jueves, 23 de octubre de 2008

Diálogo entre locos (Cap. 1.24).

Ya sabéis que esta semana no estoy aquí. Tengo el tiempo justo para publicar.
Leeré vuestros comentarios pero os responderé el fin de semana. Tampoco podré visitar, hasta entonces, vuestros blogs.
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En el capítulo anterior, tuvimos las primeras noticias de Cardenio que, en éste, nos cuenta su historia. No completa, porque don Quijote, incumple la palabra dada, interrumpe su relato y provoca un episodio violento en Cardenio que acaba golpeando al hidalgo, a su escudero y al cabrero que lo presenciaba todo.

Queda así interrumpida una nueva historia intercalada en el Quijote, que continuará más adelante, en una pirueta argumental que aumenta el interés del lector por saber cómo termina.

Cervantes, siempre atento a no repetir demasiado las estructuras usadas, introduce la historia de amores de Cardenio y Luscinda de una manera diferente a las historias anteriores, puesto que se irá engarzando (y dilatando) con otras situaciones (la imitación de Beltenebros, los hechos de la venta, la reaparición del cura y el barbero, la lectura de El curioso impertinente, etc.), hasta casi el final de la Primera Parte.

La historia de Cardenio parte de la parodia de la novela sentimental: un relato de amores contrariados que provocan en el joven la desesperación y la locura.

Cardenio y Luscinda se aman y no hay nada que impida sus amores más que la poca decisión de Cardenio, que retrasa la petición de mano oficial, que debe hacer su padre, para acudir a la llamada del noble Ricardo. En la casa de este duque conoce a su hijo menor, Fernando, un auténtico vividor enamoradizo e inconstante, que seduce a una labradora rica para olvidarla al día siguiente y acabar deseando a la amada de su amigo. Aunque las acciones de Fernando nos parezcan especialmente reprobables y contrarias, ya en su época, al código del verdadero amante, cuando lo conozcamos no podrá dejar de caernos simpático. Habilidad de Cervantes, sin duda.

Cardenio ha contado la primera parte de su historia de un tirón, sentado junto a sus oyentes en el campo: una escena típica de la literatura de amores pastoriles y, por lo tanto, estática y relatada. No vemos la acción, sino que se nos cuenta. Es decir, un tipo de narración que el Quijote supera.

Ya hemos visto que Cervantes, en el Quijote, nos ofrece un muestrario completo de tipos de narrativa, pero siempre los gira para trasformarlos, para llevarlos a un propuesta final que atenta contra las bases iniciales de la modalidad en la que se inscribe.

Aquí, el cruce de la locura de don Quijote (loco por su afán lector y enamorado de una mujer idealizada de la que no importa su existencia real) con la de Cardenio (loco por desamor de una mujer del mundo real) provocan ese giro del que hablamos en un divertido juego de espejos, paralelismos y sutiles diferencias. Su disputa, a todas luces exagerada y patológica, interrumpe el relato de los amores de Cardenio y Luscinda y nos lleva hacia otro motivo, que veremos en el próximo capítulo, y que se debe, con toda seguridad, a que el hidalgo no puede ser menos que el joven andaluz y necesita mostrar el extremo de su locura amorosa por Dulcinea. Toda una competición para demostrar quién está más loco.

Cuando se retome la historia de Cardenio, todo habrá cambiado: los sucesivos relatos irán completando el panorama en un juego de perspectivas por el que ninguna contiene todos los datos ni es totalmente verdad ni totalmente falsa, puesto que será el lector quien deba recomponer lo que ocurrió a todos los que participaban en ella a partir de los fragmentos de la narración. Y, además, el desenlace se hará delante de nuestros ojos, sin necesidad de que alguien nos lo cuente una vez pasado y saldrá de la natural evolución de los hechos.

Todo el cruce de personajes e historias que comienza aquí engrandecen aun más la novela, puesto que el autor sabe sumar géneros diferentes en un tejido compacto. Cervantes juega con el lector y con las modalidades narrativas que fusiona aquí bajo una perspectiva realista: lección de gran literatura sin bajar el interés del lector medio.

Veremos, el próximo jueves, qué pasa en el capítulo XXV.

33 comentarios:

Lola Bertrand dijo...

Siempre es ameno e interesante leerte, Pedro.
Abrazos de mar
Lola

Gabiprog dijo...

Hasta Cardenio sumergido en su locura de motivos reales se daría cuenta de que sublimes párrafos escribes!

