jueves, 20 de marzo de 2008

Primavera y vida

Este pruno, que me encuentro en mi camino a clase, ha estallado en primavera. La primavera es esto: la rabiosa decoración natural del espacio cuando uno no se lo espera. Lo saco aquí porque su radical belleza es tan efímera que, a la vuelta de vacaciones, habrá recuperado la prudencia de arbusto que lo define. Para entonces, sin embargo, el peral sabio de Humanidades que, como saben los que me siguen desde el principio, es uno de los símbolos de este blog, ya habrá florecido porque lo dejé con las yemas apuntando en flor. Si estos fríos sobrevenidos no las queman. No sé por qué, pero estos botones siempre me traen el recuerdo del pecho de la mujer amada, adivinado en la trasparencia de su blusa. Me he dado cuenta, al subir estas fotos, de mi insistencia en los árboles florecidos que ahora contemplo con la serenidad de los años, como si en ellos consistiera la suavidad de la vida: acariciar su corteza como se hace con la piel querida, aun en la distancia del ensueño. Suelo acercarme a estos árboles que refieren mi camino, como los que facilitaron mi narración Nocturno, y poso en ellos la palma de la mano, para sentir su latido en cada estación. Creo que me estoy haciendo viejo.

La primavera, dicen, es la exaltación de la vida que se renueva a sí misma. No estoy seguro: me gustan sobre todo las frutas otoñales. En primavera lo que se afirma es la naturaleza individual de las cosas, por eso uno puede tomar decisiones radicales en ella. Los ancianos suelen temer el invierno, cuyo frío airado puede llevárselos, porque saben que tras el paso de esta estación su vida es suya y podrán hacer con ello lo que quieran. Algo así ha debido pensar Chantal, que ha decidido su vida, con coraje y firmeza y contra esta insistencia insana de nuestras autoridades que nos castigan a no ejercer nuestra afirmación de individuos y marcharnos sin hacer daño a nadie. A qué tienen miedo.

En una semana, el pruno volverá a su humildad y el peral me ofrecerá su imagen y metáfora. Yo seguiré caminando junto a ellos, cada día.

27 comentarios:

Serendipity dijo...

Esta precioso! A eso estoy esperando yo, a que llegue aqui... Pero vamos con retraso respecto a vosotros. El lunes os ensegnaba el magnolio a punto de abrir las flores y este es el primero en asomar belleza, luego en unas semanas le seguiran los otros, los frutales como el que traes hoy a tu pagina. Me gusta la primavera, es para mi, la llegada del buen tiempo y la vida. Un abrazo

Unknown dijo...

mi insistencia en los árboles florecidos que ahora contemplo con la serenidad de los años, como si en ellos consistiera la suavidad de la vida

Con las prisas de la juventud no nos habíamos parado a degustar nada, ahora con la serenidad de los años vividos, saboreamos o mejor aún paladeamos con insistencia cada detalle de la naturaleza, de los días, de los acontecimientos, ahora si que sabemos disfrutar cada minuto, cada segundo, cada décima de la vida, preciosa vida que nos han regalado como el más preciado don.

Anónimo dijo...

Una amiga me decía el pasado verano que como terapia contra la maldita ansiedad se abrazaba a un árbol, siempre el mismo, un pino en la subida hacia la ermita de San Vitores en Oña. Al principio se aseguraba de que nadie la viera, se sentía ridícula. Pronto se le pasó. Me decía que se abraza con fuerza y que le transmitía seguridad, un profundo bienestar. Desde entonces tengo pendiente elegir mi árbol para abrazarlo de vez en cuando. Seguro que tú ya sabes cuál elegirías.

Anónimo dijo...

Realmente deslumbrante.E a metáfora tem cabimento.

Aqui, quase na linha do Equador, não há uma estação claramente definida e, portanto,sempre há flores em uma outra planta.

Merche Pallarés dijo...

¡Qué preciosidad de arbol! Es una maravilla. Yo siempre he estado enamorada de los arboles. Los he abrazado siempre. Su exuberancia primaveral, y su esplendor otoñal (especialmente en Canada) me llenaban de gozo. Por cierto, Pedro, qué sensual eres... Besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

SERENDIPITY: la primavera tiene una luz llena de colores y formas. Me gusta más el otoño, pero reconozco el vigor de esta estación. Que os llegue pronto por allí.

MAFALDIA: una de las razones de la serenidad de los años es que la vorágine de las cosas se ha calmado y podemos pararnos a contemplar la vida que hay a nuestro alrededor.

PABLO: por ahora tengo a mi humilde peral, asfixiado, como sabes bien, en uno de los laterales de la Facultad.

MAGUI: ¡La línea del ecuador de la Tierra! Qué bello suena desde esta meseta castellana, dura y marcada en sus estaciones.

MERCHE: No dejes de abrazarlos. La sensualidad, es parte esencial de mi vida y de mi escritura. Besos.

Gracias a todos por estar ahí en estos días de vacaciones.

Teresa dijo...

La belleza efímera de esta flor y Chantal.
Nacer y morir. Dos actos brutales no voluntarios. Hay sentimientos que no se pueden expresar con palabras.

manzacosas dijo...

Es un relato muy bonito. Creo que nunca podré ya aprender a convertir la música y la poesía en prosa. Un saludo

XuanRata dijo...

Disponer de la propia muerte como ha hecho Chantal es equivalente a disponer de la propia vida por entero, sin tener en cuenta más norma que la propia voluntad. De ahí que las autoridades no puedan permitir tamaños desmanes. La propia muerte, el sexo, la poesía, la primavera, son actos que conllevan una semilla de rebelión, porque no deben nada a nadie, porque mientras los practicamos tendemos a olvidarnos de nuestros sagrados deberes. Somos unos sediciosos y abrazarse a los árboles será nuestra contraseña.

