jueves, 10 de abril de 2008

Datos sobre la oxidación

Sé que a algunos os está sorprendiendo la deriva de la serie óxido y os intriga la naturaleza de sus fotografías o el pesimismo de sus textos. Deseo aclararos algunas cosas.

La serie nace con la idea de reflexionar sobre los desajustes de nuestra esencia como seres humanos. Mortales como somos, nos hemos creído eternos y no aceptamos ni siquiera el envejecimiento natural de nuestra piel. Pero, más grave aun, es la oxidación de nuestros planteamientos. Nuestra tendencia, como especie, es el egoísmo histórico: la colonización devastadora de nuestro entorno que ha puesto al planeta al límite de su resistencia (deforestación, destrucción de ecosistemas, intervención agresiva en la naturaleza para acomodarla a nuestros caprichos, cambio clilmático); quizá hayamos sobrepasado ya el punto de no retorno.

Sé que también nuestra especie ha dado ejemplos brillantes de individuos y comunidades que han vivido de otra manera, pero el avance de nuestra historia es triste porque se basa en la idea de que todo nos pertenece e incluso así lo justificamos con los mitos sobre la creación. Nuestra inteligencia nos ha hecho soberbios y estúpidos. Con algunas hermosas excepciones.

Hay otra variante del óxido que me interesa: son los crujidos que se producen entre nuestros planteamientos ideológicos y su realización; entre nuestra conciencia de cómo están las cosas y nuestra ceguera cómoda para no hacer nada o buscar sólo nuestro bienestar individual. Sé que también hay excepciones, pero su red de acción es tan débil que no puede contrarrestar los daños.

Muchos de vosotros sois optimistas y queréis quedaros con los gestos pequeños y cotidianos. Yo también, y en La Acequia lo he dicho muchas veces: el pacto con el otro, disfrutar de cómo florece un árbol o de un paseo en un domingo soleado de febrero. Eso me reconcilia conmigo mismo y con eso alcanzo un gesto de tranquilidad y vivo en paz. Me levanto cada mañana, voy al trabajo, hablo con los amigos, intento comportarme de la mejor manera que sé. Pero ni mis acciones ni la suma de todas las acciones de quienes piensan así son suficientes.

Sin embargo, es inevitable que me pregunte: ¿y qué más? Sé que lo individual no puede cambiar el curso de nuestra Historia porque su naturaleza es colectiva, por mucho que nos parezca y nos demos ejemplos de profetas, genios y activistas. Su discurrir es inevitable: nuestra extinción está en la raíz de nuestros actos y sólo podemos optar por soluciones particulares. No mañana mismo, es cierto. Solemos delegar en otros la solución, pero esos otros siempre tienen intereses más inmediatos. Mientras tanto, sólo nos queda hacer el menor daño posible a los que no es próximo y dejarnos acariciar el rostro con la brisa de un bello amanecer, es cierto. O mirar a los ojos de la persona amada o abrazar a nuestros hijos. Al menos que, cuando llegue, nuestro apocalipsis sea hermoso. Mi reflexión, en este punto, no puede ser optimista: hasta las revoluciones y las ideas que parecían arreglar las cosas, pasado el tiempo, han sido asimilidas por nuestra creencia de ser el centro de todo. Aquello que parecía liberarnos nos hecho esclavos del consumismo y la depredación. Si nos miráramos desde fuera veríamos que sólo estamos en los márgenes.

En cuanto a las fotos que os intrigan, todas las hasta aquí publicadas (no las que vendrán y que darán un giro a esta serie), incluida la de esta entrada, en la que la intervención subversiva se queda en firma sin otro objeto que la afirmación limitada de un yo que necesita verse en las paredes para saber que existe, pertenecen a las estructuras metálicas que dan acceso al aparcamiento subterráneo de una plaza y parque de la ciudad de Burgos, Virgen del Manzano. Vistas desde arriba o desde la misma rampa de acceso. Para mí, su estructura, la filosofía de esta plaza y el metal oxidado elegido para hacerla, es un ejemplo de cómo hacemos falso todo lo que tocamos.

