miércoles, 6 de febrero de 2008

Vida acolchada.

El ser humano necesita acolchar su vida. Incluso los vagabundos, cuando prevén dormir varias noches en el mismo sitio, tienden a crear un hogar reconocible y suyo. Quizá está en nuestros genes desde que la especie se dio cuenta de que los individuos solos no sobrevivían mucho tiempo fuera del grupo. Por la conciencia de nuestra fragilidad surgió nuestra soberbia colectiva y el progreso se ha entendido, en gran medida, como el control abusivo y la manipulación exagerada de la naturaleza. El tema ha dado lugar a sesudos tratados y reflexiones filosóficas que leí hace siglos. Pero hoy he querido fijarme en lo más cotidiano. Todos estamos de acuerdo en este primer mundo en que hasta los parques infantiles sean lugares de mínimo riesgo para los niños, que viven en una burbuja de sopreprotección que, curiosamente, no les aleja de la violencia, que muta porque también está en nuestros genes. Sólo admitimos una pequeña ventana al mundo en los noticiarios televisivos en los que vemos niños soldados o abandonados en las grandes ciudades del mundo o realizando penosos trabajos. Los padres de aquí no queremos que nuestros hijos sufran estas penalidades ni percances en sus juegos, como es lógico. Y las administraciones no quieren demandas ni quejas vecinales. Pero la exageración nos llega hasta el pie de los árboles. Fabricamos jardines como si de juguetes se trataran. Y todo es sintético ya en nuestras vidas. Quizá ya hasta la vida misma. Y la muerte.

19 comentarios:

Merche Pallarés dijo...

Qué lástima que no tenga tu e-mail porque hace poco me mandaron uno sobre la diferencia en la educación de los niños en 1977 y en 2007. Muy significativo. Pero, ¿quizá lo hayas recibido tu tambien? Besotes, M.

Francisco O. Campillo dijo...

Pedro
Al ver la realidad que hay detrás de la foto de tu post, pensé algo similar.

Y ahora, una reflexión al hilo.
¿Cuándo nos daremos cuenta que el objetivo final de la educación es que nuestros hijos sean libres e independientes? Vamos, que no nos necesiten para vivir... pero que nos quieran. Por favor.

Anónimo dijo...

Créeme que si hay algo que no es sintético es la muerte.

Es una pureza intrínseca. Ya lo decía Neruda: "Del negro mas puro, no como el de la oscuridad, sino como el del ébano"

Anónimo dijo...

El mail está en el blogg Merche, pojeda@ubu.es. Creo que lo único no artificial es la muerte, al respecto de la vida y el nacimiento me están empezando a saltar serias dudas. magistral como siempre

Unknown dijo...

que viven en una burbuja de sopreprotección que, curiosamente, no les aleja de la violencia, que muta porque también está en nuestros genes
y porque protegemos parques, las esquinas de los muebles, las sillas en los coches y descuidamos lo que ven en la tele, en internet, en los libros, que realmente es lo que les puede hacer daño, no una cicatriz en una rodilla.Me imagino que también conoceras lo que opina un juez de menores de Jaén Emilio Calatayud es buenísimo

Unknown dijo...

Upppsss perdón es de Granada, cada día estoy peor.....

manzacosas dijo...

Hola. De acuerdo con Mafaldia. Lo de los nenes de hoy es aberrante, pero es por los papis. No les puedes tocar pero, ojo, que éllos pueden hacerlo. Recuerdo de chaval que un verano uno del barrio se rompió los dos brazos a la vez al caer de un árbol. Siguió jugando a los dos días como si tal cosa. Había adoquines y asfalto, y lo demás sobraba. Un saludo

Paco dijo...

¿y el arbol se de plastico? no me extrañaria con la "pertinente" sequia , que los arboles sean del idem.

Anónimo dijo...

