domingo, 2 de diciembre de 2007

Nocturno (y XII)

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Amigo, te escribo el final de la historia, que no es más que el inicio, quizá, de la tuya propia:

Al amanecer, las cosas se ordenan en su apariencia. Las conciencias se tranquilizan porque los miedos no parecen tener causa. Todo simula estar en su sitio porque el cerebro calma su ansiedad, como cuando bebemos tras unas horas de sed nerviosa. La perspectiva nos retorna a la plácida dimensión de lo que puede ser medido. Extendemos nuestro brazo y abrimos la mano y nos decimos hasta dónde llegamos. Ponemos en marcha el tiempo domesticado y giramos, cotidiano y monótono, el mundo, como si lo controláramos.

El paseante sabe ya de su limitado pulso pero también de su capacidad para sentirlo. No se engaña, mira y comprende. Percibe el frío de la mañana. El río retorna a su perfil medido, los troncos de los árboles pierden los colores de los misterios y vuelven a su corteza, que los cubre, velándolos. A su lado surgen rumores a los que antes se asía para descubrirse a salvo. La vida retorna en su forma diaria. Su mirada no es ceñuda, como la del fraile que abre este mundo y que es esfinge que devora a los que no la salvan, sino cálida. La imperfección del mundo ya es suya y comprende que de su ligera capa de fertilidad surgirá quien la narre y quien la corrija, con lentitud que parecerá exasperante, pero cierta. Al moverse para acudir a su antiguo conflicto, tan olvidado ya, ni siquiera se sorprende al no poder hacerlo: se ha hincado en tierra, anillado de piel y altura. Crece en los otros, hacia dentro y hacia arriba.
Es tiempo de contar el mundo desde sus más íntimos secretos y de marcar el espacio para las próximas noches: ha ganado un centímetro la espesura.

7 comentarios:

jg riobò dijo...

¿Era todo una pesadilla, por el miedo nocturno, que disipa el día?.
Parece que no pues esta "anillado de piel y altura" y narrará al mundo "desde sus más íntimos secretos" de otra forma, con "espesura".

Pilar dijo...

Mis noches de insomnio...
Mis noches de angustia y ansiedad...

Eran como un túnel.
El amanecer abría la luz...
abría la esperanza...

Me sigo quedando con el día,
me sigo quedando con el amanecer.
Cada día, cada amanecer
es una esperanza
es poder empezar de cero.
Lo mejor de la noche, el día
¡Bravo por tu Nocturno!
De todas formas tengo que releerlo muchas veces más.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

El amanecer...siempre me gustó la llegada del alba cuando de pequeño me desvelaba...era un alivio ...una liberación ..tal como tu relato...

Saludos

Anónimo dijo...

Con la luz del alba desaparecen los colores del misterio que habian surgido de la oscuridad del abismo. La corteza de los arboles los esconde y los vela.
Nuestro paseante se funde con el entorno boscoso y mas denso, por la nueva incorporacion, y comprende que de su fertilidad surgiran nuevos seres que cantaran e intentaran corregir las imperfecciones del mundo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

JAVIER, PILAR, MANUEL,PANCHO, gracias por vuestros comentarios y espero que os haya gustado.

Martine dijo...

Subjetivamente, ha sido un viaje emocionante por el “Sublime”, en algunos momentos me vinieron a la mente paisajes de Caspar David Friedrich..

Un beso Pedro

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Un beso, MARTINE.