29 comentarios:

Merche Pallarés dijo...

¡Qué ideal tu entrada de hoy! Que bien nos has explicado esta serie oxidada que nos has regalado. Mi generación, hippies, Mayo del '68, quisimos cambiar el rumbo del mundo pero, por supuesto, no nos dejaron. Introdujeron las drogas en las cuales muchos cayeron como moscas, entonces nuestra filosofía de vida fue denigrada, apagada y aniquilada. Pero, lo que no puedo entender es que si LOS CIUDADANOS somos la mayoría no podamos hacer algo, no sé qué, pero ALGO, para que esta globalización desalmada no nos engulla. Besotes, M.

Anónimo dijo...

La del óxido es una imagen muy sugerente. Hay un libro a punto de salir, una antología de relatos que coordina mi hija, que lleva la palabra óxido en el título. Pero mejor no digo nada más, que lo mismo me mata. Cuando salga, te explicaré por qué lo ha elegido.

Nome Andrés dijo...

En esa historia humana primero se sospechó de los mitos, después de la religión y cuando la ciencia y la técnica parecía que nos iban a salvar de todos los males, ahora sospechamos del progreso, desconfiamos de sus aportaciones y tememos sus consecuencias. Tanto recorrido para llegar hasta aquí. Qué nos queda? Yo no quiero perder la confianza en el ser humanao, en su inteligencia y en su imperturbable capacidad para a pesar de todo seguir buscando el camino que le haga algo más feliz. Es una historia vieja y oxidada pero no por eso debemos aceptarla como una fatalidad.

Euphorbia dijo...

Quizá suene un poco bestia esto que diré pero estoy segura que estamos abocados sin remedio a una extinción como especie . De hecho, ¿no es lo mejor que le podría pasar al planeta? No sería la primera extinción de una especie dominante. Hemos llegado al techo y sólo queda la caída. Y aquí no pasa nada, que no somos nada tan importante, sólo nos lo creemos de puro antropocentristas que somos.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Me quedo con esto: "... hacer el menor daño posible a los que no es próximo y dejarnos acariciar el rostro con la brisa de un bello amanecer y mirar a los ojos de la persona amada o abrazar a nuestros hijos." Lo tor creo que no tiene solución....Saludos

jg riobò dijo...

La esperanza terminó. Es inevitable. Cuestión de poco tiempo. ¿Qué hacer?. Intentar que nuestro entorno sea de otro modo.

PILAR dijo...

¿Por qué me acabo de sentir mal?
¿Por qué me estás haciendo sentir tan conformista?
¿Es tan irresponsable intentar ser feliz?
--------------------
Recuerdo a Groucho: "Partiendo de la nada alcanzaremos las más altas cotas de la miseria" (más o menos)
-------
Todos los días vivo situaciones que me cabrean, que me parecen injustas, a ser posible las critico y las denuncio, y otras muchas me las callo porque me ha servido de bien poco en muchas ocasiones quejarme.
----
¿Quieres decir, por favor qué COÑO podemos hacer? Dices que no son suficientes, y te doy la razón, a mí me parece muy pobre y muy limitado.
Yo, en concreto, aspiro a estar lo mejor posible en mi pequeño mundo que me toca vivir (suena a burgués, tal vez)y superarme cada día e intentar hacerlo con los que me rodean. ¡QUE MÁS! LA REVOLUCIÓN DE LOS CUARENTONES???

El Deme dijo...

La paz individual ha de dar irremediablemente a una paz colectiva. Lo que más me intriga de lo oxidado es que mancha, que te deja un polvillo marrón en los dedos, como restos de estornudo o sudor de fiebre.

Serendipity dijo...

Agradezco la explicacion a la serie. Ciertamente ayuda. Discrepo contigo al respecto del impacto que cada uno ejerce. Es importante y cuenta. Por eso prefiero mirar las cosas con optimismo e impactar al mundo con buenos gestos, pensamientos y actitudes. No estoy ciega al pesimismo ni a tanta negatividad como existe. Pero me niego a ser arrastrada por ella y deglutida por su pesadez y reticencia. Soy positiva, optimista y miro a la vida y al mundo con esperanza. Se que nos moriremos todos, quizas la humanidad desaparezca... yo seguire impactando en positivo. Un abrazo!

