viernes, 29 de agosto de 2008

Dejad de quererme


Un hombre de 42 años decide romper con todo: trabajo, familia, amigos. No quiere que le quieran. Lo hace con la verdad cruda: no soporta a los clientes de su agencia de publicidad ni a un oficio que le obliga a mentir sobre las calidades de los productos; se aburre con su vida de acomodado burgués y la monotonía prevista de cada uno de sus días; no aguanta ya la hipocresía social de la amistad. Después, toma su automóvil y se dirige a un destino que le lleva hacia su padre, que les abandonó a él y a su madre treinta años atrás.
Qué planteamiento más oportuno para una película fracasada, Dejad de quereme, de Jean Becker. La interpretación de los actores es muy buena; la fotografía excelente; la estructura tripartita (ruptura con la vida; viaje de huida o regreso; estancia con el padre), bien marcada y dinámica, cada parte con su propio ritmo; el diálogo excelente; de los 85 minutos del metraje, 70 pasan sin sentirse aunque no se nos esté contando nada especial puesto que la película se basa en la construcción del personaje principal y los que deja o se encuentra.
Me decepcionó la necesidad que sintieron el director y el guionista de explicitar la causa de la ruptura y del viaje y me dejó frío la escena final, en la que se pretende una visión contenida de la emoción, innecesaria del todo punto.
He conocido personas que no quieren que las quieran. Cada una con sus razones. Algunas porque son incapaces de mantener una relación emocional con nadie y ni siquiera deben plantear que dejen de quererles porque es muy difícil hacerlo; otras por mera pose de apartados o malditos -ésta se da mucho entre artistas-; varias porque se han fatigado de su vida y de su personaje y descubren que no son nada. Las historias más dramáticas son las que no tienen una excusa tan evidente como en la película. Se levantan un día -el final de una cadena de otros días- y ya no pueden más consigo mismos. No odian, sólo quieren marcharse. Para eso, hay que dejar siempre las puertas abiertas.

28 comentarios:

matrioska_verde dijo...

A mí esta idea que nos cuentas me parece de lo más triste. Creo que es bonito que nos quieran y querer. Lo que pienso es que en realidad, ese tipo de personas tienen más miedo que nadie a la pérdida y por eso no quieren entregarse.

En fin es solamente una idea ¿quién entiende al corazón?.

Bicos,
Aldabra

CarmenS dijo...

Buen tema para explorar a fondo no en una sino en muchas páginas y películas.

Merche Pallarés dijo...

A mi me ENCANTA que me quieran y tambien me gusta querer. Qué triste una vida sin amor y sin querer... No la soportaría. Besotes, M.

Anónimo dijo...

Lo malo es que a veces, esos que no quieren ser queridos son quienes más lo necesitan. Incluidos los artistas tan aficionados al malditismo.

Unknown dijo...

Me parece un punto de vista muy interesante. Coger una pequeña mochila y, en mi caso tomar un tren hacia donde el destino quiera llevarte. Sí, dejaremos las puertas abiertas.
Me gusta que me quieran pero a veces no tanto, como en el bolero.
Tomo nota de la película.
Un abrazo.
PD/ estoy atrasada en la lectura del Quijote. En cuanto se vaya la niña y el curso comience tendré más tiempo y me pondré al día.
No he abandonado la aventura, sólo estoy parada en un castillo-posada.

Euphorbia dijo...

Qué pena que la película te pareciera fallada porque da la impresión que el argumento era bueno y podía haber dado de sí. A veces los directores no saben aprovechar las posibilidades de una buena historia.

No se puede evitar que nos quieran... y ni ganas.

Un beso Pedro

Teresa dijo...

Lo triste es que la mayoría de las veces es al revés... Te vas porque no te quiere nadie.

JESUS y ENCARNA dijo...

Buenos dias Pedro.
Curiosa eleccion tuvo este hombre en su juventud, no menos curiosa determinacion.
¿Que seria de la sociedad de consumo si no tuviese personajes tan queridos por sus gestiones?....
Mentira... o verdad...., el ofrecia sueños y productos, la realidad siempre es otra. De todas maneras ya hay quien lo sustituya.
Buen relato, buena reflexion.
Saludos.
Jesus

Diego Fernández Magdaleno dijo...

