jueves, 4 de septiembre de 2008

Efectos secundarios. (El bálsamo de Fierabrás y Sancho manteado.) (Cap. 1.17.)


Si la noche en la venta no dejó descansar a nuestros protagonistas, la mañana no les traerá nada bueno: el candilazo con el que el cuadrillero cierra su intervención, dejándose llevar por una ira no muy recomendable para alguien de su cargo (no es sólo broma cervantina contra la autoridad, sino parte del repertorio folklórico que siempre tiende a hacer chistes sobre este tipo de personajes); la preparación del famoso bálsamo de Fierabrás y su distinto efecto en don Quijote y Sancho; la salida sin pagar de la venta con el manteo de Sancho. Vayamos por partes.

Don Quijote y Sancho comentan, con el mismo tono que usaron después de la aventura de los yangüeses -lo que confirma el paralelismo de ambos episodios-, los acontecimientos nocturnos. Vemos, en la conversación, la transformación radical de la realidad a través de la locura de don Quijote y de su contagioso efecto en Sancho. Nosotros hemos asistido a lo que pasó, pero ahora se nos da con otra perspectiva. Esta es una técnica cervantina muy moderna que encontraremos en varias ocasiones más: el mismo acontecimiento puede ser descrito de forma diferente y ser todas las veces cierto, porque la subjetividad lo cambia para el que lo cuenta, que no miente, y más aun, como sabemos, si el narrador primero es poco fiable. A don Quijote y a Sancho les termina de confirmar la veracidad de su forma de enfocar los acontecimientos nocturnos el candilazo del cuadrillero: démonos cuenta de que la autoridad certifica la fantasía.

Después, don Quijote fabrica el famoso bálsamo. No pueden ser más sencillos los componentes, como le había anticipado ya a Sancho: romero, aceite, sal y vino. Pero buena parte de la receta consiste en oraciones y cruces que debe ejecutar quien lo prepara (Cervantes, como es evidente, ironiza sobre la superstición popular, lo que no es tolerable para la inquisición portuguesa, que tachó estas palabras). Después, se lo toma. Ya sabemos el efecto: vomitó todo lo que tenía en su estómago, sudó abundantemente y, tras un sueño reparador, quedó como nuevo -luego sabremos, cuando intentó bajar del caballo para ayudar a Sancho, que no, pero la fe en el bálsamo hizo su efecto el tiempo suficiente-. Cuando Sancho vio la curación de su amo, no lo duda y lo toma también. Los efectos en él son diferentes y Cervantes no ahorra ningún detalle, hasta la escatología:

hizo su operación el brebaje, y comenzó el pobre escudero a desaguarse por entrambas canales, con tanta priesa, que la estera de enea, sobre quien se había vuelto a echar, ni la manta de anjeo con que se cubría, fueron más de provecho. Sudaba y trasudaba con tales parasismos y accidentes, que no solamente él, sino todos pensaron que se le acababa la vida. Duróle esta borrasca y mala andanza casi dos horas, al cabo de las cuales no quedó como su amo, sino tan molido y quebrantado, que no se podía tener.

Don Quijote piensa que la diferencia de resultado se debe a que Sancho no es caballero: este parece ser un brebaje mágico que distingue el estamento social en sus efectos secundarios. Debemos estar atentos a esta alusión porque, sin ella, no comprenderemos parte de lo que va a pasar a continuación.

Acto seguido, sin esperar a que Sancho se recupere, don Quijote decide partir, pero es retenido por el ventero, que le reclama el pago del hospedaje. El caballero hace una transición rápida y se desengaña de su sueño de que aquello sea castillo. Cervantes quiere que la transición sea así de rápida, demasiado rápida, incluso, lo que nos lleva de nuevo a dudar del verdadero grado de la locura de don Quijote quien, insultando al ventero, sale sin pagar nada (recordemos que ahora, a diferencia de su primera salida, sí lleva dinero). Los allí presentes toman represalias contra Sancho, contra el criado ya que no pueden hacerlo contra el amo: un grupo de gente variopinta, pero toda ella no muy recomendable, lo mantean sin que don Quijote pueda auxiliarlo -tampoco se excederá en el intento-. Ya sabemos que sólo encontrará auxilio en Maritornes (a pesar de dudarse de su condición de cristiana).