Buen fin de semana!

(Inquietante foto...)
:-P

Merche Pallarés dijo...

No olvides que dejé mi comentario sobre este capítulo en tu e-mail. Besotes, M.

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Fantastico como siempre, Pedro. Empieza una de las partes que mas me gusta de la 1ª parte del Quijote, como ya te dije.

Por cierto, hoy en mi blog he publicado un post sobre el Quijote, como humilde contribución al grupo de lectura. Su titulo: "Un loco cuerdo y unos cuerdos locos". Os lo dedico con todo mi afecto.

Un cordial saludo

El Ente dijo...

pues Cervantes era un genio sin duda en esas piruetas literarias, pero Pedro...tu eres un genio no menos que Cervantes...¿Crees en la Reencarnación??? jejejeje

Que grande eres pedro y que me alegro de que Dianna me hablara de ti y de tu estupendo blog.!!!

Un abrazo!!!

María dijo...

Te leo, y no sólo miro y leo, sino que aprendo, me gusta como escribes, mi visita a tu blog es necesaria para ir aprendiendo un poco más cada día de tus palabras, de la literatura, de tus posts reflexivos... Gracias por estar aquí.

Un beso.

matrioska_verde dijo...

¡Que pena no verte hoy la cara! Pero mira que tienes ocurrencias para disfrazarte… je je je.
Respecto al capítulo de hoy casi mato a D. Quijote por interrumpir a Cardenio y quedarme sin saber el final de la historia… pero lo he disfrutado de igual modo.
Bicos,

Anónimo dijo...

Sigue la historia del astroso, la historia del otro loco que pica en el anzuelo que le lanza un astuto D. Quijote con su amable manera de tratarle y de adularle. Modelo de cumplidos mutuos; ejemplo de cómo con buenas palabras se puede hacer hablar, y no poco por cierto, a un trastornado, que sorprendido por una amabilidad inesperada, expresa su voluntad de corresponder a la atención prestada por el de la Triste Figura con algo más que buenas palabras e intenciones. Sin embargo, debido a su condición en la Sierra se muestra imposibilitado de satisfacerlas con obras, como le habría gustado.

Compensa la amabilidad y la mesa (el oficio de loco en Sierra Morena da hambre) con un monólogo de cuatro páginas de letra pequeña. Por algo el autor, pendiente de todo como siempre y curándose en salud, sitúa a los oyentes en un buen acomodo y advierte al lector de lo que se le viene encima. Monólogo interrumpido por D. Quijote cuando, embargado por la emoción, escucha que Lucinda era aficionada a los Libros de Caballería. Tan emocionado se encuentra que incluso se le olvida que los libros ya fueron pasto de las llamas. Interrupción que provoca el rebrote de la locura en Cardenio y la salida de tono de D. Quijote que salta como un resorte en defensa del honor de la reina Madésima , supuestamente amancebada con el maestro Elisabat.

Al único que satisfizo el ramalazo de locura del Roto fue a Sancho pues, a pesar de los golpes recibidos, se sentía más contento que unas castañuelas al comprobar que no tenía trazas de reclamar nada de la fortuna que había dejado abandonada en la maleta. Fortuna notable, pues considerando que su salario de subsistencia (según propia confesión) era de unos 50 maravedís, siendo cada escudo de oro igual a 340 de los mismos y habiendo en la maleta un centenar de escudos, tenemos que lo encontrado equivalía a unos 50 años de sueldo de la época, a lo cual hay que sumarle las tres acémilas prometidas por su amo. De modo que del suceso de Sierra Morena sale Sancho más rico que los bandoleros, sin correr apenas riesgos.

Llamativo resulta, cuanto menos, la única manifestación del dialecto andaluz presente en el capítulo cuando Cardenio dice “Por sierto” de unos personajes que lo deberían de usar por su origen. pancho

Pilar_Cordoba dijo...

Estuve hace un par de semanas en Toledo y se "respiraba Quijote" por todas sus calles.
Genial, es increible que un personaje de ficcion genere tanta espectación.
Me encantó.
Por cierto, la foto un puntazo jajajajaja, eres genial.
Un besazo

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Crei que te habías dado un atracón de castañas...el otoño. Locura contra locura y defensa a ultranza del libro madre de todos los libros de caballerías... saludos

Anónimo dijo...

