miércoles, 20 de febrero de 2008

Miedo a desconocerse en disolución de azul vertiginoso


Uno de los miedos más primitivos del ser humano es a desconocerse. No reconocer su conciencia, lo que es lo mismo que perder sus señas de pertenencia a un colectivo: expatriarse. De hecho, uno de los castigos más sistemáticamente usados contra el disidente es el destierro. En otros tiempos, el ostracismo equivalía a la muerte histórica y civil de un individuo, que desaparecía de la sociedad que lo expulsaba y, casi con toda seguridad, era igual que la muerte. Pero hoy no me refiero a que te expulsen del grupo al que perteneces, sino al hecho de que un día eres consciente de las escasas ataduras que te unen con tu entorno y te sientes extranjero entre los tuyos. O porque tú has cambiado en un sentido diferente a la sociedad o porque ésta se ha modificado tanto que tú no has podido seguirla. Como si la lengua que hablabas el día anterior ya no te sirviera para comunicarte.
En algunos momentos, los artistas, los pensadores, han tenido esa sensación. Algunos sienten que el progreso ha trasformado demasiado radicalmente, sin pausas, lo que había. Desde el siglo XVIII estos cambios se han acelerado. Mesonero Romanos, un costumbrista del siglo XIX, lo ejemplificaba con la pérdida del brasero español en beneficio de la chimenea francesa. Era un ejemplo humorístico pero que reflejaba a la perfección lo que pasaba en aquella época. De entonces a hoy, la aceleración del cambio no ha hecho más que aumentar y muchas personas no saben adaptarse a tiempo. Se refugian en sí mismos y piensan que todo era mejor en su juventud. En el fondo, son seres que la sociedad va dejando a un lado en diferentes grados de intensidad. No hay nada más desolador que un ser humano desorientado en su propia ciudad porque ya no sabe cómo cruzar una calle o utilizar un tecnología nueva.
Otros, en cambio, piensan que la sociedad no ha cambiado lo suficiente, que no es lo suficientemente moderna. Y suelen sentirse forasteros en su propia patria. Preferirían tener el pasaporte de otra nación, que jamás existe en la realidad. Aquellos que pueden se marchan lejos porque allí se sienten mejor, sobre todo porque no conocen en profundidad el nuevo país al que llegan y les basta con pasar por encima puesto que tampoco han de comprometerse. Suelen fabricar un espejismo del lugar de llegada y falsean su propia biografía, inventándosela. Hubo un tiempo que esa utopía era París o Londres o Nueva York, meros símbolos de su propia insatisfacción. O un viaje constante de un lugar a otro para no estar en ninguno.
Sea por lo que sea, el vértigo acelera un sentimiento de no pertenencia, descoyuntando el sentido grupal del que lo padece. Conozco personas que deben escapar a miles de quilómetros para quitarse la sensación de asfixia. Otros, en cambio, no pueden salir de su barrio ante un mundo que ya no comprenden. En ambos casos se tiene un sentimiento de huida o rechazo, como en esta disolución azul acelerada de la imagen. No son mayoría, pero todos, en una u otra medida, algún día hemos tenido esta sensación en la familia, en un grupo de amigos, al salir a la calle o leer los periódicos.
Del miedo a desconocerse a sí mismo hablaremos mañana.

28 comentarios:

jg riobò dijo...

Estupenda entrada querido amigo.
Un azul que da vértigo de verdad, no es efecto especial.
Yo me siento fuera de lugar en esta sociedad consumista.

Anónimo dijo...

Que azul maravilhoso!!!
E o texto é muito profundo. Pausa para pensar...
Abraço

Alatriste dijo...

El mundo cada día avanza más rápido, un buen ejemplo de ello podemos verlo reflejado en el mundo del arte. No es casual que el siglo XX fuera el más prolífico en tendencias artísticas,y ahora el XXI promete dar un paso más allá con las nuevas tecnologias.

.

Anónimo dijo...

tus textos son magníficos , pero las fotos llegan a momentos excelsos. Cheapeau

São dijo...

O azul da foto é uma maravilha.
O texto é excelente.
O meu medo maior é o sofrimento, logo seguido deste que referes: o de alguma vez me sentir perdida de mim.
Besos, querido Pedro.

Merche Pallarés dijo...

Yo soy una persona desarraigada, siempre he querido encontrar mis raices en algun sitio. Creí encontrarlas en Ibiza la primera vez que llegué a la isla. Pero ahora, como todo el mundo se ha homologado, Ibiza incluida, todo es insípido, vulgar, anodino. No busco más. He desistido. Besotes, M.

Paco dijo...