Fíjate si el ser humano necesita acolchonar su vida, que todas las estancias de la casa han sufrido tantas modificaciones a lo largo de la historia, que en caso de que El Hombre de Atapuerca trompeara y accediera a cualquiera de ellas, lo único que reconocería sería la cama. Este elemento del mobiliario de una habitación es el único que ha permanecido casi intacto desde que el hombre se dio cuenta de que debería juntarse con otros de su misma especie para defenderse de la hostilidad exterior.

Hablando de parques infantiles, una de las cosas que más me han llamado la atención al salir al extranjero, más primer mundo que esto, es lo asépticos que pueden llegar a ser. No hay juegos ni aparatos metálicos, no existen toboganes, todo de plásticos redondeados, el suelo de hierba artificial, bueno, todo pulcro y limpio como la patena, para evitar que los niños se manquen y se ensucien. Aquí, la tendencia va por el mismo camino, pero como en muchas otras cosas, nos quedan años para ponernos a su nivel, a pesar de que parece ser que adelantamos a Francia e Italia…

En jardinería pasa lo mismo que en otras manifestaciones de la acción humana: Existe escasa planificación, poca preparación del terreno y tampoco hay paciencia para ver la manifestación de la naturaleza en su ritmo justo y propio. Los árboles, por ejemplo, se plantan ya grandes, valen un dineral y la mitad se secan el primer verano. No existe ningún aprecio por nuestras especies autóctonas: encinas, robles, fresnos, negrillos… se prefiere el artificio y ostentación de especies foráneas que dan sombra el primer año a la solidez, austeridad y lentitud de nuestros árboles. Una pena

Anónimo dijo...

Yo tuve desde los 7 a los 12 años unas heridas permanentes en las rodillas, causadas por un juego constante en sitios publicos aun sin "acolchar", ....antes si un portero de futbol se ponia rodilleras o guantes era tildado de "flojo" por el resto de la tribu, aun jugando sobre cemento, si te caias del columpio y le ibas llorando a tu padre, era facil que encima recibieses un pescozon por torpe.

Y digo yo que tan mal no nos ha ido...ceo.

jg riobò dijo...

La finalidad de la protección no es para que los niños no se dañen.
Es para que no haya charco o se estanque el agua al no estar bien drenado, cosa habitual, así se evitan también las cagadas de los perros.

Anónimo dijo...

Tema muy interesante para mí: el mundo de los niños. Lo cierto es que después de tantos años de pedagogía del aprendizaje a través de la experimentación, cada vez tienen menos oportunidades de experimentar, pues les damos todo hecho y muchas veces desconocen el origen de las cosas mas elementales. Isabel

Anónimo dijo...

Creo que la entrada (y los comentarios) lo dicen todo. Nos preocupamos de muchas de las cosas que afectan a los niños, los sobreprotegemos, los esterilizamos para la vida. Y luego los dejamos andar al amparo del capricho dándoles lo que ni siquiera nos habían pedido. Cuando nos pidan algo, sólo nos quedará por darles la luna. Y somos un poco bajitos.

Anónimo dijo...

han cambiado tanta la vida de los niños desde hace años. Nada tiene que ver con nuestra infancia. Yo me quedo con la mía y no la actual.

un abrazo.

Divinius dijo...

A LUZ QUE TE DEIXO É DA COR DA MINHA VIDA...)*
Gostei de ler:)

São dijo...

Quando visitei Cabo Verde tomei consciência de que todas as teorias que conheço sobre Educação e Psicologia não tomam em consideração senão as crianças europeias, Pedro!
Um grande abraço para ti, meu amigo!!

Anónimo dijo...

En el Parque Virgen del Manzano:

El amo indiscutible del suelo acolchado y de sus columpios, es el cuadr�pedo vulgaris de culo sensible, cuyos huellas de identidad he tenido que limpiar en repetidas ocasiones, eso s� acord�ndome de toda su ilustre familia. �Hasta en el tobog�n?

El trenecito sirve de refugio a los ni�os del botell�n. Sus restos de vidrio, regurgitaciones, l�quidos provenientes del aparato excretor, botellas llenas de alcohol y muestras de actividad sexual est�n dentro de ese inmaculado campo de concentraci�n de mala educaci�n, que los ni�os recogen con sus tiernecitas e inocentes manos.

