jueves, 11 de septiembre de 2008

Las razones de la locura (Cap. 1.18).

Casi te hago caso y no salgo en la foto.



No hay día sin aventura. Cervantes se ha propuesto no dar descanso, en estos capítulos, a sus personajes y, cuando el lector piensa que ya nada más les puede ocurrir, los entrega a una nueva situación, aún más extravagante que la anterior. Por acumulación, el maltrato de don Quijote y Sancho, que podría resultar divertido, al lector moderno le acerca a la reacción que encontramos al final de este capítulo: la ternura del que ya quiere a estos dos pobres hombres echados al camino. Esta empatía es una de los recursos técnicos por los que el autor consigue que sigamos leyendo.

Comienza el capítulo con un diálogo que cierra la aventura de la venta y abre la siguiente, en una técnica de enlace de acontecimientos que Cervantes practica con maestría. Aunque todos los diálogos de la novela son perfectas piezas literarias en sí mismos, algunos, como éste, nos llevan de un lugar a otro: gracias a ellos trascurre el tiempo y el espacio y la acción que precede y la que sigue quedan engarzadas sin saltos en el vacío.

Don Quijote, que, como sabemos, está loco, ma non troppo, necesita justificar que no auxiliara a su escudero. No puede reconocer que su cuerpo dolorido le impidiera apearse del caballo y saltar la tapia de la venta, puesto que eso le rebajaría como caballero y refutaría los efectos del milagroso bálsamo. Por ello, recurre, como siempre, a sus libros de caballerías para transformar la realidad: estaba encantado, lo que le retrotrae, necesariamente, a volver a dudar de si aquel lugar es venta o castillo, a pesar de que ya hubo de reconocer la realidad venteril y salir sin abonar el pago de la noche. Estas idas y vueltas reflejan claramente la situación mental del personaje, al que le viene y va la locura producto, muchas veces, de la necesidad de vivir como si fuera caballero y el mundo se rigiera por la fantasía.

Sus palabras y las respuestas de Sancho dudando de la oportunidad de su salida del pueblo, llevan la conversación, de nuevo, a la razón del ser del mundo de los caballeros que, como sabemos, en don Quijote es libresca. Así las cosas, don Quijote necesita que pase algo y que pase lo antes posible para justificarse y convencer a su compañero. Y su razón trastornada encuentra un motivo en las nubes de polvo que levantan dos rebaños de ovejas (hemos de recordar aquí que estos grandes rebaños, una de las más importantes fuentes de riqueza del centro de la Península, no tienen nada que ver con los pequeños que se pueden encontrar hoy mirando pasar los coches o el tren). El caballero ha encontrado ya algo a lo que agarrarse y su emoción le lleva al disparate: describe a la perfección los dos ejércitos y sus principales combatientes. Incluso la razón de sus querellas. Todo ello en un alarde paródico de las batallas entre ejércitos de caballeros de las novelas de referencia.

Ya sabemos que Sancho ve la realidad e intenta, como en la aventura de los molinos, convencer a su amo, con el mismo resultado: ni los balidos, ni la indudable presencia de ovejas y carneros cambia la necesidad de aventura de don Quijote (ni el hecho de tener que agacharse para matarlos más de lo que debería hacer con unos caballeros).

La aventura acaba con don Quijote apedreado por los pastores quien, dándole por muerto, huyen. Sancho se acerca a prestarle ayuda y acaban los dos, en otra escena escatológica producto del bálsamo, vomitándose el uno al otro. La locura acaba anulada por el realismo más brutal: Cervantes aterriza la acción de golpe. Aun así, don Qujote insiste, porque ya ha encontrado el motivo que lo justifica todo: un encantador ha trasformado a los caballeros en ovejas y bastaría seguirlos para verlos recuperar su ser.

Sancho se olvida de sus quejas expuestas al inicio del capítulo e incluso del dolor que le causa ver que ha perdido las alforjas (robadas por el ventero) y auxilia a su amo, al que cuenta los dientes y muelas que han salido indemnes de la pedrea, e intenta consolarlo. En los pocos días que lleva con él, ya siente el suficiente cariño por ese viejo loco que lo ha sacado a trotar por los caminos.

Veremos qué les depara Cervantes en el capítulo XIX. El próximo jueves.

34 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Una cuestión técnica me impidió publicar el comentario el jueves, como es costumbre en esta serie. Lo siento. Lo publico ahora con la fecha que debió tener, para no perder la secuencia de nuestra lectura. Sé que sabréis comprenderlo. Un abrazo a todos.