No se, pero a veces y en muchos caos influye creo que la edad, (hablo por mi) vamos creciendo en el tiempo, y de buenas a primeras aunque mentalmente te consideres joven, miras a tu alrededor... y eres un viejo... un carroza como dicen algunos, fijate que despues de un monton de años trabajando de pincha discos, ahora si tuviera que empezar de nuevo... no sabria, también a veces no creo que se evolucione por lo menos a nivel educativo, se involuciona, y sino que se lo pregunten a mi mujer, que como profesora de historía a veces me llega con unos cabreos.

Anónimo dijo...

Un azul perdido, sin duda.

El consumismo y su dichoso aire podrido aleja a la gente de si misma, la deshumaniza.

Unknown dijo...

Realmente el vértigo se produce cuando uno llega a conocerse a sí mismo, el mundo que nos rodea no es tan imperfecto, ni todos los que nos rodean tan malos, es fácil ver la miga en el ojo ajeno y no la viga en el propio, eso es de pesadilla como en la foto.

Anónimo dijo...

mmm, me haces pensar tras leerte. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Cuando ayer a las 8 de la mañana saqué al perro a la calle (no sé cual de los dos tenía más cara de can), encontré a una viejita que colgaba del brazo de su sobrina, superdulces y con un maravilloso acento andaluz: - Ay mírala, que presiosidá! - tía no se equivoque usté, qu´é un perrillio! - que noo mi arma, que no! (y así las dos, un rato). Vamos que me alegraron la resaca de la mala noche anterior. Por un momento creí haber amanecido en una callejuela sevillana, lejos de aquí y, me encantó la idea!. Huir de esta asfixia (eso es) a lugares idealizados. Como si allí fuese a dejar de ser yo...!

Lazarillo en América dijo...

Un placer leerte y verte

Anónimo dijo...

Passando pra dizer bom dia!!
Que ele seja azul felicidade!

XuanRata dijo...

Un cierto grado de desorientación me parece hasta saludable. Y pensar que uno forma parte de una inmensa comunidad de desorientados, no es que oriente mucho, pero al menos ayuda a no sentirse tan extraño.

Teresa dijo...

El desarraigo produce infelicidad,
cuando se supera esta emoción, ya no se siente nada más.

Pilar dijo...

Otra entrada sublime.
Gracias por hacerme pensar.
Gracias por no hacerme sentir rara.
Gracias por sentir que hay alguien que se siente extranjero en su país de cada día.
A veces siento, he sentido y me he preguntado y me pregunto cómo soy realmente, qué capítulo tal vez me he perdido, en qué me he quedado...Qué es lo que sigo y lo que no. Si realmente me conozco, si me engaño a mí misma o no.
Si todo lo hago pasar por los sentimientos y si tal vez hay que ser más cerebral. Porqué todo tan sensitivo.
Cuántas expectativas a veces perdidas por la realidad de cada día.
Los sueños, las utopías... es tan difícil o ¿hay que ser tan fuerte para ir contra corriente?
Yo, cuando he podido, he escapado, he corrido...pero me he dado cuenta que todo está en mí, TODO y ése es el punto de partida para poder conocerse o desconocerse.
La peor, la huída de uno mismo, pasé años intentándo hacerlo y fue una locura, porque intentaba buscar en los demás lo que en mí no hallaba y ese era un viaje de locos.
Gracias Pedro por encontrar en tus palabras un asentimiento interior que me ayuda a conocerme más y mejor a mí misma. Lo que me estoy ahorrando en psicoanálisis.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Un color, una sensación!!

Miedo igual a no creer en uno mismo, cuando trasmites miedo, rechazo, inseguridad los que te rodean lo perciben, a veces ns escondemos detrás de una mascara, la mía azul. por miedo? por pudor? a lo desconocido? tal vez.. pero poco a poco vas descubriendo a hay personas que no tienen que llevar una mascara y seo es ser muy valiente!!

Pedro Ojeda Escudero dijo...

JAVIER: Gracias. En efecto, ya sabes que no truco las fotos ni les doy ningún tratamiento para publicarlas. Algún día debería explicar la técnica, que tú ya sabes.

NANA: Gracias. Pensar es una de las cosas más bellas que podemos hacer. Un abrazo.

ALATRISTE: La aceleración es vertiginosa. A veces pienso que demasiado.

BLOGOCHENTA: Gracias por fijarte en las fotos. Un abrazo.

SAO: El miedo a sufrir, al dolor... te comprendo. Un beso.

MERCHE: Quizá tus raíces radiquen en ti misma y siempe las lleves contigo. Eso puede parecer debilidad, pero es tu fortaleza.