A mí me encanta querer y que me quieran. Es mi ocupación favorita.
Un gran abrazo, Pedro.

Lazarillo en América dijo...

Me recuerda MUCHO no en el argumento sino en la esencia de éste a FOUTEILLES D'ORQUESTRE, la película francesa de hace unos años... es como el sueño dorado de cualquiera en torno a esas edades... ¿no?

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

"El mundo no es digno de aquel que se descubre a si mismo". Creo que esta frase es de Ernesto Sabato, aunque no estoy seguro.

Pena de pelicula, a veces con un buen argumento no es suficiente.

Y en cuanto a la sensación...comprensible; si, es cierto que hay que dejar siempre las puertas abiertas.

Saludos.

Anónimo dijo...

No creo que este mundo tenga la solución a si mismo.

Y esto es un axioma

Anónimo dijo...

Yo no actuaría de esa manera, pero cada persona es un mundo. Un abrazo.

Caelio dijo...

Querido profesor, apunto la recomendación en mi cuadernillo de pendientes, pero déjame que te recomiende de Jean Becker la anterior producción a esta: "Conversaciones con mi jardinero". Altamente recomendable, sin efectos especiales ni ganchos para taquillaje. Es sencillamente una película que deja un sabor de boca agridulce y muchas, muchas interrogantes.

Saludos, Pedro.

Juan Luis dijo...

Tal vez sea la forma de volver a desear el ser querido. Muchas veces la felicidad y las ganas de vivir están en el anhelo y no en la conquista.

Saludos y feliz finde.

MeTis dijo...

¿has pensado alguna vez, querido pedro, que quizas la gente no quieren que le quieran porque es la mejor manera de no resultar dañados? Fijo vamos.

Silvia_D dijo...

A veces, te han dañado de tal manera que piensas que la mejor manera de no sufrir más es apartándote de todo lo que suene a esa palabra "amor" , luego, si tienes suerte, cambias de opinión.

Besos con cariño ;)

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

La película no la conocía; dudo que existan personas que no quieran ser queridas, pero si que hay personas que no saben querer. De todas formas que pena no querer que te quieran...un abrazo

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ALDABRA: los sentimientos son las cosas más enrevesadas del mundo, en efecto. Besos.

CECILIA: como en la vida misma.

MERCHE: ¿y cuando todo pesa? Besos.

BRUJAROJA: eso es, exacto. Y a veces no pueden o no saben decirlo.

ANTÒNIA: Dejaremos abiertas las puertas.
El Quijote te espera, no te preocupes.

EUPHORBIA: sobre todo porque se decantan en los finales por lo más fácil. Un beso.

BIPOLAR: ¡¡oportuno dardo en el centro de la diana!!

JESÚS: siempre hay una forma de sustituir lo ausente. A veces, con la misma ausencia. Saludos.

DIEGO: y se te nota, querido amigo. Un abrazo.

LAZARILLO: hay edades muy malas...

CORNELIVS: magnífica frase. Al menos, entornadas. Saludos.

DARGOR: no hay otro, así que las soluciones van cerrándose. Con o sin axioma.

FERNANDO: un mundo o varios... Un abrazo.

CAELIO: esa era mucho mejor que ésta, en efecto. Esta también coincide en la naturalidad de las cosas: una historia que se cuenta por sí misma. Y también nos interroga. Un placer tenerte por aquí, celtíbero.

JUAN LUIS: somos así de enrevesados. Saludos.

METIS: al menos, es un buen protector contra el daño. Pero no se puede...

DIANNA: y aunque no la tengas. Besos.

MANUEL: es muy difícil el sentimiento. La película, en esto, tiene truco: es lo peor de ella. Un abrazo.

Gracias a todos por vuestros comentarios.

Esther dijo...

Hola! la película tiene buena pinta la verdad.Y es verdad lo que pasa a veces que uno se cansa de su propia vida y tiene que reinvertarla o siente que es monótona.Lo del querer creo que es porque muchos ven que algunos amores son como falsos condicionados por algún interés digamos y acaban también asqueados por ello y para eso piensan, para eso que no me quieran...

Besos

Merche Pallarés dijo...

