viernes, 30 de mayo de 2008

Abismos

Hay personas que no saben o no pueden vivir sin abismarse en su propio dolor. La contemplación de sus males es la única razón de sus días: todo me pasa a mí, pero ese todo es siempre todo lo malo y nunca nada bueno. A veces, es producto de un ambiente familiar en el que se aprende el sufrimiento casi como la única forma aceptable de relación: cuánto daño pueden hacer las familias en las que se respiran climas insanos que nos envenenan de por vida, sobre todo porque no estamos preparados para que, aquello que amamos, nos haga tanto daño. En otras ocasiones, son las circunstancias que nos vamos encontrando en la vida las que nos desarbolan hasta derrotarnos: la sabiduría popular sabía expresarlo con el refrán que afirmaba que las desgracias nunca vienen solas, porque parece que hay una tendencia en el ser humano en cebarse en el que sufre, que no puede compensarse con las acciones de los que sí ayudan dado que nuestra forma de vida da escasas oportunidades al que no puede seguir el ritmo acelerado de las cosas. En algunas ocasiones, son trastornos hormonales que la ciencia moderna sabe solucionar con fármacos que compensan los desequilibrios de nuestro organismo. Además, las circunstancias individuales nos hacen a todos diferentes ante el abismo.
La psicología conductista intenta hacer ver que no es así, que no son tan importantes las cosas que nos pasan como la forma que tenemos de sentirlas y pone en práctica una serie de estrategias que ayuden a cambiar nuestra forma de actuar para modificar nuestra conducta en aquello que nos hace daño. Suele ocurrir que, al andar por la vida con tristreza o depresión -no son términos equivalentes- nunca apreciamos las cosas buenas que nos encontramos por el camino y parecemos imanes de las desgracias porque sólo tenemos sensibilidad para ellas.
No hay que tomárselo a broma ni a título de inventario. Aquellos que nunca han pasado por un estado depresivo no son conscientes del poder destructivo que tiene la mente humana, de la fuerza con la que nos arrastra hacia un pozo de oscuridad y desesperación, la angustia que no deja dormir y que hace que no descansemos, que obliga a pensamientos circulares y reiterativos, a espirales de sufrimiento sin una verdadera causa. Estar junto a una persona que sufre de este tipo de enfermedades es muy duro porque nos parecen incomprensibles y, en muchos casos, voluntarias. Qué errados estamos al pensar así.
Hay algo en nuestra mente que, cuando se descompensa, nos agarra con mano firme y nos arrastra hacia abismos en los que, el simple gesto de abrir una ventana y que entre la luz del sol y el aire se renueve para orearnos por dentro, es imposible.
Por eso, cuando un amigo cae en ese vértigo interno, sé que hay que estar junto a él, no agobiarlo, tener paciencia y comprensión y recursos para no dejarnos arrastrar y esperar, con mucha calma, a que adquiera la suficiente conciencia para aceptarse y pase el tiempo hasta que él mismo extienda la mano hacia la ventana.
Dedicado, con todo el cariño, a las personas que saben de lo que hablo.

28 comentarios:

Anónimo dijo...

muy buen escrito...se entiende muy bien...ahora te dire que todos tienen un mundo interior cargado de cuestiones que solo uno es capaz de superar borarr cambiar...mutar...en mi caso mi mundo interior...fue todo un valle empantanado...arenas movedizas...desiertos sin agua...pero pude contra todo cuando aprendi a perdonarme por mis errores...ahora no soy solamente yo ahora somos mi fortaleza y yo.....(tengo un post titulado asi)....
hermoso te dejo un beso enorme!!!!

Isabel Huete dijo...

¡Qué razón llevas! Has descrito perfectamente lo que significa estar deprimido/a. Y yo, que ahora dice mi psiquiatra que lo estoy, y lo he contado, te agradezco la dedicatoria, aunque creo que no me siento así porque lo primero que hago todos los días al despertarme es abrir mis ventanas.
Besos no deprimidos. :-))

Merche Pallarés dijo...