PACO: La edad nos va dejando inadaptaciones. Es triste, pero es verdad, sobre todo en un mundo como el nuestro, en el que los mayores son apartados. La inadaptación cultural que señalas es más preocupante. Comprendo a tu mujer.

DARGOR: azul en fuga, más bien. El consumismo es lo menos humano a pesar de ser la raíz de nuestra cultura, en efecto.

MAFALDIA: ¿alguna vez llegamos a conocernos o pactamos con nosotros mismos por nuestra tranqulidad? Es una buena pregunta.

FERNANDO: El que piensa leyendo esto ya venía pensando antes. Un abrazo.

DONCE: En efecto, nos llevamos encima, como la casa el caracol. Un abrazo.

LAZARILLO: Vale. Lo mismo.

NANA: Feliz día también para ti.

XUANRATA: Estoy de acuerdo. Al desorientarnos aprendemos a poner en cuestión nuestras creencias. Da vértigo, pero es bueno.

BIPOLAR: algunos viven bien el desarraigo. A veces las raíces dañan y traban. En esto, como en todo, hay tipos. Un beso.

PILAR: Gracias. La consulta es gratis. Me alegro de coincidir contigo. En estas coincidencias es en donde nos reconocemos. Un beso.

AZUL: un azul para azul. Las máscaras, a veces, son parte de nuestra identidad.

Gracias a todos por vuestros comentarios.

Anónimo dijo...

Tienes un momento?

pasate por Fateful, hay novedades.

Espero sorprenderte..

Una vampira Inquieta

nerea dijo...

Si que a veces sientes que no encajas en un momento dado o con la gente que hace poco si encajabas... es posible, que a veces, seamos nosotros los que en esos momentos estemos algo "raros". Curiosamente ayer comi con dos amigos (de siempre) y me senti como fuera de lugar... supongo que no fue un buen día...

Besicos!

Unknown dijo...

¿alguna vez llegamos a conocernos o pactamos con nosotros mismos por nuestra tranqulidad? Es una buena pregunta.

Que lleva la respuesta, claro que llegamos a conocernos y descubrimos exactamente lo mismo, que llevamos las mismas miserias que el resto, otra cosa es hipocresía, orgullo, engaño... que no conducen a la tranquilidad.

Merche Pallarés dijo...

Que las raíces están en mi misma...qué curioso nunca lo hubiera pensado. Gracias. No me voy a preocupar más por buscarlas. Besotes, M.

Beatriz Montero dijo...

Entiendo que muchos busquen el "sueño americano". Aunque todos en el fondo sepamos que el final es el del Gran Gatsby.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

AZUL: Sorprendido, en efecto.

NEREA: un mal día lo tiene cualquiera. Seguro que no se repite. Besos.

MAFALDIA: y qué miedo da conocernos o engañarnos a nosotros mismos.

MERCHE: Seguro que serán unas raíces firmes y sabias. Besos.

BEA: o peor aun, el de los que se quedaron por el camino. Saludos.

Anónimo dijo...

No me extraña nada que haya gente que haya tirado la toalla y que haya optado por la automarginación, al comprobar la incapacidad de seguir el ritmo de locos que lleva imponiendo esta sociedad de la información y de la comunicación.

Nuestra sociedad y modos de vida han cambiado en estos últimos 50 años más que en toda la historia de la humanidad. Los que andamos por esa edad hemos pasado de una España tercermundista, con la leche en polvo americana en las escuelas, al acelerón que supuso en el 86 la entrada en la CEE (con treinta años de retraso) y la llegada de la democracia. De la época de la sangría de la emigración a esta nueva realidad de mezcla cultural que estamos viviendo. Hoy me fijaba en el metro de Madrid y si el 50 % de las personas no eran de origen extranjero poco le faltaba.

Tenemos que estar alerta ante estas dos nuevas realidades, el futuro nos va en ello. La única solución posible es más inversión en educación y cultura si queremos evitar el peligro de la marginación por un mal tratamiento de estos temas.
pancho

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En efecto, PANCHO. Educación, cultura y servicios sociales que ayuden a los que no pueden seguir este ritmo de locos. So pena de crear una sociedad invivible, violenta, rota y más injusta. Nos jugamos mucho en estas decisiones. Demasiado. Un abrazo.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Yo mas que desarraigo...me sentí obligado a abandonar mi tierra natal cual descubridor en el siglo XV...cuando vulevo más que miedo a desconocerme, lo que me da es pavor desconocer mi "terruño"..mi origen...eso si que es disolución...pero en blanco y negro. Saludos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MANUEL: de una forma u otra, querido ámigo, ¡qué temor a no encontrar las señas de identidad de nuestra infancia! Saludos.