jueves, 25 de septiembre de 2008

De fantasmas a batanes, con Sancho desatado (Cap. 1.20).


Hay más cosas en este capítulo de las que aparecen en una lectura rápida. Veamos.

Su estructura parece repetir la del anterior para llegar, por ampliación, a propuestas diferentes. Cervantes consigue volver a sorprender al lector y enriquecer la narración.

En el capítulo XIX, lo que comenzaba como aventura misteriosa de fantasmas terminaba en una cena con lo robado a los eclesiásticos, tras desvelarse su rango nada fantástico. Aquí sucede lo mismo: la aventura también es nocturna y se presenta, en mitad del bosque, producto de algo que bien podría ser tan sobrenatural como una procesión de aparecidos.

Cuando don Quijote y Sancho buscan agua para saciar la sed provocada por la cena, oyen un ruido que los sobrecoge. La reacción de ambos es idéntica a la del capítulo anterior: mientras Sancho teme -su miedo lo vuelve a llevar más allá de la realidad-, a don Quijote lo salva del miedo el valor que le inspira su locura caballeresca y pronuncia esas palabras rotundas:

-Sancho amigo, has de saber que yo nací, por querer del cielo, en esta nuestra edad de hierro, para resucitar en ella la de oro, o la dorada, como suele llamarse. Yo soy aquél para quien están guardados los peligros, las grandes hazañas, los valerosos hechos.

Tras las palabras del amo, el capítulo comienza a diferenciarse del anterior, para no repetir sino, como hemos dicho, ampliar la narración, llevándola a nuevos terrenos que serán muy provechosos posteriormente. Este giro se debe a Sancho. Cervantes da el paso definitivo en la construcción de este personaje: centra sobre él la acción del resto del capítulo y determina que el final de esta aventura, tras descubrirse que el ruido procede de unos batanes, ya no sea como cuando se nos dice, en el anterior, que los encamisados son hombres de iglesia desarmados.

A Sancho, el miedo le desata la imaginación, la inventiva y la lengua (y, luego, el vientre). Como sabemos, ata las manos de Rocinante, se abraza al muslo de su amo y lo intenta retener con un cuento que procede del folklore y, tan popular, que ha llegado, con variantes, hasta hoy. Este cuento también es parte de ese muestrario de formas narrativas posibles que se halla en la Primera parte del Quijote. Además, este cuento es, en sí mismo, parodia de historias amorosas y pastoriles.

Cuando don Quijote, cansado, pierde la cuenta de las cabras del pastor Lope Ruiz, Sancho interrumpe la narración que, como sabemos, no tiene final verdadero. Y el desnivel de la acción provocada por el criado, con respecto a lo que había sucedido en el capítulo anterior, se concreta en la escena escatológica -ya hemos visto que no es la única de la novela, lo que confirma la intencionalidad de Cervantes quien, con toda seguridad, deseaba jugar a todos los contrastes- en la que Sancho hace sus necesidades y es afeado por su amo.

Al amanecer, descubren, como decía, la verdadera fuente del ruido. La vergüenza que ambos sienten de su miedo no tiene más salida que la risa, franca y sanadora. Estallan en carcajadas puesto que es tan enorme la diferencia entre lo temido y lo encontrado que ni don Quijote tiene la suficiente fuerza para trasformarlo a su manera.

Tras la risa, sucede algo de enorme importancia para el resto del libro: don Quijote se pica, como hidalgo que es, de las burlas del criado (quien parodia las palabras del amo, mofándose), lo golpea y, para completar su distanciamiento, le prohíbe dirigirse a él con tanta confianza como hasta ese momento.

Veremos que esta prohibición acaba por explotar en Sancho, quien necesita ya la palabra y el diálogo con su amo y, además, le enseña a relacionarse de otra manera con él. Pura dinámica social de un mundo jerarquizado. Ambas cosas: la necesidad del diálogo entre los dos y la evolución de su relación, constituyen gran parte de la novela.

Este capítulo es, de nuevo, una soberbia muestra de cómo montar el armazón de una novela para hacerla avanzar.

Anotaremos las consecuencias de todo ello en los próximos capítulos. El jueves, el XXI.