Sancho, pues, recibe con gran crudeza los efectos secundarios de los dos motivos del presente capítulo: el bálsamo y el pago de la venta; así como había sufrido las consecuencias del impulso sexual de Rocinante y los deseos nocturnos de don Quijote. A pesar de eso, se muestra contento por no haber pagado, lo que le igualaba, en cierta medida, al sueño caballeresco de su amo, pero desde la perspectiva del hombre común que sabe que ha ahorrado dinero a pesar del maltrato. No es la única vez que en el Quijote se señalan efectos colaterales diferentes para posiciones sociales no iguales o actuaciones graciosas de los superiores para con los que no están en su mismo plano social -en este caso, siempre, queriendo igualar en el trato, se marcan más cruelmente las diferencias: lo vimos en la cena con los cabreros.

Además, en este capítulo, queda fijada la condición folklórica de las relaciones entre amo y criado (Sancho manteado remite a fiestas populares, al igual que el criado que recibe lo que está destinado al amo), que son ya algo más que la mera parodia de los libros de caballería. A partir de ahora, veremos cómo la novela crece libre de su origen -aunque no lo olvide-, sobre la relación de ambos y su forma de interactuar con lo que les depare el camino.

El próximo jueves, comentaremos el capítulo XVIII.

42 comentarios:

El Deme dijo...

Uy, soy el primero, y además en lo del Quijote. Bueno, creo que el Bálsamo de Fierabrás es un poco el remedio de todas las penas, la excusa para la vomitona, la metáfora de que importa más el fin que el medio.

Anónimo dijo...

El Balsamo de Fierabrás se ha hecho famoso. Hoy en día se sigue usando esta expresión en determinados contextos. Un abrazo.

tertulias para perogrullos dijo...

Pues no conocía la expresion jeje. Saludos

lichazul dijo...

pedro

hoy por tí he tomado más conciencia de este libro y lo he podido ir entendiendo mejor

muchas gracias por traducirnos este libro(el que tengo es con el español antiguo)y la verdad es que daba bote jajajaja

un abrazo de paz

elisa

Merche Pallarés dijo...

Me he vuelto a reir mucho con este capítulo, la fantasía de D. Quijote contándole la noche "fantástica" que había pasado en la venta porque se le acercó una "bellísima" moza pero que le fue fiel a Dulcinea... pero luego "...vino una mano pegada a algún brazo de algún descomunal gigante y aséntome una puñada en las quijadas, tal, que las tengo todas bañadas en sangre..." Luego me ha encantado la descripción que hace Cervantes de un refocile "...el arriero sosegadamente andaba entendiendo en el beneficio de sus machos...". Sigamos con el XVIII. Besotes, M.

Juan Luis dijo...

Estos capítulos son de gran comicidad. Es curioso como Sancho, a pesar de recibir la mayoría de los palos, está cada vez más absorvido por el mundo de su amo. Cuántos de nosotros hubiéramos renunciado al puesto al recibir el primer guantazo.

Saludos.

PILAR dijo...

Lo que más me gusta de esta serie (perdón por mi incultura y mi cara dura) es ver las autofotos o fotos que te haces. Siempre que las veo me pregunto si te las haces tú o te las hacen y me imagino el momento en que estás y qué estarás haciendo, si te ha crecido el pelo, si estás moreno...gilipolleces, vamos.
Un beso, ¡quijote!

Pedro Ojeda Escudero dijo...

DEME: la ilusión de la medicina universal que ahora nos venden por internet...

FERNANDO: en efecto, aunque a Sancho no le viniera bien. Un abrazo.

TERTULIAS: pues ya no podrás decir lo mismo.