Cuánta razón tienes, querido Pedro. La negatividad atrae la negatividad, es lo que llamamos los que somos un poco bohemios, viviendo en Ibiza, "karma". Hay que cambiarlo para que se sobreponga la positividad y el optimismo que, a su vez, atraerá los mismos sentimientos. Yo soy anti-medicinas. Jamás he tomado un anti-depresivo. Los dolores de la psiche me los he comido crudos y los he vencido de forma natural. Nunca nada dura una eternidad, uno siempre sale adelante. Despues de la tormenta SIEMPRE llega la calma. No lo olvides. (Precioso tu post y la foto). Besotes, M.

Anónimo dijo...

Qué bien explicado Pedro, aunque aun así haya gente que seguirá confundiendo la tristeza de un día con el pozo de una profunda depresión. Es muy duro para todos (para el que la pasa y para los que le rodean) y tú has dado la clave: paciencia, tiempo, comprensión... porque no hay peor enfermo que el que no quiere sanar. Pero todo pasa, y te das cuenta que lo del Ave Fénix no era sólo un mito. Es un duro parto, un período más o menos largo de transformación y renovación, un método de autodefensa (porque algo no iba bien), pero se sale de esto (ya te digo!) y además te vuelve mucho,(qué digo mucho!) muchíísimo más fuerte, ya que te enseña a diferenciar las cosas que son realmente importantes.
Como ves sé de lo que hablas, así que mil gracias por la dedicatoria.
Un beso. Dnc.

Anónimo dijo...

No lo describe mejor ni un psicólogo. Enhorabuena, encima de inteligente, eres buena persona. Besos Isabel.

Silvia_D dijo...

... que no hay dos sin tres...
La verdad que si no lo padeces, o lo has sentido cerquita , como para todas las cosas de esta vida, se hace muy difícil comprender.

Pero partiendo de la base de que a nadie le gusta estar mal... debemos ser solidarios y apoyar a los que tengan problemas y puedan conseguir salir de ese pozo.

Me gusta tu actitud Pedro ;)

Besos

Antonio dijo...

Magnífica entrada. Me he sentido muy identificado por los casos de personas cercanas a mí que han pasado por trances de ese tipo y las actitudes que han tenido tanto ante él como con los demás. Coincido en la enorme paciencia necesaria para tratar con una persona que sufre esta enfermedad, porque sus efectos son tan arrolladores que el individuo queda cegado y no puede ver cómo su conducta influye de una u otra manera en los demás.

Confieso que he llegado a tirar la toalla por miedo a verme arrastrado a una situación así; no quería que una depresión ajena acabara siendo también mía. Por eso admiro a quienes sí tienen ese aguante, al igual que a quienes, como dices, consiguen alcanzar la ventana. Y, desde un punto de vista egoísta, la enfermedad de los demás nos sirve para aprender a nosotros mismos, ya que nos hace relativizar nuestros problemas, al tiempo que nos hace pensar las posibles formas de ayudar a la otra persona.

Un fuerte abrazo.

menta fresca, aufàbrega i maria lluisa dijo...

al principio parecia como si fueramos culpables de tal situaciónn, tal y como la percibo pero al final creo entrever que no es así, te habla una voz a la que los años no han hecho más que traer desengaños, enfermedad(física), menosprecio a veces por ella, se abusa de la buena gente, de la gente falta de cariño y cada vez cuesta más recuperarse; es entónces cuando hay que ser capaz de pedir ayuda y es entonces cuando tener amigos vale más qualquier cosa....pero que pasa cuando los amigos te abandonan, toman partido y te dejan sólo?

Anónimo dijo...

Hombre, ser amigos consiste en eso... Lo que ocurre es que cuando quieres mucho a una persona, su sufrimiento se te hace horroroso y quieres arrastrarlo hacia la luz como sea... Parece tan sencillo ser feliz cuando lo eres...