São dijo...

Meu caro Pedro, a tua lucidez é admirável. A maneira como a transmites também!
O meu aplauso.
Besos.

Anónimo dijo...

Elsa Punset, Licenciada en Filosofía y letras

"El cerebro no está programado para ser féliz"


La escritora considera que solemos pensar en el lado malo de las cosas. Estar siempre a la defensiva porque nuestro cerebro hace que percibamos el entorno como potencialmente hostil.

Anónimo dijo...

Seu texto é tocante e me faz ficar introspectiva a respeito de minahs proprias oxidações.
A imagem parece ouro sobre cobre.

matrioska_verde dijo...

en el óxido hay una belleza única... un color dificil de imitar... es el símbolo de que el tiempo pasa y así debemos aceptarlo, sin intentar pintarlo de nuevo, ¿por qué?...

debiéramos poder construir sin derrumbar lo anterior... igual que hacemos con nuestras vidas... aceptamos las arrugas, la presbicie, las canas... y seguimos adelante con esperanza... hasta el final

bicos,
Aldabra

p.d.: la explicación ha estado bien, nos ayudará a comprender tus textos mejor.

Anónimo dijo...

Los hombres nos creemos todos pequeños dioses, nos creemos únicos. Hemos tratado muy mal a la naturaleza, y ésta callada pero muy sabia, nos va devolviendo los "favores" que le hemos hecho.
Pero sigo pensando que no debemos dar todo por perdido y cruzarnos de brazos pensando " ya no hay nada que hacer". Eso es lo más cómodo y menos comprometido que tenemos que pensar. En nuestro pequeño mundo, cada uno debe aportar todo lo que pueda, por hacer un mundo más habitable y humano, y manifestarnos contra lo que nos parece injusto. Hay por ahí muchas personas sin escrúpulos, pero hay muchas más con buen corazón y con muy buenas ideas. Merece la pena vivir ésta vida. Besos Isabel.

Unknown dijo...

Cuando la gente planeamos viajes a Disneyworld, a la Warner, a Port Aventura... etc, no puedo evitar el pensar el márketing que hay detrás, la falsedad de ir a conocer algo ficticio creado para sacarnos el dinero a los incautos, no sería mucho mejor ir a los Picos de Europa, a las cataratas del Iguazú, a perderte con los niños en una de las extensas y maravillosas playas del Norte, igual eso no lo van a tener siempre en vez de un jardín de ilusión creado con cuatro bombillas y unos disfraces cuando quieran... no se, lo he pensado tantas veces...

Isabel Huete dijo...

Tengo la impresión de que, de una manera u otra, nos desentendemos de lo que cada uno/a aporta de negativo al mundo que estamos creando. Todos vemos lo que pasa y todos nos quejamos, pero habría que preguntarse ¿a qué estamos dispuestos a renunciar para que el mundo sea mejor? Porque mejorar exige renuncia ya que una de las cosas que más lo deteriora es el consumismo: muchas cosas que compramos tienen compuestos que perjudican nuestro entorno y otras que no los tienen, su proceso de fabricación es altamente contaminante. ¿Estaríamos dispuestos a renunciar al ordenador, al coche, o a las bolsas de basura, por poner tres ejemplos? ¡Claro que se pueden hacer muchas cosas a título individual!, pero no las hacemos porque hemos creado unas necesidades que todos compartimos porque nos hacen la vida más fácil y nos permiten alcanzar mayores cotas de estabilidad y felicidad. El desarrollo es una convención no escrita que todos asumimos pero conlleva costes muy altos. ¿Nos cargamos a las farmacéuticas?
Hay que "mojarse" en la lucha contra la depredación masiva e innecesaria a través de los cauces que existen, pero eso exige un compromiso continuado. Lo que pasa es que nos domina la desconfianza y es más fácil y cómodo quejarse.
Yo no soy mejor que nadie, pero desde hace muchos años estoy comprometida hasta las cachas con organizaciones como Greenpeace, Médicos sin Fronteras o Amnistía Internacional (y algunas otras menos menos conocidas)y puedo asegurar que hacen un trabajo ímprobo, ejemplar, y van obteniendo resultados más que interesantes y efectivos. Y no me consuelo con eso porque sé que puedo hacer mucho más, como cualquier otra persona.
Lo siento Pedro, me he enrollado como una persiana pero necesitaba decir esto.
Un beso grande.