Pues, que quieres que te diga, en este capítulo sí veo que hay mucho de homosexualidad de armario cuando Cardenio describe a Fernando "mozo gallardo. gentil-hombre, liberal y enamorado, el cual en poco tiempo quiso que fuese tan su amigo, que daba que decir a todos; y aunque el mayor me quería bien y me hacía merced, no llegó al extremo con que don Fernando me quería y trataba". Vale que luego Cervantes lo tiene que enmascarar con lo de la "hermosa labradora" que, simplemente, era para echarse un polvo y a otra cosa mariposa. Y lo de Luscinda, que tambien le deslumbró por su belleza y quiso conquistarla pero ¿no sería, a parte de arrebatarle el amor que sentía Cardenio por ella, para que éste se viera sólo, fané y descangallado? Supongo que lo descubriremos en el próximo capítulo.

Una vez más D. Quijote y Sancho salen molidos a puñetazos... es su sino. Aunque Sancho arremete contra el cabrero cuando éste no había tenido ni arte ni parte en la trifulca. Me voy a leer el XXV, ya, porque quiero saber cómo acaba todo ésto. Besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

LOLA: siempre es un placer tenerte por aquí. Abrazos.

GABIPROG: pues muchas gracias por tus palabras. Buen fin de semana.

CORNELIVS: como sabes, he estado fuera, paso a verlo y lo añado a las Noticias. Gracias. Un saludo.

EL ENTE: gracias a Dianna por facilitarnos el encuentro. Un abrazo.

MARÍA: gracias por visitarme. Un beso.

ALDABRA: en efecto: Cervantes juega con nostros de nuevo para despertar nuestra ansiedad de lectores. El próximo jueves tendré cara. Besos.

PANCHO: ¡magníficamente calculado el sueldo de Sancho, que ya se veía rico, sin duda y por primera vez recompensado de tanto golpe! Sierra Morena tiene esas cosas...
En lo del andaluz, es cierto: no crea la convención del habla andaluza Cervantes, como había hecho con la vizcaína. Quizá la razón estribe en la comicidad del espisodio del vizcaíno frente a la seriedad de éste que comienza ahora: diferentes modalidades narrativas.

DESPLAZADOS: ¡Toledo, qué suerte! Genial Cervantes, sin duda. Un beso.

MANUEL: sigamos locos, entonces. saludos.

MERCHE: perdona por tardar en colgarlo, pero no he tenido tanto acceso a Internet como pensaba.
Vaya, habrá que seguir indagando en el asunto de Cardenio-Fernando...
¡Cuántos golpes se llevan nuestros héroes, sin duda! Besos.

Gracias a todos por vuestros comentarios.

Alatriste dijo...

Sin duda en este “capítulo de locos” vemos la gran calidad del la obra quijotera.

Me pareció muy gracioso el enfado de Cardenio por la interrupción de Don Quijote.

En otro orden de cosas; y al hilo de la impresión que me producen Las Novelas Ejemplares, he de decir que tras terminar la fuerza de la sangre, esta semana, creo que Cervantes se pasa un poquito con la temática de la obra, incluso comprendiendo la mentalidad de la época. Sin embargo, en la , novela del celoso extremeño me gustó el final, es muy moralizante.

Sigo pensando que Las Novelas Ejemplares darían mucho juego de hacerse una lectura compartida, son más polémicas en algunos casos.

Saludos Pedro.

Abejita de la Vega dijo...

Comentario al capítulo XXIV del Quijote (primera parte)
Este es un capítulo de contrastes y sobresaltos. Tras intercambiar largas cortesías, al viejo estilo caballeresco, el del Bosque rompe el discurso pidiendo comida, necesidad que satisface a costa de Sancho y del cabrero, atragantándose, sin dejar espacio entre los bocados. Contraste entre el mundo de las novelas de caballería y la realidad más cruda.
A continuación, le siguen al verde, tópico y apacible pradecillo. Allí vuelve el tono grandilocuente y sentimental, para contarnos su historia: -«Mi nombre es Cardenio… mi desventura, tanta que la deben de haber llorado mis padres y sentido mi linaje...A esta Luscinda amé, quise y adoré desde mis tiernos y primeros años…”
El relato va como la seda: el duque Ricardo, Fernando, la bella labradora… hasta que…con el Amadís de Gaula hemos topado, Don Quijote no puede estar callado ni con agua hirviendo, tiene que sin soltar su parrafadita. Cardenio parece absorto en sus pensamientos pero, de golpe, sin venir a cuento, suelta eso de “aquel bellaconazo del maestro Elisabat estaba amancebado con la reina Madésima.”Nuestro hidalgo pierde los estribos .Comienza una agria discusión bizantina que terminará a pedradas. Lluvia de guijarros sobre el caballero, masaje para las costillas del escudero y, por añadidura, del cabrero. Al final, por un quítame ahí estas pajas, pelea villana entre Sancho y el cabrero que se cogen de las barbas y se dan puñadas. Para eso son villanos y no caballeros armados.
Un saludo para Pedro y todos los paseantes de “ La acequia”.
Hasta el próximo capítulo.