LICHAZUL: me alegro. Sigamos, entonces. Un abrazo.

MERCHE: debemos divertirnos con las lecturas. Cervantes lo quiso. Besos y a por el XVIII.

JUAN LUIS: y la cosa irá en aumento. Lo veremos. Saludos.

PILAR: pues me ha crecido el pelo, así que deberé cortármelo en las próximas fechas. Un beso.

Gracias a todos por vuestros comentarios. Un abrazo.

Euphorbia dijo...

Pedro, estoy muy preocupada. He visto tu foto y he pensado: éste está tan inmerso en el análisis de El Quijote que para comentar este capítulo se ha preparado el bálsamo de Fierabrás. ¿No te lo habrás bebido verdad? A ver si te volverás loco de tanto leer el Quijote...

Besos

Tormenta. dijo...

Buena pinta no tienes, bueno, me refiero a la foto, parece que un dolor ligero de cabeza tenemos eh!
Un post genial, y espero que estés bien..
Sinó, un neubrofen y como nuevo!

Saludos!.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

EUPHORBIA: cómo se nota que me aprecias. Otros habrán pensado que estaba echándome una cabezada... Besos.

TORMENTA: lo estoy. Gracias por preocuparte. Saludos.

Anónimo dijo...

Pedro Ojeda Escudero, aparte de poner siempre fotos tuyas, ¿sabes ilustrar de otro modo tu blog?. Joder, tío, más que narcisismo, lo tuyo es de tratamiento. Por favor, pon tras imágenes para ilustrar tus peroratas o aqui no va a entrar ni dios. Besos, Edurne

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Sin duda alguna, capítulo tiene una gran dosis de comicidad. La secuencia en la serie que se rodó es de las mas graciosas...la maquinaria trabajando, pero esta vez me dejas poco juego para indagar y disertar sobre el capítulo... algo se hará (casi me revientas el post...jaja). Un saludo.
Pd: el gesto de la foto, es el mismo mio el día que comencé a confeccionar horarios).

Pedro Ojeda Escudero dijo...

¿EDURNE?: bienvenida a La Acequia. Éste es un territorio libre. Puedes no volver, si quieres. Y si has venido en otras ocasiones, sabrás bien por qué las entradas de los jueves están ilustradas con fotos mías. Sólo debes leer un poco, pero encontrarás la respuesta.
Besos.

MANUEL: ese gesto creo que lo teníamos todos el primer día de trabajo. Nunca he confeccionado horarios, pero debe ser algo espantoso: no sólo te enfrentas con la cuadrículas sino con las demandas de los colegas... No te envidio. Un saludo.

Anónimo dijo...

Como si nuestros héroes no hubieran recibido ya bastante en la venta, aún prueban una ración más antes de marcharse: D. Quijote un candilazo en la cabeza por una falta de respeto a la autoridad y a Sancho se la vuelven de tanto manteo, haciendo las veces de perro en Carnaval, a manos de una gente de mal vivir.

Envuelve el capítulo una cierta falta de solidaridad entre los dos protagonistas, seguramente como consecuencia de que cada cual siente sus propios dolores, que lleva a Sancho a desear la marcha al más allá de su amo y cómo éste se venga abandonándolo en la venta a merced de unos veinte, sin tener en mucha consideración la deplorable condición física de su escudero. Claro que rápidamente se arrepiente y vuelve en su ayuda, aunque fuera desde lejos.

En vista del molimiento al que se han visto sometidos en el lugar, deciden marcharse sin pagar, justificándose en las leyes no escritas de que los caballeros andantes no pagan en los sitios, si bien el ventero se queda con las alforjas de Sancho.

No deja de ser llamativo que los ingredientes del bálsamo de fierabrás sean cuatro productos tan básicos y fáciles de encontrar como el aceite, vino, sal y romero si lo comparamos con otras pócimas famosas como la que prepara Panoramix con muérdago, raíces, flores raras etc. Parece evidente que la efectividad no puede ser la misma. No obstante, a Sancho le recupera el vino solo, sin mezclas, dándole fuerzas para espolear a su burro y escapar.