35 comentarios:

lichazul dijo...

y que cosas
jerarquías que se repiten en todo orden y situaciones cotidianas...
sin duda cervantes tiene visión sociológica que sobrepasa la temporalidad .

al menos en lo que a mí parecer puedo decifrar .

un abracito para usted profe
muakismuakis

lichazul dijo...

ahhh por cierto ese perro en la naríz te hace ver como pinocho jajaja

te hace falta un grillito (:-))

Silvia_D dijo...

Jajajajaja, anda, la foto lo dice todo :P luego vuelvo, ahora voy a vestir enanos.

Besitos y buen día, niño

Anónimo dijo...

Tu foto con la pinza me ha hecho mucha gracia porque esa parte escatológica que escribe Cervantes está muy lograda. Tambien yo casi me tapo la nariz... Luego me ha gustado mucho la descripción de esa noche cerrada llena de ruidos extraños, que luego sabemos que es debido a los batanes batiendo las telas, y el murmullo del agua. Esa noche que "ni el viento dormía ni la mañana llegaba". Me ha gustado mucho esa frase. Tambien me he fijado que hay más dichos que aún son actuales, tales como "la codicia rompe el saco" y "quien bien te quiere te hará llorar". Esto último no lo creo. Esa parte de mostrar la jerarquía apaleando al pobre Sancho no me ha gustado nada pero, comprendo que eran otros tiempos. Me reí mucho con el cuento de nunca acabar. Supongo que este dicho tambien viene de ahí ¿no? Muy buen capítulo, sigamos cabalgando con el XXI. Besotes, M

Pilar_Cordoba dijo...

Voy un poco retrasadilla con el libro porque tengo un montón de trabajo tanto en la oficina como en casa, porque aunque mis horario laboral termina a las 7 de la tarde hay días que son las 12 de la noche y aún estoy en casa recogiendo y haciendo cosas. Estoy en el capítulo 16, pero me viene bien porque como ya he leido tus entradas de los capítulos siguientes pues los entiendo mejor.
Lo importante es que ahí sigo y aún me parece mentira que me esté leyendo El Qujote, ni yo me lo creo jejeje.
Lo de el artículo de El Quijote comestible que escribí ayer y que lo saqué del periódico tiene pinta de ser caro pero debe ser un gustazo descubrir a que sabe este libro.
Un besazo.

manzacosas dijo...

Muy posiblemente Cervantes nos quería decir que una cagadita a tiempo es una victoria. Un saludo

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Como siempre, haces un profundo e incisivo analisis de este capitulo. Lo que más me llama la atención es el panico que Sancho sintió, y sus olorosas consecuencias; y luego, cuando adivinaron la causa al amanecer, su cachondeo y su risa de D. Quijote. Sancho era un autentico socarrón, e irónico algunas veces, no era tan tonto como parecía.

Ante lo desconocido, todos temblamos; luego, cuando sabemos lo que es, nos reimos del peligro, e intentamos hacernos los valientes; y se nos olvida lo mal que lo pasamos cuando estabamos asustados.

Un cordial saludo.

Anónimo dijo...

No sigas asi, que te puedes quedar como este tipo
http://es.youtube.com/watch?v=0A5dhN_Q8Ik

Martine dijo...

Profe! no me ponga falta si llego tarde a clase... Pero voy sacando buen provecho de todas ellas...
Estoy segura de su benevolencia y comprensión... Dando la clase con una pinza en la nariz, no se puede estar más "enrollado"...¿¿¿ Pero toda la hora así???

Un besito!

Ele Bergón dijo...

Cuando leí este capítulo, me encantó. Creo que Cervantes describe muy bien todas las conductas que produce el miedo y las diferentes formas de afrontarlo y resolverlo.¡Cuántas veces tenemos miedo y luego al descubrir su origen, afortunadamente nos reímos, pero antes ya ha acampado a su anchas y ha hecho sus estragos en nosotros, igual que lo hace con Don Quijote y Sancho.

El cuento del mal cuente de las cabras me fascina.

Saludos

Anónimo dijo...

Ante el aluvión de calidad de este comentario que revienta las costuras del capítulo XX, ganas le dan a uno de dirigirse al centro del albero y desmonterarse en señal de respeto y humildad. Desde esta humildad y consciente de las limitaciones quijotescas algo habrá que comentar.

