en sí no es necesariamente malo), no se agotaban: casi nunca se llegaba al último tema y muchos de ellos se veían en una o dos horas. Y, si se hacía, era a partir de un esquematismo cercano a la simpleza: todo lo que se daba en la carrera cabría en un volumen impreso no muy grueso. Es como si hoy pretendiéramos que todo el saber se limitara a la Enciclopedia Álvarez. En muchas asignaturas, en un cuarto de hora de lectura atenta del manual se aprendía lo mismo que en varias clases de una hora.

Por otro lado, se partía de la idea de que un licenciado aprendía todo lo necesario para su vida profesional durante la carrera y no debería volver a tocar un libro en toda su vida, excepto que se dedicara a la investigación. Y, con ese bagaje, daban clase los profesores de instituto formados en las aulas universitarias durante decenios.

Recordemos, además, que muchas de las titulaciones que hoy vemos como universitarias, ni siquiera tenían la condición de tales: el acceso a ellas, la formación que se recibía y el título adquirido no tenían nada que ver con la Universidad.

Por supuesto, en muchos casos había un respeto a la transmisión de los conocimientos, una actitud ante el esfuerzo personal del estudiante que ya no existe. Había buenos profesores, volcados con sus alumnos y que iban a clase a diario, con novedades y sugerencias. Profesores que, incumpliendo el control gubernativo, a riesgo de perder su puesto de trabajo, ejercían de verdad la libertad de cátedra o estimulaban a sus alumnos a ampliar los conocimientos. Y siempre quedaba el ambiente universitario en el que, con el trato entre los compañeros (superior al actual), se creaban las suficientes inercias de aprendizaje.

26 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues a pesar de todo, yo me quedo con la Universidad de antes. La del Trivium y el Quadrivium, quiero decir, porque la franquista no pude superarla ni ella a mí.Aquí estoy dichosamente infeliz sin más diploma en mis paredes que el de "Caballero de Morcilla Burguensis".

Saludos.

Nerea dijo...

Muy interesante lo que nos cuentas, no tenia conocimiento de ello.

Sigo optando por la nueva Universidad, me gustaron estas palabras tuyas del anterior capitulo.

"... partidario de la Universidad pública, de su mejora y de facilitar el acceso a ella de todas las personas independientemente de sus condiciones económicas y otras circunstancias."

Que tengas un buen día !!!!!

Merche Pallarés dijo...

Me acuerdo que en la Universidad de Toronto conocí a una profesora que, como tu dices, debió de ser una de las represaliadas por el régimen porque me contó lo difícil que le fue intentar entrar en una universidad española. Decidió emigrar a Canada. Besotes, M.

PILAR dijo...

Cuando hablas de la universidad de antes, no sé a cuántos años te retraes. En los 80, que fue cuando estudié yo, y en una universidad de provincias y con la juventud a cuestas, pero sí con un espíritu crítico, es cierto que yo personalmente no sabía muchas veces la categoría profesional de quien impartía clases. Pero sí sabía distinguir una clase bien dada de una muy mal dada.
No recuerdo que ningún profesor se aprovechara de sus clases para hacer política, aunque sí es verdad que durante mi carrera, recuerdo ahora dos anécdotas, una: un profesor fue candidato por un partido político y nos preguntó si no nos importaba que mientras impartía la clase nos hiceran unas fotos, sin más accedimos. Y recuerdo también cuando murió Tierno Galván que pedimos salir al vestíbulo a hacer cinco minutos de silencio, con lo cual implicaba que nos teníamos que salir antes de clase, ante lo cual el profesor dijo: "con un padrenuestro por su alma, vale", y después dijo: "que salga quien quiera", pero claro el "acojono" era general, pero empezamos poco a poco a levantarnos y nos salimos, me sentí libre.
Bueno, Pedro no quiero enrollarme más, me gusta este debate.

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Buen analisis.

Indudablente, la fuga de intelectuales que se produjo en España tras la guerra civil (de triste e infame recuerdo), fue el asesinato mas burdo y descarado de la cultura en España durante décadas.

Yo estudié en Sevilla (Promoción 1.983-1.988), y, sinceramente, no me puedo quejar del plantel de catedraticos que teniamos: Garcia de Enterria (Administrativo), Muñoz Conde (Penal), Perez Royo (Politico y Financiero) (Rafael Navas (Laboral), Jordano Barea (Civil), autenticos maestros.

Ahora no queda casi ninguno de ellos...