MeTis dijo...

si, se de que hablas, pero pocos pueden entender el tema, solo aquellos que hemos visto, y muchos seguimos viendo, el abismo ante nuestros ojos, negro como el carbon. Dice que es autoinducido, yo reto a todos aquellos que dicen eso, que simplemente tengan la valentia de asomarse, aunque solo sea por un agujerito, a esa tremenda negrura que invade cualquier raciocinio y que anula cualquier voluntad de salvacion. Los farmacos, y hablo por experiencia propia, solo ponen una tela ante esa ventana, pero no la tapian, sabes que esta y que algun dia volvera a lucir para tu desgracia.

en fin, gracias por tu comprension.

un beso pedro.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Se de lo que hablas por propia experiencia dentro de mi familia: mi padre.
De todas formas distinguiría el personaje que se victimiza, de esos hay unos pocos.. pura "llamadura" ´de atención; y el débil emocionalmente, que tras un período de sufrimiento en el silencio...un día revienta y cae en el abismo...en ese que es casi imposible de salir...y no sale porque a nuestra vista no le ocurre nada...y si que le ocurre...la tristeza y la desolación le embriagan..necesitan ayuda, comprensión y ternura....me llevaste a los mios. Un abrazo

XuanRata dijo...

Qué tema tan complejo. Cuando el sufrimiento se convierte no en circunstancia sino en actitud, es muchas veces un sistema de autodefensa contra futuras desgracias, más que contra las actuales. El miedo que nos enseñaron como forma de relación con el mundo, tiene buena culpa de ello.
Como el resplandor que en tu foto rompe las líneas rectas, lo dificil es encontrar esa clave liberadora.

Euphorbia dijo...

Ayer intenté dejar un mensaje pero blogger me dio un mensaje de error y creo que no habrá llegado, si el comentario está repetido, ya lo borrarás.

Te comentaba que creo que la depresión, la que es de verdad, es una de las peores enfermedades que existen porque realmente arrastra hacia el abismo que tú dices. He vivido un caso muy cercano, ahora vivo otro, y desde fuera te sientes impotente al no saber muy bien como manejar la situación, porque no hay consuelo suficiente cuando se llega al fondo y quien intenta consolar corre el peligro de ser arrastrado por la corriente.
El cerebro humano, de tan complejo, se desajusta con excesiva facilidad, supongo que será otro peaje que la evolución nos obliga a pagar.

Hoy no quería madrugar pero una noticia que me llegó anteayer relacionada con lo que has escrito insiste en desvelarme. Un beso.

Incognita dijo...

Haaaaa, Pedrito, no deja de sorprenderme tu blog, cada que lo reviso (ya sabes que no visito diario, por la u y esas cosas) me encuentro con justo lo que me pasa.

Hace poco pense que estaba deprimida, el remienda cabezas me ha dicho que solo estoy aburrida....pffff

Ok, le voy a hacer caso.

un besote

Unknown dijo...

Pedro, hay ocasiones en que ni la familia ni ninguna circunstancia externa son la causa de una depresión. No hay motivos, ni culpas. Ocurre simplemente.De pronto te das cuenta que has perdido las ganas, la chispa, igual que si las pilas se hubieran agotado. No puedes reír ni llorar ni cuidar de ti mismo. Añade una dosis elevada de culpabilidad porque piensas que no tienes ningún motivo.Crees que tal vez mañana, que a lo mejor unas vacaciones o un cambio de vida pero no puedes cambiar porque tu vehículo no puede ponerse en marcha.
Puedes racionalizar lo que te está pasando pero no puedes ponerle remedio. Los fármacos tal vez ayuden pero no a todo el mundo. Hay gente que no soporta depender de por vida del prozac, la felicidad en una píldora.
Es un paréntesis, un tiempo perdido, un lugar ignoto y frío como la propia muerte.
Con ayuda se puede salir aunque las pilas nunca vuelven a estar a tope. Tienes que vivir con ello como el asmático, el alérgico o el diabético conviven con su enfermedad. El abismo está ahí y lo sabes y procuras apartarte del precipicio para no sentir el vértigo.
Hay días nublados, lluviosos y soleados. Ocuridad, luz y claroscuros.
Y aunque tengas un mal día sabes que vendrá otro bueno que debes aprovechar.
Leí una vez unos consejos bastante útiles: vuelve a un lugar en el que hayas sido feliz y puedas estar solo: primero escucha atentamente porque cuando escuchas sales de ti mismo, intenta vover atrás en busca de retazos de felicidad olvidados que vas a volver a sentir. Escribe tus preocupaciones en la arena porque la marea o el viento van a borrarlas. Y sigue adelante porque sólo tenemos una vida que no debemos desperdiciar.
Un abrazo.