Querido, el querer y el que me quieran, no me pesa en absoluto... (excepto algunos pesados, eso si)¿a ti sí? Besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ESTHER: a veces, como en la película, no queremos que nos quieran para que no sufran. Besos.

MERCHE: o hacemos que pese al otro. Besos.

PILAR dijo...

Puf.
A ver:
Mujer de 42 años,
harta de sociedad burguesa y provinciana
sin salir de dicha ciudad en todo este tiempo, salvo para pequeños viajes de turismo.
harta muchas veces de que la gente esté pendiente... unos de otros, y otros de unos.
Harta de estar, a veces, o muchas veces en medio de personas que se miden por el tener y no por el simplemente ser.
He visto crecer a mi lado a compañeras de colegio, compañeras de universidad que han ido rodeándose de un halo superficial increíble. Gente que se supone que era normal!!!
Pero se han situado, se han colocado, han ascendido socialmente por si mismos, por sus "papás" o porque han hecho buenas bodas...
Y no queda nada de su pura esencia, ahora son sólo lo que tienen.
Antes eran lo que eran porque sólo eran, y ahora son lo que tienen porque ya no son, sólo tienen.
Y cuando te encuentras con ellos, en una calle, en un café...la distancia no sólo es la del tiempo desde que no les volviste a ver. la distancia la marcan, su ropa, sus joyas, sus poses, sus coches, sus trabajos...y ya no son porque solo tienen.
Y todo esto te deja un poso tan de vacío...que te dan ganas de PIRARTE y abandonar, pero no porque no quieras que te quieran.
Yo, sí quiero que me quieran, pero pocos los que me quieren por quien soy, no por los roles que me rodean y por lo que tengo o no tengo.
Y me entristezco más de lo que estoy porque evidentemente no tengo cojones (ni físicos ni psicológicos)para romper con todo. Pero, muchas veces ganas me dan.
Entonces en vez de romper con todo, me pongo de mala leche, me entristezco, me deprimo, dejo pasar los días como mejor puedo, y cuando pasan estas sensaciones intento retomarme a mí misma, quererme un poco y llego a la conclusión que no sé qué es más valiente si seguir con trabajo, familia y amigos o abandonarlo todo.
Esa es mi cuestión eterna, o al menos permanente por ahora en mi vida en muchos momentos, cuando encuentre una solución, que no sé si la hay porque no todo es blanco ni negro, te la cuento.
Mientras tanto, ya me dirás cómo puedo conseguir ver esa peli.
hay una que a mí me marco mucho en su día;"El filo de la navaja".
Un beso fuerte.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

PILAR: cuánta razón tienen tus palabras. Hay un momento en el que nos damos cuenta de que la gente que conocíamos ha construido una sociedad de cartón piedra en la que ya no nos sentimos a gusto. Lo divertido es comprobar que esa sociedad repite la de siempre, con nuevas ropas más modernas.
"En ese punto intermedio" es donde debemos buscar lo que queremos de verdad, el sitio exacto en el que queremos encontrarnos.
Besos.

PILAR dijo...

Corazón, que no me has dicho lo de la peli, qué cómo puedo encontrar esa peli? Por internet o en cualquiero video club?
Un beso

Isabel Huete dijo...

Creo que las personas que no se dejan querer, por lo general tampoco saben querer. Es difícil querer, con lo que ello implica, y rechazar eso mismo que tú das, porque quien quiere disfruta queriendo al ver la felicidad ajena y nadie está tan loco como para no querer sentirse así también.
Pienso que quien no se deja querer es que no sabe quererse, vive en un limbo afectivo, autodestructivo. Las causas pueden ser muchas y todas dolorosas, seguro.
Un besazo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

PILAR: en algunas ciudades aún está en cartel, así que no creo que la hayan sacado en DVD todavía. Supongo que dentro de unos meses.
En Internet, como sabes, está el mundo entero...

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ISABEL H.: somos una especie rara y variopinta, como sabes. De todo hay. Incluso cariños que matan y ahogan.
Aunque no es de lo que trata exactamente el argumento de la película (en la que quiere que dejen de quererle para no hacer daño), tienes razón en tu argumento: la mayor parte de la gente que no puede querer o dejar que le quieran es porque no sabe quererse (por exceso o por defecto). Besos.