UN ABRAZO.

Anónimo dijo...

Me ha parecido muy interesante tu artículo.
No he conocido la universidad franquista pero por lo que cuentas las cosas han cambiado bastante.
Ahora, por suerte, los profesores que no acuden a clase o no se actualizan son la excepción; la mayoría sí lo hacen.

Un saludo.

Gabiprog dijo...

Creo que la evolución es una palabra que debiera estar íntimamente relacionada con la universidad. Evolución, que no revolución en el hecho de aprovechar lo bueno del pasado para conseguir un futuro hacia avance lógico con la sociedad que envuelve.
Como dicen arriba y posiblemente porque estudié una carrera corta y Técnica no detecté manipulación política por parte de mis profesores. Me llegaba con apreciar quien era buen o mal profesor. O incluso vivía e impartía sumergido en la desgana...

Saludetes!

Unknown dijo...

Esa Universidad de la que hablas nos pilla muy lejos, yo tengo el testimonio que me contaba mi padre hace tiempo de sus estudios en Sevilla... todo lo que cuentas es cierto, el elitismo, lo que costaba ser universitario, de ahí que hoy en día se haya dado el fenómeno contrario (sobran titulados), acción/reacción, creo que simplemente comparar la universidad de hace 15 años con la de hoy es suficiente para mostrarnos el desfase...

Pedro Ojeda Escudero dijo...

FERNANDO: La Universidad, como institución, enseña muchas menos cosas de las que quedan reflejadas en cualquier título que podamos colgar en una pared. Lo demás es trabajo de cada uno. Saludos.

NEREA: dentro de unas cuantas entradas debatiremos sobre la nueva.

MERCHE: habría represaliados y gente que no encontraba acomodo por otras razones: discriminación, favoritismos, escuelas, etc. Besos.

PILAR: De la Universidad que mencionas en tu comentario hablaremos en la próxima entrega. Me apunto tus opiniones para entonces.

CORNELIVS: En algunas Facultades de algunas Universidades durante algún período se concentraron grandes profesores. Fue la excepción del panorama. Un abrazo.

AAAA: Iremos, dentro de unos días, a esta Universidad de ahora. Un saludo.

GABIPROG: no se puede entender una Universidad esclerotizada, en efecto. En las carreras más técnicas quizá no se notara tanto, en efecto. Saludos.

MAFI: aquella situación generó en mucha gente la idea de que todos sus hijos (nosotros) debíamos ser universitarios, en efecto. Es un hecho que merece un análisis social en profundidad.

Gracias a todos por vuestros comentarios.

la inkilin@ dijo...

Siempre me gusto la idea de ir a la universidad mas que nada por las historias que me contaban ..horas..y horas..en la cantina...pero como no saque buenas notas por vagancia me que de sin saber que se sentía..

josef dijo...

Tienes razón es lo mismo que cuando tratan de comparar el atletismo o el tenis de antes con el de ahora. El tenis de antes era elitista, podía ser mejor o peor pero era tenis. Lo mismo sucede con la Universidad. aquellos quienes dicen que fue mejor siempre son los que recuerdan el dicho: "Los tiempos pasados siempre fueron mejores." Quizá la juventud lo haya sido pero los tiempos siempre son iguales. Un saludo!

Señor De la Vega dijo...

De acuerdo con la visión plasmada por Don Pedro Ojeda.
Además, pienso que cada país, en lo bueno y lo malo, respecto a la gestión y desarrollo, (sobre todo en los occidentales) puede quedar representado perfectamente en sus modelos de Universidad y al contrario.
Pero, más evoluciona la sociedad a sectores secundarios, terciarios o superiores, más la Universidad es esclava en las articulaciones de las élites dirigentes y técnicos que la gestionan, dejando a un lado el carácter intelectual crítico que jugaba la Universidad en un pasado, incluso en dictaduras, por eso era controlada.
La Universidad pre-consumismo/pre-tecnológica, era de letras e incluso en el peor de los modelos, daba altura al conocimiento humano cultural y filosófico (pues era foro que influenciaba al resto) pero hoy tiene un peso mínimo en su fondo y se convierte en su forma, en mero saber al servicio de la mercadotecnia para la empresa, análisis-control del ciudadano, consumidor, mass-media y entretenimiento...
Se adapta la Universidad a un modelo occidental triunfante, pragmático, tecnológico, económico, instantáneo, descafeinado, que se mide en función de resultados "palpables", pero...
¿Triunfamos con ello?.
Yo lo descreo.
¿Es mejor que antes? Sí, pero porque estamos a medio camino, si se rompe el hilo con su servicio al pensamiento, la veremos mendicante y mera generadora de títulos, por cierto, ya desprestigiados y superados por masters y requeteglobalmasters, a los que la Universidad como supermercado se ha sumando, siendo más valorado el precio y los múltiples-países donde se estudiará que el conocimiento que se imparte, y así acabarán vendiendo solo camisetas con bonitos escudos en latín, que nos recordarán que "ni flowers"
Suyo queda, Z+-----

Anónimo dijo...