JESUS y ENCARNA dijo...

Buenos dias Pedro.
Tambien he tenido algunos sintomas como los que describes, personalmente aprendi a convivir con ellos y buscar una salida aceptable, para mis adentros.
Cosa dificil, para los que no encuentran las ventanas o las puertas, estoy de acuerdo en que si lo notas y estas mas fuerte, seas tu,con paciencia infinita y mucho amor el que acompañe a ese ser hasta la salida.
Como siempre tus escritos son de sublime reflexion. Gracias.
Abrazos a ser posible anti-depresivos.
Jesus

jg riobò dijo...

En este estado permanente de estrés y de ansiedad, de dolor y sufrimiento; donde la felicidad se consigue en contadas ocasiones y se preserva en la memoria como un tesoro; es dificil escapar a esta presión.
Tal vez vivir en el margen y tener la mente fría para discernir los peligros.
Hay todo un movimiento hacia la vida sin cosas, la vida lenta... justo lo contrario para no caer en el dolor y la depresión.

isla_errante dijo...

Es la necesidad de ser querid@,aceptad@ l@s que les mueve a buscar amparo , nada mas cercano a nosotr@s que alguien que sufre .Históricamente entre los mamíferos el que se muestra sumiso es protegido por la manada , nadie discute que les pases cosas a tod@s nos pasas es la cuestión de ver el vaso medio lleno o medio vació. Los hechos ocurren a lo largo de la vida uno buenos y otros malos y el hecho de acordarnos mas de los malos es un acto de defensa según los psiquiatras , y yo comparto " si me acuerdo de los males puedo esquivarlos "
Yo tengo un dicho para esto " El mal existe para ver lo bueno , sino existiera el mal con que compararais el bien ".
Un beso

Pilar_Cordoba dijo...

Es duro vivir con un familiar ó amigo en un estado así, pero es lo que dices, hay que estar ahí apoyándolo en todo momento y sin agobiarlo intentar hacerle ver la parte positiva de la vida hasta que se dé cuenta y vea que la vida es preciosa para malgastarla de esa manera. Pero eso a base de darle tiempo al tiempo.
Yo por desgracia a pesar de no tener una edad excesiva he pasado por muchas situaciones dolorosas las cuales han ido haciendo mella en mí pero no hasta el extremo de llegar a la depresión; pero no porque los motivos no hayan sido graves, que por supuesto para mí han sido los peores momentos de mi vida, sino porque he tenido que sacar fuerzas de donde no las tenía para seguir tirando para adelante, porque sabía que si yo me venía abajo mi casa y mi familia iban también conmigo y por eso no he querido mostrar en ningún momento síntomas de debilidad. Auqneu luego a solas me haya hinchado de llorar.
En fín que no te doy más la lata con este sermón y sólo decirte que mucho ánimo y que no dudes en ayudar a esa persona que lo necesita.
Besos

Anónimo dijo...