XuanRata dijo...

Los que por aquí pasamos somos unos privilegiados que disponemos de tiempo y herramientas para la reflexión y su comunicación. Pero nada es gratis y por este privilegio hemos de pagar el precio del pesimismo, más o menos negado, más o menos asumido. Pero el verdadero pesimista, el pesimista extremo es aquel que considera que todo está ya tan mal que es imposible que vaya a peor...y por tanto solo queda mejorar. Creo que esto último se lo he oído a F.Savater, un ejemplo de lucidez y amor propio bien entendido.
Al final, tras todas las ideas y argumentos, siempre procuro quedarme con el ejemplo vital de los mejores.
Un saludo.

Paco dijo...

Yo también soy optimista por naturaleza, lo herede de mi madre, y tal vez también de mi padre, y cierto es que envejecemos y no nos damos cuenta de ello, cosas de la vida... yo nunca habia pensado en mi edad, tengo la mente y la misma forma de pensar que cuando tenia 20 años... y la otra noche cuando me meti en la cama, mirando haia atras y no dentro del día que se acababa, fui consciente de mi edad... y me deprimi, me senti absorvido por la oscuridad de la habitación... quizás pensando en esa inevitable oscuridad que algún día llegara.

abrazos.

Fabián Aimar (faBio) dijo...

Hola Pedro
No se que opinion te merecen los premios que suelen entregar los bloggers. Tal vez pasas de ellos, o les das escaso interés. Pues nada, un amigo me comprometio con uno, y tambien a seguir entregandolo. Mira que pasa gente por mi blog, y soy fiel a la gente que lo hace habitualmente, y comenta con la mejor onda.
pues nada muchacho, sin ser rimbombante, espero que lo recojas, que lo cuelgues, postees o no, ahi le tienes, pues te he escogido para el mismo.
Un saludo
faBio

Incognita dijo...

Yo creo que no es nada para sorprenderse, finalmente NADA es eterno.
Tal vez no estemos aqui para solucionar nada sino para dar testimonio de nuestro paso por este mundo...

Anónimo dijo...

El tiempo y cultura que nos ha tocado ya descubrió que debajo de los adoquines no estaba la arena de la playa sino las fauces de un consumismo que nos engulle y del que son capaces de escapar sólo unos cuantos “privilegiados” (aquellos a los que aún no llegó). Los demás no podemos hacer más que pequeñas obras de caridad que lo único que hacen es aliviar el remordimiento de nuestra mala conciencia, y reafirmar las nulas intenciones que tenemos de abandonar la suerte que hemos tenido de nacer en un sitio donde das a un interruptor y se enciende una luz o se pone a funcionar cualquier tipo de artilugio, das a un grifo y sale agua, no se pasa frío en invierno ni calor en verano, aunque muchos sabemos que eso lleva consigo el consumo de unos recursos cada vez más escasos.

El mal que se ha hecho al planeta (agujero en la capa de ozono, cambio climático, deforestación…) tiene complicada reparación. Ahora parece que se están invirtiendo las tendencias, debido en gran parte a la lucha de los grupos ecologistas. Al comprobar las grandes empresas que el ecologismo es una marca que vende; todas pretenden subirse al vagón de las energías renovables, desarrollo sostenible y del ahorro, pero sólo porque con esa estrategia siguen aumentando sus beneficios.

Da pena ver las estadísticas españolas en cuanto a reciclaje, aquí no llegamos al 15% cuando en algunos países europeos rondan el 60%. Queda mucho por hacer en cuanto a concienciación, pero no hay duda que se está mejorando sobre todo con el ejemplo personal de cada vez más gente implicada y comprometida con el planeta. pancho

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MERCHE: es algo incomprensible: nunca hemos sido tan conscientes ni nunca se ha tenido tanto nivel de autonomía individual. ¿Qué nos hace seguir siendo esclavos? Besos.