Vemos también cómo D. Quijote coge una estaca con punta de acero, de las que los labradores usaban para guardar las viñas y melonares, como sustituto de su lanza que debía haber perdido en una refriega anterior.

Esto parece que se ha alargado un poco más de la cuenta. ¡Ah! De la foto me quedo con lo bien ordenada que tienes la estantería. A ver si algún día nos cuentas qué libros tienes en ella y quién es el personaje de la foto dentro de la foto, si se puede, claro. pancho

Pedro Ojeda Escudero dijo...

PANCHO: no se ha hecho largo, es un placer cómo comentas los capítulos, matizando cosas que a mí se me pasan.
¡Ah! Y el personaje de la foto es don Miguel. Don Miguel de Unamuno. Algún día explicaré por qué está ahí. Saludos.

Silvia_D dijo...

Edurne, se puede juzgar un blog con tanto contenido porque no le guste una fotillo? leer también es sano :)

Me leí el capítulo esta mañana y fui indagando por ahí, me tope con algo curioso, al menos para mi.

Según parece se le da mucha importancia, se la da Cervantes, a la odontología, en su relato.

Por aquella época la gente perdía los dientes y debido a la falta de higiene se le caían los mismos.

Una curiosidad son los "dientes de perlas" atribuidos por el Hidalgo a Dulcinea.

Os dejo el enlace, porque me pareció interesante, sobre todo el tema de salir a la calle con un palillo en la boca, síntoma de opulencia (ellos habían comido).

http://www.infomed.es/colpont/revista10/historico.html

(Ahora tengo sueño, del madrugón y no coordino)

Espero que no dejes de poner lo que te de la gana, Pedro

Besoss

Pedro Ojeda Escudero dijo...

DIANNA: qué buena matización. En efecto, hasta en esto Cervantes demuestra la sensibilidad para los detalles. Veremos más adelante cómo la pérdida de dientes desfigura del todo a don Alonso y le da nuevo nombre.
Y no, no dejaré.
Besos trasnochadores.

Esther dijo...

aquí me da pena sancho que sufre de forma desigual los hechos con su amo,pero claro entiendo que en la época se diferenciaran de esas maneras los caballeros de sus sirvientes.

Lo del brevaje que justo que tambien a sancho le sentara peor,seguramente sería porque comería más y claro evacuaría mas.. jaja

un beso

Pedro Ojeda Escudero dijo...

DIANNA: bebió con más ansia el amo. Sí que da pena, sí. Besos.

Merche Pallarés dijo...

¡RECTIFICO MI ULTIMA FRASE SOBRE EL ARRIERO! Mi mente calenturienta la interpretó como si estuviera beneficiándose de la Maritornes en un pajar...y hoy al leer el post de EUPHORBITA, me he enterado que estaba cuidando a sus ¡MULOS! Me ha chafado, la verdad... Perdona mi ignorancia. Besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MERCHE: vete a saber si no estaba terminando lo impedido por la noche... Besos.

CarmenS dijo...

El pobre Sancho lo pasa rematadamente mal en la obra, unas veces porque le sigue al amo y otras porque no le sigue. Debió poner también mucho empeño Cervantes al concebir a su personaje secundario.

Abejita de la Vega dijo...

¡Hola!
Soy una lectora permanente del Quijote que vive a las orillas de las mismas aguas que Pedro Escudero.
Siempre lo estoy leyendo, unas temporadas mucho, otras poco...depende. Siempre en un tomo ya un poco desvencijado, de la versión de Martín de Riquer.
Voy por mi cuarta lectura del Quijote. Pienso que empieza a gustar cuando te acostumbras a su peculiar manera de construir las frases.Da la impresión, al lector actual, que este tipo se la tiene jurada a los puntos y aparte.
Llega un momento en que ya lo lees con la misma fluidez, con que leerías un best seller de actualidad.
Esta vez ¡hasta he podido con el "ladrillo" del cautivo! Confieso que, en mis tres primeras lecturas, me salté las aventuras del enamorado de Zoraida. Muy biográfico pero pesadísimo.
Con respecto al capítulo de la semana se me ha pasado por la cabeza que el bálsamo de Fierabrás es clasista como racistas son esas medicinas que , en Estados Unidos, fabrican sólo para los negros.
Mi blog , compartido con dos amigos,es:
http://aranitacampena.blogspot.com/
Un saludo

Merche Pallarés dijo...