La verdad y la fuerza impulsora que hay tras las reencarnación recibe el nombre de Karma.En Occidente, el Karma a menudo se interpreta de modo totalmente erróneo, pues se identifica con el sino o la predestinación, pero es más acertado concebirlo como la ley infalible de causalidad que rige el universo.La palabra Karma significa literalmente " acción, acto " y designa tanto el poder latente que hay en las acciones como las consecuencias que se derivan de nuestros actos.
Toda acción, aun la más insignificante está preñada de consecuencias, dicen los maestros que incluso un poco de veneno puede causar la muerte, y que incluso una semilla minúscula puede convertirse en un árbol enorme.<< No descuides las acciones negativas sólo porque son pequeñas, por pequeña que sea una chispa, puede incendiar un pajar tan grande como una montaña>>. Y también << No descuides las buenas acciones pequeñas creyendo que no aportan ningún beneficio; incluso las menores gotas de agua acaban llenando un recipiente enorme>>
El Karma no se deteriora como las cosas externas ni se vuelve jamás inoperante, no puede ser destruido por el tiempo, el fuego o el agua, su poder no desaparece hasta que madura.Por lo general, tenemos tendencia a olvidarnos de lo que hacemos y las consecuencias no nos dan alcance hasta mucho después, cuando ya no somos capaces de relacionarlas con sus causas.
En definitiva recogemos aquello que hemos sembrado.

Saludos y buenos deseos

Fabián Aimar (faBio) dijo...

Excelente... me ha gustado en verdad.
Tengo un par de allegad@s que puedo encuadrarlos en esa situación de no poder vivir sin estar, permanecer y remover su propio dolor... se relacionan desde el estar mal, y a veces desde el querer hacerte sentir culpable... o partícipe.
Hablas de la psicología conductista... no dejemos de lado el análisis transaccional, que nos permite ubicarnos en una mejor posición para poder ayudar a estas personas. Desde una posición adulta, equilibrada... sin referenciarnos como padres, hermanos... solo con el vínculo que tenemos.
Me voy por las ramas... da mucho para comentar... no creo que estas posiciones en todos los casos sean voluntarias, claro que no, pero hay que admitirlos que en algunos sí lo hacen... hay de los dos tipos.
Me gustó tu recomendación final... la de esperar con calma... soy paciente, tiendo la mano, pongo el hombro... tiempo también... pero sustituir a un psicólogo no... ya me he quemado mucho
pues nada, amigo
me llegó
un abrazo
saludos

PILAR dijo...

Querido Pedro, gracias por tu dedicatoria.
Me siento aludida.
Sí, he pasado por esos sentimientos, por ese estado que describes.
Es difícil explicarlo.
Han sido muchos años, que aunque no han llegado a paralizarme nunca por completo... Al menos exteriormente funcionaba. Pero he vivido muchos años sobreviviendo.
Donde muchos días eran un sinsentido.
Donde sobrevivía.
Donde los suspiros eran continuos, porque el aire se oprimía tan fuertemente dentro que a veces no sabía cómo salir.
cuando la gargantaba se secaba porque había un nudo que agarrotaba...
Cuando de repente, en cualquier sitio, sin motivo ni razón...aparecía un sentimiento de agonía, de angustia, de abatimiento...Y eso te deja tan echa polvo, que es muy difícil encauzarlo...
Durante esos años (y no me quiero enrollar) leí mucho de psicología, y también de la conductista.
No sé hay muchas razones, hay muchos tipos de depresiones, dicen si son los neurotransmisores. No sé.
Lo que sí sé, es que hoy puedo hasta escribir de ello, cosa impensable en otros momentos. He ido saliendo poco a poco del armario, aunque sé que mucha gente no lo entiende. Sobre todo en mi caso, pues aparentemente no había una razón externa que lo causara.
Gracias Pedro.
Un abrazo.

nachocarreras dijo...

Las "cosas" de la cabeza son muy, muy complicadas. El aprendizaje para convivir con los problemas, del tipo que sean, nada fácil.
Saludos.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

SAUVIGNONA: esa es una de las bases de partida: aprender a perdonarse, pero sin soberbia. Un beso.

ISABEL: y déjalas bien abiertas. Yo también, para ventilarme. Besos.