Anónimo dijo...

hay que bello en esa foto!!!
la verdad: si a mi me apedrearian por la calle y alguien que este conmigo para consolarme se pone a conrame los dientes que me quedan ..hombre..que me largo a llorar sin consuelo.....
pero este sancho si que fue un buen compañero...hasta ya lo aprecio...
besinessssssss!!!!!!!!!
y gracias por siempre estar ...
:)

lichazul dijo...

amistad y compañerismo
son pieza fundamental
que más quisieramos hoy tener personas a nuestro lado así

valores que son perennes y que lamentablemente no se están heredando

un abrazo y un muakismuakis

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Uno de los episodios mas emblematicos de la novela. Me ha gustado lo de "loco ma non troppo", dices mucho con solo tres palabras, y estoy de acuerdo.

Por cierto, Pedro, ¿seguro que eran rebaños? ¿seguro? (Yo no estoy tan seguro).

Jeje, es broma.

UN ABRAZO.

Silvia_D dijo...

Me lo leí esta mañana... Sancho está un poco hartito y es que se lleva más palos que una alfombra.

La verdad, tanto realismo escatológico me ha revuelto las tripas.

Este hombre a veces derrapaba un poco, se recrea tanto en algunos detalles que parece que uno lo vive.

Me ha llamado la atención la enumeración tan detallada de los personajes que el hidalgo "metía" en la batalla y de los lugares que nombraba.

Por qué tanto? para liar a Sancho o a nosotros?

Aquí sí se ve como Cervantes le da cada vez más importancia a la dentadura... Quijote de quijada? y lleva un casco que usaban para la extracción de piezas dentales los barberos, que curioso.

Este capítulo es muy "espeso"
Leí que Sancho se quedó "colgado" de la charla del hidalgo, me sorprendió encontrar tal expresión que yo pensaba era "superchachimoderna".

Me callo :)

Besitos, profe

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

qué sería de El Quijote sin Sancho?


un abrazo.

Anónimo dijo...

Con las pocas fuerzas que Sancho pudo reunir después de beberse el vino, que le había ofrecido Maritornes, posteriormente al manteo, consiguió arrear a su burro y alcanzar al amo que se había ido por delante.

Con un deprimido Sancho nos encontramos al escuchar de boca de D. Quijote que no hay posibilidad de venganza que le resarza de todo el molimiento que recibe cada vez que entran en acción, pues la venta está encantada. Ante esto, decide acudir a alguna ayuda exterior, ahora en forma de espada mágica, que evite encantamientos futuros. Sancho se muestra escéptico de que esta solución funcione con escuderos. Depresión que se acentúa al encontrarse con un amo desdentado de un hondazo, descubrir que no le puede curar por haberle desaparecido las alforjas y encontrarse en mitad de la estepa manchega heridos y muertos de hambre.

Termina el capítulo con ambos convencidos de que por mucho encantamiento, mal acomodo, hostilidad y golpes por doquier que haya en las ventas, siempre es mejor que la pérdida de dientes y hambre del campo abierto.


Aunque sólo sea porque coinciden en la lectura simultánea personal, parece como si una conexión alcalaíno –burgalesa se hubiera saltado el obstáculo que impone el tiempo y hubieran coincidido en mostrarnos la desbordante imaginación que impregnan sus novelas en estos nombres propios: Brandabarbarán de Boliche y El higúmeno Teódulo, Alifanfarón y Filareto, Espartafilardo y Laurcalco, Pentapolín del arrebatado brazo e Íncubos de Yago Pérez, Micocolembro y Pafnucio. Además de este extraordinario despliegue de imaginación nominal por parte de ambos, se detecta una atracción casi obsesiva hacia las muelas y dientes como elementos valiosos, pues si en la novela de Esquivias son las proserpinas que sirven de dinero, en el capítulo de esta semana, son elementos a conservar en su sitio. Aunque El Hidalgo todavía los tenga todos, ya eran raros en las bocas de las personas de su edad. No nos podemos olvidar de que a pesar de que nuestra condición buco dental haya mejorado, hasta hace bien poco, a los españoles se nos solían caer los dientes antes que a los habitantes europeos de nuestro entorno.

¡Ah! se me olvidaba mencionar la alegría que embargó a Rocinante al embestir, teso abajo, contra unas ovejas indefensas, al menos hoy jugaba con ventaja. Más receloso se mostró con la insinuación de su amo de que podía ser objeto de cambio si había botín caballar, con lo cual su entusiasmo creció al observar cómo su jinete recibió varios hondazos que lo descabalgaron y le hicieron perder la batalla. pancho

Haideé Iglesias dijo...