Eso es lo que pensé al principio pero ignorando que en la época los "machos" eran los mulos... Besotes, M.

Silvia_D dijo...

Y claro , la culpa de que Merche tenga la mente calenturienta, soy yo :P

Lo siento Merche, jojojo, que te leí donde Euphorbia psss.

Ya no os contaré más cosas morbosas, ea!!

Ah!! Pedro, fotos morbosas , también me gustan :))) (tuyas, ehh)

Besos a to dios!!

Pedro Ojeda Escudero dijo...

CECILIA: lo puso y tanto que según fue avanzando la obra dejó de ser secundario.

ABEJITA: Bienvenida a La Acequia, en la que espero encontrarte en próximas ocasiones. Me alegra tu afición al Quijote y que hayas podido al fin con el cautivo. Llegaremos en breve a esta historia. Saludos.

MERCHE: y hasta hace poco, como señala Euphorbia. Vete a saber lo que escondía Cervantes en sus alusiones. Besos.

DIANNA: Una de las cosas que más me satisfacen en esta lectura colectiva es que estemos todos un poco locos. Así que nos os frenéis en esto, que debe ser divertido. Me pensaré lo de las fotos. Besos.

Teresa dijo...

Todo leído y no sé si digerido por tanto retortijón jiji.

Como ya le has sacado muy buena sustancia a todo, me quedo con el momento de gloria de los suspiros del Quijote cuando ensilla a Rocinante, ante la hija del ventero (que los demás creían de dolor)y me vino a la memoria el típico/a que piensa de sí mismo que es un bombón y es un tostón realmente.

Esta somanta palos no hay quien la resista, ni las fiadoras espaldas del escudero. Ahora comprendo por qué todos los nobles y adinerados tienen mayordomo o criado.

Por cierto, el bálsamo no deja de ser una rica queimada
con sus conjuros y aquelarres.

(También me fijé como Pancho, en una entrada anterior, en la foto del que pensé que era tu abuelo)(jus jus).

Pedro Ojeda Escudero dijo...

BIPOLAR: pues dirás lo que quieras, pero prefiero una queimada.

matrioska_verde dijo...

Como casi siempre mi lectura del Quijote siempre es a posteriori de la lectura de los comentarios ¿Crees que esto es recomendable o debería leer primero y luego leer tus comentarios? A mí no me entorpece la lectura pero tal vez haya una razón de peso para actuar al contrario.
Bicos,

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ALDABRA: cualquiera de las dos opciones es buena, siempre y cuando disfrutemos como si lo estuviéramos descubriendo.
Tomar una guía en un clásico puede ser bueno, siempre y cuando no nos suponga una limitación para disfrutarlo sino una forma de comprenderlo mejor.
A veces rechazamos ciertas lecturas por no tener esa guía. En otras, el exceso de explicación puede hacernos perder el placer de la lectura. Espero estar en un punto intermedio.
Besos.

Teresa dijo...

Este capítulo me parece escrito de diferente forma. Tiene algo. Se me olvidó comentarlo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

BIPOLAR: me interesa lo que dices. Dale vueltas y dime por qué.

Myriam dijo...

Tu foto aqui: _oj oj oj otra vez tengo que contestar a Myr que se alarga en los comentarios y porque en lugar de eso, no escribira una entrada directamente en su blog?

_Ok, lo hare, leido este capitulo
se impera un alto en el camino y una devolucion mas ordenada de lo que a mi ha provocado hasta el momento la lectura del DQ de tu mano.