Una vez que nuestros dos penitentes han dado buena cuenta de la merienda que Sancho llevaba en las alforjas (procedente del botín del encontronazo con los clérigos) y recogidos los relieves en una noche ventosa y oscura como boca lobo. (De nuevo que buena lección de consumo sostenible: los restos pueden servir para otra ocasión y no dejan todo tirado por cualquier sitio). Cogen de ramal a sus monturas, dejándose guiar por el ruido de una cascada que les promete saciar la sed que les ha provocado la copiosa cena.

Unos ruidos acompasados les mete tal miedo en el cuerpo que les hace olvidar la sed; Sancho apea a Rocinante con el rabero de su burro, (¡Vaya noche toledana que pasó el caballo con su amo subido encima) sólo lo desatará cuando el alba empiece a reír, e intenta por todos los medios que, al menos de noche, su amo no se aventure: no merece la pena tentar la suerte. Considera el escudero que la fortuna ya le ha sonreído suficiente últimamente. Mucho más que a él, que considera el manteo como la humillación más grande que un hombre pueda recibir, sobre todo porque D. Quijote se libró de ella.

Ya amanecido, descubren que los ruidos provenían de unos edificios “que más parecían ruinas que casas” que albergaban unos batanes cuya ruinosa condición debe de ir irremediablemente unida a los molinos y batanes que jalonan el curso de los ríos españoles. Ruinas que ahora se recuperan como albergues en muchos sitios y que son testigo de una artesanal industria textil y agrícola en siglos pasados, que sufrió muchos avatares y no supo adaptarse a los tiempos.

Ninguno de los dos puede contener la risa pero el que cobra del lanzón es Sancho. Además, su amo le suelta un discurso donde le reprende por la familiaridad excesiva que ha mostrado y marca la distancia que debe haber entre un amo y su criado. Distancia clasista que contrasta con el discurso pacifista de la edad de oro que les soltó a los cabreros en el capítulo XI donde todo era igualitarismo. pancho

Pedro Ojeda Escudero dijo...

LICHAZUL: Cervantes era un hombre de su tiempo, pero conocedor de cómo se establecen las relaciones sociales. En su novela hay un gran reflexión sobre este tiempo. Besos. Y sí que tengo grillo: sobre el hombro que no se ve.

DIANNA: me alegro haberte hecho reír al principio de la jornada. Besos.

MERCHE: esa frase -"ni el viento dormía ni la mañana llegaba"- está muy lograda y consigue la sensación buscada, en efecto. Me gusta cómo te fijas en esas expresiones cervantinas. A por el XXI. Besos.

DESPLAZADOS: no te preocupes, sabes que sigo respondiendo en las entradas anteriores. Cuando puedas, nos pillas. Me alegro mucho de que nos acompañes en esta lectura. Un beso.

MANZACOSAS: y tanto. Era un sabio. Un saludo.

CORNELIVS: y se irá destapando cada vez más. Este crecimiento de Sancho será uno de los logros narrativos de Cervantes y lo veremos en la Segunda parte. Qué valientes somos a toro pasado. Saludos.

BRGS: espero que no. Pero si me pasa, lo pondré aquí. Prometido.

SELMA: a veces, todo el curso... No te preocupes, aquí no hay exámenes. Un beso.

ELE: es un capítulo tan lleno de cosas, que nos atrapa, en efecto. Saludos.

PANCHO: está bien visto eso del consumo sostenible. Además, el pobre Sancho no está para volver a pasar hambre y es previsor. Me gusta que señales la importancia de aquella industria en España. Si nos fijamos, Cervantes ya ha dado cuenta de varios desarrollos tecnológicos de su tiempo -molinos, batanes-. Habrá más.
En cuanto a tu último párrafo, ya sabes, una cosa es predicar y otra dar trigo.
Buen comentario, querido amigo. Un abrazo.

Gracias a todos por vuestras palabras.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

bueno, biueno...es la primera vez que publico sin pasar por aquí... y casi me asusto con tus prácticas masoquistas...jo...eso debe de doler.