MERCHE: algunos no pueden llegar a ver la calma, querida amiga, y para ellos la tragedia se hace cotidiana. Me gusta que en Ibiza aun se vivan aquellas ideas de los sesenta y setenta puesto que este mundo necesita de su germen. Besos y gracias por tus palabras.

DONCE: me gusta el símil del Ave Fénix. Lo malo es que algunos no llegan a renacer o lo hacen a medias. Besos.

ISABEL: gracias. Besos.

DIANNA: siempre hay que estar ahí. Besos.

ANTONIO: es muy duro estar junto a alguien con estos problemas. Se necesita, además de cariño y paciencia, fortaleza. Un abrazo.

MENTA: en ese momento, más que nunca, hay que adentrarse en uno mismo porque es ahí en donde está la solución.

BRUJAROJA: esa es una de las cosas más difíciles en estos casos: ¿hasta dónde se puede tirar sin romper la cuerda?

METIS: tiempo y cariño, en uno mismo está la esperanza. O la desesperanza. Un beso.

MANUEL: en efecto, conviene distinguir. Hay gente que vive en esas fronteras y juega con ellas para sacar provecho y gente que se desploma de verdad y sólo tiene sufrimiento. Un abrazo.

XUANRATA: ¡y tan difícil! Tienes razón, gran parte de estos problemas se debe a la forma en la que se nos enseñó a relacionarnos con el mundo.

EUPHORBIA: No. No llegó. En efecto: la impotencia. Pero hay que estar allí, para acompañarle cuando se dé cuenta y comience a remontar el vuelo. Siento que te sea tan cercano como para desvelarte. Un beso.

REGGIS: bueno, ya sabes, entonces. Aquí estaré, para cuando puedas. Un beso.

ANTÒNIA: sólo tenemos una vida, en efecto. Pero qué fuerza tiene nuestro cerebro para hacernos sentir bien o mal, satisfechos o insatisfechos. Un abrazo.

JESÚS: ¡los abrazos, las conversaciones de amigos, el arte: anti-depresivos garantizados que deberíamos usar más!

JAVIER: la vida lenta... otro antidepresivo, en efecto.

ISLA: hay que aprender de las cosas malas, en efecto. Y guardarse de las buenas, que suelen esconder rincones. Un beso.

DESPLAZADOS: esa lucha te ha hecho más fuerte, seguro. Besos.

TARA: Tienes razón en general, pero a veces hay situaciones en las que lo físico se nos descompone sin que podamos hacer nada. Pero en otras, como señalas, nos ganamos lo que hemos hecho. Por eso, hay que ser cada día consciente de nuestros actos. Saludos.

FABIO: no, no te vas por las ramas: gran parte de nuestros problemas se debe a esos errores en la forma de relacionarnos en un mundo que ya no tiene cánones fijos y debemos construirlos cada día. En efecto: el amigo es amigo, no profesional. Saludos.

PILAR: pero saliste y eres más fuerte y te conoces. Eso has ganado. Ahora, a la batalla diaria. Un abrazo.

NACHO: mucho, querido amigo. El aprendizaje es diario y con muchas idas y venidas. Saludos y un fuerte abrazo.

Gracias a todos por vuestros comentarios.

Teresa dijo...

Todo en nosotros es química, los enlaces moleculares a veces se descomponen por la presión de toneladas de agua salada. El cuerpo necesita su tiempo para reparar las roturas y salir otra vez a flote.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

BIPOLAR: a veces la reparación es imposible.

Aroma de mujer dijo...

Has calcado en este escrito a alguien que conozco de cerca y verdaderamente no sé como ayudarle...
Me ha gustado entrar en tu blog ( por casualidad) si no te importa te agregaré a mi lista de blog para seguir leyendote.
Un beso

Pedro Ojeda Escudero dijo...

AROMA: es difícil ayudar a las personas que están en esta situación, muy difícil.
Bienvenida a La Acequia.
Un beso.