Alla voy y veremos que sale...
mientras tanto, un abrazo

PD genial al reinterpretacion que DQ hace de los tortazos del arriero.

Myriam dijo...

fe de erratas apuratas y emocionatas:

lease: de lo que EN MI ha provocado...

Vale

Myriam dijo...

No, no tome ni balsamo ni pocima alguna. Simple emocion.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MYR: nunca podría pensar eso, querida amiga. Besos.

Asun dijo...

Me da pena el pobre Sancho, cómo se queja de verse siempre el capacico de todos los golpes (por no utilizar una palabra más malsonante que es la que correspondería a la expresión)

Y luego por si fuera poco, después de beber el famoso bálsamo de Fierabrás se pone a morir.

D.Q. actúa de una manera un tanto egoísta en este capítulo. En primer lugar cuando S. está doblado después de la ingesta del bálsamo, como él tiene prisa por volver a salir en busca de nuevas aventuras no repara en el estado en que se encuentra su escudero y decide continuar, y luego cuando el ventero quiere cobrarle los gastos de esa noche, sale galopando sobre Rocinante sin preocuparse de si S. le sigue o no, lo que le supone otra vez al pobre S. tener que hacerse cargo de la situación y sufrir las humillaciones de los allí presentes y ser manteado.

Veo a Sancho demasiado simbiotizado con su amo. Empieza a actuar como si fuera el, a pesar de saber que muy cuerdo no está.

Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ASUN: Sancho irá sumándose a la locrua de su amo cada vez más... y no siempre éste será generoso con él. No son personajes de una pieza, sino complejos. Besos.

Abejita de la Vega dijo...

Leo el capítulo 1, 17 y, en esta ocasión, no voy a esperar a que la pantalla del ordenador se agite, anunciando la presencia de un personaje secundario. La pastora Marcela y la hija del ventero ya me dieron su punto de vista. Esta última desapareció porque, según sus palabras, la moza Maritornes requería su presencia. No debe estar muy lejos, la llamo a gritos, tal y como lo harían en la venta. ¡ Maritoooorneeeeeees! ¿Estás ahí?

Sí, aparece una ventana emergente. Ahí está, es una mujer pequeña, encorvada, tuerta, muy, muy fea. Debe estar algo picada, no le habrá gustado nada el que hablemos de sus trapicheos carnales.

-Con Dios señora mía. No tenga cuidado, a mí no me molesta eso que vuestra merced dice, mis negocios carnales me permiten reunir unos dineros. Tal vez, como fruto de este negocio, pueda volver a mi tierra, la verde e hidalga Asturias. Me envía la hija del amo, dice que vuestra merced quiere preguntarme alguna cosa.

-Con Dios, Maritornes. Sí, te llamo porque me gustaría oír de tu boca cómo vives el encuentro con don Quijote, aquel viejo caballero que te habla con amorosa voz, mientras te tiene en sus brazos.

- Así es, extraña señora. El único hombre que, en esta trabajosa vida mía, me regala dulces palabras; aunque realmente no fueran a mí dirigidas. Así es y no las olvido, aunque pensara en la hija del amo, la que derrite al viejo con sus picaronas sonrisas.

Le cuento. Voy yo con las manos delante buscando al arriero cuando me agarra de la muñeca, me hace sentar sobre la cama y me tienta la camisa. ¡Qué amorosas palabras las suyas! Yo soy su fermosa y alta señora. Y mi gran bondad le ha puesto en venturosa ocasión, ay.

Gran pesar me da verle así de molido y ensangrentado. Más tarde, ya vuelto de su parisismo, habla con su criado Sancho Panza. En un rincón, escucho y suspiro, hecha un ovillo. No saben de mi presencia.

Abejita de la Vega dijo...

La hija del señor del castillo, esa soy yo. “La más apuesta y fermosa doncella que en gran parte de la tierra se puede hallar”. Se hace lenguas de mi adorno, de mi “gallardo entendimiento”. Y tantas cosas que no osa decir por la fe debida a la señora Dulcinea, mi rival, al parecer. Y el cielo envidioso le envía las puñadas del arriero y las quijadas ensangrentadas. Y las patadas en las costillas ¿celestiales fueron acaso?

