viernes, 2 de noviembre de 2007

Los difuntos.


A la familia Fernández Magdaleno, con mi abrazo.


En realidad, la festividad católica que conmemora nuestros muertos no es la de Todos los Santos sino la de los Fieles Difuntos, que se celebra hoy día 2, pero eso es lo de menos. La pérdida de uno de nuestros seres queridos nos deja perplejos ante la ausencia, cuando no una enorme herida. Pocas culturas, pocas épocas, han podido mirar esto con alegría. Ni siquiera el catolicismo, que siempre vio la vida como un tránsito hacia Dios, ha conseguido evitar el duelo por la muerte y la pregunta por la ausencia.

Levantamos, desde la prehistoria, túmulos para recordar a nuestros muertos. La leyenda de Don Juan, explicación antropológica de muchos de nuestros miedos y de nuestras ansias, ha dado obras para representar hoy que se centran, en gran medida, en las tumbas. A pesar de todos sus defectos el Don Juan Tenorio de Zorrilla, es un virtuoso ejemplo de engranaje teatral que siempre funciona. En la obra, Don Juan vuelve a Sevilla tras una larga ausencia. Sus muertos le esperan en lo que fue Palacio familiar y ahora es cementerio y jardín. Pocos reparan en el diálogo de este don Juan ya maduro y reflexivo con el escultor que ha labrado las figuras de los muertos del antiguo galán, con el que arranca la segunda parte del drama y la posterior meditación del burlador. La acción transcurre, señala Zorrilla, en una noche tranquila de verano y con la luz de una inmensa luna. El escultor, que desconoce la identidad de don Juan, le cuenta su propia historia llamándole "aborto del abismo". Todavía le queda mucho de su antigua altanería y, como el cementerio se ha construido con su herencia, dice aquello de:

No os podréis quejar de mí,
vosotros a quien maté;
si buena vida os quité
buena sepultura os di.

Pero ya no es el mismo, la huella del amor de Inés es profunda y en el silencio y la soledad del lugar siente esa trasformación interna y llora ante la tumba de la joven:

En ti nada más pensó
desde que se fue de ti;
y desde que huyó de aquí,
sólo en volver meditó.
Don Juan tan sólo esperó
de doña Inés su ventura,
y hoy que en pos de su hermosura
vuelve el infeliz don Juan,
mira cuál será su afán
al dar con tu sepultura.


¿Es tarde para don Juan? Luego sabremos que Zorrilla quiere que no, que tiene un punto de contrición y una oportunidad recién muerto para salvarse tras hablar con Inés y don Gonzalo.
Pero nosotros, que no somos don Juan, ¿tenemos una oportunidad última para hablar con nuestros muertos? Estas tumbas que hoy visitamos, ¿son pequeños receptáculos de las frases que nunca dijimos y que ahora venimos a exclamar para tranquilidad de nuestra conciencia?
Qué poco somos y cómo necesitamos consuelo.

9 comentarios:

nachocarreras dijo...

"...Qué poco somos y cómo necesitamos consuelo..."

Que razón tienes.
Lamentable es que se le hable a la nada de lo que no se fue capaz de decir a la vida.
Saludos.

Álvaro Fernández Magdaleno dijo...

Muchas gracias Pedro,
Un abrazo,
Álvaro

Anónimo dijo...

No hay plazo que no se cumpla...agotemos los tiempos en vida ¡¡¡

PD: Cada día mejores imágenes

Pablo A. Fernández Magdaleno dijo...

Puede ser. O también pueden obedecer al humano terror, no sólo a la muerte, sino también, y, sobre todo, al olvido.
Muchas gracias.
Un abrazo

jg riobò dijo...

A mí siempre me gustó El Tenorio.
En mi tierra salíamos a asar calvotes en días tan magníficos como hoy por el paraje del "tranco del diablo", muy apropiado en el día de los difuntos.

Anónimo dijo...

Siempre me gustó El Tenorio, tal es así que mi hija se llama Inés.

Además, no sé porqué, tal vez porque no tengo muertos cercanos, los cementerios me dan una paz especial, el verde de los cipreses que no agota nunca su perennidad, mirando hacia el azul o gris del cielo. Esa piedra gris, ese frío que se pasa ...Esa compañía muda, sorda, ciega, coja, impotente, esa en definitiva soledad...
Muchas gracias Pedro,por tus reflexiones, tus palabras, tus imágenes.
Pilar.-

Diego Fernández Magdaleno dijo...

Un gran abrazo, Pedro, y muchas gracias.
Diego

Pedro Ojeda Escudero dijo...

DIEGO, PABLO, ÁLVARO: un abrazo.
NACHO: eso es. El ser humano ha inventado la fórmula más perfecta de la comunicación, y cómo nos cuesta usarla, a veces.
BLOGÓFAGO: Gracias. Se hace lo que se puede. Y, efectivamente: hagamos lo que tengamos que hacer en vida.
JAVIER: yo también tengo recuerdos de estas fechas, en las que cambiaba todo: el tiempo, la luz, la naturaleza. Y las costumbres.
PILAR: ¡Qué sorpresa! Que nombre más hermosos. A mí también me gusta pasear los cementerios. Gracias a ti por venir aquí.

Jónathan Gil Guerrero dijo...

La Muerte, cuantos libros, pinturas, etc. ha protagonizado.
No te creas que no te sigo Pedro, lo único es que no estoy dejando comentarios, uno que es muy raro.
Saludos