BRUJAROJA: Estoy deseando que nos des noticias.

NOME DIGAS: pero mientras seguimos confiando seguimos destruyendo todo. Sé que la historia humana ha tenido muchas cosas buenas, pero nos ha conducido a esta situación en la que estamos a punto de perderlo todo.

EUPHORBIA: yo estoy seguro de que nuestra desaparición sería un bien para el planeta.

MANUEL: poner cada uno lo que pongamos, en efecto, porque como colectivo no tenemos solución. Saludos.

JAVIER: cambiar lo que está a unos metros de nosotros.

PILAR: somos demasiado hipócritas: todos sabemos las soluciones, pero no queremos seguir ese camino porque supondría renunciar a nuestra comodidad egoísta.

EL DEME: no estoy tan seguro de que se pueda trasladar lo individual a lo colectivo.En efecto, el óxido mancha y lo impregna todo.

SERENDIPITY: esa es la mejor forma de pensar, la única, aunque ya no se pueda cambiar nada, pero, al menos, habremos sido honestos. Un abrazo.

SAO: gracias, Sao. Reconfortan tus palabras. Besos.

PD: en efecto, nuestro cerebro nos ha preparado para ser una especie recelosa, esa es la clave de nuestro comportamiento.

NANINHA: Gracias. Que cada uno piense en sí mismo, sí.

ALDABRA: hasta el final... Besos.

ISABEL: en efecto, quizá como especie ya no tengamos remedio, pero cada uno puede hacer su pequeña labor individual. De nosotros depende. Besos.

MAFALDIA: bien visto, preferimos los parques temáticos a pesar de ser conscientes de su falsedad.

ISABEL H.: mil gracias por tu reflexión. Es un buen ejemplo de compromiso individual. Ojala se generalizase. Besos.

XUANRATA: nada es gratis. Y tu argumentación es exacta: el pesimismo es la toma de conciencia de las cosas para poder cambiarlas. En este sentido, el optimista suele delegar la acción o pensar que las cosas se arreglarán por sí mismas. Saludos.

PACO: todos llegaremos a ese oscuridad. Hagámoslo de la mejor manera posible.

FABIO: Gracias por el premio, amigo. Ya he ido a recogerlo a tu blog.

REGGIS: y ese testimonio también se borrará con el paso del tiempo. Nada, nada, nada.

PANCHO: Gracias por tu exacta reflexión. Me ha gustado lo de las pequeñas obras de caridad. Hay muchos ejemplos que debemos seguir, espero que ya no sea irremediablemente tarde.

Gracias a todos por vuestros comentarios sobre un tema tan duro.

Silvia_D dijo...

Pues manos a la obra...granito a granito, aunque solo parezca el recurso del pataleo, si se remueve una sola conciencia, ya es trabajo bien hecho.

Besos^^

Pedro Ojeda Escudero dijo...

DIANNA: remover una sola conciencia ya es toda una revolución.

Merche Pallarés dijo...

Un dia el director creativo de la agencia de publicidad para quien yo trabajaba (al que le inspiré los anuncios de Colgate)me dijo: "Si las amas de casa se negaran a comprar los productos que anunciamos, sería la revolución". Pues eso, LOS CIUDADANOS, tenemos el poder de no comprar, no pagar precios abusivos por malos servicios (Telefónica, Agua, Luz). Pero, la cuestión es ¿Cómo nos unimos? Besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MERCHE: la cuestión primera es si muchos no preferirán seguir siendo esclavos del consumo. Besos.

Merche Pallarés dijo...

Pues allá ellos y...nosotros. Una pena. La unión hace la fuerza--no nos olvidemos. Besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

A unirse, pues, querida MERCHE: uno a uno seremos muchos. Besos.

Merche Pallarés dijo...

¡Dios, o quien sea, te oiga! Besotes, M.