Sancho se queja de los porrazos recibidos, los mayores de su vida. Y se burla, el muy bellaco, diciendo que, aun su señor, “tuvo en sus manos aquella incomparable fermosura que ha dicho”. Me gusta oírlo de los labios de mi don Quijote, que no en los de este villano harto de ajos.

Amo y criado achacan los golpes recibidos a descomunales gigantes y a encantados moros
El gigante es para el amo. El criado asegura que más de cuatrocientos moros le aporrearon. Cuatrocientos golpes es posible que recibiera, mas las manos moriscas ejecutoras no fueron tantas. A mí también me cayó alguna puñada, mas la paliza propinada por mi amo. Y nadie me oye un ay, para qué.


En esto, entra el cuadrillero, con el candil encendido, para ver al “muerto”. Se queda suspenso al oírles hablar y pregunta al vapuleado algo que molesta mucho al hidalgo: ¿cómo va buen hombre? El caballero considera ofensivo eso de “buen hombre” e, indignado, le reprende por su mala crianza. El de la Santa Hermandad explota y estrella su candil en la cabeza del viejo.

Don Quijote, descalabrado al parecer, pide a Sancho que vaya donde el alcaide y le solicite aceite, vino, sal y romero. Ha de preparar un bálsamo que sanará sus heridas. El criado se lo requiere al cuadrillero, el cual da cuenta al ventero, que acude con lo de la medecina. En la cocina hay de eso, que no en la botica.

Dos chichones algo crecidos, nada de sangre. Sudor sí, muchísimo sudor de la congoja. Eso es, al fin, el mal del caballero; el cual mezcla y cuece aceite, vino, sal y romero. Un adobo...Lo echa en una alcuza y reza un montón de oraciones santas, con muchas cruces. Lo bebe y comienza a gomitar y a sudar. Lo tapan bien y le dejan que descanse. Duerme más de tres horas y se despierta muy feliz, el bálsamo le ha curado. Ya pueden venirle batallas, a partir de ahora. De Fielabrás lo llama.

Sancho tiene a milagro la mejoría de su amo y se decide a beberse lo que queda en la olla. Mas el efecto no es el mismo, le dan tantas ansias, bascas, trasudores y desmayos que cree llegada su última hora. ¡Qué espumarajos salen de su boca! Y crece su enfado cuando don Quijote dice que como el Panza no es armado caballero…Maldice y se le van las aguas por todas partes. ¡Cómo puso la estera de enea y la manta de anjeo! ¡Lo que me costó luego quitar aquella inmundicia! Dos horas le dura el mal, pobre. Y queda muy quebrantado, que el Fielabrás debe ser sólo pa señores.

Y don Quijote tan fresco, decide salir de la venta, en busca de nuevas aventuras. Proclama que el mundo lo necesita y no quita el ojo de la niña, la hija de los amos. Y suspira, cómo suspira, ay mi caballero andante, que yo iría contigo por esos mundos, no mires tanto a la mochacha y a su camisa de pechos. Y piensan algunos que es el dolor de las costillas...

¡Mira que yo ayudé a la ventera cuando te bizmaba! ¡No te vayas! ¡Llévame!
No me dejan seguir, hay una fuerza que me arrastra. Debe ser la venterita, no soporta que hable de mi amado…

-Se fue, adiós Maritornes, vuelve cuando puedas, cuando te dejen.

María Ángeles Merino

Anónimo dijo...

..el quijote hay que leerlo completo..tres veces..y luego cada año de ser posible..porque con el tiempo..lo leeremos muy rápido y con la ayuda del audio..es muy profundo y complejo este libro...que plantea la constante lucha entre el bien y el mal..nuestros opuestos hemisferios..la luz y la oscuridad...es como esencia universal del ser humano.