Anónimo dijo...

sin duda, la primavera es la mejor estación. Y la ideal para pasear pues no hace frío y el calor no es excesivo. espectacular árbol.

un abrazo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

BIPOLAR: Dos actos brutales, en efecto. Y un paréntesis muy breve.

MANZACOSAS: Gracias. No seas tan humilde. Un saludo.

XUANRATA: sembremos pues esa semilla. Y cuidémosla.

FERNANDO: arbusto, mejor: pero en esa humildad está su belleza. Un abrazo.

Merche Pallarés dijo...

No comenté lo de Chantal pero tienes razón la vida de una persona es suya y no de las autoridades. Yo he dejado claro en mi testamento vital que no quiero que me alarguen la vida si estoy en las últimas y si me viene el Alzheimer no quiero ser una carga para nadie. Prefiero irme al otro mundo con un buen chute de algo que me coloque y me vaya feliz. Espero que de aquí a diez años hayan aprobado la eutanasia
(creo que lo harán porque les conviene. Vamos a ser muchos viejos). No habrá hospitales para todos ni médicos. Besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Querida MERCHE: creo que tienes razón. Lamentablemente, darán ese paso no tanto por conciencia sino sobre todo porque seremos demasiados los viejos y generaremos demasiado gastos. También en eso será el neoliberalismo el que legisle. Besos.

jg riobò dijo...

Acariciar la corteza de los árboles. Algo tan sencillo y qué poco se hace.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

JAVIER: Recuperémoslo, entonces.

Unknown dijo...

¡Qué cosa linda!, cómo puede ser tan hermoso ese árbol, sus flores, los colores tan suaves...Nosotros por aquí estamos ingresando al otoño, que también tiene sus encantos...
No te estás poniendo más viejo sino más observador...

Pedro Ojeda Escudero dijo...

CLARA Y PEPE: De la primavera al otoño: qué dos magníficas estaciones.

ARSINOE dijo...

La primavera me deprime un poco, soy bicho de invierno; adoro la lluvia, la niebla esas tardes en que como decía Cela: "Llueve mansamente y sin parar, llueve sin ganas pero con una infinita paciencia, como toda la vida, llueve sobre la tierra que es del mismo color que el cielo, entre blando verde y blando gris ceniciento, y la raya del monte lleva ya mucho tiempo borrada."

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

pedro mas que senectud ... madurez... a mi me va ocurriendo igual (ya sabes mal de muchos....)

Pedro Ojeda Escudero dijo...

TAREIXA: En realidad, la primavera es una época de depresiones. Más que el otoño. Agarrémonos a que pasa pronto. Saludos.

MANUEL: eso. Pero pasan los años, querido amigo.

Silvia_D dijo...

Efímero.... es el ser humano.. .
La naturaleza nos sorpende con cambios constantemente, es ella la que nos "ve pasar"...al menos de momento, si es que no acabamos antes con el planeta, que los humanos lo que somos es una plaga incontrolada :)
Saludos^^

Pedro Ojeda Escudero dijo...

DIANNA: Hay una teoría que dice que los seres humanos somos el virus de este planeta. Hasta hace unos siglos la enfermedad estaba controlada, ahora se ha extendido, quizá demasiado. Saludos.

Anónimo dijo...

el pruno, árbol que siempre me ha llamado la atención, no sé si hay otro parecido que le llaman "árbol del amor", el caso que a la puerta de mi trabajo hay uno,me gusta que esté ahi, me saluda,le saludo, yo trabajo sola,sin compañeros de trabajo, pero rodeada de gente y el pruno o el árbol del amor, me cuida, sin llegar a tocarnos nos acoraciamos, nos conociemos. Creo que no te estás haciendo viejo, sino que sabes estar sereno para observar los cambios de la naturaleza que se producen con estos locos cambios de estaciones.

Anónimo dijo...

Respecto a Chantal (en este caso) hay muchas Chantales, creo que los cuidados paliativos siempre han existido y si hoy día la ciencia nos lo ofrece, porque no poderlos usar. Creo que es un tema complejo, largo... pero creo en la libertad del hombre, en la ciencia, ¿porque no puede decidir uno lo que mejor puede hacer con su "mala vida" en estos casos?no deseo dolores para nadie en ninguna muerte, y que queréis que os diga tampoco para la mía. La muerte es una etapa más de la vida en la que hay que entrar con dignidad y no entiendo porque con dolores.Un beso a todos. vive la vite

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MMS BURGOS: Cuida de tu árbol. Cuida de tu vida y hazla tuya en todas tus decisiones. Un beso.

PILAR dijo...

Las dos fotos me han encantado.
Sobre todo porque yo también observo ese mismo pruno.
Yo, recuerdo, que a partir de los 20 años empecé a observar la naturaleza por mí misma, hasta entonces era mi padre quien la observaba por mí, me la enseñaba. Pero yo no lo apreciaba.
Desde entonces, y más ahora pasados los 40, me doy cuenta que han vuelto de mi niñez los recuerdos de la naturaleza traída por mi padre.
La transformación de colores, de formas, incluso de olores, através de las estaciones, es magnífica.
somos urbanos, por eso al menos veamos, toquemos y olamos lo que la naturaleza, poca o mucha, cada día nos depara.
Creo que te estas haciendo mayor, que es diferente.
Un abrazo, amigo Pedro

Pedro Ojeda Escudero dijo...

PILAR: y que nunca nos falte, en un rinconcito de la urbe, al menos, la naturaleza. Un abrazo.