Abejita de la Vega dijo...

Al leer este capítulo XXIV, me he encontrado con una anotación de Martín de Riquer que dice:
A base de los amores y las desventuras de este personaje, Shakespeare escribió la comedia "History of Cardenio", hoy pedida.
Recuérdese que la primera parte del Quijote fue traducida y publicada en inglés a los cuatro años de aparecido el texto original.

Parece ser que se trata de una pieza teatral perdida, atribuida a John Fletcher y William Shakespeare.Se sabe de ella porque fue representada dos veces por la compañía de teatro inglesa King's Men en 1613.La obra desapareció en un incendio que sufrió el teatro Globe en 1613.
Me parece asombroso que el Quijote llegara tan pronto a Inglaterra,en aquella época de comunicaciones dificilísimas y de políticas no muy favorables. Algo parecido pensé ,hace unos años, visitando una exposición sobre "La Celestina".Había un ejemplar, en francés, con una fecha muy cercana a la de la publicación en castellano.
El que Shakespeare se fijara en la historia de Cardenio, es otro dato para meditar...
Un saludo,otra vez.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ALATRISTE: piensa que las novelas ejemplares, al igual que la primera parte del Quijote, son una propuesta de diálogo con todas las formas narrativas: Cervantes toma cada una de las modalidades posibles y las desarrolla con soluciones que las superan. Desde este punto de vista teórico literario quizá te sea más fácil comprender lo que pasa en ellas. El celoso extremeño no es tan moralizante para la época como parece: es más, la posición de defensa de la libertad sexual de la mujer es muy moderna. En un manuscrito que conserva una redacción anterior a la redacción es todavía más exagerado este aspecto. Más que moralizante, yo la llamaría aleccionadora.
Me gusta mucho tu propuesta para hacer una lectura compartida de las Novelas ejemplares y la tomo como mía. No sé si querréis hacerla en unos días seguidos, compartiéndola con la del Quijote o después de que terminemos ésta.
Saludos.

ABEJITA: muy bien reseñado el capítulo. Efectivamente, todo sucede como dices. Fíjate que la pelea se provoca por un tema libresco, en el que a ninguno de los dos les va nada en la realidad. Pero, al estar locos, su cerebro vive esa fantasía.
Gracias por dejar constancia de tu amor por Cervantes.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ABEJITA: pensaba comentar este dato un poco más adelante, cuando todo el embrollo estuviera presentado. Gracias por traer estos datos aquí.
A veces pensamos, con demasiada facilidad, que en aquellos tiempos no había comunicación entre los países. Aunque tardara, había. Es curioso cómo en Inglaterra es en donde primero tuvo incidencia clara el Quijote.
En cuando a esa pieza de Shakespeare, hay algunos problemilla de autoría, pero no vienen al caso. Por cierto: no será la única vez que Shakespeare preste atención a lo español: veamos el caso de La fierecilla domada.
Un saludo.

Ele Bergón dijo...

Me encanta este personaje de Cardenio, a veces loco y siempre, siempre enamorado. Es muy similar a Don Quijote por eso acaban discutiendo.

Un abrazo.








Repito el comentario pues se ha quedado en blanco la página.

Me encanta el personaje de Cardenio, a veces loco y siempre, siempre enamorado. Se parece mucho a Don Quijote, quizá por eso acaban discutiendo.

Un abrazo

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ELE: ese amor de Cardenio lo hace tan atractivo, que le salva de la locura.
No se perdió tu comentario, pero la repetición es didáctica, así que lo dejamos así.
Saludos.

Teresa dijo...

Falta el capítulo, pero he de acerte justicia, es la mejor imagen tuya que has colocado :P

Pedro Ojeda Escudero dijo...

BIPOLAR: ya sabía yo que era mi lado más fotogénico.

Euphorbia dijo...

Llegando siempre tarde ya no se me ocurre mucho que decir, sólo saludo e informo que me voy acercando.