S� es cierto hemos pasado de una fractura de esqueleto y un esguince muscular, a pillar una infecci�n, el sida, un corte profundo por vidrio, una intoxicaci�n et�lica�.., y mucha mala �.

PILAR dijo...

He sido, como blog�fago, una ni�a con eternas postillas en codos, rodillas...era muy patosa, pero tambi�n muy movidita. Recuerdo unos patines que ten�amos para compartir con mis dos hermanas, que eran de hierro y con correas de cuero.
Creo que la sobreprotecci�n en todos los sentidos es absurda.
con respecto a esto ha habido un correo pululando acerca de nuestra infancia y la de ahora.
sinceramente tanta seguridad y protecci�n externa lleva a una inseguridad y flojedad interna.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MERCHE: Como te dice más abajo Blogochenta, mi correo está en el perfil del blog. También te he dejado al respecto un comentario en tu blog. Te agradezco que me envíes todo lo que te parezca interesante y que iniciemos también ese tipo de relación. Besos.

FRAN: qué oportuna reflexión, amigo. Es verdad: este acolchamiento de los parques infantiles es el mismo que hacemos con ellos en otros ámbitos. Luego no nos extrañemos si nuestros hijos no son capaces de andar solos hasta una edad muy avanzada. Somos culpables, en efecto.

DARGOR: también la estamos haciendo sintética, la alejamos, no la queremos cerca. Hasta el punto de que la muerte parece sólo cosa de los muertos, cuando es lo único cierto de nuestras vidas. Eso sí, tienes razón, con Neruda, es lo más puro que tenemos.

BLOGOCHENTABURGOS: Gracias por salir al quite. En efecto, hasta el nacimiento deviene en artificial.

MAFALDIA: Sí. Hace tiempo lo colgó Blogófago, siempre cazando las novedades. Luego lo he visto en muchos blogs. Es un hombre que aplica algo que no suele darse en su oficio: el sentido común por encima de la jurisprudencia, sin salirse de la ley. Es el segundo lapsus en dos días, te me estás haciendo mayor...

MANZACOSAS: sobraba, por supuesto. Les estamos haciendo un mundo tan aseadito que no sabrán cómo es la realidad. Saludos.

PACO: no, pero es de esos plátanos que ponen cuando no saben qué poner. Y no des ideas, que dentro de poco los pondrán de plástico, seguro.

PANCHO: tienes razón, tienes razón. Es un mundo artificial para todos los sentidos corporales, como si nos diera miedo la realidad. Y más razón aun en tu sugerencia: quiero árboles que sean árboles, aunque crezcan feos y retorcidos, pero árboles.

BLOGÓFAGO: No, por supuesto. ¡Esas heridas, las postillas, los diferentes colores que iban adquiriendo los golpes! Y no necesitábamos la intervención de los padres ni su vigilancia obsesiva.

JAVIER: No te creas, como suelen hacerlo deprisa y corriendo sigue habiendo charcos y cagadas. Muchas cagadas, así que no hemos avanzado en eso.

ISABEL: Les quitamos algo que nos hace humanos: el aprendizaje real y autónomo con las cosas. Qué oportuno comentario.

RAÚL: Al desamparo del capricho, querido Raúl, al desamparo del capricho.

FERNANDO: La de ahora es una infancia artificial. Yo también me quedo con la mía. Un abrazo.

DIVINIUS: Bienvenido a La Acequia. Aquí podrás volver y comentar siempre que tú quieras.

SAO: en efecto, somos así de egocéntricos. Un fuerte abrazo, amiga.

BIPOLAR: eso, mucho colchón y poca educación cívica. ¡Cómo están los parques y jardines!

PILAR: sí, sí: les hacemos inmaduros, caprichosos y artificiales. Así nos va.

Gracias a todos por vuestros comentarios.