Cuando la realidad duele,se inventan sustitutos, el encantador y sus hechizos...

Pues si que casi no sales en la foto, ya veo que tu ambiente respira libros, en mi casa, somos libros y yo, bueno, quizá, yo y libros...jajajajaja...
Un abrazo.

Merche Pallarés dijo...

Pues,una vez mas, me he reido bastante con este capítulo. La capacidad de invención de D. Quijote con todos esos personajes que veía entre las ovejas y carneros, sus escudos con sus gulas y azules, espadas, corazones... y Sancho tratando de traerle a la realidad haciéndole ver que SOLO eran ovejas y carneros... pero D. Alonso dale-que-te-dale con sus fantasías... Encima el toque realista de la falta de dentadura de nuestro héroe... Too much! Besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

SAUVIGNONA: al final, se tendrán un gran cariño el uno al otro. Besos. Gracias ti.

LICHAZUL: pocas veces se dan juntos estos valores, en effecto. Un abrazo.

CORNELIVS: yo, al menos, oí el relincho de los caballos y el grito de los soldados... Un abrazo.

DIANNA: Cervantes sabía describir de tal forma que sentimos lo que narra, en efecto. Me gusta tu atracción por los dientes en el Quijote y cómo lo explicas. Es verdad: hasta llevaba una bacía de barbero en la cabeza, que será protagonista de un episodio fundamental.
No te calles.
Besos.

FERNANDO: sin él se habría acabado la novela hace unos cuantos capítulos, en efecto. Un abrazo.

PANCHO: qué bien lo comentas, querido amigo. Y cómo me gusta que sigas prestando atención a Rocinante, al que tanto hemos descuidado los filólogos siendo tan importante. Un fuerte abrazo.

HAIDEÉ: y la realidad duele muy a menudo. Sí: me voy quedando sin espacio. Un abrazo.

Gracias todos por vuestros comentarios.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MERCHE: perdona, tu comentario llegó cuando respondía a los anteriores.
Aprovecho tu comentario para responder también a algo que preguntaba DIANNA. En efecto, la retahíla de nombres es divertidísima si, además, los hacemos a partir de ovejas y carneros. Evidentemente, es una parodia de los libros de caballerías. Hay quien afirma que esconde también una ironía contra Lope de Vega, que usa de estas descripciones sin el tono paródico de Cervantes, quien viene a decirle que deje de hacer literatura a la antigua.
Y, en efecto, Merche, me gusta cómo lo has visto: el toque de las muelas que faltan, sumado a los vómitos, es la culminación de todos estos capítulos de golpes y degradación física del personaje. Besos.

begoyrafa dijo...

Pedro, si puedes pásate por el blog de Marcelo (http://marcelo-lamenoridea.blogspot.com/), la menor idea. Tiene un post muy interesante que creo que te va a gustar sobre Borges y el Quijote.
Mañana con calma, comento este capítulo del Quijote.
Un abrazo
Rafa

Unknown dijo...

Pedro, este capítulo m ha parecido como simétrico: apaleados conversan, luchan con pastores y ovejas y terminan otra vez hablando y más apaleados todavía y desdentado. Una tragedia en aquellos tiempos en los que no había posiblidad de dentaduras postizas ni de implantes. Quedarse sin muelas no debía ser muy cómico ya que su alimentación debía quedarse muy limitada.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

No hay como tener amigos
una amistad verdadera compartiendo aventuras y desventuras

Me gustan tus relatos

Saludos caballero del triste figura

Abejita de la Vega dijo...

Sancho se queja de su manteamiento y recuerda ¡con nombres y apellidos! a sus manteadores. Puesto que tenían sus nombres, razona, no eran fantasmas. Pero, unas líneas más abajo, manifiesta: "llevando yo de ventaja el manteamiento, y haberme sucedido por personas encantadas, de quien no puedo vengarme". ¿En qué quedamos? Sancho es como el niño que no cree en los Reyes Magos, pero le conviene creer y "sigue el rollo" a sus padres.

Cervantes nos hace reír, o sonreír, con los nombres rimbombantes de los protagonistas, en su parodia de las batallas de los libros de caballerías: Alifanfarón, Pentapolín del arremangado brazo",Brandabarbarán de Boliche...Si alguien se queda sólo con lo risible, por lo menos se queda con algo...

Piedras, muelas perdidas, hambre canina. Don Quijote resiste todo...A lo largo de la lectura del libro pensamos tantas veces que, llevado a la realidad, hubiera sido imposible la supervivencia...Politraumatismos múltiples e inanición...