Menos mal que aqui nuestro personaje no puede tapar la realidad con la fantasia... me ha gustado tu forma de enfoque didáctico de tu post, como siempre...saludos

fotosbrujas dijo...

¿A que olia?

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MANUEL: fue sólo un ratillo, pero sí. No importa: ya sabes que yo lo doy todo por la cultura... Un abrazo.

CUENTOSBRUJOS: tendrás que leer el capítulo para averiguarlo...

Abejita de la Vega dijo...

Caballero y escudero, atormentados por la sed, van a dar a un garcilasiano prado ameno que resulta no serlo tanto.
Un extraño ruido, en la negrura de la noche, les hace pasar mucho, mucho miedo. Sancho, tras la cuquería de atar las patas a Rocinante, se convierte en protagonista de uno de los episodios más malolientes. Todo termina en risas...sólo era un batán.
Voy a imaginar al niño Miguel, en uno de esos incómodos viajes que la mala fortuna de su padre, el cirujano-barbero Rodrigo, le obliga a soportar.De Alcalá a Valladolid, en 1551, con sólo cuatro años. Y no será el último: Córdoba, Cabra, Sevilla y Madrid. ¡Qué bien conoce Miguelillo la incomodidad de las ventas con sus "venteriles cenas", el hambre, la sed, los miedos y peligros en los inseguros caminos de esa mísera España del César Carlos!
Es de noche, la itinerante familia descansa en un prado fresquito, tras una dura jornada de viaje.El ruido escandaloso de un molino de agua, con mazos para golpear tejidos, crea un confuso escenario de horror y espanto. Nuestro niño pasa miedo, mucho miedo .La argandeña Leonor de Cortinas acude a la llamada de su pequeño: ¡mamá caca!
Miguel está escribiendo su capítulo XX y recuerda aquel pavor infantil. Se lo atribuye a Sancho que… es el que más tiene de niño...Menudo cuco el tal Sancho.
Por último, os aconsejo un libro: “Cervantes visto por un historiador”de Manuel Fernández Álvarez.. Un saludo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ABEJITA: sin duda, muchas de las cosas que vivió o vio las lleva a este libro, así que bien pudiera ser cierta tu historia. Saludos.

Kety dijo...

Hola, esta semana estoy por otros derroteros, pero me basta con leeros y disfrutar de los episodios de este loco caballero, que es un disfrute.
Lo de la pinza en la nariz, imagino que es por la escena escatológica. Muy gracioso.
A mí me hizo reir cuando lo leí la primera vez.

Saludos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

KETY: no te preocupes. Lo bueno que tiene este medio, es que siempre puedes recuperar entradas anteriores y yo responder vuestros comentarios. Un saludo.

Alatriste dijo...

A mi me llamó la atención que Don Quijote al descubrir que los ruidos de la noche no eran sino batanes, no recurriera a viejo recurso del para explicar el cambio. Esto me hace pensar En hacer pensar a uno que D. Qujiote, en puntuales ocasiones, da unas muestras de cordura que hacen sospechar hasta que punto llega su locura.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ALATRISTE: en efecto, en muchas ocasiones cabe dudar de la locura de don Alonso, porque todo parece más producto de su voluntad y del juego literario en el que está inmerso. Aquí, el desnivel entre lo temido y la realidad es tan grande, que ni siquiera puede recurrir al genio enemigo.

Francisco O. Campillo dijo...

Solo quiero dejar constancia de que esta lectura se está convirtiendo en una aventura apasionante.
Este capítulo no era uno de mis favoritos, precisamente, pero tendré que releerlo con calma a la vista del post y los comentarios que lo acompañan. Ambos -post y comentarios- me han descubierto claves que no había advertido. A esto me refiero cuando hablo de "aventura"

Pedro Ojeda Escudero dijo...

FRANCISCO: te aseguro que para mí ésta es la mejor lectura de las que he realizado de la novela.
Es un placer teneros a todos como compañeros.

Teresa dijo...

La pinza ha sido de matrícula en la aportación gráfica. Es un reto que en el mismo marco escénico y en un espacio tan reducido, haya distintas posturas y pistas para cada lectura de cada capítulo.

Me apunto a lo que dijeron Manza y Alatriste.

