miércoles, 26 de marzo de 2008

Oxidación

Uno de los materiales que más les gusta a nuestros arquitectos postmodernos es el metal oxidado. Es una evidencia de cierta forma de ser de nuestra sociedad, que se aproxima a la época de óxido de hierro, siguiendo la vieja clasificación por etapas históricas que comenzó, ilusoriamente, por la creencia en una edad de oro desde la que nos despeñamos. No somos capaces de la paciencia del tiempo en lo que hacemos y anticipamos sus efectos, ansiosos de ver los resultados del mañana porque nos desayunamos antes de acostarnos, así andamos de urgentes. Aunque en nosotros mismos los negamos al recurrir con insistencia a la cirujía estética y el maquillaje que nos haga eternamente jóvenes: se nos va la hipocresía en figurarnos sin edad haciendo que todo tenga artificialmente la que nos quitamos. No dudo de los beneficios técnicos y de los efectos estéticos que se buscan al usarlo, pero el metal oxidado representa el envejecimiento plastificado y falso, como falsa es nuestra época, tan epidérmica que no dejará detrás de sí más marca que la destrucción de lo natural para sustituirlo por parques temáticos y trampantojos. Pobres ciudades nuestras. Apenas aportamos más ideología que la deconstrucción y el desencaje: es decir, la versión cínica de la parodia y la perspectiva, el descreimiento de una cultura que se agota en sí misma. Queremos ignorar de dónde venimos y no hemos decidido aun a dónde queremos ir teniendo a nuestra disposición, por primera vez, todas las posibilidades para ser lo que deberíamos.

Sé que parece un lenguaje críptico, pero bastaría mirarnos al espejo cada mañana para ver cómo el óxido se nos va comiendo la cara. A bocados.

22 comentarios:

MeTis dijo...

me apena no tener el entendimiento a la altura de tus escritos.

Ya no le damos trabajo al tiempo, anticipamos siempre sus efectos creyendo que asi le arañamos unos dias, meses, años...

saludos pedro.

Serendipity dijo...

La oxidacion es inexorable. Intentamos retardarla con cirugia y antioxidantes, pero no lo evitan. Y es asi, y tiene que ser. Somos finitos... y contradictorios. Y todo tiene su belleza. Me gusta la foto, con esas iniciales. Sobre todo me gusta por la calidez que transmite.

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

Muy buena cabecer para tu blog. Yo me pierdo en temas informáticos. NO toco mi plantilla del blog por si acaso fastidio todo.

un abrazo.

Teresa dijo...

El cerebro que funciona correctamente parece mantenerse joven y aventurero. Odia el contenedor del que se tiene que servir para la actividad diaria porque se deteriora a un ritmo acelerado y desacompasado. Cuando la edad nos abofetea la cara con descubrimientos que permanecieron años ocultos, este óxido no permite correr para contárselo al resto.

Alatriste dijo...

Si nos cortamos con un metal oxidado, la solución es una buena antitetánica, pero si somos nosotros mismos quienes nos oxidamos tan sólo queda poner nuestra mejor cara.

Incognita dijo...

Pero creo que el oxido mental es mas peligroso que la oxidación fisiológica a la que irremediablemente seremos sometidos todos en algún momento.
Si es verdad eso de que tú eres lo que piensas y a los treinta y tantos comienzas a decir...”Hay que me estoy poniendo viejo….” Pues ni las cirugías, ni las auto-inmolaciones a las que (en especial) se someten las mujeres (no creas que las cirugías no deben doler),
Pues ni eso detendrá la oxidación que ha comenzado antes que en ninguna otra parte, en el cerebro.
Un beso.

Unknown dijo...

Po zi, estoy con Bipolar, será que ambas nos damos cuenta que la edad no perdona... pero la evolución es tan inversa... el cerebro gana y la cara pierde y otras partes para qué contar, no entiendo la cirujía estética creo que también en este caso se da la fórmula anterior en el mismo sentido. Gracias a Dios el espíritu no se puede operar.

Francisco O. Campillo dijo...