La imagen de amo y escudero recíprocamente vomitados, quedando "como de perlas" posee un antecedente en la longaniza expulsada desde el estómago por el Lazarillo de Tormes, tras meterle el ciego la nariz, dentro de la boca. Realismo castellano.

Nuestro hidalgo considera todo esto como normal: "Mas a todo esto estamos sujetos los que profesamos la estrecha orden de caballería". Y a seguir su camino.
Hasta la semana que viene.
Un saludo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

RAFA: allá voy. Y te leo mañana. Un abrazo.

ANTÒNIA: tienes razón en la simetría: es muy habitual en Cervantes. Y en lo de las muelas, más: si ahora supone un problema, imagínate en aquellos años. Un abrazo.

BEETLE: no hay como tener amigos. Lo difícil es, como en el Quijote según avance, la amistad entre desiguales y en una época como aquella. Saludos.

ABEJITA: Sancho también se contradice, porque, aunque cobarde y con sentido común, le escuece el manteamiento.
Buen comentario. Espero que te pases por aquí en otros momentos, además de en la lectura del Quijote. Saludos.

Teresa dijo...

"dientes dientes que es lo que..."

Después de la sustancia, a leerse el capitulillo...

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Como tu comentas, Don Quijote tiene atisbos de lucidez cuando le duelen los huesos; pero su tozudez le hace no reconocer la realidad. Me llamó la atención el cariño con el que al final se consuelan...son como dirian hoy: dos pobres diablos...abrazos

Pd: no ando muy bien de tiempo, el lunes comenzamos con los diablillos y la semana ha sido tremenda.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

BIPOLAR: no seas mala...

MANUEL: Cervantes supo muy bien cómo desarrollar las emociones de estos personajes.
Comprendo muy bien tu falta de tiempo, no te preocupes y que te sea leve a partir del lunes...

Teresa dijo...

Lo que más me ha llamado la atención:
-aparte de los ingeniosos nombres y bandos-

Después de la vomitona El Quijote se zamparía un arenque

Cervantes fue un visionario y apuntó la profesión de odontología como la más enriquecedora, no por las sonrisas que proporciona, sino por lo que cuesta un empaste. De ahí que comparó un diente con un diamante y no le falta razón.

Ya le he puesto cara al Quijote con un actor que creo que lo bordaría. No sé si tengo su número a mano...
(Johnny Depp)

Pedro Ojeda Escudero dijo...

BIPOLAR: bueno, aunque comprendo tu ironía, ya sabes que tener un diente para comer era mejor que un diamante.
¿Johnny Depp don Quijote? ¿No le falta edad? Esperemos más opiniones, femeninas, sobre todo...

Euphorbia dijo...

Vengo retrasada, pero vengo a fin de cuentas.

Este capítulo me ha parecido una maravilla.

Los nombre de los caballeros imaginarios son delirantes y de una fonética realmente graciosa; evidentemente, yo iría a favor de alguien llamado Pentapolín antes que a favor de uno que se llamara Alifanfarón, sin lugar a dudas.

Qué pena me ha dado Sancho cuando después de la vomitona no encuentra sus alforjas, he sentido su desánimo en mis huesecillos, "pobret". Creo que en este capítulo se puede decir que los dos personajes se han convertido en inseparables. Si Sancho no se va a su casa ahora ya no lo hará más adelante, digo.

Un beso y me voy a gatear un par de horitas a la escuela del nene (gateo más yo que él, al final me darán un diploma, seguro)

Pedro Ojeda Escudero dijo...

EUPHORBIA: Tienes razón en lo de que Sancho termina por cogerle cariño a su amo, tanto que ya se convertirá en inseparables.
Dicen que este es ejercicio es buenísimo para la espalda. Un beso.

Myriam dijo...

Hola! No se por donde empezar.... hay tanto! Si C. queria divertir a sus lectores. Te dire que me rei muchismo. Que ingenio!

Apertura: Sublime "Llego S. a su amo marchito y desmayado" . Me encanto!
....."a los escuderos que se los papan duelos"
Comiquisima la descripcion de los ejercitos! TODA! me parecio genial la del Miuuuuu en el escudo y el de "rastrea mi suerte"

Despues de los vomitos, "quedaron entre ambos como de perlas"...
Porque no pense en mi viaje por los fiordos de Noruega (con mi marido) hija de 9 meses vomitando todo el tiempo en cada curva del camino.... ( en auto) que sus vomitos podian ser perlas? Veo que me falto el Quijote.