Yo pienso como Pilar, que estás hablando de la Universidad de hace muchos años (tú tampoco podías por la edad estar allí). Supongo que en la época que hablas pasaría eso. Lo que sí sé es que en la Universidad de hoy, según con que profesor topas, tampoco puedes expresar libremente tu opinión, porque como no pienses como el ya te tiene fichada todo el curso. Besos Isabel.

lichazul dijo...

los tiempos cambian
los metodos también
lástima que algunas personas sigan pegadas al pasado , estancadas y sin voluntad de incorporar nuevos aires a su propio quehacer
pasa en muchos lados no sólo en las universidades
pero si este tema es de universidades ,cabe la pena detenerse y pensar

el ser humano es un ente adaptable y resilente ,bien podría hacer esfuerzos para complementar innovación y sabiduría
pero es más cómodo tener marcos rígidos y obsoletos que arriesgarse a probar por temor a bajar de status y popularidad

la flexibilidad es el puente entre el ayer y el futuro a mi modesta opinión

muakismuakis profe Pedro
que me leí ambas entradas referente a este tema:-)

Pedro dijo...

Buen artículo, me ha parecido muy interesante. No puedo opinar en prfundidad del tema, porque no he ido a la universidad, pero por lo que cuentas este es un ámbito más en el que el viejo dicho de "todo tiempo pasado fue mejor" debe de ser combatido.

Un saludo,

Pedro.

nachocarreras dijo...

Suena a prehistoria pero fue anteayer.
Ah! Te veo bien con corbata.
Saludos.

Anónimo dijo...

Por desgracia, aun quedan en las universidades algunos herederos de ese sistema. El relevo generacional completo será pronto.
Un saludo.

Silvia_D dijo...

Me ha gustado leer tu análisis tan profundo y lógico y estoy deseando leer el de la universidad actual.

Besos de medianoche :)

Merche Pallarés dijo...

Pues igual no vas mal encaminado con tu contestación a mi comentario porque ella era descapacitada (había sufrido polio) pero era brillante. Una pérdida para la universidad española de la época pero una ganancia para la nuestra de Toronto. Besotes, M.

fiorella dijo...

No soy española,ni titulada en mi paìs,pero si trabajo en el àmbito universitario.Objetivamente seguramente tanto por ahì como por acà,la Universidad Pùblica està mucho mejor.Internet y alguna cosa màs ha mejorado sin duda el acceso a la informaciòn y tambièn al acercamiento de alumnos distantes de posibles centros educativos.Hasta ahì todo mejor que antes, sin duda alguna. El asunto està en el sentido del hacer acadèmico-universitario. Para que tiene un paìs,no importa cual,sus centros de estudios?Y me refiero desde jardìn de infantes en adelante.Que rol cumple la Universidad en la sociedad en la que vivimos?Què vinculaciòn tiene con su entorno?Còmo es gobernada internamente?Como se vinculan las distintas areas tanto cièntificas como humanìsticas internamente?. No quiero ser màs larga,pero creo que minimamente estas serìan algunas de las preguntas que nos deberìamos hacer respecto a la Universidad Pùblica y quizàs ir entendiendo el porque nos puede llegar a parecer que aquella vieja Universidad era mejor. Es un tema realmente importante sea el paìs que sea,por que tambièn en ese espacio decanta un sistema educativo que deja mucho por el camino.Y porquè?Porque mcuhas veces se aplican polìticas de gobiernos puntuales y no polìticas de estado. En el caso de mì paìs la Universidad de la Repùblica Oriental del Uruguay es un debate permanente el porquè y el para què y el còmo. Lugar fermental si los hay por excelencia y que muy a pesar de la dictadura ha vuelto a serlo.Esta Universidad tiene su ley orgànica y un cogobierno donde estàn representados estudiantes,docentes y egresados.Elecciones universitarias como corresponde.Nada es perfecto,es perfectible sin duda alguna. Y leì en un comentario y estoy muy de acuerdo, en replantearse a nivel de sociedad que somos ya sea como padres,como estudiantes,como ciudadanos de a pie,etc...ese modelo del hijo universitario como culminaciòn de todos los logros.Un beso

Anónimo dijo...