Accedo a LA ACEQUIA desde una conexión lamentable y me sorprende -muy gratamente-la nueva cabecera que me recibe. No permites que crezca el óxido en tu blog, me gusta. Porque LA ACEQUÍA es apacible -puede parecer agua detenida al observador despreocupado- pero descubrirán que nos así quienes dediquen un tiempo a recorrerla con calma.

Anónimo dijo...

Aunque casi nadie está de acuerdo con la destrucción de nuestras costas, que comenzó en los 60s con la época del desarrollismo y que persiste con furor inusitado; sin embargo queremos (y construimos) autovías que nos lleven directamente a la arena de la playa más recóndita y perdida de nuestro litoral. No importa lo que cueste, da lo mismo que haya que horadar montañas o sobrevolar valles, ríos, rías o ensenadas, no hay tiempo que perder: hay que llegar al apartamento o al hotel en el menor tiempo posible. Me gustaban más las playas cuando había que sudar para llegar a ellas y no había ni tanta gente, ni tanto cemento, ni adoquines de terrazo en unos paseos marítimos que parecen todos iguales.

La destrucción del óxido ha llegado también a nuestras costas, donde los ejemplos de un desarrollo sostenible son escasos. ¿No estaremos ya en el despeñamiento que sigue a la Edad de Oro que trajo la llegada del turismo a nuestro país?

El tiempo que nos ha tocado se ha caracterizado por la destrucción de muchas de las señas de identidad de nuestras ciudades. Nunca antes se habían derruido tantos edificios como ahora. En épocas pasadas se conservaba mucho más, sólo se destruían edificios como consecuencia de guerras o fenómenos naturales adversos.

Perdona este comentario tan largo, pero la altura de la entrada merece mucho más ( aquí cada uno hace lo que puede y la lengua pone a cada uno en su sitio, como la carretera a los ciclistas). Es como compensación de los días que he faltado a la cita huyendo del frío mesetario. pancho

Anónimo dijo...

...nos come la cara (ay), pero el peor óxido es el del alma, el del intelecto... afortunadamente todavía quedan aguas antioxidantes como la que fluye por esta acequia. A beberlaaaaaaaa

Nana Lopes - @Nanamada dijo...

Interessante como ao contrario do ferro, nosso organismo combate a ferrugem se procurarmos nos hidratar por dentro e por fora. Agua, muita água.
A ferrugem que consome nos consome a alma é mortal!!
Como esta voce menininho??
Espero que mais feliz!

Vampi666 dijo...

Creo que la oxidación es símbolo de madurez, algo bello sin ninguna duda.De lo único que realmente deberíamos preocuparnos es de que no se nos pudriera el corazón.
Por cierto , ya sabes que toda regla tiene una excepción, así que después de lo que has vivido estos últimos días tú no deberías tener prohibido llorar.
Un saludito.

XuanRata dijo...

Digo yo que si esta es una época falsa, tal vez una estética falsa sería la más verdadera.
De todos modos también es la época de lo efímero y tengo la impresión de que también la estética del óxido se ha quedado oxidada y ha alcanzado así su máxima expresión.

Marcel.la dijo...

Muy interesante el post. Siempre dan para pensar. Muy bonita la nueva cabezera a ver si me animo y cambio la mía por una de más primaveral.

São dijo...

Meu querido amigo, se estamos na Kalyiuga, só temos mesmo que construir com ferro oxidado!!
Besos e parabéns pelos mais que merecidos prémios.

manzacosas dijo...

Hola, pesimista aunque realista. El color bronce lo han puesto de moda unos cuantos arquitectos nuevos y afamados, pero no me dice nada especial. La oxidación de las ciudades sí existe; las estamos matando poco a poco y, de paso, nos matamos a nosotros mísmos. Ahí sí estoy con tu pesimismo, que hago mío.

Pero sigue los consejos de Campillo.

Puede que haya una descompensación entre tu juventud y tu pesimismo. No sé. Y es que nunca se sabe. Bueno. Un saludo

jg riobò dijo...