El protagonista es sin duda Sancho que no tiene desperdicio
en el cuento en el que tan importante era llevar la cuenta, (quizás su intención era dormir al Quijote),
ni el cangelo, dicho y hecho,
ni en la mofa hacia su amo.
Además, Sancho, conoce en este capítulo que el Quijote ha hecho testamento donde se refleja su sueldo por día.

Quijote es consciente de la imagen que proyecta a los demás. Es un juego de rol en el que acepta voluntariamente participar.

Un capítulo muy divertido

Teresa dijo...

Esta noche, cuando leía este capítulo, he pensado otra vez en el cine.
Y en el cine malo americano de dos tipos:
1) el que casi todo el argumento transcurre en la oscuridad, con lo que el espectador no ve nada
2) la filmación que hacían durante el día y daban un efecto de noche, pero les quedaba un azul marino claro un poco raro.

Pues bien, he pensado que lo que hacía El Quijote era lo mismo, quería hacer su aventura en la oscuridad para enviar sonidos sin acciones. Me explico muy mal, pero sé que tú me descifras muy bien.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

BIPOLAR: en efecto. En este capítulo, habrá cosas que tendrán repercusión para el resto del libro: el testamento, los golpes del amo al criado, etc.
La noche, en el arte, pocas veces es negra: casi siempre violeta o azul oscuro. Es una sensación extraña. Te explicas. Además, como se ha señalado ya, la novela es muy plástica y dinámica: precine, lo llaman algunos.

Unknown dijo...

Un capítulo muy divertido. No soy de risa fácil y éste me alegró la tarde.
Un abrazo.
La foto con la pinza INSU PERABLE.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ANTÒNIA: es bueno que los clásicos nos diviertan.

Euphorbia dijo...

Cada capítulo sorprende y divierte. Los he visto a los dos riéndose con ganas de su miedo infundado. El personaje de Sancho cada vez está más perfilado y la pareja cada vez más inseparable.
Un capítulo que me ha parecido muy visual. Genial.
Un beso, a ver si consigo reengancharme al pelotón...

Pedro Ojeda Escudero dijo...

EUPHORBIA: ánimo, te queda poco. En efecto, este capítulo es muy visual y en él se dibuja ya la relación entre ambos personajes que irá protagonizando el resto de la narración.

Myriam dijo...

Hola Pedro... Con tu broche en la nariz, me ahogaba, trate de no mirarte.

Me gusto el ritmo mas tranquilo despues de tanta accion en los cap. precedentes.

Hay frases que me gustaron mucho; "oyeron a deshora otro estruendo que les aguo el contento del agua"

" Pues todo esto que yo te pinto son incentivos y despertadores de mi animo", sencillamente sublime!

" Como la codicia rompe el saco, a mi me ha rasgado las esperanzas"

Pero lo que me fascino es su pre-cine en: " Sancho estaba tan junto y cosido a el que casi por linea recta subian los vapores...."

En fin, ni hablar de como se perfilan los personajes. besos y paso al pmo. cap.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MYR: cuando uno lee con calma el Quijote, estas frases saltan y se puede degustarlas. Me alegro de que te pase.

Asun dijo...

Este capítulo es divertidísimo.

Por una parte como S. engaña a DQ atando las patas de Rocinante y DQ no se percata de la trampa.

El cuento que S. cuenta y lo deja a medias porque DQ ha perdido la cuenta de las cabras que el pescador ha pasado.

La escena escatológica es de risa. Mientras leía me lo estaba viendo en pose e intentando disimular, y todo esto pegado cual lapa a su amo, claro.

S. con los carrillos hinchados, y la boca llena de risa cuando descubren el batán y los dos se parten de risa.

Pero claro, no podía el capítulo acabar sin que el pobre S. reciba su ración de palos y DQ le asesta un par de ellos y después le humilla.

Mañana a por el siguiente, que ahora ya es tarde.

Besos

Asun dijo...

Ah, por cierto, muy graciosa la foto. La había visto antes de leer el capítulo y no entendía muy bien, pero después de leerlo se me han despejado todas la dudas jajajjaja

Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ASUN: Uno de los más divertidos, sin duda: sabia utilización de la escatología por Cervantes. Besos.