Aunque sólo sea porque eres un miembro de la Universidad, habría que afirmar que la de ahora es mejor que la que yo viví de estudiante. Claro que tampoco necesita la actual ser muy buena para ser mejor que la que teníamos al final de la dictadura y principio de la transición. Época de aprobados generales políticos, facultades con tres meses de clase al año, huelgas por doquier; cuando no de alumnos, de PNNs, manifestaciones, detenciones, protestas, encerronas… Lo pasábamos bien, pero la calidad se tenía que resentir a la fuerza: había asignaturas cuyos apuntes cabían en un cuaderno chico.

Nos tendrían que haber examinado de Bakunin, Kropotkin, Nietzsche, Durruti, Victor Jara o de los cine forums, películas infumables aquellas, que era lo que se llevaba entonces. Lo más ortodoxo que había era el PC. Decían que había extremistas de derechas, nunca los vi en la universidad. ¡Ojo! Que no digo que todo aquello fuera una pérdida de tiempo, pues tal vez contribuyera, difícil saber en qué grado, a que la dictadura no se eternizara y la transición terminara en la democracia actual. Tampoco creo que tuviéramos mucho mérito ni demérito: cada uno no tiene más remedio que vivir el tiempo que le toca. pancho

Pedro Ojeda Escudero dijo...

INKILINA: nunca es tarde, nunca es tarde.

MODERATO: iguales y distintos, en efecto.

SEÑOR DE LA VEGA:es un magnífico análisis para esta situación de hoy, en la que todo se ha vuelto pragmático e inmediato, hasta el conocimiento. La Universidad siempre es digna hija de su tiempo, para lo bueno y para lo malo. Saludos.

ISABEL: llegaremos a ver lo que pasa hoy. No son tantos los años que nos separan de lo que he comentado, aunque lo parezcan. Besos.

LICHAZUL: el ser humano tiene dentro esas dos tendencias: la de explorar caminos nuevos y la de la comodidad al agarrarse a lo de siempre. Y en esa tensión no siempre sabe bien qué hacer. Besos.

PEDRO: en efecto. Frase que siempre he considerado tonta. Saludos.

NACHO: eso es. Un anteayer muy presente en ocasiones. Saludos.

JAVIERSANZ: lo malo es que la semilla está sembrada en muchos casos... Saludos.

DIANNA: Llegaremos en dos o tres entregas. Calma. Besos.

MERCHE: la Universidad no siempre cumple con lo que debería. Besos.

FIORELLA: llegaremos, en unas pocas entregas, a debatir sobre la Universidad de ahora y la futura y habrá que tener muy en cuenta esas preguntas que haces. Y cómo, en muchos casos, los hijos han cumplido los anhelos de los padres. Un beso.

PANCHO: en efecto, cada uno debe ajustarse al tiempo que le toca. Y al hilo de tu excelente comentario, pienso que en la Universidad no sólo se aprende en las aulas. A veces, en las aulas es en donde menos se aprende. El estímulo de los compañeros y de lo que se ha llamado siempre "el ambiente" universitario es muy importante.

Esther dijo...

Yo no he ido a la universidad pero lo que si está claro es que en la de hoy en día habrá más libertad de expresión y de aprender según que cosas y como bien dices es menos elitista pues tienen acceso diferentes clases sociales, por suerte... Sin conocer mucho la de antes y la de ahora prefiero la de ahora..

besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ESTHER: analizaremos la de ahora en unos días. Besos.

Teresa dijo...

Algunas cosas no han cambiado...
el besamanos, el elitismo, la pedantería, unos a currar otros a conferenciar, el clasismo...

Lo demás tal como lo cuentas no es de envidiar.... Pero como con todo, una persona con vocación y alma nos enseñará todo lo que tenga.

Pero la endogamia.... no se la sacude nadie a la Universidad y usted y yo sabemos que la mafia existe

Pedro Ojeda Escudero dijo...

BIPOLAR: hay muchas cosas que no han cambiado, en efecto. La Universidad es una institución que parece avanzar por capas y nadie se atreve a descapar bien antes de aplicar la siguiente.