La edad del óxido de hierro.
En el consumismo no hay tiempo para que el metal se oxide, hay que ponerlo oxidado. En esos no-lugares que se repiten por doquier.
En nosotros de momento es natural, pues la lucha es contra el óxido y viene la cirugía en la ayuda.

Merche Pallarés dijo...

Sí qué rabia me da, la época de hierro oxidado en la cual vivimos. Falso hierro, falso oxidado. Un espejismo. Como la eterna juventud que algunos/as piensan que a través de operaciones estéticas pueden recuperar. Qué pena y qué lástima siento por ellos/as que para erradicar cuatro arrugas se sometan a operaciones que les puede costar la vida. Besotes, M.

Donce dijo...

Cerca de mi casa han construido (con ese metal oxidado) un centro para viejitos (vaya guasa!) y la verdad es que da miedo mirarlo, uff!
Sobre nuestro óxido, qué decir? pues que mucho té verde (para quien sea capaz de tragarlo).
Que bonita está La Acequia con la nueva cabecera!
Por cierto, Dragor cuántos lustros hace que tiene 16 años? es impresionante ese chico, te prometo que alucino con él!

(Ah, he actualizado mi perfil, hoy firmaré con él. Lo hice por lo que dijiste en tu "Elogio de los blogs", hasta había puesto mi foto, pero con lo horribilis que salgo en todas, al final he preferido poner una fotito que hice hoy desde mi ventana)
Un besazo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

METIS: por tu comentario, veo que has comprendido el texto. Saludos y espero verte más por aquí.

SERENDIPITY: finitos y contradictorios, tienes toda la razón.

FERNANDO: a veces a mí también me da miedo trastear y hacer cosas nuevas, es lo que me retiene a la hora de contratar un espacio propio en vez de usar una u otra plataforma.

BIPOLAR: es difícil que el cerebro no envejezca, pero se adapta mejor que el cuerpo, en efecto.

ALATRISTE: a mal tiempo, buena cara. Pero el óxido avanza.

REGGIS: en efecto, es mucho peor la oxidación cerebral, aunque parezca no notarse. Y no me refiero sólo a la propia del paso del tiempo.

MAFALDIA: el cerebro gana en experiencia lo que pierde en elasticidad. Yo ya no soy capaz de hacer dos cosas a la vez...

FRANCISCO: gracias por tus palabras y por seguirme en esas condiciones que sabemos los viajeros. Un abrazo.

PANCHO: qué razón tienes, cómo hemos destruido todo. Además, luego somos hipócritas: desde hace tiempo se nos ha dicho que vendría lo que ya tenemos y siempre había alguien que decía que ya buscarían un remedio. No hemos querido vivir un poco menos cómodamente y podríamos no vivir. Destruímos con la conciencia del bárbaro. Ausencia compensada, querido amigo.

BLOGOCHENTA: como seguiré con la serie de "óxido", echaré "antioxidante". Un abrazo.

NANA: Agua, mucha agua, querida amiga. No, sigo triste.

VAMPI666: acompañaré también en el llanto a las personas a las que quiero. Un saludo.

XUANRATA: Tienes razón: tal para cual. Aún nos dará guerra, ya lo verás.

MARCEL.LA: gracias, y buen retorno al mundo de los blogs.

SAO: cuánta razón. Gracias y besos.

MANZACOSAS: creo que la descompensación me ha perseguido siempre... Me alegro de compartir ideas.

JAVIER: ni tiempo ni paciencia. Y no sabemos envejecer, eso está claro.

MERCHE: les puede costar la vida, en efecto. Pero antes les ha costado el natural trascurso del tiempo. Besos.

DONCE: ¿óxido para un hogar de ancianos, no se les ocurrió otra cosa? Dargor tiene las dos edades: la de su DNI (si tiene) y la de sus escritos. Recomendable. He visto tu perfil actualizado. Me gusta. Y la foto. Un beso.

Gracias a todos por vuestros comentarios.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

es lo que nos ha tocado vivir la cultura del contínuo maquillaje... no nos dejan ver las cosas tal como son nos engañan... ¿nos engañamos?... se vive de y para las apariencias

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Hasta el punto, querido MANUEL, de que somos pura apariencia.