El otro día leía a Harold Bloom (Genios) que comentaba lo que dice Abejita de la Vega sobre la obra perdida de Shakespeare, basada en esta parte de El Quijote. Bloom subraya la importancia de Cervantes en la novela moderna, al igual que la de Shakespeare en el teatro y la de Michel de Montagne en el ensayo. Tres contemporaneos inigualables.

Un beso

Pedro Ojeda Escudero dijo...

EUPHORBIA. en efecto. Aunque no soy muy partidario de la obra de Bloom (demasiado académica y anglosajona para un español), tiene razón: son tres contemporáneos.
Me alegro de que nos des alcance.

Teresa dijo...

Lenguaje enrevesado el de este capítulo. Recuerda al farragoso que utilizan los abogados, negando y afirmando a la vez y liándote al final.

Qué descripción del amor...

"como el amor en los mozos, por la mayor parte, no lo es, sino apetito, el cual, como tiene por último fin el deleite, en llegando a alcanzarle se acaba y ha de volver atrás aquéllo que parecía amor, porque no pueda pasar adelante del término que le puso naturaleza, el cuál término no le puso a lo que es verdadero amor"

Teresa dijo...

Interesantes aportaciones en los comentarios...
En el polisón, el día de la olla, creo que fue Momar, hizo la misma sugerencia que Alatriste, para él eran mejor las Novelas Ejemplares.

Sorprende lo de Shakespeare y el inglés, la difusión de las letras y las comunicaciones... ¿cómo se trasladaban y difundían estas obras de un país a otro? Un viajero, un caminante, no sería suficiente para propagarlo...

Euphorbia dijo...

Para asincerarme te diré que Harold Bloom me resulta de lo más pesado, pero tengo "Genios" desde hace tiempo y como soy muy cabezona me lo voy leyendo poco a poco, algo aprendo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

BIPOLAR: Las Novelas ejemplares se escribieron al mismo tiempo que el inicio del Quijote y tienen la misma raíz teórica y la misma propuesta práctica. Ventaja: son más cortitas y se pueden leer por separado. Desventaja: no son superadas por una línea integradora, como en el Quijote, ni continuadas de una modo tan radicalmente moderno como en la Segunda Parte. Pero son obra del mismo tiempo, la misma propuesta y la misma perspectiva.
Las conexiones entre las literaturas de diferentes países se daba más frecuentemente de lo que nos parece. Aunque, evidentemente, lo que ahora tarda décimas de segundo, entonces ocurría en unas semanas.

EUPHORBIA: Bloom es una lata. Pero hay que leerlo, en efecto.

Myriam dijo...

Interesnate el juego del espejo entre el Roto y el Triste...
y que dificil le resulto a DQ " escucharlo sin mas y acompañarlo", por mas que quiso, no pudo...

Me quedo con esta frase que me encanto: " porque aunque pusieron silencio a las lenguas, no le pudieron poner a las plumas.......suelen dar a entender a quien quieren lo que en el alma esta encerrado...."


Lindisimo y que vivan las plumas!

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MYR: ¡Qué vivan! Acertadísimas las frases que citas.

Juan Luis G. dijo...

Hola Pedro.

Me pareció curioso como D. Quijote se enfureció con Sancho por la historia sin final de las ovejas y como no puso reparos cuando él interrumpió a su vez la narración de Cardenio dejándonos a todos en ascuas.

Un abrazo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Ya ves, JUAN LUIS, don Quijote no es, precisamente, un ejemplo de personaje ecuánime, en efecto.

Asun dijo...

Parece una escena de psicoanalista, Cardenio tumbado en la hierba contando sus penas y los demás escuchando.

Queda patente que al amor no se le pueden poner barreras, ya que lo único que consiguen es hacer incrementar el sentimiento:

Y fue esta negación añadir llama a llama y deseo a deseo, porque, aunque pusieron silencio a las lenguas, no le pudieron poner a las plumas, las cuales, con más libertad que las lenguas, suelen dar a entender a quien quieren lo que en el alma está encerrado

Otra frase que me ha llamado la atención:

...como el amor en los mozos, por la mayor parte, no lo es, sino apetito, el cual, como tiene por último fin el deleite, en llegando a alcanzarle se acaba

Aplicada a otros campos de la vida refleja como muchas veces anhelamos algo de tal forma que lo idealizamos, atribuyéndole características que no le corresponden, y una vez alcanzado nos desencantamos.

Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ASUN: sucede demasiado a menudo, en efecto. Besos.