Tambien me parecio genial la preg de S."POr ventura el que ayer mantearon era otro que el hijo de mi padre? o "mas bueno ....para predicador que para caballero andante"

Y la explicacion de DQ a S sobre el miedo? Extraordinaria. Cuanto miedo debio, entonces sentir DQ!
"se turban los sentidos" o "que las cosas no paarezcan lo que son"
Cuanta lucidez en sus palabras!

y la Frase "La boca sin muelas es como un molino sin piedras" ya mismo se la paso a mi odontologa para su publicidad! hahaha

PD Preste atencion a las frases que marcas en el post del yogur.....Solo se me ocurre pensar, que si C. tuvo una vida intensa y llena de sinsabores,
creo que sobrevivio para contarla,
gracias a su increible, magistral, unico humor!

Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MYR: en efecto, no debemos olvidar que la obra, en primer lugar, es una obra divertida. Mi hija, de pequeña, también vomitaba en cuanto se subía a cualquier cosa con ruedas, así que te comprendo.
Cómo se te nota el entusiasmo con la lectura. Me alegra.

Myriam dijo...

Volvi para recoger tu respuesta....
Ayyyyyyyy si, divertidisima y a la vez tan increiblemente rica!

Vuelvo sobre tus palabras referidas a esta escena escatologica: "La locura acaba anulada por el realismo
mas brutal que aterriza la accion de golpe", asi como me conecte con el recuerdo de mi hija en ese escatologico viaje, evoco las veces
a lo largo de mi vida, en que mis suenios aterrizaron de golpe, aun cuando no fuera de una manera tan divertida como la expuesta por C, en estas que, 3 o 4 lineas?

Y ahora sigo al pmo capitulo.
PD 1- Suenios, habran aterrizado en mi vida, pero al igual que DQ.... nadie pudo robarme la capacidad para soniar.
PD 2- Estas hijas, esta hijas, que mariavillosa experiencia la de ser padres. Podriamos escribir todo un anecdotario...

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MYR: quizá lo escriba.

Asun dijo...

Parece que DQ quiere lavar su culpa ante S. diciéndole que “los fantasmas lo tenían encantado” pero S. le echa por tierra sus argumentos.

El Pobre S. ya empieza a pensar que a él siempre le va a tocar pagar el pato de todas las aventuras y que nada va a haber que sirva a un simple escudero.

Me duelen a mí las pedradas que le saltan los dientes.

Hay partes que son tan gráficas que la verdad, como dices, son bastante escatológicas.

Si he de elegir un párrafo, me quedo con este:
...no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca. Tenerlo en mente nos puede resultar muy útil en muchos momentos de nuestra vida.

Me gustan estas tres frases:
“… y a los escuderos, que se los papen duelos.”: ahí se las compongan.
De zoca en colodra: de la plaza a la taberna
Daré al diablo el hato y el garabato: dar todo por perdido

Besos

Asun dijo...

Buen, mas que frases expresiones jejeje

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ASUN: buena elección de frases, sin duda. Besos.

Dionisio Areopagita dijo...

Leí una vez que el corrupto duque de Lerma puso en circulación unas monedas con aleaciones de metal de baja calidad que eran una estafa. Dicen que a unas las llamaron molinos y a otras vellones, tal sería dicen la causa de que don Quijote atacara a los molinos y a las ovejas. ¿Te suena de algo esta referencia o viene de algún zumbao? Que en la quijotología no escasean los zumbaos. He tenido la mala suerte de leer algunos.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ANTONIO: Hay una cosa cierta: Cervantes retrató la realidad de su época y mucho de lo que pasaba. Claves que ahora no nos son muy claras siempre. En cuanto a la que señalas, no le doy ninguna credibilidad. Explicaciones extravagantes sobre Cervantes y el Quijote las hay a miles...

Dionisio Areopagita dijo...

Muchas gracias por contestar tan puntual y acertadamente a mis preguntas, sin importar la ola de calor. Hace algún tiempo escuché en una conferencia dar razones sobre los nombres de los caballeros y reyes que aparecen en los ejércitos transformados en rebaños. Me gustaría saber si me puede dar alguna referencia de libros o artículos que hayan tratado ese tema.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Hola, ANTONIO: son decenas los trabajos que se dedican a este pasaje. Te invito a consultar las anotaciones correspondientes del volumen complementario de la edición crítica de Francisco Rico. Allí tienes una relación pormenorizada que aquí no puedo darte por lo larga y compleja tanto por la identificación de cada uno de los personajes como por el significado de este capítulo para la novela.