viernes, 5 de octubre de 2007

Amor, literatura y agua.



Crono cortó los genitales a su padre Urano y los arrojó al mar. La cultura mediterránea, hasta nuestros días, ha girado siempre sobre las conflictivas relaciones paternofiliales. Matar al padre, se dice. Parece un rito de paso o de dominación y procreación, como dijo Freud en Totem y tabú. En el mundo académico es casi costumbrismo galdosiano. Urano despreció a sus propios hijos. A Crono, que se comió a los suyos para que no le destronaran, le apartaría del poder su hijo Zeus. En ambos casos, Gea y Rea, esposas y madres, tuvieron mucho que ver en la suerte final de estos padres problemáticos al ayudar a la revuelta de los hijos. Creo que todavía andamos en estos jaleos de padres, madres e hijos. Esas cosas tiene la mitología.

Crono terminaría arrojando los genitales de Urano al mar. Mecidos por el oleaje, de su deriva surgió una espuma blanca de la que nació Afrodita, doncella en su espléndida madurez, diosa del amor conocida por los romanos como Venus. El amor brota así, según el mito, de la mutilación del padre en un acto violento de venganza y reparación. Sobre el leve ondular que mece el agua del mar en las costas de Chipre. Qué violencia esconde el amor: juego de fauces y caricias.

¿Cómo contar la navegación del despojo de Urano sobre las aguas, inicio de todo?

El Centro de Mayores de Miranda de Ebro me ha pedido que, este año, mis expedicionarios, ya no tanto alumnos como amigos, les hablen de la presencia del agua en la literatura. Qué iniciativa tan buena es esta para todos y cómo ha quedado ya para nosotros unida al recuerdo de Carmen.

El agua es fuente en los rumores leves y simbólicos del modernismo primero de Antonio Machado pero también guarda, en la Laguna Negra, el sueño del padre y la tortura de los parricidas-de nuevo el padre y los hijos-. También fue símbolo sexual en las canciones que advertían a la doncella del peligro de acercarse a la ribera de un arroyo y rumor del misterio en la literatura popular. En Federico García Lorca ese peligro del amor se plasma en la gitana hilada de plata sobre el rostro del aljibe en el Romance sonámbulo. Los hombres, en tantos poemas y dramas, observaban ocultos y temblorosos de deseo y pecado el baño de la mujer. El agua simbolizó la muerte en los ríos con los que Jorge Manrique grabó una metáfora eterna en las Coplas a la muerte de su padre (nuevamente el hijo y el padre). A un río se arrojaron, atados voluntariamente, los amantes de un cuento de Rosa Chacel, para destrozarse mutuamente cuando llegó el ansia de aire, en un magnífico símbolo de la relación amorosa. El agua, tan presente en Claudio Rodríguez, era lluvia purificadora. El agua restalla en Juan Ramón Jiménez cuando descubre definitivamente su voz poética.

Agua lleva esta pequeña acequia que me vertebra en la incertidumbre y en el recuerdo desde hace casi un año.

Al final, como siempre, cenaremos en el barrio de las Huelgas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre me ha gustado un poema de Gabriela Mistral sobre el agua, no se como se titula pero recuerdo que decia en alguna parte que queria ir a un blando país de aguas.....

Pedro Ojeda Escudero dijo...

me apunto la sabia sugerencia para Miranda, Blogófago. El poema es "Agua":
Hay países que yo recuerdo
como recuerdo mis infancias.
Son países de mar o río,
de pasteles, de vegass y aguas.
Mistral asume aquí, de nuevo, la metáfora río-vida iluminándola de visiones plásticas de paisaje.
Dámaso Alonso fue más instrospectivo cuando lo hizo en "A un río le llamaban Carlos":
Yo me senté en la orilla:/ quería preguntarte, preguntarme tu secreto;/ convencerme de que los ríos resbalan hacia un anhelo y viven; / y que cada uno nace y muere distinto (lo mismo que a ti te llaman Carlos). /Quería preguntarte, mi alma quería preguntarte / por qué anhelas, hacia qué resbalas, para qué vives. / Dímelo, río,/y dime, di, por qué te llaman Carlos.
Creo que de aquí saldrá una antología. Acepto más propuestas, tan luminosas como la tuya.

jg riobò dijo...

Por fin una acequia y una estupenda acequia.
Magnífica mezcla de mitologìa, poesía y hasta psicología.
Yo vivo al pegado al Pisuerga, soy piscis y el agua es consustancial conmigo.
Una banda sonora para tu entrada es "puente sobre aguas turbulentas" de Simon & Garfunkel.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Gracias, Javier. Y me apunto la referencia musical.